Las mejores firmas madridistas del planeta

Sospecho que Pep Guardiola pertenece a ese grupo de personas que no querrías tener de vecino de asiento en el AVE. Apenas se pusiera el tren en marcha se pondría a hablar por el móvil con su “tieta” de Santpedor en un tono de voz más alto de lo aceptable. Y, usando un catalán que, por algún extraño motivo, usted puede comprender perfectamente a pesar de ser de Hortaleza, Pep le contaría durante mucho tiempo a su “tieta” que el emir del City le ha comprado otro central, que con este ya lleva diecisiete en la plantilla y que no veas que ilusión, tita Beatriu, que cuando fichemos veinte nos regalan un cupón descuento para la siguiente compra.

Después de colgar el teléfono, de pronto Pep se vuelve hacia usted y le suelta:

— ¿Quiere que le explique cómo gané 3-1 al Copenhague en la idea de octavos de final de Champions League con un sistema 3-2-2-3 en formación W-M usando a Rodri de pivote único?

— Usted perdone, pero preferiría lamer el reposapiés.

Pero Guardiola te ignora y te lo cuenta igual.

Por algún motivo Guardiola tiene muchos seguidores en los medios, que suelen ser la clase de persona que uno esperaría encontrar en un sótano lleno de gente vestida con camisas blancas y petos vaqueros, a punto de beberse al unísono un vaso de ponche con cicuta porque el fin del mundo está cerca o porque el City ha caído en cuartos contra el Real Madrid en la tanda de penaltis.

Guardiola

Hasta ahora al guardiolismo no le ha dado por organizar suicidios colectivos y se conforma con hacer proselitismo. Cabe la posibilidad de que la próxima vez que llamen al timbre de su casa, se encuentre al otro lado del umbral a un tipo con la sonrisa extraviada y un ejemplar de algo escrito por Guillem Balagué en la mano.

— Pepnos días, ¿acepta usted a Pepsucristo como su Pepsías y salvador?

Para algunos el guardiolismo es más que una tendencia: es una profesión de fe que se sustenta en la creencia de que hay una única forma aceptable de jugar al fútbol, el Estilo. El Estilo es una suerte de dogma en el que Cruyff y Guardiola son Antiguo y Nuevo Testamento respectivamente. El Estilo no tiene mesías, pero tiene a Messi, que viene a ser lo mismo en esa especie de religión futbolística en la que Guardiola es Sumo Pontífice con el Lobo Carrasco haciendo de Torquemada.

En este mundo no hay nada más peligroso que un tipo de ideas fijas, y sospecho que las de Guardiola están talladas en piedra y metidas en un arca de oro en el sancta sanctorum de su cerebro privilegiado. La calva de Guardiola tiene el mismo perfil que la cúpula de la catedral de Florencia, cosa que no puede ser casualidad.

El Estilo es una suerte de dogma en el que Cruyff y Guardiola son Antiguo y Nuevo Testamento respectivamente

Si aceptamos que el cráneo de Guardiola tiene formas brunelleschianas, entonces todo empieza a cobrar sentido. Al igual que el gran arquitecto renacentista Filippo Brunelleschi, Guardiola es platónico y vitruviano. El Vitruvio es el único tratado sobre arquitectura escrito en la antigua Roma que se conserva. Para los maestros italianos del renacimiento, el Vitruvio era como la Biblia de la construcción: solo era admisible fabricar edificios tal y como se explicaba en el Vitruvio. Para Sebastiano Serlio, por ejemplo, no seguir el Vitruvio a rajatabla era, literalmente, un pecado.

Los vitruvianos eran gente pesadísima. En el siglo XV no podía ocurrirte nada peor que sentarte en el AVE al lado de un vitruviano porque sabías que te iba a darte la brasa todo el viaje con su idea platónica de la arquitectura:

— ¿Sabe usted que la arquitectura debe basarse en tres principios incuestionables que son “firmitas”, “utilitas” y “venustas”…?

— Ah, qué bien…

— ¿…que significan “firmeza”, “utilidad” y “belleza”; las cuales equivalen a las virtudes platónicas de “verdad, belleza y bondad” y que, por lo tanto, para calificar una arquitectura como bella, buena y verdadera existen unos parámetros incuestionables que están recogidos en el Vitruvio?

— Perdonen, ¿alguien quiere cambiar de asiento?

Guardiola es vitruviano en la medida en que para él existe un canon futbolístico que hace que dicho deporte sea “Bueno, Bello y Verdadero”. En el mundo de Guardiola, el Vitruvio vendría a ser algo parecido al cruyffismo, y el Estilo una interpretación del mismo adaptada a nuestros tiempos. Guardiola es el fútbol lo que el vitruvianismo fue al Renacimiento. Guardiola, aplica el Estilo siempre, en cualquier circunstancia, aunque a veces se demuestre estéril.

En ese aspecto Xavi Hernández tiene también algo de vitruviano pero sin el talento platónico de Guardiola. Xavi, en realidad, no tiene muy claro lo que es el Estilo, por eso cuando lo aplica no le sale nada a derechas, aunque nunca sea culpa suya:

— Es una vergüenza que sabiendo la Liga como sabe que soy Acuario y que hoy mi ascendente Marte está en la octava casa de Capricornio, lo que significa infortunio, haya puesto esta noche el partido contra el Madrid. Y, claro, hemos perdido. Una “inyusticia”.

— Consultaremos con un primo de mi asistenta, que es santero —añade Laporta. — Y si la carta astral de Xavi se demuestra correcta, exigiremos a la Liga la repetición del encuentro.

Cabría preguntarse cómo encaja el Madrid en este contexto. Para mí está muy claro.  Si el Madrid fuese un arquitecto renacentista solo podría ser Andrea di Pietro della Gondola, llamado “Palladio.” Palladio fue quizá el arquitecto más influyente del arte occidental, creador de un estilo en el siglo XVI, el paladianismo, que aún sigue vigente en todo el mundo. A Palladio el Congreso de los EE. UU. lo reconoció de forma oficial como el “padre de la arquitectura estadounidense” (lo cual no es sorprendente en la medida en que edificios como la Casa Blanca son profundamente paladianos), que es el único caso de un maestro al que un poder legislativo ha reconocido la paternidad arquitectónica de todo un país que, encima, ni siquiera es el suyo.

Esto vendría a ser como si mañana en Washington se decretara que Santiago Bernabéu es el padre del fútbol moderno y le hicieran estatuas desde California hasta Florida. Como esas de Cristóbal Colón a los que algunos activistas arrojan pintura acusándolo de abusar de los indios, que lo mismo podrían hacer los del Atleti con las estatuas de Bernabéu y por idénticos motivos.

En el mundo de Guardiola, el Vitruvio vendría a ser algo parecido al cruyffismo, y el Estilo una interpretación del mismo adaptada a nuestros tiempos. Guardiola es el fútbol lo que el vitruvianismo fue al Renacimiento

Tal vez alguno de ustedes se pregunte qué tiene de paladiano el Real Madrid. Es muy sencillo. Palladio, que comenzó su carrera como simple albañil, viajo a Roma a estudiar las ruinas clásicas y así aprendió a construir edificios: no leyendo un libro escrito por un romano, sino contemplando con sus propios ojos cómo construían los romanos. De esa forma, Palladio creó una arquitectura no sujeta a dogmas, inspirada en el mundo clásico, pero no esclavizada a sus formas. Para Palladio no era “un pecado” alejarse del Vitruvio siempre y cuando fuera necesario.

Palladio concentró su ideario en una frase muy simple: “la arquitectura debe ser duradera, funcional y bonita”.

El paladianismo, en resumen, se basa en el principio de que la buena arquitectura es, simplemente, aquella que cumple las expectativas para las que ha sido creada. Los vitruvianos, por ejemplo, defendían que no se podía hacer una casa privada con una cúpula ni con un frontón de columnas como el del Partenón porque eso solo era adecuado para las iglesias y templos; y Palladio, en respuesta, diseñó la Villa Capra (que es increíblemente hermosa) con una enorme cúpula en el centro y le colocó, no uno, sino cuatro frontones con columnas, uno en cada fachada, para rabiasen los vitruvianos. Eso es, a grandes rasgos, lo que hace el Madrid en cada partido: hacer rabiar a los guardiolistas del Estilo.

El Madrid no juega un fútbol platónico basado en cánones, juega un fútbol aristotélico basado en la experiencia. Juega en cada momento a lo que sabe que puede funcionar. A veces te monta una cúpula en el ataque y otras un pórtico columnado en la defensa. A veces, como en el partido del pasado miércoles contra el Manchester City del vitruviano Guardiola, el Madrid levanta arquitecturas que uno no comprende del todo hasta que al final del partido el edificio está terminado; y es entonces, solo entonces, cuando uno se da cuenta de que esa magnífica estructura no solo funciona, sino que además es preciosa e inolvidable.

Bonito, funcional y duradero. Ese es el juego Real Madrid. Sin dogmas. Puro paladianismo.

 

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Semana redonda. Enhorabuena a todos. Virtualmente ya solo queda buscar fecha, hora y lugar para cantar el alirón. Con 11 puntos de diferencia sobre el Fútbol Club Barcelona, y a falta de disputarse 18 puntos, es cuestión de tiempo que nos proclamemos campeones de la Liga 2023/2024. Siendo sincero, en ningún momento vi peligrar el título número 36 pues este equipo ha realizado una temporada inmaculada: 25 victorias, 6 empates y 1 derrota es un balance de matrícula de honor.  Así pues, disfrutemos desde ya pues, como bien explicó en La Galerna nuestro amigo Genaro Desailly con su crónica sobre el partido, la Liga está a punto de caramelo.

Para enfilar a un Barcelona deprimido, el Real Madrid debía medir sus esfuerzos. Conocedor del trabajazo que hizo su equipo en Manchester, Carlo Ancelotti introdujo algunos cambios de necesidad: Lucas Vázquez daba descanso a Dani Carvajal y Camavinga sustituyó a Mendy. En mi opinión, Lucas Vázquez fue el mejor jugador del partido. Lucas Vázquez forever. Hizo de todo. Magistral en defensa y sobresaliente en ataque. Gol, asistencia y penalti forzado. El auténtico MVP del encuentro. Si bien es cierto que estuvimos dos veces por detrás del marcador, el equipo nunca se mostró desnortado ni nervioso. Prueba de esto fue el empate del propio Lucas y el tercer gol de Jude Bellingham. Ambos goles son dignos de poner en las escuelas de fútbol para enseñarle a los chavales cómo se ejecuta una contra.

El equipo venía de bordar la excelencia el miércoles pasado. Tras un partido de un nivel tan alto, era lógico pensar en las necesarias rotaciones y tener en cuenta que muchos de nuestros jugadores necesitaban algo de descanso. El encuentro en el Etihad Stadium fue de una exigencia física extrema. Psicológicamente, también supuso mucho, y el agotamiento mental de nuestros jugadores debe haber sido tremendo. Por eso, muchos de los nombres que se asocian al banquillo deben empezar a tener su participación en lo que resta de temporada. Jugadores como Dani Ceballos o Fran García son necesarios para dar refresco a los titulares cuando sea necesario. Arda Güler puede disputar los minutos que todos queremos, incluso partiendo de la titularidad. Y, por supuesto, doy por hecho que la participación de Éder Militao se incrementará hasta disputar partidos completos. En los ratitos que le hemos visto ha estado seguro y determinante. Poco a poco.

Lucas Vázquez fue el mejor jugador del partido. Lucas Vázquez forever. Hizo de todo. Magistral en defensa y sobresaliente en ataque. Gol, asistencia y penalti forzado. El auténtico MVP del encuentro

Volviendo al partido del miércoles pasado, más allá de la heroica defensa y del tacticismo tan bien ejecutado, me volvió a sorprender el físico élite del Madrid. Sin un trabajo tan bien hecho en la parcela física, me temo que aguantar 120 minutos al Manchester City sería misión imposible. Si bien es cierto que muchos de nuestros jugadores tienen un físico de base de nivel élite, el trabajo de Antonio Pintus es tan sobresaliente que merece nuestros mejores calificativos. Al igual que todo el staff técnico de Carlo Ancelotti empezando por su hijo Davide. A estas alturas, me quito el cráneo ante el recital de sabiduría futbolística, buen hacer y preparación total. Si la temporada 2021/2022 en la que volvió Ancelotti fue un auténtico canto al fútbol, la actual temporada es una absoluta genialidad. Realizar una temporada tan sólida a pesar de las bajas tan importantes que hemos arrastrados es como para empezar a pensar en Ancelotti como uno de esos entrenadores que quedarán eternamente en nuestros corazones.

De la repetición de lo irrepetible y El corazón de as tinieblas

Respecto a la noche mágica en Manchester, también hay más cosas positivas más allá del despliegue táctico y la defensa heroica. El gol de Rodrygo viene de un contraataque de manual. Jude Bellingham consiguió controlar un balón aéreo muy difícil, abrió para Fede Valverde atrayendo consigo a sus marcadores y el uruguayo metió el balón con picardía para un Vinicius que supo poner un pase soberbio para que Rodrygo rematara a su antojo. Rodrygo parece haberse reencontrado con el gol cuando más falta nos hacía. El brasileño está acabando la temporada enchufadísimo. Y enchufadísimo sigue Antonio Rüdiger. El central alemán está siendo el mejor central de nuestra plantilla y redondeó una noche soberbia lanzando el penalti de la victoria con una seguridad increíble.

Realizar una temporada tan sólida a pesar de las bajas tan importantes que hemos arrastrados es como para empezar a pensar en Ancelotti como uno de esos entrenadores que quedarán eternamente en nuestros corazones

Así pues, tenemos toda una semana limpia para preparar el partido en San Sebastián frente a una Real Sociedad que se juega su plaza europea. El viernes espero que veamos algunas rotaciones y disfrutemos con los jugadores que tienen menos minutos. Todo sumará para llegar al partido del martes con piernas frescas y las cabezas despejadas. De nuevo nos medimos al gran Bayern de Múnich en el Allianz Arena. Otra noche europea para la historia. Dos clásicos europeos frente a frente. La magia del fútbol y la auténtica realeza europea. ¡A disfrutar!

 

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Buenos días, amigos. ¿Os aguanta la gente que os rodea? No os toméis a mal la pregunta. Si habéis llegado a parar a este portanálisis, es muy probable que seáis madridistas, con lo cual estáis viviendo días de gloria, como cantaba Springsteen, y a la gente que vive días de gloria a veces cuesta soportarla. Es muy difícil sentirse en lo más alto y no proyectar la menor sensación de arrogancia, cierta o no, deliberada o lo contrario. Uno no quiere restregar al resto lo feliz que es, pues debe tener en cuenta la eventualidad de que el resto no lo sea tanto, pero convendremos que si el resto es del Barça o del Atleti lleva un poquito la penitencia en el pecado, por así decirlo.

Llevamos un par de semanas en las cuales ganan los buenos, y eso no es fácil que pase en la vida. Hay que aplaudirlo a manos llenas, y celebrarlo sin tino. Primero el Real Madrid C. de F. ganó en Mallorca, y salió ileso del mafferraillísmo, gesta que a la luz de las dos siguientes ha quedado eclipsada, pero que tiene muchísimo mérito; después se cargó al petrodólar (venció al futuro, como conmovedoramente dice Fantantonio) tras una resistencia más que numantina ante el City y una tanda de penaltis dramática y exultante; finalmente, rubricó de manera oficiosa el título de liga remontando al Barça con un gol de Bellingham en el descuento y una actuación memorable de Lucas Vázquez.

Os recordamos todo esto por si la gente había empezado a aguantaros de nuevo. Es necesario retornar sin demora a la senda de la insoportabilidad. Desprended inaguantabilidad, amigos, ¡os lo merecéis! Están ganando los buenos, ¡y de qué maneras!

¿Cómo? ¿Que decir que los del Madrid son los buenos y todos los demás, por oposición, son los malos suena un poco maniqueo? Puede ser que suene así, pero es que cada día tenemos más claro que esos son los términos exactos de la ecuación. De jóvenes nos preguntábamos si los años nos harían más radicales o si, por el contrario, la edad acentuaría el relativismo, y tanto blancos como negros se fundirían en una sucesión de matices en gris. Ya tenemos la respuesta, al menos en el apartado futbolero: el Real Madrid nos parece el bien en fuerte contraste con casi todo el resto del planeta balompié, que se nos antoja un cúmulo de iniquidades, ordinarieces y torpezas urdido por el más borracho de los esbirros de Luzbel.

Es necesario retornar sin demora a la senda de la insoportabilidad. Desprended inaguantabilidad, amigos, ¡os lo merecéis! Están ganando los buenos, ¡y de qué maneras!

Lo que pasa es que no es cuestión de cumplir años sino, sencillamente, de tener dos ojos en la cara (no se nos escapa que puede ser la propia edad la que nos haga justificarnos así, negando su propia influencia). El martes pasado vivimos la eliminación del Barcelona de la Champions  como la derrota del mismísimo Maligno, y puede que nos quedáramos cortos. ¿Suena radical? Más radical es pagar durante veinte años -que se sepa- al vicepresidente arbitral, ser tú quien le cuadriplica el sueldo y pedir la repetición de un partido por un gol fantasma que no es gol y además es fuera de juego.

No es que seamos radicales. Es que la realidad lo es.

Pero toca ya mirar al frente, concretamente a la semifinal contra el Bayern de Múnich, ciudad a la que se ha trasladado Marca para entrevistar a Musiala, la perla muniquesa.

Musiala compartió equipo con Jude Bellingham en las divisiones inferiores de la selección inglesa, y en la estupenda entrevista de Juan Castro revela algunos secretos de su amistad. "Jude y yo soñábamos con partidos como este", confiesa el talentoso media punta. Jude, como veis, está en boca de todos. También lo está Rüdiger, compañero de selección actual de Musiala y de quien éste dice que es "un gran defensa y un tipo muy divertido". En esta fase de inaguantabilidad, que ojalá dure eternamente, todos querríamos casar a nuestra hermana con Bellingham y, si no fuera porque esto haría daño a Jude, que tuviera por amante a Antonio, experto en anular estrellas rivales, marcar penaltis decisivos y manipular pezones. Esta última tendencia hay quien la lleva mejor y quien la lleva peor. A Grealish parece hacerle mucha gracia, claro que Grealish es más madridista que todos nosotros juntos. A Morata, por lo que sea, le gusta menos. A Segurola, nada.

As va más allá en el futuro, llegando nada menos que a Mbappé. Nos permitimos sugerir que dejemos por el momento en paz a Mbappé. El astro francés jugará con toda probabilidad en el Madrid la temporada próxima, pero es que esta de ahora no sólo no ha acabado, sino que se encuentra en su tramo decisivo. Centrémonos en eso. Con todo, y a fin de beneficiarnos del consiguiente clickbait, nosotros desvergonzadamente hemos puesto a Mbappé en el título del portanálisis, pero siendo transparentes respecto a nuestras intenciones.

En sus bajos, As informa de la victoria del Real Madrid de baloncesto ante Baskonia, lo que (1-0) sitúa al equipo de Chus Mateo en la rampa de salida para el play-off de la Euroliga en Madrid. El partido convirtió también, por el mismo precio, a Sergio Llull en el máximo anotador de triples de la historia de la competición, con 624 encestes desde la línea de tres puntos. Qué bestialidad. El increíble Llull, una de las mejores cosas que nos han pasado, sencillamente.

Ay. Produce ternura, en medio de la pujanza blanca, ver al mundo proculé echar cuentas de la temporada que viene. Parece que quieren fichar a Bernardo Silva, jugador excelso (eso sí) con más años que el sol en las películas de John Wayne, sí, en esos planos crepusculares, como el de The Searchers. El Madrid derrotando al futuro y el Barça comprándose (si le queda algo en caja) el pasado. El Madrid no compra a Bernardo Silva. El Madrid elimina a Bernardo Silva.

Pasad un buen día.

Aún tenemos fresca en la memoria la noche gloriosa del City, la lección táctica de Ancelotti, las paradas de Lunin, el gol de Rüdiger.

Este martes, fcQuiz ha dispuesto un cuestionario que pone a prueba los recuerdos de aquel día.

¿Sois capaces de hacer pleno?

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A veces la memoria juega malas pasadas, confundiendo lo que fue con lo que creemos que fue. Hay un rincón en la memoria que se corresponde con lo que nunca hemos vivido pero recordaremos como notarios de quien sí estuvo allí. Normalmente es por una persona que nos marca como el diamante al vidrio, por lo que devoramos lo que nos dicen que sucedió, ya que, en cierta medida, lo queremos nuestro.

La esposa de Lot no puede mirar atrás, pero yo sí. Antiguo guardián de la ética, descubrí hace tiempo que todos pedimos favores. Si pudiera, pediría que esa nube gris que lo amenaza no lo engullera, una nube cada vez más densa que es esa maldita enfermedad del olvido perpetuo. Aquella foto de Ramón Masats me recuerda a él, me devuelve a un tiempo que no viví en un lugar que nunca pisé, pero sí él. Entonces, me contó una vez, los seminaristas jugaban al fútbol en patios duros dentro de sotanas ásperas. También en un seminario castellano como el de la foto de Masats, en pleno invierno, él corría la banda con sotana. Incluso hacer un túnel u otras filigranas eran una opción porque aquel fútbol era algo jocoso y puro, libre a pesar del ropaje.

Lino Hernando

Como canta Aute, miro el instante que ha dejado la fotografía. Frente a mí, Lino Hernando, el protagonista de esa foto histórica de Masats, aquel sacerdote, portero y madridista, sigue suspendido en el aire, en una estirada imposible e ilógica, como el pie de Odriozola. Una levitación eterna en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (Moma). Fantaseo con que él es quien bate a Lino y que por siempre vive en esa foto.

Igual que el viento barre la arena de un soplido, esa enfermedad de cuyo nombre no quiero acordarme (¡qué paradoja!), arrasa con sus recuerdos. Pronto no recordará que fue un futbolista meritorio que con un golpe seco sometía al rival. Estaba llamado para mucho más, pero prefirió dejar huella fuera del fútbol, como un Atticus Finch, laborioso y encantador, a pesar de su antimadridismo acérrimo, aunque respetuoso y racional, incluso divertido. Porque las fobias con pan y queso son menos, a veces ocultan una admiración no confesada. Y sé (o creo saber) que él nos ha admirado en secreto. Cuando su Athletic acaba de ganar la Copa, un club que, por cierto, como él, nos respeta y odia a partes iguales, noblemente, pensé en llamarle. Temí que no me recordara, mejor así.

Tuyo siempre,

En su primer año como madridista, Jude Bellingham esta dejando imágenes icónicas. Las últimas, festejando el gol que nos daba la victoria ante el Barça en el pasado “clásico”, o cantando con los aficionados que habían asistido al Etihad “así gana el Madrid”. Y hay muchas más. Se le ha visto con frecuencia en el Palacio de los Deportes —me resisto a llamarlo de otra forma— con Vini, Camavinga o Tchouaméni animando al equipo de basket. Y en el túnel de vestuarios, cuando estaba lesionado, esperando junto a Courtois y Militao a sus compañeros para hacer piña.

No es, pues, de los que se esconde en un placo privado y abandona el Bernabéu diez minutos antes de que acabe el partido. Tampoco rehúye fotos ni entrevista alguna, por borde que pueda ser el periodista de turno. Lejos de despreciar a niños en aeropuertos, firma autógrafos con la mejor de sus sonrisas. Tardará en soltarse en español, aunque apuesto a que a nadie le importa. Los aficionados saben que está en ello y, sobre todo, saben que ya es uno de ellos. Ah, y nadie sabe quién es su agente. Ni falta que hace. Viene esto a las declaraciones de Gareth Bale en su Inglaterra habitual, permitiéndose dar consejos a Bellingham para adaptarse mejor —“tiene que hablar con la prensa, y hacerlo en español”—.

Bale

Como si los necesitase. El galés y el inglés tienen en común que ambos fueron fichados ya consagrados como grandes jugadores y, por tanto, pagando un alto precio por ellos. Precio que, desde luego, Bale amortizó con creces, y Bellingham va camino de. Gareth consiguió con el Madrid un palmarés impresionante, siendo decisivo en varias finales y consiguiendo grandes goles. De momento, Bellingham sólo ha ganado una Supercopa de España, pero todo indica que puede lograr un buen montón de títulos. Ojalá.

El galés y el inglés tienen en común que ambos fueron fichados ya consagrados como grandes jugadores y, por tanto, pagando un alto precio por ellos. Precio que, desde luego, Bale amortizó con creces, y Bellingham va camino de

Tras un comienzo goleador tan fulgurante como inesperado, el rendimiento de Jude bajó levemente y, claro, llegaron las primeras críticas —muchas de ellas, con bastante mala baba—. ¿Su reacción? Nada de nada. El inglés sabe cómo funciona esto, y no le quita el sueño que los que hoy le ponen a parir mañana le endiosen. Él sigue a lo suyo, que es jugar al fútbol, sí, pero también algo más. Sin necesidad de conceder entrevistas en español, Bellingham ha sido capaz de meterse a la afición en el bolsillo y de no echarse a la prensa encima. ¿Le baila el agua a los periodistas? Qué va; simplemente, es un tipo normal. Verle tan sumamente integrado con el resto de la plantilla y la afición facilita mucho que la imagen que se traslada de él sea más amable que la de alguien que, aparentemente, pasa de todo.

Valga esta anécdota como ejemplo. La celebración de la última Champions en 2022 sirvió para que el madridismo homenajease a una de sus leyendas. Aquel día, el Bernabéu rindió tributo al irrepetible Marcelo, el jugador que más títulos ha ganado hasta la fecha. Era su última temporada en el club, y por eso todos sus compañeros al unísono le mantearon ante un estadio entregado. También acababa contrato Isco y, aunque algo menos vistoso, también recibió su homenaje. Sin embargo, ni un solo compañero hizo ademán alguno de acercarse al galés. Quizá porque, aunque para él también era su última temporada, hacía mucho que ya no estaba entre ellos.

Jude sí lo está. Y por méritos propios.

 

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Buenos días, amigos.

¿Imagináis que Ben Johnson no hubiese sido sancionado ni despojado de su medalla de oro en la final de los 100 metros lisos de los JJOO de Seúl 88 y solicitase que se repitiese una carrera en 1990 porque, según él, un atleta se le hubiese adelantado en la salida?

¿Imagináis que Lance Armstrong no hubiese sido desposeído de los Tours de Francia ganados entre 1999 y 2005 ni hubiese sido sancionado por haberse dopado durante años y reclamase la repetición del Tour de 2008 porque en la foto finish de una etapa no quedase claro, para él, que otro ciclista le hubiese ganado por medio tubular?

¿Imagináis que el FC Barcelona hubiese pagado millones de euros al vicepresidente del CTA durante décadas, que Hacienda hubiese encontrado las facturas, que un juez instructor apreciase en el hecho corrupción sistémica para favorecer arbitralmente al Barça, que no hubiese sido sancionado por ello ni deportiva ni judicialmente, que a los mandos del VAR estuviese una empresa avalista del propio club y que el presidente del mismo, Joan Laporta, pidiese la repetición de un partido contra el Madrid porque no supiese a ciencia cierta si entró o no un balón en la portería blanca en un lance del partido?

Aunque de las tres suposiciones la última sea la más inverosímil, es la única real, como ya sabéis y como recoge hoy la prensa culé.

Portada Mundo Deportivo Portada Sport

Ayer Laporta tuvo los santos bemoles de grabarse un vídeo cual dictadorzuelo de república bananera en el que afirma que en el choque hubo varias jugadas discutibles. A nosotros la verdad es que discutible, además de un posible penalti no pitado de Araújo a Rüdiger, se nos ocurre que el primer gol del Barça pudo ser anulado ya que Christensen se apoyó en Kroos.

Pero Laporta, obviamente, no se refiere a esa, sino que destaca el «gol fantasma» de Lamine Yamal, motivo por el cual comunica que han requerido las imágenes y audios al CTA y a la RFEF para estudiarlos. Ahora viene lo mejor: «Si una vez analizada esta documentación el club entiende que se produjo un error en la apreciación de la jugada, emprenderemos todas las actuaciones oportunas para revertir la situación (…). Iremos más allá y pediremos la repetición del partido».

Es decir, no es que afirme que emprenderán acciones si se demuestra que fue gol, sino que si el club entiende que se produjo un error, es decir, ellos mismos. El descaro y la desvergüenza son casi infinitos.

Además de todo lo que implica que el principal corruptor de la competición ponga el grito en el cielo porque el VAR de su avalista no les concedió un gol que según diversos medios que lo analizaron no fue tal, su estulticia es tan sublime que no se han parado a pensar que, de haber entrado, habría sido anulado porque un futbolista del FC Barcelona en fuera de juego posicional obstaculizaba a Lunin e interfería por tanto en la jugada.

Como dice Fred Gwynne: «Laporta quiere llevar el gol fantasma a los tribunales. No sé, se me ocurre que igual tiene que cuadruplicar el sueldo al juez para tener un juicio justo».

Tampoco falta quien tira de guasa en Twitter y afirma que el verdadero motivo por el cual Laporta quiere que se repita el encuentro es para que Florentino se pague otro ágape.

Ayer en La Galerna, Daniel Mateos respondió como merece a Laporta, os recomendamos su lectura aquí en caso de que aún no lo hayáis hecho.

El Barça, probablemente la entidad deportiva más podrida del planeta, recurre una vez más al victimismo después de todos los desmanes, incumplimientos de normativas y presuntos delitos cometidos en las últimas décadas, cuando tendrían que dar gracias por seguir participando en las competiciones de las cuales debería haber sido expulsado y desposeído de todos los títulos ganados de manera irregular.

En el pasado Real Madrid-Barça el árbitro no favoreció a los blancos, pero en el caso de que así hubiera sido, tenemos autoridad moral para que nos la hubiese traído al pairo, una autoridad moral de la cual ellos carecen y no podrán recuperar jamás salvo que sean condenados y purguen sus presuntos delitos en la categoría que les corresponda, una alejada de la Primera División y, por tanto, de la Champions.

Portada Marca Portada As

La prensa madrileña, que no madridista, opta por dar todo el protagonismo a los premios Laureus, galardones de altura que han tenido como estrella al quizá mejor futbolista del mundo en este momento: Jude Bellingham, ganador del premio Revelación.

Desde La Galerna felicitamos a Jude, es un bonito colofón tras el gol del domingo que dejó la liga prácticamente sentenciada.

Os dejamos, vamos a escribir a Loterías y Apuestas del Estado para pedir que se repita el último sorteo de Navidad porque no nos tocó el Gordo.

Pasad un buen día.

El madridista es un ser tan apegado al drama que ni aun en la semana más extraordinaria posible es capaz de dejar de sentirse agraviado por algo: esta vez fue que Ancelotti, que como todo el mundo sabe no es más que un mangas, se fumó un puro antes de dar la alineación titular del partido contra el Barcelona y se emperró en fastidiarle el domingo con cuatro matados dispuestos aleatoriamente sobre el campo. Por suerte estaba de Dios que el partido se ganara y el Madrid, de manera incomprensible si se atiende a la conversación pública mayoritaria de su fanaticada, liquidó el Campeonato Nacional de Liga con una apoteosis final bajo el videomarcador 360 y el faraónico templo del Nuevo Bernabéu.

El madridista, como digo, se alimenta de posca, como los legionarios romanos. Aquellos viejos soldados que conquistaron el mundo mezclando el agua con el vinagre. El medio litro diario de posca formaba parte de la soldada y les ayudaba a matar las bacterias y microorganismos de los ríos y corrientes de agua donde el ejército se abrevaba durante las marchas. Ellos tenían prohibido el vino, que era cosa de ricos y que a la plebe se le obligaba a dejar para las celebraciones. Posca fue lo que el legionario de la Biblia le dio a beber a Cristo en el Gólgota y mucha gente, hoy, es como si quisiera saciar su necesidad continua de Gólgota con el día a día de la institución más gloriosa de España. Que ya son ganas.

“La victoria en la guerra no es repetitiva”, se dice en El arte de la guerra, por eso el Madrid vence recurrentemente sobre las multitudes porque adapta su forma según el adversario

El madridista parece que necesita de esa acidez para regularse el ph del alma y sin embargo opina como si, en efecto, padeciera de terrible disentería. En este caso se diría que el posca no cura, sino que agrava. Como la capacidad de crítica lacerante es una característica inherente de los grandes imperios a uno no le queda más remedio que callarse aunque, no obstante, en lugar de posca lo que apetezca es abrir el champán. Sobre todo tras goles como el de Bellingham la otra noche.

Sei bella come un gol al 90!, reza una de las pintadas más famosas de la historia. La verdad inserta en el grafiti es incontestable y los madridistas la conocemos bien. Pero esa verdad también es una mijita incompatible con el hecho de andar quejándose todo el tiempo e, ítem más, con la sonrojante creencia en que cualquiera sabe más que el viejo zorro de Ancelotti. Por suerte no todo el mundo es igual y como el propio Carletto dijo en rueda de prensa, no vi a muchos madridistas lamentando el modo en que el Real derrotó al Manchester City el pasado miércoles, aunque, como dice mi panadera con ese aún maravillosamente rico español de ultramar, el Madrid nos tuviera pariendo durante dos horas largas.

Sei bella come un gol al 90!

La historia de esta semana pasada, que ya quedará para siempre en los anales sentimentales de la generación más joven de madridistas, esos criados en el threepeat de Zidane y los mil goles de Cristiano Ronaldo, es la historia del combate a muerte y de la victoria de los humanos sobre los robots. En el Etihad el Madrid se enfrentó al futuro y lo derrotó. A cada minuto que pasa el partido del multicampeón de Europa crece y crece más aún, se agiganta hasta desbordar los límites de la crónica y del recuerdo y desplazarse hacia el terreno luminoso de la epopeya. Fue un cantar de gesta. La Inteligencia Artificial diseñada por Guardiola, más que nunca un gurú de Silicon Valley con esos jerseys finos y oscuros de cuello vuelto, esa calva de médium del Multiverso y ese control omnímodo de las cámaras y de la fotogenia, se estrelló contra lo más antiguo que hay en el mundo: un grupo de hombres maltrechos, cansados y algo torpes a medida que transcurrían los minutos y el cansancio se hacía piedra en sus músculos, que arracimados como mejillones en batea alrededor de una idea heroica resistieron más allá de lo explicable racionalmente el embate perfecto de un dispositivo de succión total vestido de color celeste.

La historia de esta semana pasada, que ya quedará para siempre en los anales sentimentales de la generación más joven de madridistas, esos criados en el threepeat de Zidane y los mil goles de Cristiano Ronaldo, es la historia del combate a muerte y de la victoria de los humanos sobre los robots

Doblados y golpeados, como el junco, pero nunca rotos, el Madrid se condujo con extrema valentía, pues sólo así, según Tzun Tzu, se puede fingir debilidad: “la victoria en la guerra no es repetitiva”, se dice en El arte de la guerra, por eso el Madrid vence recurrentemente sobre las multitudes porque adapta su forma según el adversario. Ante un poder totalitario como el del City, la versión más fiel del Barcelona que el mismo Pep levantó entre 2009 y 2011, el Madrid fluyó sin someterse adoptando una apariencia de vulnerabilidad. Los ciento un córners que sacaron los chicos de Guardiola apenas dañaron la superficie del Madrid y en el único que sacó el Real, hacia la mitad de la prórroga, la cosa terminó con una ocasión de oro para Rüdiger.

Rüdiger

Lo que escondía la roca de azul petróleo del equipo de Ancelotti en Manchester era una gema de fuerza ingobernable. Valdano, en una de sus perlas de sabiduría, no hizo sino parafrasear el viejo tratado chino sobre la naturaleza de los hombres: el fútbol es un estado de ánimo. El estado de ánimo del Madrid cuando entra en trance es el del que no ha ganado nunca nada pero ansía tenerlo todo: como dice Hughes, el equipo se despoja de todas las Copas de Europa para ir a por una nueva. Esta transformación es única, por eso el Madrid no juega al fútbol, sino que representa en toda su crudeza la misma vida, como el teatro trágico clásico. El madridista vinagre, el merengón bebedor de posca, es un pobre infeliz por el simple hecho de no reconocer esto, de no ser capaz de intuir lo que su equipo no hace más que empeñarse en mostrarle. Por esa razón acaba reduciéndolo todo a banales análisis, a estadísticas y suposiciones esquemáticas que no tienen cuento porque al fin y al cabo ni él ni nadie ve los entrenamientos ni está en la cabeza de los entrenadores o de los jugadores. Tomarse al pie de la letra lo ordinario de los acontecimientos es de una tremenda vulgaridad. El Madrid, como todas las cosas importantes de la vida, hay que sentirlo.

El Madrid no juega al fútbol, sino que representa en toda su crudeza la misma vida, como el teatro trágico clásico. El madridista vinagre, el merengón bebedor de posca, es un pobre infeliz por el simple hecho de no reconocer esto, de no ser capaz de intuir lo que su equipo no hace más que empeñarse en mostrarle

Agarrados a la cola del cometa, el Madrid destruyó las últimas ilusiones de La Xavineta en medio del caos y del cansancio. Desoyó la acidez por la alineación y en uno de esos vestíbulos ideados por los califas orientales de la Edad Media para aturdir y deslumbrar a los visitantes, al entrenador Javi le cayeron encima la Historia y el karma.

Tengo la sensación de que desde hace un lustro el Madrid se está emancipando no ya del Barcelona sino de España y que se está transformando en una megaestructura cuya metáfora es el nuevo estadio, mole neobrutalista donde el acero y la luz juegan para elevar el alma del que contempla hacia estadios superiores de lo sensorial. El Barcelona, como la fraudulenta Liga que no cuenta con tecnología inmediata para aclarar goles fantasma pero sí con árbitros que pitan el final de un partido mientras la pelota sobrevuela el área buscando la cabeza de quien la remate, se está quedando abajo, cada vez más lejos, como si fuera chatarra espacial alejándose del centro de gravedad del Universo. Pequeñito, pobre, cutre, girando sobre sí mismo en el fondo de un cubo de la basura, mientras la atención de los niños marcha otra vez hacia el primer partido del mundo, un Madrid-Bayern que, seis años después, nos regala la vida para que regresemos al origen del tiempo. Por más que se fastidien los vinagres.

 

Getty Images.

Comunikado Hoficial 22/04/2024

 

El Real Madrid CF desea responder a las recientes declaraciones de D. Joan Laporta, presidente del FC Barcelona, quien ha sugerido la posibilidad de solicitar la repetición del clásico celebrado el pasado domingo 21 de abril, debido a un posible error arbitral, mediante los siguientes puntos:

 

 

 

 

 

  1. Deseamos recordar al FC Barcelona que la intensidad y exigencia de los partidos de la Champions League en sus rondas finales son extremadamente altas, un detalle con el que quizás no estén completamente familiarizados. Por ello, solicitamos un período de descanso adecuado tras nuestro último partido en esta competición.

 

  1. Solicitamos respetuosamente que se eviten prácticas inapropiadas respecto al estamento arbitral, al modus operandi Negreira.

 

Si se cumplen nuestras dos peticiones, estamos incluso dispuestos a ofrecer al FC Barcelona una ventaja inicial de dos goles.

Por último, tenemos el placer de informar al FC Barcelona que, en el caso de que nuestro equipo alcance la final de la Champions League, pondremos a su disposición entradas para todos los miembros del cuerpo técnico, jugadores y directivos que deseen asistir al partido. Además, siendo conscientes de las dificultades financieras que atraviesan, nos ofrecemos a costearles el traslado a Wembley, sede de la final.

Lucas: marinero, no hay camino, se hace camino al nadar

 

Jo. En la jornada 32 pitaron penalti contra el Barcelona. El primero. Una lástima. Iban lanzados a batir su récord superhistórico: 78 jornadas sin vivir eso, ¡qué arte! Lo protestaron, claro. Sin mala intención: les extraña. Si un tío propio mete la pierna y el rival se cae, pues será que tropezó, se tiró. Estornudó quizá. O las tres cosas a la vez. Es muy normal.

Lo del gol-no-gol de Lamine fue otra. Que la pelota no entró lo han demostrado en Francia, busquen imágenes, fotitos. Bueno, aquí también: si entra un poquito, la puntita nada más, hubieran dado gol entre abrazos del realizador, uno del VAR y su señora tía. Cosa de un dedo, una lástima.

No gol del Barça

Total, que ganaron los blancos. Casualmente. Entre los elegidos para imaginar resultados, servidor está entre los que más aciertan. Sobre todo si juega el Madrid. Le pongo que gana y acierto un 90 y pico por ciento de veces. Basta con fijarse, oigan. En lo que va de curso ha perdido un partido y otro, en la prórroga. ¿Cómo perdió? ¡Jaaaaja! No tiene gran mérito lo mío. Más lo tienen quienes no le ven favorito nunca o casi. Los tíos insisten, se la pegan y vuelta a empezar.

Ayer predije 3-1, en serio. Hay testigos. Fue 3-2. Fallé un gol, pero no lo mollar: ganó el Madrid. Guardando jugadores, entrando mal al partido, piernas y cabeza molidillas. Iba a ser un partido incómodo, no importaba el rival. El Bayern en todas las cabezas, por supuesto. Un engorro.

Ayer predije que el Madrid ganaba. En lo que va de curso ha perdido un partido y otro, en la prórroga. No tiene gran mérito lo mío. Más lo tienen quienes no le ven favorito nunca o casi. Los tíos insisten, se la pegan y vuelta a empezar

Y ante un Barça la verdad es que meritorio. Al máximo nivel, su mayor aspiración ahora mismo. Le iba la Liga, es un decir, y estuvo ‘honrao’. Llamarle eso me parece el mejor piropo. Primera derrota aquí de Xavi desde que anunció su adiós. ¿Contra? El Madrid. La bicha. Normal. Es mejor.

El 0-1 fue lógico y esperable, lo intuí nada más salir la pelota a córner. Después de haber defendido hasta a las gaviotas de Manchester, podría pasar y pasó que el primer pelotazo aéreo se lo tragara. No van a estar impenetrables Lunin y su tropa toda la vida. Raphinha la mandó al segundo palo, el portero saltó mal y a Kroos le dio pereza. Con pegarse al rematador bastaba. No se me ocurriría criticarle, tampoco al portero. Ni en el segundo gol. El 3-1 que vi empezaba 0-1. Me fui a por unas hierbas. Licor de, ¿eh?

Lucas y Jude celebran un gol

Luego fue apareciendo el colosal Lucas Vázquez que fue 3 en 1, como mi resultado: lateral, volante de apoyo y rematador. En los tres goles estuvo el tío. No le dieron el MVP que fue para el magnífico Lamine. Cosas. Siempre que juega Lucas me alegro. Lo conocí en el Espanyol y recuerdo un día de San Jorge, en la paradita que el club había montado en la Rambla. Hará años mañana de eso y se hablaba de su vuelta al Madrid. La cosa fue así:

—Te vuelves, Lucas.

—No sé nada.

—Gallego…

—Que no, que no.

—Te irás y triunfarás. Has nacido para jugar en el Madrid. Tendrás una competencia feroz, pero te los comerás a todos.

—Dame un abrazo.

Nos lo dimos. Y se fue. Y ha ganado todo lo que un futbolista puede ganar vestido de blanco. Y lo que le queda. Ayer jugó uno de los mejores partidos de su vida, su clásico top. Junto a los mejores propios y ajenos. Metió un gol clave, el que igualaba a ventaja azulgrana con el reloj cabalgando hacia el final.

Ayer Lucas Vázquez jugó uno de los mejores partidos de su vida, su clásico top

Un gallego, un tipo de Curtis: la universalidad del Madrid otra vez. Curtis, 4.000 habitantes. La universalidad estuvo también en sus goles: brasileño, gallego e inglés. Ya he visto videos de madridistas por el mundo festejando el triunfo. El del equipo y el de Lucas. Ma-ra-vi-llo-so.

Total, que si el Madrid es capaz de sumar siete puntos de los dieciocho que quedan será campeón haga el resto lo que prefiera. Eso es ganar dos y empatar uno de seis. Si lo logra habrá sido contra la peor plaga de lesiones que se le recuerda, las faenas arbitrales de costumbre, lo feísimo que ha tenido que vivir las más de las veces que ha jugado fuera del Bernabéu. Todo eso. Y más.

El Real Madrid celebra la victoria frente al Barça

Se trata de un equipo-familia, sin eso hubiese sido imposible este éxito que el madridismo celebra como revancha. Le han puesto mil piedras en el camino, incluidas sustracciones de imágenes y retoques de actas arbitrales. Es extraordinario.

Como dicen los modernos, a mamar. Dos veces en cuatro días. Semana Grande, esta y la de San Sebastián. Donde juega el Madrid el viernes. Si hubiera sentido del humor, la Real le hacía el pasillo. Ah. Y el Girona acababa segundo. Y jugaba la Supercopa. Han sido los dos mejores. Vamos a ver. Y el árbitro: un tío que no hizo cosas raras. ¿Es tan difícil? Sin cosas raras el Madrid acostumbra a ganar. Marinero, no hay camino, se hace camino al nadar. Va por ti, Lucas.

 

Getty Images.

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