Hemos contactado con un madridista, socio del club desde hace muchos años, que vivió, junto a su joven hija, la final Liverpool-Real Madrid desde el fondo de los Reds. Su testimonio, además de ser único, ya que no había muchos más madridistas en dicho fondo, es muy revelador para poder aclarar lo que allí se vivió, desmintiendo las falsas versiones que se han querido proporcionar por parte de las autoridades francesas, acusando de todos los incidentes a la afición scouser.
Por razones personales, nuestro testigo no desea que se revele su identidad.
Queremos que nos cuentes hechos, lo que realmente viviste en aquellas horas de tanta incertidumbre dentro y fuera del estadio. Y lo primero es saber por qué os encontrabais tu hija y tú en el fondo inglés y no con todos los madridistas.
No nos tocaron las entradas en el sorteo, y desde ese momento tratamos de conseguirlas, obviamente, en el lado del Real Madrid. Al no ser posible, y teniendo en cuenta mis conexiones con el Reino Unido (tengo pasaporte británico) conseguí dos entradas, para mi hija de 20 años y para mí, por medio de un sponsor del Liverpool FC.
¿Cómo fue vuestra llegada al estadio?
He de decir lo primero que ambos estábamos claramente identificados como seguidores del Real Madrid, con nuestras camisetas y bufandas, no había lugar a la duda de a qué equipo apoyábamos. Entramos al mismo tiempo en el recinto que miles de seguidores del Liverpool, y quiero dejar claro que, en todo momento, por lo que vimos, la afición inglesa fue muy respetuosa con nosotros y tuvieron una actitud impecable, no puedo aceptar las acusaciones que se han vertido sobre dicha afición. El que más y el que menos estuvo casi dos horas tratando de acceder al recinto deportivo, con paciencia y sin malos modos. Nosotros llegamos desde París en uno de los vehículos del sponsor y nos tuvo que dejar a cierta distancia del estadio ya que no podía seguir circulando. Mi hija y yo ya en esos momentos nos empezamos a preocupar por cómo podríamos llegar al hotel después del partido, ya que el transporte público en la periferia de París cierra pronto y, además, había líneas de cercanías cerradas aquel día por una huelga sindical (algunos decían que también había tramos cortados por obras). Imagina la situación, a kilómetro y pico del estadio, en medio de la afición rival, y, detrás, y a ambos lados de las calles, hordas de franceses de la zona con actitudes agresivas, como dispuestos siempre a atacar. A todo esto, la policía, con escasos efectivos y algo alejada de la zona de paso, con una actitud totalmente pasiva y sin atender ni siquiera a las preguntas de los que íbamos hacia el campo.
Desde el gobierno francés se lanzó nada más acabar la final que la culpa era de los ingleses, ya que muchos de ellos iban con entradas falsificadas. Y recordando claramente la leyenda negra de las hordas de hooligans procedentes de las Islas para señalar culpabilidades.
No fue lo habitual, no percibí eso salvo en algún caso aislado. En la puerta de entrada que nos correspondió, el acceso era muy lento, pero con normalidad. El gran problema es que se formó muy pronto un embudo, hecho que se puede evitar situando, como por ejemplo en el Bernabéu, dos o tres anillos con cordones de seguridad. De esta forma, se forman varias filas de entrada, con aglomeraciones mucho menores que al llegar todo el mundo al mismo punto de entrada. Muy cerca de dicho embudo ya se podía percibir la presencia de muchos franceses de la población de Saint-Denis, observando desde sitios elevados (vallas, bancos), luego comprobamos que estaban allí como se dice vulgarmente, “al loro”, desde sus nidos de águila, para lanzarse hacia sus presas y poder robar carteras, móviles, relojes, y, también, para cometer abusos sobre las mujeres inglesas. A mi hija y a mí no nos robaron el móvil, el mío de antigua generación (nosotros llevábamos las entradas en papel y no, como la mayoría, en una aplicación digital en sus móviles). El que no robaba o no acosaba a las mujeres y a las adolescentes iba directamente a tratar de colarse en el estadio, a base de empujones o incluso saltando las vallas. Y eran todos franceses, todos varones, de tercera o cuarta generación, de origen magrebí, bastante jóvenes en su mayoría. Insisto que, sin haber entrado todavía al estadio, ya estábamos mi hija y yo angustiados y pensando en la salida tras el partido, esperando que no hubiese prórroga porque aquello se iba a poner claramente peligroso y con el riesgo de que el metro estuviese cerrado para entonces.
Y sin haber entrado todavía al Stade de France.
En un momento dado, antes de llegar a los tornos, nos hicieron contornear un muro antes de subir por las escaleras para llegar al primer torno. Dicho muro estaba repleto de franceses sentados y observando. Nosotros, ingenuamente, lo interpretábamos como que igual desde ese punto se podía ver el partido sin tener que pagar entrada. Tras pasar dicho muro, pasamos por el primer control de entradas, que estaba allí por si había falsificaciones, y vimos que casi todas las entradas eran correctas. Pero era un nuevo punto donde se formaba un gigantesco embudo, momento en el que los franceses saltaban desde el muro, empujando y sembrando la confusión, para hacerse con entradas físicas o con teléfonos móviles. Ya a punto de llegar al torno, con tan solo 4 ó 5 personas delante nuestra para pasar el control, se produce un griterío y vemos que un policía está aporreando a un seguidor del Liverpool. La primera reacción que tuvimos fue aquella de “algo habrá hecho” por las pintas que llevaba, pero cuando vimos que aporreaban a más británicos, entre otros a una mujer de unos 40 años de aspecto de lo más normal, la verdad es que no entendíamos nada. En ese mismo momento, sentimos un dolor intenso y un escozor bestial en los ojos y en la garganta que nos obligó a los dos a acurrucarnos en el suelo: la policía había lanzado gas pimienta. Asustados y doloridos, gracias a varios seguidores del Liverpool nos pudimos levantar y lo primero que nos indicaron es que no hablásemos “ya que, si habláis, vais a vomitar”, conseguimos apenas algo de agua para enjuagarnos los ojos, con un escozor insoportable. Pero lo cierto es que nadie entendía por qué había reaccionado así la policía, utilizando porras y lanzando gas pimienta cuando el comportamiento de los ingleses había sido, según habíamos comprobado, perfectamente normal y pacífico. En cambio, con los franceses agresivos y delincuentes, la policía en ningún momento se atrevió a actuar, pese a que persistían hurtando carteras y abusando de las mujeres.
El que no robaba o acosaba a las mujeres y a las adolescentes iba directamente a tratar de colarse en el estadio, a base de empujones o incluso saltando las vallas. Y eran todos franceses, todos varones, de tercera o cuarta generación
¿La policía os atendió mientras estabais en el suelo?
No. No se ocuparon de ningún herido ni de nadie afectado por el gas. A nosotros dos tan solo nos ayudaron los hinchas ingleses. Los policías gritando a los que estaban caídos para que se levantasen del suelo y siguieran circulando hacia el interior del estadio. Hay que decir alto y claro que la actitud de la policía CRS (Cuerpos Republicanos de Seguridad) fue en todo momento lamentable, y que sus métodos represivos no se dirigieron a los delincuentes ni a los agresores locales, sino únicamente a los seguidores del Liverpool, que en ningún caso respondieron. Y todavía nos estamos preguntando por qué empezaron a cargar contra los aficionados y rociarnos con sprays de gas pimienta.
Por fin pudisteis entrar en el estadio.
El fondo del Liverpool presentaba muchos huecos ya que había miles de aficionados aun esperando para entrar. Como se sabe, se retrasó el inicio del partido. Nos sorprendió mucho que la coreografía prevista en los prolegómenos se mantuviera, retrasando todavía más el partido. Bajo mi punto de vista, se tenía que haber cancelado, o, por lo menos, haberla hecho en el descanso, el tiempo corría contra todos y todo el mundo pensaba en que eso iba a afectar mucho en la salida, por los horarios de cierre del transporte público parisino.
la actitud de la policía CRS (Cuerpos Republicanos de Seguridad) fue en todo momento lamentable, y que sus métodos represivos no se dirigieron a los delincuentes ni a los agresores locales, sino únicamente a los seguidores del Liverpool, que en ningún caso respondieron.
¿En algún momento disfrutasteis del partido?
Muy poco, habíamos pasado mucho miedo y mucha angustia. Con lo del gas pimienta, mi hija me dijo que menos mal que solo habíamos conseguido dos entradas, de haber venido también mi mujer y mi otra hija habría sido espantoso. Del partido, apenas recuerdo las paradas de Courtois, el gol de Vinicius y la victoria por 0-1. Celebramos el gol y la victoria muy modestamente, rodeados por un mar de camisetas rojas y no era plan de provocar. Nos dimos mi hija y yo un discreto abrazo al terminar el partido.
Me comentaste el otro día, antes de la entrevista, que, en los últimos minutos, cuando el Liverpool atacaba y disponía de claras ocasiones, no querías la prórroga bajo ningún concepto.
Es más, estábamos casi rezando para que, si marcaba el Liverpool, marcase no uno, sino dos goles y que acabase el partido sin prórroga. La psicosis de pensar en la salida, sin medio de transporte seguro para volver al hotel, era tal, que preferíamos perder antes que salir una hora más tarde del Stade de France. Imagínate si disfrutamos del partido…
¿Cuáles fueron vuestras reacciones justo al acabar el partido?
Nos dimos un muy discreto abrazo, ya te digo, vimos que se acercaban los jugadores del Liverpool, llorando y tristes, a saludar a su afición, afición que estalló en una inmensa ovación a los suyos. En ese momento, mi hija y yo nos damos la vuelta y empezamos también a aplaudir a la afición rival, con respeto, reconociendo su gran partido, y muchos de los aficionados, llorando y agachando la cabeza, nos agradecieron nuestro gesto y nos aplaudieron también. De nuevo, comportamiento impecable y deportivo por su parte. Después, tratamos de ir hacia el lado de los seguidores del Madrid para celebrar con ellos, pero no pudimos acceder. Era pues momento de abandonar el estadio.
¿El vehículo del sponsor os esperaba fuera?
Visto cómo fue la llegada, sabíamos que ni los taxis del sponsor (ni casi ningún taxi) iban a poder llegar a recogernos. Había que ir hacia los transportes públicos. Salimos con la gente del Liverpool, todavía tristes y cabizbajos, y volvían a merodear muy cerca los sospechosos grupos de franceses – todos varones, insisto - que querían seguir campando a sus anchas. Fuimos con gente del Liverpool, y también se unieron personas del Madrid, y formamos grupos, o casi, “manadas”, como hacen los elefantes o los búfalos de las sabanas, para ir todos juntos, protegiéndonos, sobre todo a las mujeres y a los niños, de los más que posibles ataques de las bandas de delincuentes locales. Nadie hablaba. Y menos de fútbol. No era el tema. A nadie le importaba la final ya. Había que llegar al hotel sanos y salvos, era el único objetivo que teníamos.
¿Cómo llegasteis al hotel?
Finalmente, nos metimos en el metro, a punto de cerrar, y cogimos la dirección opuesta ya que la línea que iba a París estaba saturada de gente. En la primera parada, llamamos a un Uber, sin salir de la estación, por temor a que nos pasara cualquier cosa, mi hija sin querer salir hasta que llegase el taxi, y por fin, salimos del metro con un grupo de personas hasta introducirnos en el Uber. Al hotel llegamos a las dos y media de la madrugada, casi tres horas después del final del partido.
¿Cómo resumirías esta vivencia?
No disfrutamos casi nada del partido ni de la victoria. No fue una experiencia agradable, bien al contrario. El peor momento insisto en que fue a la entrada, con la carga policial y con el empleo indiscriminado e injustificado del gas pimienta. Y la sensación absoluta de inseguridad que tuvimos en todo momento, además del agobio que teníamos pensando en cómo íbamos a salir de aquella ratonera tras el partido para llegar a salvo al hotel. He de decir por último que no era la primera vez que asistía a una final europea (Göteborg en la Recopa de 1983, París 1981, Ámsterdam, Lisboa), además de dos en el propio Bernabéu (Ajax – AC Milan en 1969 y Nottingham Forest-Hamburgo en 1980), y que jamás vi un dispositivo de seguridad más deficiente, ni de lejos, que el pasado 28 de mayo en Saint-Denis.
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Ici c'est Paris.
Existe esta persona ?
Porque hay que creer el contenido de este artículo ?
En algunas localidades de la Costa Alicantina también se vendían,bastante caras. entradas para ver la Final de París , de las asignadas al Liverpool según los reventas ..
Si alguien denuncia o expone unos hechos debe de ser con su nombre y apellidos
Florentino Pérez lo ha hecho con los mafiosos de la UEFA y ese es el ejemplo a seguir..
sino, carece de valor todo lo manifestado por ese inglés ? no identificado ...
siempre
iiiii HALA MADRI iiiii
Por supuesto que existe esta persona.
Es amigo personal mío y compañero del colegio, le conozco hace más de 50 años y le hice la entrevista personalmente delante de varios testigos de indudable prestigio.
Me dice mi amigo que cuando quiera usted le invita a tomar un café.
No quiere dar su nombre para no poner en evidencia al sponsor.
Gracias no obstante por su comentario, señor Mundo, aunque esté dudando de la existencia de mi amigo y de mí mismo como entrevistador.
No necesito inventarme entrevistas para que me sigan publicando en La Galerna.
He hablado con un madridista que estuvo en Saint Denis y dice que la organización fue horrible. Pasividad de la policía ante los delincuentes y con actitud sospechosa. Creo en la fiabilidad de lo que nos reporta este artículo. Ha sido muy grave. E insisto que ha habido una negligencia vomitiva por parte de determinadas autoridades francesas , de la UEFA de çeferin y del football for fans...
A todo eso está jugando la roja-coja-floja. Me he enterado que jugaba hoy hace menos de una hora, por un mensaje al móvil. Sé que va palmando 1-0. Y yo preocupao...no poco... :))
Realmente, ha vuelto a demostrarse que Francia (de la UEFA para qué más) se ha convertido en una cloaca multicultural, un estercolero globalista, una pocilga inmigratoria que ya ha degenerado en un estado semifallido a golpe de yihadismo interior, laicismo progre y buenismo elitista. y nosotros, me refiero a España, vamos por el mismo camino, imitando a estos vecinos desde hace doscientos años, a pesar de la visita de Napo el corso y todo lo que hizo aquí. Los otros, a los pìratas de la isla, tampoco nos habrían servido de ejemplo, a fuer de ladrones e imperialistas, pero bueno, tienen una opinión propia, una cierta coherencia con su carácter isleño e invasor, y por eso se han salido de la U.E y cuando vienen al continete se siguen creyendo estar en su patio trasero imperial y a beber que son dos días...otro ejemplo, pues.
Que les vayan dando a los dos,ahora bien, vamos por el mismo camino que los del país de los cien quesos...ojalá se tuerzan las tornas para nuestro bien.
Gracias por este testimonio. Es increible. Un pais como Francia en el cual los delicuentes dan temor a la policia... Me parece tremendo.
Franchement, il faut absolument que vous fassiez parler ce témoignage sur lea chaînes de tv tf1 et à la radio. C'est juste insupportable de ne pas se sentir en sécurité en France et encore pire en région.
Pues, si la justicia quiere seguir asi en Francia que se joden los franceses y van a ver como las turistas le van a boycotear. Da un asco de p(=@ madre. El peor es que sean los policiales, la fédération française de foot o los politicos, a ninguno de ellos le da verguenza. Eso es la leche... Pues ya esta que se joden.