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Sergio Cunningham: “Cuando jugaba, mi padre bailaba”

Sergio Cunningham: “Cuando jugaba, mi padre bailaba”

Escrito por: Alberto Cosín8 marzo, 2021
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En los últimos estertores del derbi de ayer, cuando Benzema ya había empatado el partido, se produjo una falta en la frontal del área, ligeramente virada hacia el lado derecho del ataque del Madrid. Para sorpresa generalizada, Modric la tiró con el exterior. Hemos visto al croata realizar miles de pases con el emblemático exterior de su pie derecho, y marcar incluso varios goles. Pero nunca antes le habíamos visto emplear esa técnica en el balón parado. No sabemos si Luka estaba rindiendo homenaje al hombre que hoy habría cumplido 65 años, el otro exterior del pie más célebre en la historia del Real Madrid. Laurie Cunningham usaba su exterior en el balón parado. Aquellos córners...

 

Sergio Cunningham nos abre (telemáticamente hablando) las puertas de su casa. Tras su rostro, de asombroso parecido con el de su padre, una bandera de España y un marco con una foto de Laurie que resalta la semejanza física. “Ahora que vivo en Inglaterra”, nos cuenta Sergio, “y estoy en contacto con personas de mi familia, me lo dicen todo el rato. Me dicen que soy clavado a él. Yo era muy pequeño cuando falleció, pero el que me digan eso me llena de orgullo. Me enorgullece ser el hijo de alguien que jugó en el Real Madrid. El hijo, además, de la primera persona de color que debutó en partido oficial con la selección de Inglaterra, siendo así pionero para otros que vendrían después. Tengo una mezcla de gran orgullo y de tristeza porque no le pude conocer”.

Cunningham Bengoechea Cosín

—Un orgullo que también te llevó a jugar al fútbol. Estuviste en las divisiones inferiores del Madrid y del Atleti.

—Así es. Me he criado en España, soy del barrio de Chamberí de toda la vida. Mi familia la tenía aquí, en Inglaterra, donde resido ahora. De hecho, me he mudado aquí hace pocos meses. Mi padre dejó en el Reino Unido un legado muy importante. Tras dedicarme durante años a la hostelería, y darme cuenta de que no me hacía feliz, he venido a Inglaterra siguiendo su rastro y con la intención de hacer una vida en torno al fútbol. De momento estoy entrenando a chavales.

—¿Y cómo te va por allí?

—Llegué el pasado diciembre. Me ha pillado el Covid, el Brexit... El momento no es fácil. Por lo menos aquí están vacunando muy rápido. En Semana Santa estaremos mejor.

—Has mencionado un aspecto importante, como es la figura de tu padre como icono contra el racismo.

—En efecto. A día de hoy, es difícil hacerse a la idea del racismo que había en Inglaterra en los años 60 y 70. Incluso los propios directivos de los clubes decían despectivamente que los negros no se movían bien en el barro. Ser negro era sinónimo de fracaso. Las personas de color no podían soñar. Personas como mi padre abrieron el camino a los demás. Vieron posible el ser alguien en la vida y progresar.

Es difícil hacerse a la idea del racismo que había en Inglaterra en los años 60 y 70. Incluso los propios directivos de los clubes decían despectivamente que los negros no se movían bien en el barro. Ser negro era sinónimo de fracaso

—¿Qué sabes del fichaje de tu padre por el Madrid?

—Tuvo muchísima repercusión. El Madrid lo ficho del West Bromwich Albion, y fue una contratación carísima, 195 millones de pesetas, una barbaridad para la época. Tuvieron que ver muchas cualidades en él, porque además sólo se podía fichar dos extranjeros y era un Madrid que se nutría fundamentalmente de chavales del Castilla. Era el Madrid de los García. El club se fijó en mi padre gracias a una eliminatoria de Copa de la UEFA ante el Valencia de Mario Kempes, nada menos, en la cual mi padre brilló a gran altura. En los despachos del Bernabéu pensaron: “Ese moreno es lo que necesitamos para ganar la Copa de Europa”, que es lo que los madridistas llevamos en nuestro ADN. Además llamaba mucho la atención, y más aún la llamaría vestido de blanco, con esa musculatura que no se veía mucho en España y el contraste entre su piel y el blanco del uniforme, que le sentaba de maravilla.

Sergio Cunningham Bengoechea Cosín

—Desgraciadamente no pudo triunfar tanto como hubiera deseado por culpa de las lesiones, pero la gente, nada más llegar, flipaba con él.

—Es que con esa clase, esa velocidad, esas fintas tan características... Y por supuesto esa rosca con el exterior tan inimitable, de fuera hacia dentro. Conocí a Luka Modric hace poco, no sabía mucho de mi padre. Pero le dije que se animara alguna vez a darle con el exterior a balón parado. (Risas). Para darle así a balón parado, tienes que brindarle mucha más fuerza. Yo lo he intentado alguna vez, con poco éxito. Cuaresma lo hacía también. Pero no he visto a ningún otro jugador emplear el exterior a balón parado como hacía mi padre.

(Nota: el milagro de esta entrevista, que tuvo lugar días antes del que hubiera sido el cumpleaños de Laurie, es que ayer Modric lanzó por primera vez una falta con el exterior. ¿Recordó Luka las palabras de Sergio? ¿Le hizo caso coincidiendo con la fecha? En cualquier caso, ¿qué mejor homenaje, qué mejor regalo de cumpleaños?)

El club se fijó en mi padre gracias a una eliminatoria la UEFA ante el Valencia de Kempes en la cual mi padre brilló a gran altura. En los despachos del Bernabéu pensaron: “Ese moreno es lo que necesitamos para ganar la Copa de Europa”

—Otra de las cosas que las nuevas generaciones merecen saber sobre tu padre es que ha sido posiblemente el único jugador vikingo que fue ovacionado en el Camp Nou. Aquel Clásico (10 de febrero de 1980) no fue televisado, y sabemos de esas ovaciones por las crónicas periodísticas.

—A mí me las ha contado el Lobo Carrasco, que jugó aquel partido. No fue como lo de Ronaldinho en el Bernabéu, que fue aplaudido en un momento concreto, después de marcar aquel gran gol. No. Esto eran ovaciones continuas. Cuando se acercaba a lanzar un córner, todo el público de ese sector le ovacionaba. Era impensable que eso pudiera suceder con un jugador del Madrid. Dices “pues sí que lo tuvo que hacer bien”. La afición del Barça no tuvo más remedio que rendirse. Además de ser muy bueno, era ambicioso. Tenía la confianza de llegar a ser, algún día, mejor que Pelé. Por aptitudes y ambición, y si no hubiera sido por las lesiones, podría haberlo sido.

Laurie Cunningham Real Madrid Barça

—Parece que, en aquel partido en el Camp Nou, se produjeron algunas coñas con Zubiría, el lateral del Barça que le cubría, y al que le dio la tarde.

—Sí, parece ser que cuando Zubiría pasaba por el banquillo del Madrid le gritaban cosas. Debió de ser un espectáculo. También es digno de elogio por parte del público del Camp Nou que le aplaudieran. Esto es solo fútbol, es un juego, y no conviene perderlo de vista. A veces perdemos la cabeza.

—He leído que, en el día del fichaje de tu padre por el Madrid, se reunieron los directivos del Madrid con los del West Bromwich en la casa de Atkinson, que era el mánager de los ingleses. El Madrid propuso una cantidad para el traspaso y el perro de Atkinson ladró. “¿Lo veis? Ni siquiera a mi perro le ha parecido bien la oferta”, soltó el británico.

—(Risas). Lo del perro no me lo sabía.

—Además de ser un icono contra el racismo, lo fue también de un determinado modo de vida. Fue un icono de la moda. En una peluquería de Cardiff topé con una revista llamada Chap, dedicada a los dandies, al tweed y los bigotes victorianos. La portada era Laurie Cunningham con un traje retro, un sombrero y una corbata con un nudo tan grande como su cabeza. Imposible ser más cool.

—Siempre le encantó la ropa. En la portada de su biografía Different class sale vestido exactamente como indicas. Cuando iba a jugar con la selección, los jugadores iban a la concentración con un traje estándar. Él fue el único que contrató a un sastre para que se lo hiciera a medida. Llevaba siempre la ropa impoluta. Abrazaba un determinado estilo de vida que le encantaba. Adoraba bailar. De hecho, cuando jugaba bailaba. Eso me dicen quienes le vieron. Esos cambios de ritmo, esa zancada elegante... Era como bailar.

La afición del Barcelona aplaudió a mi padre en el Nou Camp. eran ovaciones continuas. Era impensable que eso pudiera suceder con un jugador del Madrid. Dices “pues sí que lo tuvo que hacer bien”. La afición del Barça no tuvo más remedio que rendirse

—He leído en alguna parte que el Madrid, tras el fallecimiento de tu padre (15 de julio de 1989), prometió un homenaje que luego nunca llegó. ¿Hay algo de amargura por eso?

—Un poco. Nunca llegaron a cumplir su promesa. Lo cierto es que he hablado con algunos directivos de la época y tienen un magnífico recuerdo de él, y eso que no pudo triunfar por culpa de las malditas lesiones. Sería precioso que algún día se pudiera hacer algún tributo. En Inglaterra se tiene devoción por él, es impresionante cómo se le recuerda. Se erigió una estatua al lado del campo del Leyton Orient, su primer equipo, y se puso una placa azul en la casa donde vivió en Archway (Londres), algo reservado a las grandes personalidades. Hicieron una obra de teatro sobre su vida. Y se preparan muchas más cosas.

—La placa constituye una rareza y, supongo, un orgullo enorme. Solo dos futbolistas la tienen. El otro es Bobby Moore, capitán de la selección inglesa campeona del mundo en el 66.

—Es un gran honor, en efecto.

—Te queríamos preguntar por lo que te han contado respecto a si hubo una mala praxis por parte de los servicios médicos del Real Madrid de la época, y en concreto por parte del Dr. López Quiles, en la operación que se le practicó. Hubo varias operaciones que no salieron como estaba previsto y eso fue, al parecer, muy perjudicial para su carrera.

—Así es. Mi padre siempre se quejó de Quiles. Le estaban operando de una pierna y, en la anestesia, le tocaron el menisco de la otra. También se rompió un dedo y le intervinieron de otro. Le dejaron mal y no volvió a ser el mismo. Psicológicamente, esto le afectó enormemente. Tenía una enorme presión encima, sabía cuánto había costado, y evidentemente esto no le ayudó. Se lesionó en Sevilla, contra el Betis, y ya no volvió a ser aquel chico eléctrico que había maravillado en el Nou Camp. No volvió a ser el mismo.

Yo soy madridista y a los jugadores del Madrid también les exijo lo máximo. Pero es verdad que jugó aquella Final de Copa de Europa contra del Liverpool estando muy lejos de su plenitud física

—De hecho, según la hemeroteca tu padre amenazó a Quiles con una querella millonaria. Y el Madrid terminó echando a Quiles.

—Sí, eso me han contado. En aquella época era diferente además. Tardabas mucho más en recuperarte de las lesiones. Una lesión de ese tipo te dejaba fuera un año entero, y no digamos nada si encima te operaban mal.

—Por lo que sabes, ¿es verdad que forzó demasiado y jugó lesionado la Final la Copa de Europa de París ante el Liverpool (1981)?

—Sí. Sentía la presión de justificar el coste de su fichaje en un partido de esa magnitud. Era un gran Liverpool y Boskov quería a toda costa usar la velocidad de mi padre para el contragolpe. Pero no estaba en condiciones. El Madrid perdió la Final, y por culpa de lo que había costado fue considerado el chivo expiatorio. Ya sabemos cómo es esto. Yo soy madridista y a los jugadores del Madrid también les exijo lo máximo. Pero es verdad que jugó aquella Final estando muy lejos de su plenitud física.

Laurie Cunningham Real Madrid Liverpool

—Siendo como era un gran personaje más allá del fútbol, te habrán contado sin duda muchas anécdotas.

—Cuando había una boda o un evento con la plantilla, bailaba cualquier cosa. Si ponían flamenco, bailaba flamenco. Las mujeres de los otros futbolistas siempre querían bailar con mi padre.

—Por sus raíces familiares jamaicanas, y sin descuidar el flamenco, ¿tenía predilección por el reggae?

—Por toda la música negra en general. Le encantaba el soul al parecer. Pero amaba la música española también. Amaba España, de hecho se casó con una española, por eso existo yo. Por lo visto comentaba siempre que en España jamás había sentido un racismo como el que había sufrido en sus orígenes londinenses. Había de vez en cuando algún tonto, pero nunca tuvo mayor problema de xenofobia.

Amaba España, de hecho se casó con una española, por eso existo yo. Por lo visto comentaba siempre que en España jamás había sentido un racismo como el que había sufrido en sus orígenes londinenses

—¿Hablaba español bien?

—Como un británico. (Risas). Hace poco le vi hablar en español por primera vez, en una entrevista de archivo. Se manejaba bien, aun con su acento.

—Tu padre, por supuesto, no jugó solo en el Madrid. Pasó por muchos equipos, en algunos muy fugazmente, desde el Leyton y West Bromwich ya mencionados al Wimbledon o el Rayo, pasando por el Sporting y el Olympique de Marsella. Ya has confesado tu madridismo. ¿Sientes cariño por el resto de equipos por donde pasó él?

—Sí, claro. El West Bromwich es con el que estoy más en contacto. Es impresionante cómo se le quiere por allí. Recibo cartas continuamente de fans. Menudo recuerdo dejó por allí. También hablaba muy bien del Rayo, que fue su último equipo. Asimismo, guardaba un buen recuerdo de su paso por Gijón.

 

 

Entrevista: Alberto Cosín, Jesús Bengoechea

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Apasionado del balompié, me hubiese gustado ver en directo a las figuras de los años 30, 40 y 50. Gato y madridista, en mi primera visita al Santiago Bernabéu pude contemplar a Diego Armando Maradona.

5 comentarios en: Sergio Cunningham: “Cuando jugaba, mi padre bailaba”

  1. Muy emotiva y jugosa entrevista. Magnífico futbolista y buen tipo. Encantador su hijo. Es terriblemente frustrante, lesionarte; pero si, encima, existe negligencia médica, la cosa se hace muy difícil de asimilar.

    Por favor, que esa especie de "personal coach" y/o asesor espiritual que tiene Florentino Pérez en la figura de Fred Gwynne, comente al respecto y hágase la voluntad del homenaje prometido. El señorío del Real Madrid es poder efectuar un merecido tributo a un histórico del Real Madrid que hizo historia y dejó su impronta.

  2. No le vi jugar pero mi padre hablaba maravillas. Un extremo rapidísimo que desbordaba y volvía locos a los defensas contrarios. Recientemente estuve con un fan del WBA y me puso algunos vídeos. Era una barbaridad de jugador. Allí es considerado uno de los mejores jugadores que ha pasado por el club. Una pena la final contra el Liverpool porque él estaba considerado la Estrella y no pudo brillar. Magnífica entrevista.

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«Con el 0-3 culé hubo lío en Bomberos/Las Rozas. Escucharon un alarido fortísimo, liberador, las sirenas se excitaron. La RFEF se había reunido y festejó el gran momento: por fin el Barça va segundo. ¡Viva!».

✍️@Guaschcope

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Propone @Guaschcope en su «Mira, chato» de hoy que el saque de honor del España-Brasil del 26 de marzo en el Bernabéu lo realice Brahim.

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Heroica resistencia del Atleti.

Perdieron, sí, pero qué admirable Atleti vimos anoche, casi como si su razón de ser en esta vida no fuera única y exclusivamente perjudicar al Real Madrid.

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