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Carlos Padrós, el fundador

Carlos Padrós, el fundador

Escrito por: Antonio Valderrama26 marzo, 2024
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En la Sacramental de San Justo, junto a la pradera de San Isidro que pintó Goya y entre las tumbas de los grandes románticos españoles, yace desde 1950 Carlos Padrós i Rubió, el quinto hijo de Timoteo Padrós y de Paula Rubió, naturales de Barcelona y Villafranca del Penedés, respectivamente. Nacido en Barcelona en 1870, por lo tanto “catalán de familia, nacimiento y sentimientos” según se describió a sí mismo cuando tomó posesión de su acta por primera vez como parlamentario en Madrid el 17 de octubre de 1912, “su familia lleva mucho tiempo en Madrid y en el comercio de Madrid es dueña del conocido establecimiento Al Capricho, donde acrecentó su fortuna”.

En ese establecimiento, calle Alcalá número 48 esquina con Cedaceros, boutique de moda, complementos y telas de importación, se formalizaron los estatutos del Madrid Foot-ball Club, la unión de la Nueva Sociedad de Foot-ball de Julián Palacios y los estudiantes de la Escuela de Ingenieros de Minas y del equipo del Association Sportive Française, y los leales a la vieja Sociedad de Foot-ball que languidecían en el Sky Foot-ball Club.

El Sky vestía de rojo y de azul como la antigua Sociedad, que en puridad es el primer club estrictamente de fútbol fundado en la capital de España. El nuevo club adoptó el blanco venerable y puro del Corinthian de Londres, la institución balompédica más famosa del momento en Europa, seguramente por influencia de Arthur Johnson, el irlandés que enseñó a jugar al Madrid. Al Capricho, como hemos leído, era un negocio que en ese momento daba trabajo a 200 personas y que llevaban los hermanos Padrós i Rubió, Carlos y Juan, mayor que él, “empresarios textiles, producto de esa burguesía que surgió con la segunda Revolución Industrial” como los definen de un trazo otros hermanos geniales, los Del Riego, en las primeras páginas de La Biblia Blanca. Aunque no hubiera hecho ninguna otra cosa más en su vida, Carlos Padrós i Rubió contribuyó, con la fundación del Real Madrid Club de Fútbol, al mayor hito cultural, social y político de España desde la Constitución de Cádiz de 1812. Pero es que, además, Padrós fue una de esas figuras públicas polifacéticas y dinámicas que hicieron posible creer a algunas capas de la España urbana del primer tercio del siglo XX que una república democrática, parlamentaria y liberal, a la francesa, era posible. Quizá como alegoría de esa quimera destruida sin piedad por la Historia, su tumba, en el cementerio de la buena sociedad madrileña de la Restauración, se halla olvidada y derruida, sin ninguna flor ni ningún recuerdo, tampoco del club al que con su tesón y creatividad ayudó a levantar en el Antiguo Testamento.

Carlos Padrós

Los Padrós dejaron su casa, en la judería de Barcelona, que en la corona de Aragón se llamaban Call, por el centro de Madrid cuando Carlos tenía seis años. Los borbones, en la figura de Alfonso XIII, habían vuelto a España tras los turbulentos años que siguieron a la revolución de 1868, La Gloriosa, el exilio de su madre, Isabel II, el asesinato de Prim y el breve reinado de Amadeo de Saboya. En Madrid se prosperaba y Timoteo Padrós Parals, que ya era razonablemente rico, mudó a la familia a la capital en un momento de consolidación del sistema constitucional a la inglesa que patrocinaba esa eminencia malagueña llamada Cánovas del Castillo. Las fuentes hablan de la familia Padrós i Rubió como una casa abierta, europeísta y cosmopolita. Los hechos lo prueban. Su hermana Matilde, tres años más pequeña que Carlos, fue la primera mujer que se licenció en Filosofía y Letras en toda España, en la Complutense. Le dieron clase figuras de la talla de Salmerón y Menéndez Pelayo y sacó sobresaliente en metafísica, hebreo, griego o literatura, doctorándose con matrícula de honor dos años después. De ella dijo Ortega y Gasset que era la criatura más inteligente y cándida que había conocido. Casada, vivió en Londres y además de dar clases de español participó como redactora en la Britannica.

Carlos Padrós fue un hombre excepcional, un auténtico dinamizador intelectual del país. Como no podía hacer deporte por la cojera que le dejó una enfermedad en la primera niñez, desarrolló unas dotes organizativas extraordinarias. Participó, con su hermano, en las fases embrionarias del foot-ball madrileño, pero no conformes con el desarrollo de las cosas tomaron la iniciativa y crearon algo nuevo, único. Las consecuencias de aquella rebeldía seguimos admirándolas hoy: un accidente histórico con un puñado de Copas de Europa alrededor de una corona.

En la trastienda de Al Capricho ya estaban todos los que luego determinaron la historia del Madrid y del fútbol español: los Padrós, Palacios, Paragés, Meléndez y Johnson, amigos de Minas y del Liceo Francés. Aunque es Juan el que sucede a Julián Palacios al frente del Madrid, el turno de Carlos llegaría pronto: en 1904 ya está preparado no sólo para dirigir la nueva organización sino para impulsarla a través de sus propios proyectos personales, que incluían la organización de las primeras competiciones formales a nivel nacional, la primera federación española y la primera confederación internacional de foot-ball, fútbol o balompié. Monta, aprovechando los fastos por la mayoría de edad de Alfonso XIII, la primera Copa de España, que aunque nace oficialmente al año siguiente ya tiene su primer episodio en los terrenos que hoy albergan los Nuevos Ministerios. Padrós, que era amigo del rey, invitó al New de Madrid, al Vizcaya (una selección bilbaína formada por los futbolistas del Athletic y del Bilbao), al Barcelona y al Español de Barcelona. Se jugaron un trofeo donado por la Casa Real que ganaron los vascos.

Carlos Padrós fue un hombre excepcional, un auténtico dinamizador intelectual del país. Como no podía hacer deporte por la cojera que le dejó una enfermedad en la primera niñez, desarrolló unas dotes organizativas extraordinarias. Participó, con su hermano, en las fases embrionarias del foot-ball madrileño, pero no conformes con el desarrollo de las cosas tomaron la iniciativa y crearon algo nuevo, único. Las consecuencias de aquella rebeldía seguimos admirándolas hoy: un accidente histórico con un puñado de Copas de Europa alrededor de una corona

Su actividad, en aquellos años de vértigo, fue frenética. En 1902 fundó la Unión Madrileña de Clubes, un antecedente de las federaciones regionales y de la nacional, en cuya génesis también estuvo. Hacía un año que había abandonado la presidencia del Madrid. Fue desde entonces presidente honorario, el primero hasta que Florentino Pérez recuperase el título casi cien años después. Su legado estaba tan vivo que Paragés y Meléndez, los hombres que continuaron su trabajo al frente del Madrid, amigos y discípulos, fueron los que culminaron el primer gran salto mortal de la historia de la institución, la mudanza al Campo de O´Donnell, el primer estadio propiamente dicho de la historia del fútbol español, cuyas obras de vallado, vestuarios y graderío, algo nunca visto hasta entonces en España, sufragaron los propios socios del Madrid a iniciativa de la directiva. Padrós, educado en la Institución Libre de Enseñanza y en los college británicos, había dejado una huella profunda en una generación de hijos de la primera gran burguesía comercial madrileña, a los que sacaba diez años y de los que fue un padre intelectual. La promoción del deporte, su difusión entre todas las capas de la sociedad y la visión del fútbol como un negocio a largo plazo, estaban ya presentes entre todos aquellos maestros de Santiago Bernabéu, que por entonces era futbolista y también arrimaba el hombro como los demás en las obras de O´Donnell. Padrós no sólo fue el guía espiritual de estas obras, también puso dinero de su bolsillo. A esas alturas, desvinculado del deporte, se empleaba a fondo poniendo en práctica de nuevo su genio creador y organizativo en la agricultura.

Como terrateniente, quiso modernizar el campo, aumentando el rendimiento de sus fincas con nuevos cultivos e intentos de industrializar la actividad agraria. Levantó fábricas de aceite Martos y Fuensanta y recibió por ello del rey Alfonso XIII lla Gran Cruz de la Orden Civil del Mérito Agrícola. Fue Presidente del Centro de Estudios Agrosociales, de la Confederación Española Patronal Agrícola y Vicepresidente de la Asociación de Agricultores, por ejemplo. Si se metía en una cuestión, era a fondo. También fue Vocal del Consejo Superior de Fomento y en 1912 entró a formar parte del Partido Liberal del conde de Romanones, diputado en las Cortes por designación directa no obstante avalada después con el apoyo de liberales, regionalistas, conservadores y carlistas. Fue diputado tres veces seguidas por el distrito de Mataró y allí, en gratitud por la dedicación y el esfuerzo en mejorar la vida de sus habitantes, le dedicaron hasta una avenida. En el parlamento dejó, por ejemplo, intervenciones que demuestran su capacidad de adelantarse al futuro: el 10 de noviembre de 1916 realizó una “disertación sobre el abusivo precio que tenía la gasolina en España respecto a Europa, y lo que esto suponía para el retraso de la economía nacional” de la que el historiador Andrés Bayona ha guardado una última y brillante parte que sirve como botón de muestra de la naturaleza de su pensamiento. “No voy a cometer la ridiculez de pretender demostrar a los señores diputados la importancia que tiene en la vida moderna la rapidez de los transportes. Si es posible que alguien suponga que la utilidad de la gasolina queda limitada al uso de los automóviles para pasear y lucirse por las calles de Madrid, y que esa es la razón que me mueve á hacer estas manifestaciones, yo fío en la cultura de los señores diputados, que, sin duda alguna, reconocerán el gran interés que tiene para la industria y para la agricultura el abaratamiento de este producto”.

Trabajó desde Madrid por solventar el grave problema de las inundaciones que asolaba cíclicamente Mataró. Las cuestiones agrarias estuvieron siempre en su punto de mira. Tanto es así que mucho después, ya durante la República y retirado de la política, redactó un proyecto de ley de crédito agrícola en el que se fomentaba la unión de patronos y obreros en las llamadas Hermandades Rurales, apoyados por créditos blandos para crear riqueza y evitar el desempleo agrario. Fue un socialdemócrata puro y avant la lettre, un liberal en un mundo que se encaminaba irreversiblemente a la conflagración total entre comunistas y fascistas. Es curioso y debería ser enfatizado muchísimo más (ahora mismo no lo es en absoluto) que en estos tiempo de falseamiento de la memoria histórica el Madrid sea quien pueda reivindicar que no sólo es quien tuvo un presidente fusilado por rojo tras la guerra y otro represaliado políticamente y exiliado en París, sino que además tuvo a uno de sus fundadores en el origen del Procés. Su último acto como diputado fue asistir a la célebre Asamblea de Barcelona en 1917, uno de los primeros grandes jalones del autonomismo catalanista.

El levantamiento del ejército de África de julio de 1936 le cogió en Madrid, donde un grupo de milicianos quiso darle el paseíllo y en efecto se lo dieron. Fue, sin embargo, uno de los afortunados que sobrevivieron al terror rojo, no se sabe si por azar, como Zamora, o porque no estaba de Dios que aquella fuese su hora. Junto a su mujer y una de sus hijas fue llevado al Retiro, donde en un paredón padeció, como Dostoyevski, un simulacro de fusilamiento. Llevado luego a la checa del Círculo de Bellas Artes, todos se desentendieron de él y sencillamente se marchó por su propio pie a la embajada de Polonia, donde obtuvo el salvoconducto necesario para pasar a Francia, a Marsella. A su regreso a España su domicilio estaba, como el Estadio de Chamartín, completamente destrozado. La posguerra no fue benévola con él. Su hija Blanca se le murió en 1945 y muy decaído moral y físicamente, Padrós fallecía en diciembre de 1950, el mismo día que el Madrid perdía por goleada en Sarriá contra el Español. A su entierro fueron Bernabéu y Luis de Carlos, pero es una pena que a día de hoy Padrós, el protoBernabéu, una de las más grandes figuras de la historia del club, pase, como casi todo lo que sucedió antes de 1953, desapercibido en la memoria del Madrid.

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Madridista de infantería. Practico el anarcomadridismo en mis horas de esparcimiento. Soy el central al que siempre mandan a rematar melones en los descuentos. En Twitter podrán encontrarme como @fantantonio

7 comentarios en: Carlos Padrós, el fundador

  1. Gran columna Don Antonio, un catalán en la génesis del Madrid, de ahí que sea un club con muchísimos aficionados en esa región imagino (aparte de las ligas y copas de Europa).
    Esperemos que Gargamel no tenga inconvenientes con ésta columna.

  2. Fantástico artículo, don Antonio Valderrama. Bien me habría venido para extenderme un poco en un vídeo que hice para mi canal, en el que cito casi de pasada a los hermanos Padrós, y buceo en los orígenes del fútbol moderno. El canal de youtube es Alter Historia, y el título del vídeo, "El origen masónico del fútbol".

  3. Buenos días, extraordinario artículo que pone en valor el trabajo y el legado de uno de nuestros fundadores, me ha recordado por su calidad e importancia el que le dedico a nuestro noveno presidente ahorcado por Franco, del cual tomo mi apodo, menos mal que no ha dejado de colaborar con La Galerna, no habría sido justo sobre todo para sus lectores de los cuales me preció de ser uno de los más fieles y devotos, no exagero si digo que este artículo sobre uno de nuestros fundadores y tercer presidente pasara a la historia, gracias infinitas
    Saludos blancos

  4. Tremendo a la par que vergonzoso que su tumba parezca un erial y no haya un busto, monumento o estatua en su recuerdo en el nuevo Bernabeu. Sería otro tanto de FloPer si lo hiciera, rendir tributo a uno de nuestros fundadores. Muchas gracias por su magnífico artículo, Don Antonio.
    Saludos.

  5. Pues todo eso que contáis en el artículo, hay que hacérselo llegar al club para recuperar no sólo su memoria, si no la de todos nuestros presidentes preteritos

  6. Padrós hermanos. Germans Padrós. Catalanes y , por consiguiente, españoles universales.
    Me ha gustado el artículo , enhorabuena. Y suscribo la sugerencia de que el club se ponga en contacto con familiares de lo de susodichos para que su lugar de reposo tenga unas condiciones con la solemnidad requerida.

    El concepto que tengo el madridismo catalán es muy elevado . Hay muchos madridistas entusiastas en la región . Les considero unos quintacolumnistas leales y vigorosos.

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Se pasó ocho años @antoniohualde despotricando de Bale porque no hablaba español. Ahora le parece que Bellingham en cambio bien... aunque tampoco habla español.

Sin embargo, creo que le entiendo, aunque no comparta su texto.

Estamos ante un escenario -en fútbol y baloncesto- que puede hacer de 2024 el mejor año deportivo de nuestras vidas.
Concentración, humildad y ¡a por ello!
¡VAMOS REAL!

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