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El mundial de rugby en clave madridista

El mundial de rugby en clave madridista

Escrito por: Athos Dumas9 septiembre, 2023
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Ha empezado la Copa del Mundo de rugby, que se celebra, como la de fútbol, cada cuatro años. Esta vez se va a celebrar en Francia, y la inauguración tuvo lugar en el Stade de France de Saint-Denis, de recuerdos a la vez gloriosos y amargos para miles de madridistas que sufrieron -sufrimos- la pésima organización de la final de la Liga de Campeones de 2022.

Este acontecimiento, pese a que en España no levanta demasiada expectación (el rugby en España ha sido siempre amateur y ha estado muy acotado al jugarse a nivel universitario, en colegios mayores y poco más), es uno de los más seguidos a nivel planetario, solo quizás tras el Mundial de fútbol, la final de la Copa de Europa, los Juegos Olímpicos y algún evento puntual, como la final de la SuperBowl, las rondas decisivas de la NBA, Wimbledon, las etapas de montaña del Tour de Francia y algún Gran Premio de F1, como el de Mónaco.

Inauguración Mundial Rugby

Y es que el rugby mueve pasiones y auténticas masas de aficionados, sobre todo en Gran Bretaña e Irlanda (recordemos que es el único deporte en el que la República de Irlanda y la de Irlanda del Norte juegan bajo una sola bandera, un único escudo y un mismo himno), las antiguas colonias del Imperio Británico (Australia, Nueva Zelanda, países de Oceanía, como Tonga, Fiyi o Samoa, Sudáfrica, Namibia), más algunos países de Europa Occidental, encabezados por Francia e Italia y algunos países sudamericanos, en especial, Argentina.

Prácticamente, las 20 naciones que participan en la Copa del Mundo son siempre las mismas, con alguna incorporación, como este año Portugal, que se ganó su clasificación en una última fase de repesca europea. España, que solo participó en el Mundial de 1999, fue descalificada de forma bochornosa por una serie de alineaciones indebidas que denunció su rival, Rumanía, que finalmente obtuvo su billete para Francia. Y es que la Federación Española de Rugby es un pozo de desorganización y de malas prácticas que no tienen apenas nada que envidiar a su homóloga de fútbol.

Rugby Escocia

El ámbito de países poderosos en rugby, como se ve, es muy limitado, apenas una treintena en todo el globo, pero la audiencia televisiva es millonaria, las entradas están agotadas desde hace meses y el índice de fidelidad a los colores es elevadísimo. No es ningún secreto, por ejemplo, lo que supone para Gales o para Irlanda poder derrotar a la selección de Inglaterra. Escocia, por ejemplo, tiene como lema el siguiente: “Ganar a Francia es un honor, pero ganar a Inglaterra es un deber”.

Para quien les escribe, amante absoluto del fútbol (bueno, exactamente sería más correcto decir amante absoluto del Real Madrid), el deporte que estéticamente más le gusta es el rugby, quizás por haberlo practicado de muy niño en el Liceo Francés de Madrid (que tiene un precioso estadio de rugby, no así de fútbol).

Rugby tercer tiempo

Es un tópico decir que es un deporte noble, pero lo cierto es que es la pura realidad. Por supuesto que también juegan “ovejas negras” con malas intenciones, pero son infinitamente menos numerosas que en el balompié. Fingir, hacer teatro, las diversas tretas para perder tiempo, todo ello está muy mal visto por los propios compañeros de equipo, por los rivales y, por supuesto, por los árbitros. Hay que destacar, por cierto, el absoluto respeto que hay en este deporte hacia la figura arbitral, que gana su autoridad desde antes incluso del pitido inicial de cada partido. Es impensable ver escenas clásicas en el fútbol en las que los miembros de un equipo rodean al colegiado cuando se ven perjudicados por una de sus decisiones.

Por no hablar de la transparencia que se vive en el rugby en todas y cada una de las decisiones arbitrales. El árbitro no tiene ningún reparo en explicar exactamente a los jugadores lo que ha pitado en cada jugada y, en las grandes competiciones como la Copa del Mundo o el 6 Naciones, lo explica detalladamente por medio de un micrófono a todo el público asistente y a los telespectadores, apoyándose en unas imágenes de vídeo transparentes y públicas - sin ocultaciones o manipulaciones, tipo Óscar Lago - que se muestran por los vídeo-marcadores.

Es conocido el dicho “el fútbol es un deporte de caballeros que se juega por villanos, mientras que el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros”

Exactamente lo contrario que pasa en España en el fútbol, con conversaciones entre árbitro de campo y sala VOR siempre censuradas o simplemente ocultas, que obviamente dan para pensar muy mal. Ya se sabe que en otros países ya se escuchan públicamente estas conversaciones: con el CTA de Medina Cantalejo y su acólito Clos Gómez, el oscurantismo más deplorable es el rey de la desinformación y de la manipulación.

Es conocido el dicho “el fútbol es un deporte de caballeros que se juega por villanos, mientras que el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros”. Y tiene mucho de verdad. En las “melés” se cometen faltas de todo tipo, incluyendo mordiscos, puñetazos, arañazos o cabezazos capaces de derribar a un buey. Pero pocas veces se fingen faltas, menos todavía lesiones, y la mala fe procura ser desterrada por la autoridad arbitral. Nunca se permitiría, por ejemplo, aquella lamentable imagen de Busquets haciéndose el agredido por Motta en semifinales de Champions contra el Inter de Mourinho (que le costó jugar al Inter una hora en inferioridad numérica), o una fechoría como el falso penalti (el célebre penalba) a Jordi Alba en un Barça-Éibar, que le pudo costar una liga al Madrid en 2017. Dichas acciones se hubieran revisado, rectificado y muy posiblemente habría caído una sanción ejemplar para los teatreros de turno.

El rugby es un deporte que desde hace unos pocos años se juega a reloj parado, no tan estricto como el baloncesto, con lo que los 40 minutos se convierten, entre lesiones o discusiones arbitrales, en 50 minutos de duración por cada tiempo. Son inconcebibles las pérdidas de tiempo que tanto daño hacen al fútbol, ya que en dichos hipotéticos casos se pararía el reloj, así de sencillo.

Es bueno recordar que el Real Madrid llegó a tener, entre sus secciones deportivas, una de rugby, que tuvo bastante éxito en los años 20 y 30 del siglo pasado, con consecución de algunos campeonatos (una Copa de España en 1934, por ejemplo), hasta que desapareció en 1948. Hubo un intento de resucitar el rugby madridista en 2007, con un acuerdo de colaboración con un gran equipo de la época, el CRC Pozuelo, aunque al final se desestimó proseguir dicha aventura, ya que, como hemos dicho, el rugby no es rentable en España ni tiene suficiente mercado.

Haka Nueva Zelanda

Hay tres claros favoritos en este Mundial: el anfitrión, Francia, varias veces subcampeón del mundo que aún no ha tocado la gloria, Sudáfrica (3 mundiales: 1995, 2007 y 2019) e Irlanda, reciente ganador del último 6 Naciones. Hay que añadir a este terceto siempre a Nueva Zelanda, aunque en los últimos tests premundialistas han demostrado una inusitada fragilidad defensiva. Dos selecciones habitualmente muy potentes, Australia (1991 y 1999) e Inglaterra (único equipo del hemisferio norte ganador de un Mundial, en 2003), están en horas bajas, aunque habrá que tener un ojo en su trayectoria mundialista. El equipo outsider puede ser Escocia, que juega un excelente juego ofensivo, y seguro que Argentina (los célebres Pumas), Tonga y Japón serán naciones duras de roer.

No pudo empezar mejor, con un estadio abarrotado cantando a capella la Marsellesa, frente a toda una tricampeona del mundo (1987, 2011 y 2015), los All Blacks de Nueva Zelanda, que nos regalaron una impresionante haka maorí para tratar de amedrentar al XV del Gallo.

Francia Nueva Zelanda Rugby

El partido no defraudó, con emoción a raudales y mucha igualdad. Francia, con muchos nervios, quizás por la pompa de la inauguración, estaba siendo dominada por los Kiwis hasta bien entrada la segunda mitad y no empezó a jugar a la mano, la tradicional especialidad del rugby champagne galo. El dominio francés fue evidente durante la última media hora, y de un 9-13 desfavorable (con dos ensayos de los All Blacks por medio de su fabuloso ala izquierdo Telea), se pasó a un 27-13 final, con 2 ensayos locales y una extraordinaria actuación del zaguero Thomas Ramos, que pateó magníficamente 5 golpes de castigo y transformó un ensayo, marcando un total de 17 de los 27 puntos de su selección.

Si tienen ocasión, disfruten de algún partido de esta Copa del Mundo. Podrán apreciar un deporte de enormes valores, noble, solidario y de entrega total, arbitrado con luz y taquígrafos (¿Se imaginan a ustedes a Hernández Hernández explicando sus erróneas decisiones? Quizás se lo pensaría dos veces y acertaría más a menudo, sobre todo pitando al Real Madrid), duro muy a menudo, pero sin malas intenciones casi siempre.

Y después de un partido, ya saben, a disfrutar de otro clásico del rugby: el tercer tiempo. Camaradería y deportividad, sin malos gestos.

 

Getty Images

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