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El hombre que venía del futuro

El hombre que venía del futuro

Escrito por: Hank1 junio, 2022
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Mateo se encontraba de vacaciones. Esta vez había elegido como destino la ciudad de Madrid en marzo de 2022. Le gustaba viajar a las ciudades en las que había vivido en épocas pasadas y disfrutaba especialmente de los pequeños placeres ahora inexistentes en su época. Se sorprendió a sí mismo yendo a un bar aquella noche del miércoles 9 de marzo y presenciando a aquel grupo de ilusos madridistas animando a su equipo en una eliminatoria que él ya sabía de antemano que habían perdido. No recordaba exactamente aquella eliminatoria contra el PSG, pero si de algo estaba seguro era de que aquella Champions League la había ganado el Manchester City del gran Pep, en una final frente al Liverpool que había sido toda una oda al fútbol como los dioses mandan. Ya saben: fútbol gourmet, ritmo vertiginoso, gestos de calidad continuos, algún que otro perdonable pase horizontal, y bueno, para qué negarlo, algunas pérdidas de tiempo del equipo de un genio que ha sabido reinventarse a sí mismo cogiendo las más sabias técnicas de sus mayores enemigos.

Sonrió al ver que el juego que el Madrid desplegaba no tenía nada que hacer no solo con el de cualquier equipo de Pep, sino tampoco con el que estaba mostrando el equipo parisino y sonrió con verdadero placer cuando Mbappé arrancó la moto, dejó atrás al Madrid entero y batió a Courtois para poner el 0-1 en el marcador y el 0-2 en el global.

—Es que es muy bueno —oyó que se lamentaba un madridista en el bar—.  Menos mal que el año que viene será nuestro.

Mbappé y Militao

Mateo se permitió una risita de suficiencia ante ese comentario. “Ay, amigos, si vosotros supierais…” pensó para sus adentros con una sonrisa ufana. Qué bonito era ver caer al Madrid y a sus arrogantes aficionados, esos que tenían la costumbre de creerse invencibles como si no fuera el Barcelona el único equipo que ha ganado varios tripletes y hasta seis copas en un solo año. Ah, ese equipo sí que era una delicia y no el Madrid de Zidane y sus Champions robadas.

Pidió otra cerveza y se dispuso a disfrutar de lo que quedaba de partido. La verdad es que no recordaba el resultado, pero estaba disfrutando del “meneo” que le estaba pegando el PSG a los merengues. Fue a pegarle un trago a su recién servida rubia cuando un murmullo general se apoderó de aquella taberna. “Bah, solo es Benzema yendo a presionar al portero, se creerá que este es Karius o Ulreich…” y siguió apurando el trago de su cerveza. Cerveza que volcó al segundo siguiente, cuando el murmullo pasó a clamor. Todo el mundo de pie de repente. Donnarumma había perdido el balón y ahora se encontraba en los pies de Vinicius.

—¡PERO SI HA SIDO FALTA!— gritó Mateo indignado—.

Un instante después se maldijo a sí mismo y miró alrededor esperando las reprimendas de los madridistas, pero estos estaban demasiado concentrados en la jugada, chillando a Vinicius que tirara o la pasara. Un segundo después todos estaban gritando abrazados los unos a los otros celebrando el gol de Benzema. Su preocupación se tornó ahora en extrañeza. No recordaba en absoluto ese gol, y debería hacerlo: un robo así no se olvida fácilmente y él tenía una memoria muy experimentada, sobre todo en lo referente a los habituales atracos del Madrid. Recordó en ese momento el gol de Ramos en Milán en fuera de juego (para el cuál reconoció que necesitó llegar a la vigesimoquinta repetición para ver si había tocado el balón), el penalti contra la Juve a Lucas en el 90, el fuera de juego de Cristiano contra el Bayern (con la eliminatoria ya decidida, pero robo al fin y al cabo), los 5 minutos de descuento en Lisboa (vale que Ramos marcó en el 93, pero ¿5 minutos? ¡Qué barbaridad!).

Benzema Donnarumma

Pero el caso es que esa jugada en concreto no la recordaba para nada y estaba seguro de que la recordaría. En fin, qué más daba. El Madrid no había pasado de cuartos ese año así que por qué no seguir disfrutando de la futura amargura que aquellos inocentes vikingos estaban a solo unos 20 minutos de experimentar. Aquello le ayudó a volver a calmarse. Pero de repente, volvió de nuevo la vista al televisor y vio como Modric cogía el balón en su propio área y salía con él totalmente rodeado de jugadores del PSG (“¿por qué ninguno de esos ineptos metía el pie?”). Vio como la gente se levantaba de nuevo con emoción de sus asientos. “Sí, sí, ya os hemos visto, madridistas, podéis sentaros que no vais a met…” Pero Modric filtró el balón a Benzema y este hizo lo propio con la portería.

—¿Pero qué demonios es esto? —Volvió a hablar en voz alta—.

Mateo no entendía nada. No recordaba nada de esto. ¿Sería posible que el Madrid ese año hubiera perdido en la prórroga? No, no, imposible. Negó con la cabeza tres veces como si quisiera convencerse a sí mismo. Miró con despecho a aquellos idiotas felices que aún no entendían que estaban a punto de ser eliminados. “Bueno, cuanto más alto se vuela, más dura es la caída. Ahora cuando pierdan después de haber tenido la remontada tan cerca les dolerá más” Se serenó a sí mismo.

El PSG sacó de centro y la euforia se apoderó de nuevo de hasta el último rincón del bar cuando Modric robó el balón y Rodrygo lanzó a Vinicius. El balón sale rebotado y unos segundos después un Benzema extasiado está abriendo los brazos mientras los aficionados del bar hacen lo propio con sus compañeros parroquianos. Aquello ya no era un bar sino una explosión de alegría blanca en la que el único que no participaba en la misma se hallaba totalmente pasmado, con la boca abierta sin poder entender absolutamente nada de lo que estaba aconteciendo.

Estaba seguro de recordaría este partido si posteriormente el PSG hubiera vuelto a remontar ese partido. Pero más seguro estaba de que el Madrid había perdido en octavos ese año. Cada vez más dubitativo, se quedó para ver el desenlace del partido. “Tiene que marcar el PSG, tiene que marcar el PSG” pensaba más para convencerse a sí mismo que otra cosa. Pero el PSG parecía estar tan confundido o más que el propio Mateo. Los minutos pasaron ante el desconcierto de un Mateo que no veía como el equipo de Messi, Mbappé y Neymar iba a ser capaz de hacer un gol o dos en el tiempo que quedaba. Ya solo quedaba un minuto. Tenía que ser entonces. Un gol, prórroga y ahí gana el PSG, claro. Ya casi estaba preparando el grito de celebración de ese gol que los llevaría a la prórroga. Pero el que llegó fue el rugido de celebración del bar entero (camareros incluidos) cuando el árbitro pitó el final del partido. Mateo miraba a su alrededor sin entender absolutamente nada, intentando encontrar algún tipo de explicación para lo que acababa de presenciar. Trató de levantarse, pero lo hizo con demasiada premura y se mareó. Tuvo que volver a sentarse. El siguiente paso fue coger su dispositivo. La señal no era muy buena y las páginas no cargaban. Se levantó de nuevo, esta vez despacio y con mucho cuidado. Pagó al camarero de la barra y salió a la calle. Las páginas seguían sin cargar bien así que decidió cortar por lo sano. Pulsó el botón y se puso el dispositivo junto a la oreja. Al tercer ring oyó la voz de Ernesto.

—Mateo, tronco, ¿no estabas de vacaciones?

—Y lo estoy, o lo estaba, ya no sé ni dónde estoy.

—¿Eh? ¿De qué hablas? ¿Va todo bien, amic?

—¡NO, NADA VA BIEN, MALDITA SEA!

—¿Pero qué te pasa, hombre? Tranquilo…

—¿Quién ganó la Champions en 2022?

—¿Eh?

—¿QUIÉN GANÓ LA CHAMPIONS EN 2022?

—¿Pero qué te pasa? ¿Necesit…?

—Tú solo dime quién ganó la Champions ese año.

—¿2022? Pues el City de Pep, ¿quién sino?

—Ah, menos mal. —Aliviado, respiró por un segundo, pero luego la duda lo siguió asaltando—.

—Espera un segundo, ¿cómo quedó el Madrid contra el PSG en octavos?

—¿Cómo? Pero si el Madrid ese año no jugó contra el PSG. Perdió en octavos contra el Benfica, ¿no te acuerdas de los memes que hicimos con aquello?

No supo si había soltado el dispositivo o se le había caído, pero el caso es que estaba en el suelo y Ernesto se había quedado hablando solo. Aquello no podía ser, era imposible…

—¿Se encuentra bien, caballero? Está usted pálido…

Levantó la mirada y la cruzo con un hombre de unos 60 años ataviado con la camiseta blanca del Real Madrid.

—Nada de esto tiene sentido… —alcanzó a decir—. Y a decir verdad, nada lo tenía.

—Jajajaja, pues claro que no lo tiene —repuso el hombre sonriente dándole una especie de apretón reparador en el hombro mientras le devolvía el dispositivo poniéndoselo en la mano—. Pero esto es el Madrid.

 

Getty Images.

6 comentarios en: El hombre que venía del futuro

  1. En el universo paralelo de Narnia en el fútbol las reglas eran distintas, se ganaba por una votación de expertos que determinaba quien era el vencedor, no por goles marcados.

  2. Jajaja...estaba viendo el video de voz madridista https://www.youtube.com/watch?v=SE2v3gs98mY (que a veces escribe por aquí) contestando al de un tal spider culé (hace videos disfrazado de spiderman, os lo juro) y alucinaba. Se han creado un mundo paralelo que poco difiere del de tu relato. En serio, si sois capaces de sobrevivir al ataque de risas o de vómitos que os producirá, merece la pena escucharlo para ver cómo se creen su propio mundo paralelo.

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