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Lo bueno, lo feo y lo malo

Portanálisis: "Una mirada irónica sobre la prensa deportiva diaria"

Lo bueno, lo feo y lo malo

Escrito por: La Galerna10 marzo, 2025
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Buenos días, amigos. Buena jornada en lo numérico, que es lo que vale, y regular en cuanto a sensaciones. El Madrid ganó al Rayo con goles de Mbappé y Vinícius, que habían sido criticados recientemente, pero la victoria nos dejó regusto a… meh. En este portanálisis hablaremos de lo bueno, de lo feo y de lo malo.

Los blanco volvieron a desplegar minutos de buen juego, pero siempre llega un momento en el que la bujía parece hacer perla y el equipo queda, en el mejor de los casos, como ayer, en una especie de limbo futbolístico que no es ni bien ni mal del todo, sino una especie de guiso sin sal que no termina de convencer a nadie y que en muchas ocasiones acaba provocando el enfado del respetable porque no se siente precisamente eso, respetado. Podéis leer aquí la crónica de Paco Sánchez Palomares y las notas de Genaro Desailly.

Bien es cierto que los de Ancelotti tenían que dosificarse, pues lo realmente importante, la Champions, se atisba en el horizonte cercano, el miércoles. Pero no terminaron de nadar ni de guardar la ropa, se quisieron dar un chapuzón sin despojarse del traje y con miedo a mojárselo, algo que no es posible.

Entre lo malo, además, Lucas Vázquez completó otra actuación que no recordará nadie; Camavinga anduvo, como últimamente, muy desacertado y Carletto tampoco tuvo su mejor día, sigue transmitiendo sensaciones que no había transmitido otras temporadas.

Entre lo bueno, lo más evidente, la victoria. Kylian volvió a marcar, aunque fallara algunas de esas que contra el Atleti no debe marrar. Vini anotó un gol estratosférico. Se erigió en adulto en un patio lleno de infantes y burreó a medio Rayo antes de anotar.

A Lucas Vázquez le gustó tanto el golazo del brasileño, que casi lo deja sin aire abrazándolo con la misma exageración que lo hace tu tía del pueblo cada vez que vas de higos a brevas.

Tchouaméni firmó un encuentro soberbio, y, quién lo diría hace unas semanas, ahora mismo es uno de los puntales del equipo. Y luego está Lukita, el conejito de Duracell de la calidad.

Entre lo feo, a la par que malo, el sistema. Árbitro, VAR y realización, como mínimo, se conchabaron para ofrecer otra actuación culmen en esta competición corrupta que padecemos. Hernández Maeso se zampó este pisotón a Vinícius.

Su partenaire, Quintero González, tampoco le avisó desde el VAR. Esta inacción llama mucho la atención, sobre todo después de los dos últimos penaltis señalados contra el Madrid por acciones de Tchouaméni y Camavinga. El criterio no es igual para todos, y lo de ayer fue la prueba.

Claro, que cabe preguntarse si Mediapro, empresa como sabéis dirigida por avalistas del Barça, facilitó esas imágenes a los miembros (y miembras) de la (las) sala (salas) VOR, porque la retransmisión del encuentro no las repitió.

Después, en el minuto 65, una acción espléndida de Aurélien permitió a Vini encarar a Batalla, pero fue derribado, incurriendo en claro penalti y expulsión, por el defensor rayista cuando se disponía a chutar. La acción se invalidó por fuera de juego muy dudoso, pero los famosos muñequitos 3D no aparecieron por ningún lado. ¿El fuera de juego semiautomático confirmó que era órsay o tal vez lo contrario y por ese motivo no hubo atisbo de muñecos? Una vez más hemos de confiar en un sistema que no ha hallado nada punible en el hecho de que el Barça pagara durante décadas millones de euros a uno de los jefes del Comité Técnico de Árbitros.

Sobre el criterio de señalización de faltas y de reparto de tarjetas no vamos a escribir porque este portanálisis ha de ver la luz antes del aperitivo.

Marca titula «Cara y cruz» en referencia a los resultados de Madrid y Atleti antes del choque de Champions. Pero, como decíamos al principio, también puede aplicarse a cada uno de los encuentros. Si los blancos ganaron pero no convencieron, los colchoneros perdieron, pero la actuación del CTA, una vez más personificado en el hincha rojiblanco Cuadra Fernández (secundado en el VAR por el inefable Figueroa Vázquez), volvió a ser una oda a la competición adulterada que sufrimos. Lo feo. Muy feo. Aunque también malo.

Que el trencilla de Hortaleza arbitre a su equipo es tan habitual como que el sol salga y se ponga cada día. Ayer, él y su compañero de VAR se esforzaron a fondo. Decretaron un penalti que solo se explica por la situación que vive el fútbol español. Si le muestras las imágenes a un recién llegado de Ganímedes sin contacto anterior con la humanidad ni con el balompié, pondría el grito en el cielo.

El esférico rebotó en el guardameta getafense y una milésima de segundo después golpeó en la mano de su defensor, que se encontraba a escasos centímetros. Literalmente, es imposible que hubiese podido evitar el impacto pero, además, las directrices arbitrales dicen que en caso de rebote de un compañero no es penalti.

Después expulsó a Correa cuando el encuentro se asomaba a su final, el argentino casi le desmonta la pierna al futbolista del Getafe y Cuadra pensaría que ya no quedaba casi tiempo, por lo que la roja serviría para bajar los humos a los insensatos que nos afanamos en denunciar la realidad.

Cuando se retiraba del terreno de juego, Correa le dedicó al colegiado unas lindas palabras: «Sos un hijo de mil putas. Cagón. La concha de tu madre». Vosotros, que probablemente domináis más la lengua de Shakespeare que este humilde portanalista, confirmadme: son frases feas, pero mucho menos graves que un «fuck off», ¿verdad?

Después de las palabras de Correa, queremos transmitir todo nuestro apoyo y solidaridad al equipo arbitral y a sus familiares y amigos. Están siendo días muy duros para la familia del fútbol. Mucho Ánimo. 'Respeta al árbitro, respeta el fútbol'. #ArbitrajeRFEF | #StorAcosoArbitralYa

El Atleti. La coherencia por bandera. Siempre.

Pero hete ahí que al Geta le dio por marcar dos goles. El segundo de ellos intentaron anularlo por fuera de juego inexistente, pero era tan obvia su validez que no hubo más remedio que concederlo. De modo que Cuadra se descolgó con 11 minutos de añadido que luego fueron más. Aun así, perdió. Pero es la excepción, con esa cota de empuje arbitral, lo normal es ganar, de ahí la preocupación de quienes abogamos por una competición limpia.

Nos despedimos deseándoos que no tengáis un día feo ni malo, sino bueno.

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4 comentarios en: Lo bueno, lo feo y lo malo

  1. Lo del Pocilga pitando al equipo de su vida, junto al sinvergüenza de Freidora Vázquez, ese paleto inútil, es de juzgado de prevaricación. Es lo mismo que sucede cuando el Manolete de Lorca, alias Sánchez Martínez, pita al equipo de su familia y de su vida, o sea el Farsa. Y esto lo sabe todo el mundo y aquí no pasa nada. Menuda piara de sinvergüenzas. Ahora, el pobrecito Correa se quedó a gusto diciendo tres verdades al colega de su equipo. Veremos si es menos grave o más que lo que dijo JB al aire y no a la p...a cara del árbitro.

  2. Si el gol de Vinicius lo clava Maradona o Messi no habría minutos en los telediarios para hablar de semejante proeza.
    Un pase corriente en el centro del campo de Pedri es acompañado de expresiones por parte de locutor de este calibre: " Se ha parado el tiempo", " el mejor medio del mundo".

  3. Ciertamente, ni siquiera rozamos "el mejor de los mundos posibles" y los valores, que son tan necesarios para una buena convivencia humana, están en larga y permanente crisis.

    Es más, en ciertas áreas de nuestro mundo de realidad, en concreto en el ámbito del fútbol profesional español, se ha instalado una voluntad liberticida que apunta a la autodestrucción del tinglado mismo por delito de lesa corrupción.

    Los actores de esta pertinaz felonía son los propios dirigentes federativos y arbitrales de la cosa, sin desmerecer el esfuerzo invertido por las grandes redes informativas y creadoras de opinión que han impuesto un discurso único que ha alimentado a los hinchas y aficionados del panorama patrio.

    Esta lesa corrupción ha elegido como víctima propiciatoria de sus ignominias a un club y equipo, por lo demás ejemplar tanto en el orden deportivo como en virtudes explícitas para el fomento de la convivencia.

    El asunto no es baladí por el hecho de afectar a esa realidad que alguien definió como " la cosa más importante de las cosas menos importantes", pues en España no todo el mundo tiene una opción filosófica, ideológica o religiosa, pero sí futbolística, y además desde la infancia.

    El sentido común parece conducir a la conclusión de que el fenómeno está entrando en una fase irreversible de descomposición que, por su magnitud,
    deberá tener, para muchos, gravísimas consecuencias penales y que cambiará, para siempre, la impunidad en este dominio del deporte.

    Si mi vaticinio errase solo nos quedaría sobrevivir en un limbo sin ley, lo cual tampoco parece realista.

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