Las mejores firmas madridistas del planeta

No es sino por una digresión de lo realmente objetivo que uno tacha, a día de hoy, al Real Madrid como un proyecto fallido. Como español, reconozco bien lo que es dejarse llevar por la corriente cortoplacista, por el deseo inmediato de saciar el apetito de ahora, a expensas del hambre del mañana.

Me remonto al año primero después de la marcha del que haya sido la mayor figura del madridismo, al menos, en la era moderna. Llamaremos a esta época el Crack del 18, para los entusiastas de las crisis y de las catástrofes cíclicas. Como buenos humanos, al sentir el frío que deja el vacío más desolador, intentamos llenarlo con novedades, por más que sepamos a ciencia y conciencia que no son cosa digna de ocupar ese lugar en nuestra casa. Al Real Madrid, que también lo dirigen humanos, llega Julen Lopetegui; se le otorga el dorsal siete, el de los días de la semana, el de la suerte y, hasta ese mismo verano, el del autor de 451 tantos, a un joven Mariano Díaz. No se demora en llegar la primera gran derrota de este ciclo, contra el Atlético de Madrid, frente a los ojos juiciosos de toda Europa. Las derrotas en liga y la mala imagen en Champions despiden a Julen. «Pobre hombre», llegó a decir mi abuelo; «Dos despidos en cosa de tres meses es cosa seria», se preocupaba por él. El resto nos preocupábamos por motivos distintos y, en más de una ocasión, estoy seguro de ello, los madridistas se toparon con la pesquisa en sus mentes: «¿Se acabó todo esto? ¿Ya no va a haber más de lo que hemos visto?».

Aficionado del Real Madrid

Pero el Real Madrid, si de algo se ha nutrido para salir adelante, es de nunca y bajo ningún concepto darse por vencido, de izar sus banderas y partir con sus pendones disimulados, sin llamar la atención de los piratas, confiando en los vientos alisios, en las mareas, en el oleaje, en la luna y, por encima de todo, en el tiempo. Quijotesco fue el presidente al confiar en el tiempo al mostrar su tranquilidad. No tardaron las chanzas de bufones velazqueños, con ansia por ver a la embarcación hundirse. Las mofas hacia los recién llegados, que en el presente son figuras que reflejan grandeza, no tardaron en pasarles factura y, al no fijar su atención en el espejo, en las señales, en la realidad, las barbas de los chanceros hoy se cortan sin haberlas puesto a remojo.

Hoy, el Real Madrid, tras varios años desde aquello, se puede meter en una final de Champions, en la segunda en tres años, habiendo vencido a gigantes por el camino, tras haber acallado a la opinión pública con actos heroicos, con el éxito llegado desde el silencio

Hoy, el Real Madrid, tras varios años desde aquello, se puede meter en una final de Champions, en la segunda en tres años, habiendo vencido a gigantes por el camino, tras haber acallado a la opinión pública con actos heroicos, con el éxito llegado desde el silencio. Hoy, el Real Madrid llega a puerto y trae consigo una tripulación de veteranos y noveles de la mar, de feligreses de la verdad, del sacrificio, de la libertad y de las ganancias ganadas por el trabajo durante años.

Por ello, querido Sancho, confía siempre en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.

 

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Y la liga número 36 ya está en nuestras arcas. Enhorabuena a todos los madridistas. Ha sido una temporada muy meritoria para el Real Madrid. Nuestros jugadores se han dejado la piel en el campo y el staff técnico ha sacado soluciones tácticas cuando más mermados parecíamos. A lo largo de las últimas semanas venimos haciendo balance de esta temporada que termina y hasta ahora es de sobresaliente. Sinceramente, no puedo más que felicitar a todo el club por el trabajo bien hecho. Seguro que ya está todo dicho acerca de este campeonato liguero y muchos de mis compañeros en La Galerna ya han escrito fenomenalmente sobre ello. Os invito a echar un vistazo si aún no lo habéis hecho. Especialmente recomendable, la Guía para superar la liga 36 que publicó este lunes Luis Montero Manglano. Es desternillante.

¿Y ahora qué? Pues a por la matrícula de honor. Hoy tenemos una oportunidad de oro para ponerle la guinda al pastel. El rival será de tronío pero las tenemos todas con nosotros. Si un partido entre el Real Madrid y el Bayern de Múnich siempre es especial, aún más lo es cuando te estás jugando el pase a una final de la Champions. El Santiago Bernabéu lucirá sus mejores galas como en sus inolvidables noches europeas suele hacer. Un marco incomparable donde se vivirá un ambiente emocionante. La llegada del autobús del equipo volverá a agitar el ambiente y todos sentiremos un pellizco en el estómago como en los días grandes. En definitiva, como dijo el gran Karim Benzema poco antes de la ya mítica vuelta de semifinales en la Champions del 2022, todos sabemos que el equipo va a hacer cosas mágicas como ganar.

Busiana Sagrados Corazones

El colegiado del encuentro será Szymon Marciniak. La UEFA ha designado al polaco de 43 años por su experiencia en la máxima competición continental. De hecho, Marciniak fue el encargado de arbitrar las últimas grandes finales del fútbol mundial: la final de Champions de 2023 entre Manchester City y el Inter de Milán, la del Mundial de Catar entre Argentina y Francia o la del último Mundial de Clubes entre el City y el Fluminense. Esperemos que el contexto sea favorable y el arbitraje sea una mera anécdota en el partido.

¿Y ahora qué? Pues a por la matrícula de honor. Buena parte del éxito del Real Madrid pasará por saber mantener el tipo cuando la presión sea más fuerte

El Bayern llega al encuentro tras perder 3-1 frente al Stuttgart, su inmediato perseguidor en la Bundesliga. En el partido de ida en el en el Allianz Arena los teutones ya dejaron claro cuál es su punto fuerte como equipo: un ataque vertical con las bandas de Leroy Sané y Jamal Musiala, Thomas Müller como media punta flotando por las zonas de peligro y un Harry Kane con libertad para moverse por todo el frente de ataque e incluso bajar a recibir al centro del campo. Leon Goretzka es el único capaz de mantener el timón del medio campo, el único con capacidad para ordenar el equipo y filtrar pases con peligro. Presumiblemente, el lateral izquierdo Alphonso Davies volverá a partir desde el banquillo y será el único gran revulsivo real,  junto al media punta Serge Gnabry, que para mí tiene el Bayern en la recámara. No obstante, la baja a última hora de Guerreiro puede que fuerce a Tuchel a poner a Davies como titular. Veremos.

Tuchel

Será fundamental mantener el pulso del Bayern de Múnich los primeros minutos del partido. Doy por hecho que Thomas Tuchel querrá que su equipo presione muy arriba e imprima velocidad en el campo del Madrid. El entrenador alemán suele plantear una salida agresiva de sus equipos para tratar de asfixiar a sus rivales. Lo vimos el martes pasado en el Allianz Arena o en todas las ocasiones en las que nos hemos cruzado con él. Nuestros duelos con el Chelsea son los ejemplos más claros de esto. Buena parte del éxito del Real Madrid pasará pues por saber mantener el tipo cuando la presión sea más fuerte.

En la rueda de prensa previa, Carlo Ancelotti comentaba que “es una enorme motivación vivir un día así” y Carvajal confirmaba ese cosquilleo especial ante una cita tan grande. Saber manejar los nervios es una virtud y en esto tanto la plantilla como el staff tienen una licenciatura cum laude. Queridos amigos, estamos pues a un paso de la gran final en Wembley. Todos deseamos vernos ese sábado 1 de junio levantando la Champions. Primero derrotaremos al Bayern y luego tomaremos Londres. ¡Hala Madrid!

 

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Un paradigma es un conjunto de teorías o supuestos cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que sirve como base para resolver problemas y avanzar en el conocimiento.

El concepto anterior tiene serias implicaciones más allá de la simplicidad de la mera definición. Al punto que en la vida diaria los paradigmas pueden influir en cómo percibimos nuestras posibilidades ante cada reto, en cómo actuamos para alcanzar nuestras metas y, por lo tanto, en los resultados que obtenemos en muy diversos ámbitos.

Para ilustrar mejor este punto aprovecharé dos ejemplos que mencioné en mi último artículo ("Otra razón para creer"). En él, comenté que fue solo después de que Roger Bannister completara una milla (1.600 metros) en menos de 4 minutos en 1954, y que Edmund Hillary y Tenzing Norgay alcanzaran la cumbre del Everest en 1953, que miles de personas comenzaron a creer que estos logros, aparentemente imposibles, podían ser alcanzados y se sumaron a la estadística de éxito en ambos casos. En otras palabras, el paradigma del resto cambió gracias a estos pioneros, abriendo un nuevo horizonte de posibilidades para los demás.

Tenzing Norgay

Esta idea es de vital importancia para nuestras vidas, ya sea en el ámbito económico, emocional, laboral, profesional…, porque sugiere que si tu mente percibe algo como imposible, probablemente lo será. En cambio, si crees que algo es posible, incluso ante la dificultad aparente o manifiesta, tus posibilidades de lograrlo aumentan significativamente, especialmente si a esa disposición le añades un plan, trabajo arduo y resiliencia ante la adversidad. Consolido este argumento citando al gran Henry Ford: “Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, tienes razón”.

Con esto en mente, quiero reflexionar sobre el paradigma del Real Madrid y sus posibilidades de llegar a ese partido en el mítico estadio de Wembley el próximo sábado 1 de junio, donde podría tener la oportunidad de ganar la decimoquinta Champions League de su historia. En ese sentido, sinceramente pienso que, a pesar de la indiscutible fortaleza técnica, táctica y física del Bayern de Múnich, posiblemente equiparable a la del Madrid, creo con rotundidad que los de Ancelotti, en lo que respecta al paradigma bajo el que funciona su mentalidad, tienen una clara ventaja en comparación a su oponente de turno. A continuación, explico por qué.

No es descabellado pensar que quizá el propio paradigma de los jugadores del Bayern sea que, de una forma u otra, este Real Madrid, al final, siempre consigue la forma de ganar

Dado el impacto que los paradigmas pueden tener en nuestros logros, y considerando lógico presuponer que los jugadores del Real Madrid estén absolutamente convencidos de que pueden superar, una vez más, la semifinal, pienso que el madridismo tiene razones para ser optimista. Y es que estos futbolistas han tenido éxito tantas veces, en circunstancias variadas y en muchas ocasiones contra todo pronóstico, que su confianza es natural, espontánea y absoluta, lo cual combinado con su capacidad de sufrimiento y su extraordinario talento, aumenta tremendamente sus probabilidades de éxito en el partido en cuestión.

Rodrygo City

Mientras, por su parte, el Bayern de Múnich, un equipo impresionante y muy respetable en cualquier sentido que se nos antoje traer a colación, quizás tenga que hacer un esfuerzo tremendo intentando "hackear" con visualizaciones específicas las mentes de sus jugadores para intentar programarlas para el éxito en este caso, tarea ardua, especialmente si tenemos en cuenta que no es descabellado pensar que quizá el propio paradigma de los jugadores del equipo alemán sea que, de una forma u otra, este Real Madrid, al final, siempre consigue la forma de ganar. Esa sugestión, en el momento cumbre y decisivo de la eliminatoria, pudiera resultar definitiva.

Ante ese panorama, y entendiendo desde mi muy humilde punto de vista, y en el peor de los casos, que este Bayern no es mucho mejor equipo que el Real Madrid, me inclino a pensar que lo razonable es que la moneda cayese del lado de los blancos. No obstante, los de Múnich atesoran una historia tremenda, admirable, que me invita a no confiarme y a optar por esperar paciente, y con la fe que este equipo único me ha inculcado, una nueva posibilidad de hacer historia y llorar otra vez de alegría.

¡Vamos, Real, hasta el final!

 

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A esta edad, que uno se acomoda al cuerpo y la mente como puede, las ideas se plantan en la cabeza sin previo aviso, de sopetón. Fue un trino —o como haya de decirse ahora que nos han cambiado el pajarito por una X— del mosquetero de La Galerna, nuestro querido Athos, el que despertó la exactitud matemática, aquella que Pitágoras proclamaba esencia universal. El Real Madrid conquistó su trigésimo sexta liga el pasado fin de semana ¡justo el triple de las que conquistó Paco Gento en su dilatada carrera!

¡Releches! —pensé— ¡cuánta grandeza!, quizás esto último por influjo del ilustre Bengoechea. Después del fogonazo comencé a cavilar. Doce de las ligas y casi la mitad de las Copas de Europa pasaron de alguna forma por sus pies. ¿Cómo habría celebrado el nuevo triunfo?

Gento

En el estadio habría sonreído y su pecho habría doblado su diámetro. Esta era una de las formas de medir su madridismo, su plena satisfacción con los triunfos del equipo que latía por sus venas. Un rostro feliz, pero sereno, una expresión prudente acompañada por un lenguaje corporal exultante y casi oculto, sólo perceptible porque los botones de la chaqueta parecían querer sumarse a la traca final por el nuevo triunfo.

¿Y si hubiera estado en su casa? Habría gritado un ¡vamos, ya está!, o algo parecido junto a un fijo ¡Hala Madrid!; se habría levantado con un rugido de satisfacción y habría movido la cabeza mientras decía para sí mismo, “el Madrid, siempre el Madrid”. Luego, la calma. Después de la Galerna, siempre llega la calma, la quietud, las cosas en su sitio. El Madrid, donde le corresponde. Y Paco, don Paco Gento, feliz.

 

PD: La madre de Paco se llamaba Prudencia.

 

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Volar en un avión es ser parte de un pequeño milagro. Más de ciento ochenta mil kilos de metal y plástico suspendidos a cuarenta mil pies de altura entre Madrid y EEUU, como un prodigio de estabilidad y silencio. Hay tanta planificación y juicio razonado en esos vuelos para que todo cuadre como un puzle, hay tanta tecnología al servicio de la ausencia de malas noticias, que parece imposible. Todos los intervinientes juegan un papel clave y, generalmente, único. En cierto modo, conseguir que un proyecto como el del Real Madrid sea, a su manera, aburrido en cuanto que pobre en titulares sensacionalistas para el rival y su prensa de cabecera, gestionar con éxito constante al Real Madrid, se asemeja al vuelo de uno de esos mastodontes de variables masivas.

La tensión competitiva es una alimaña que muerde el cuello y la espalda. Es cierto que el deporte no da soluciones pero da alegrías (Alfredo Relaño dixit), pero esas alegrías, como un vuelo plácido, no son fruto del azar. La planificación de ingeniero y la estabilidad nos acercan a una grandeza que es una constante desde hace muchos años.

Volar en un avión es ser parte de un pequeño milagro. gestionar con éxito constante al Real Madrid se asemeja al vuelo de uno de esos mastodontes de variables masivas

A pesar de que la pelota acaricie la cesta o bese la red, la autoexigencia real (no la impostada, Sr. Hernández) impide la autocomplacencia. Los títulos son una consecuencia de lo anterior pero, a su vez, solo una muesca más en el revolver, de modo que las celebraciones de hoy miran al título siguiente. Esa adicción por la victoria abona la posteridad y vence cualquier Lista Engel de rivales. En el frontispicio,12 de las 14 últimas semifinales de Champions y 9 de las 11 últimas Final Four. Y treinta y seis ligas ya. Vertiginoso.

Herr Kroos

En el 84, Charing Cross Road de Londres ahora hay un restaurante de comida rápida pero el Real Madrid permanece inalterado por el tiempo como un monolito. Hace unas fechas trascendió una frase atribuida al actor Cillian Murphy que puede emparentar con el estado de ánimo de la estabilidad del madridismo actual:" Mi vida es muy simple. Leo muchos libros. Veo muchas películas. Escucho mucha música. Paseo al perro. Cocino con mi familia". Tal vez la estabilidad sea el secreto y a su vez la clave. Incluso nuestro juego, no carente de energía, se ofrece maduro y taimado cuando corresponde, sin concesiones al pánico ni tan siquiera en los peores escenarios.

Ahora que llegar a semifinales o a la Final-Four es un hábito, toca mirar atrás sin miedo y recapitular, sabiendo que vendrán más noches mágicas. Por eso, a las puertas de cada partido del siglo, en los que solemos estar nosotros y no otros, no hay miedo al futuro porque ya nada es urgente

Toni Kroos es probablemente la personificación de ese estado de ánimo. Como un cuadro de Jan van Eyck o Vermeer, su juego, precioso a primera vista, guarda lo mejor en los detalles. Control del partido y pausa, como un pulcro cirujano del fútbol de inmaculada bata blanca. Hablando de pausa, de la que carecía hasta hace no mucho, Vinícius es ya un jugador consagrado, con números de crack mundial. Se ha hecho mayor. Ancelotti puede ser el mecánico ideal de esta cadena de montaje con freno y marcha atrás, un tecnócrata de los vestuarios que ha resultado otro acierto organizativo, reflejando que alguien sabe lo que quiere y cómo lo quiere.

Ancelotti

Junto al legado estrictamente deportivo, que alumbra además de un presente gozoso un futuro prometedor, "el vil metal". La cuenta de resultados es incontestable año a año, con el mérito añadido de haber sido hostigados por las mayores amenazas posibles. Y ahí seguimos, como el capitán de un barco atado al timón. El nuevo estadio, una formidable madre de metal que parece sacada de la "Metrópolis" de Fritz Lang, corona esa gestión.

Ahora que los días de partido, esos que nos sorprenden en el trabajo a media mañana como un flash en forma de pellizco en el estómago, se afrontan sin drama; ahora que llegar a semifinales o a la Final-Four es un hábito, toca mirar atrás sin miedo y recapitular, sabiendo que vendrán más noches mágicas. Por eso, a las puertas de cada partido del siglo, en los que solemos estar nosotros y no otros, no hay miedo al futuro porque ya nada es urgente.

Pero no cabe contorsionarse para evitar caer en la adulación o en el halago fácil. Se piensa hoy en los éxitos venideros y se trabaja para mantener el pulso y la estabilidad mientras otros sudan tinta para pagar los sueldos del mes. No puede ser casualidad. El ingeniero de todo esto tiene nombre y es ingeniero de caminos. Es justo recordar a Florentino Pérez ahora y agradecer su inconmensurable tino. Cuando ya no esté al frente, será demasiado fácil. Y mucho de lo bueno que venga habrá sido por su culpa.

 

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Buenos días, amigos. Se acerca el momento, y vosotros ahí tan tranquilos. El Bayern de Múnich llegará mañana al Bernabéu, y pondrá en juego todo su peso específico en Europa, que es mucho, para privarnos del sitio en la final de Wembley que pensamos merecer. ¿Cómo no vamos a merecerlo, si somos los reyes de Europa de manera completamente abrumadora? ¿Cómo no vamos a considerar que esa final debe ser nuestra, como lo fueron tantas y tantas antes que ésta? Nuestra relación con la Champions es atávica, y después de la hombrada del Etihad, después del excelente resultado de la ida ante los bávaros, tenemos la sensación de que nada nos va a parar.

As abre boca con una entrevista a Karl-Heinz Rummenigge, la cual trae a portada con toda justicia y acierto. Es una pieza excelente, firmada por José Carlos Menzel, donde el viejo zorro alemán repasa minuciosamente, de manera casi entrañable, la rivalidad entre ambos clubes, así como diferentes asuntos de actualidad. No tiene desperdicio y os la recomendamos con todo afán. Recuerda quien fuera extraordinario delantero una goleada en un amistoso que picó al Madrid, hasta el punto en que los bávaros llegaron a arrepentirse de habérnosla inflingido, tan brutal fue nuestra respuesta en partidos posteriores a consecuencia del orgullo blanco herido. "Tuve que ponerme de central para que Camacho no me asesinara" es una frase de época. Tanto la anécdota como la entrevista en su conjunto reflejan de manera elocuente el odio fraternal que rige, desde tiempos inmemoriales, la relación entre ambas instituciones.

A nuestro juicio, patina Rummenigge en su visión de la batalla Superliga vs. Champions, pero lo hace desde una postura tan afectuosamente tranquila, tan teñida en el fondo de admiración, que todo en esta portada y esta entrevista se nos antoja edificante al máximo. Es una pieza tan bonita, en el mejor sentido de la palabra, que casi nos pasan desapercibidos los bajos de As, hoy dedicados al problema que tiene el Barça con sus camarillas de poder a cuenta del asunto Vítor Roque, que llegó como la respuesta culé a Vinícius y ahora no saben qué hacer con él, o los problemas de índole similar que tiene el Atleti con Joao Félix, delantero que costó ¡¡¡120 millones!!! y a quien nadie quiere ahora, ni el Atleti ni ningún potencial comprador, y sin que esta descomunal cagada haya sido criticada por los medios afines a los indebidos apropiadores del segundo club capitalino, o sea, por ningún medio.

Portada Marca

Marca va partido a partido, en clara muestra de la devoción cholista compartida con tantos otros medios, y no se fija en lo del miércoles sin antes prestar atención a lo de hoy mismo. Porque esta noche, en el Parque de los Príncipes, lucharán por el otro puesto en la final PSG y Borussia Dortmund. Llegan los alemanes con ventaja de un gol, y la responsabilidad de la remontada recae en Mbappé, a quien Marca, en atinada referencia cinematográfica, pone ante su "último tango en París". Kylian deja el PSG (a estas alturas no hará falta especificar a dónde), de ahí lo de que el tango sea el último. Prosiguiendo con la referencia, no nos cabe duda de que el crack francés ya está preparando la mantequilla para aplicar al Dortmund la misma política que Marlon Brando ejecutaba en el largometraje de Bertolucci . No sabemos si los alemanes, dignísimo rival, se dejarán.

Portada Sport

Por lo demás, nos unimos a Messi y a Joan Manuel Serrat en nuestra felicitación a Sport por sus 45 años de existencia. Nos parece, eso sí, enormemente elocuente el que Sport no sea capaz de autofelicitarse sin cagarla con la coma del vocativo. Qué gloriosa manera de sellar 45 años de... pues eso, de Sport. Dice Serrat que dicho rotativo lleva eso, 45 años siendo "su Biblia". No debemos nunca juzgar a los grandes genios por sus vicios, por oscuros y sórdidos que se nos antojen, y Serrat es indudablemente un genio. Estamos esperando que alguien le pregunte un día por Negreira, a ver qué opina, pero mucho nos tememos que esa entrevista no verá nunca la luz.

Conformémonos con la de As a Rummenigge, y riamos, amigos, riamos, ante el alud de fichajazos imposibles con los que Mundo Deportivo lobotomiza hoy a los incautos que puedan quedar.

Pasad un buen día.

Portada Mundo Deportivo

Después de que el Real Madrid ganase LaLiga el sábado, esta semana no podía faltar un cuestionario de fcQuiz que pusiese a prueba vuestros conocimientos sobre el campeonato doméstico.

El objetivo es que acertéis las ocho preguntas.

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Con respecto a la palabra alirón existen dos versiones acerca de su significado. Por una parte están quienes defienden que es la españolización del grito, en inglés, all iron! Así, cuando en las minas, en el XIX, sobre todo en Vizcaya, se encontraba una buena veta de hierro, todo el mundo festejaba pues eso significaba la buena ventura económica para los trabajadores de la explotación: all iron era prosperidad, se colgaba un cartel a la entrada de la mina y la gente de los alrededores cantaba el alirón. La otra versión sin embargo remite al árabe andalusí, al verbo al-i-lán, es decir, proclamar o pregonar.

La etimología vascuence conecta con lo británico y con lo industrial, que está en el origen mismo del foot-ball y da un sentido muy propio a ganar la Liga, que es casi como bajar a la mina, un trabajo duro, ingrato y peligroso que renta mucho sudor y poca gloria. La etimología andalusí vincula el acto jubiloso de festejar el campeonato con lo poético de las cosas, que al fin y al cabo está en la base de nuestra afición adulta por el fútbol, un amor que no tiene nada de material y que alimenta el espíritu en la lucha cotidiana por la existencia que Baroja con acierto tituló La busca.

Hay decisiones que sólo se explican desde la mala sangre. Tebas es un sieso de órdago y les hurtó a los niños que fueron con sus padres al estadio la posibilidad de echar un ratito inolvidable viendo cantar y bailar a Bellingham, Carletto, Camavinga y Vinícius

El Madrid, el sábado, cantó el alirón. Ocurrió casi tres horas después de ganar su partido con el Cádiz. A la Liga de Tebas no le dio la gana que el madridismo pudiera cantar victoria con su equipo en alegre y familiar comunión sobre el césped del Bernabéu y puso el Girona-Barcelona dos horas después. Hay decisiones que sólo se explican desde la mala sangre. Tebas es un sieso de órdago y les hurtó a los niños que fueron con sus padres al estadio la posibilidad de echar un ratito inolvidable viendo cantar y bailar a Bellingham, Carletto, Camavinga y Vinícius.

Bellingham y Ancelotti

En términos puramente mercantiles, LaLiga, que ahora se escribe así, todo junto, cosas del marketing, se comporta con el Madrid como si el Museo del Prado tuviera expuesta Las Meninas en el cuarto de los contadores. Los desprecios y descalificativos y los intentos continuados de desacreditar, minusvalorar y perjudicar a la marca deportiva más poderosa del mundo son realmente ridículos teniendo en cuenta, por lo demás, que el campeonato español es un torneo de interés menguante, como demuestran las audiencias.

Los jugadores celebraron en frío y en chándal. Como no iba a haber de todos modos rúa por La Cibeles para no fastidiar la preparación de la vuelta con el Bayern, la gente se quedó chasqueada y con la sensación de haber ganado el trofeo Teresa Herrera. Tebas se gasta mucho en rebranding y en meter cámaras dentro de los vestuarios, para poder ver a los futbolistas en pelotas, pero poco en tecnología para evitar goles fantasma y menos en potenciar el “contenido de calidad” de su cortijo.

LaLiga, que ahora se escribe así, todo junto, cosas del marketing, se comporta con el Madrid como si el Museo del Prado tuviera expuesta Las Meninas en el cuarto de los contadores

Tiene estas cosas la Liga. Se sufre tanto para ganarla y, sin embargo, ¡cunde tan poco! Qué país, qué tropa. El Madrid ha ganado esta liga fraudulenta a pesar de todo, la liga de Negreira y de Medina Cantalejo, del Comité Técnico Arbitral podrido y de la Real Federación Española de Fútbol con la mierda hasta el cuello y en vías de judicialización. El Madrid ha vuelto a imponerse y ya son 36 veces, ha vuelto a ganar un campeonato hecho ad hoc contra él, levantado y construido desde hace tres décadas contra el Madrid y contra el madridismo.

Gil Manzano muestra la tarjeta roja a Belllingham

Es la segunda liga en tres años, la tercera en los últimos cinco campeonatos y podría ser la cuarta en un lustro pero, ¡cuántas ligas no nos han dejado ganar! Todas aquellas otras ligas, como la que le regalaron al Cholo en 2021 o la que ganó la Xavineta en 2023, con todo el pastel de compraventa de influencia arbitral saliendo a borbotones por la alcantarilla federativa y mediática.

¡cuántas ligas no nos han dejado ganar! Todas aquellas otras ligas, como la que le regalaron al Cholo en 2021 o la que ganó la Xavineta en 2023, con todo el pastel de compraventa de influencia arbitral saliendo a borbotones por la alcantarilla federativa y mediática

El madridista contemporáneo ha hecho huesos viejos perdiendo ligas absurdas que por ese afán de mirarse uno por dentro antes que culpar a los demás de las desgracias propias ha achacado antes a la desidia de los jugadores de blanco que a las artimañas de los enemigos del Real. Pero aunque algunos comentaristas de DAZN no entiendan las frases subordinadas, la verdad es la verdad, ya la diga Agamenón o su porquero: el Madrid ha sobrevivido a todo un siglo XXI plagado de corrupción sistémica en los órganos reguladores del fútbol español y de malquerencia continuada del establishment opinativo y mediático y sigue siendo no sólo el equipo que ha ganado ocho copas de Europa desde 1998 sino también el mejor equipo de España. El campeón de España. La última gloria de un país en descomposición a todos los niveles.

Al Real Madrid se le enfriará la cena

36 ligas de 92 son muchas ligas, y eso que entre 1933 y 1954 el Madrid no ganó ninguna. Ganar la Liga es honrar el legado de Gento, que conquistó doce, y de todos los grandes Madrid premodernos: el Yé-Yé, que dominó la década de los 60, el de los García, con tres seguidas en los 70, o la Quinta, con un lustro entero a finales de los 80. Es como si no tuviera ningún valor, pero la Liga es el campeonato que compromete el esfuerzo colectivo de nueve meses y el que obliga a batirse contra todo tipo de rivales, en todo tipo de escenarios. Es el torneo de la madurez, el que con sus alegrías, las menos, pero sobre todo con sus amarguras, las más, prepara moralmente para la explosión intensa y salvaje de la Copa de Europa.

el Madrid ha sobrevivido a todo un siglo XXI plagado de corrupción sistémica en los órganos reguladores del fútbol español y de malquerencia continuada del establishment opinativo y mediático y sigue siendo no sólo el equipo que ha ganado ocho copas de Europa desde 1998 sino también el mejor equipo de España

Hay que recordar todas aquellas otras ligas que no nos dejaron ganar, las que pusieron plata en nuestras sienes y nos llevaron a la cama insomnes en domingos por la noche apocalípticos, porque ellas nos ayudaron a superar los lunes como todos esos amores no correspondidos nos enseñaron, a la postre, a reconocer al verdadero.

Mano Felipe

El Madrid de Ancelotti, que hasta ahora tenía fama de pierdeligas, lleva ya 2 de 3 campeonatos nacionales, por no contar la Copa del año pasado y las 2 Supercopas árabes en 3 años. Con la descomposición aparente del Barcelona de Laporta parece coger el camino del Bayern en la Bundesliga o del PSG en Francia, aunque una cosa así, en el circo español, no se pueda aventurar con demasiada ligereza. Uno nunca sabe a qué retorcidos ardides serán capaces de acudir para impedir el establecimiento de una hegemonía madridista comparable a la que hubo cuando la Quinta. Yo no viví aquella época pero según dicen los que sí, los alirones de aquel tiempo se debieron parecer mucho al del sábado pasado, en diferido y en la víspera de la gran semifinal europea. Cosas así van contra el disfrute y la joie de vivre característicos del madridismo epicúreo y feliz, pero qué vamos a hacer si contra el patrón Tebas no manda ningún marinero.

Hay que recordar todas aquellas otras ligas que no nos dejaron ganar, las que pusieron plata en nuestras sienes y nos llevaron a la cama insomnes en domingos por la noche apocalípticos, porque ellas nos ayudaron a superar los lunes como todos esos amores no correspondidos nos enseñaron, a la postre, a reconocer al verdadero

Es curioso, pero al partido de vuelta de semifinales de la Copa de Europa el Madrid llega pareciéndose al Bayern y el Bayern, al Madrid. En los últimos tiempos el Madrid solía liberarse de todos sus demonios domésticos en la Copa de Europa y llegar hasta el final en ella durante campañas terribles en España, con la Liga perdida desde febrero y cosas así. La Copa de Europa era el Santo Grial al que empeñaban su vida entrenadores desahuciados y futbolistas sin reputación. El Bayern, en cambio, era el modelo envidiable de hegemonía nacional y tranquilidad a la hora de preparar las grandes batallas europeas, con la Bayernliga ganada desde Navidad y un ambiente interno de socialdemocracia europea en que lo más interesante que ocurre en meses es la subida de medio punto del IPC.

Redondo y Effenberg

Ahora es al revés y esto es un mérito de Florentino Pérez que no veo ensalzarse más. El presidente de los galácticos y del galacticidio, de las estrellas malcriadas y de la picadora de carne en el banquillo ha transformado su modelo deportivo en una dirección técnica estable, segura e incluso previsible. El vestuario está protegido admirablemente de la toxicidad periodística y ambiental, que no logra penetrar en Valdebebas. En cambio el Bayern viene de perder todos los torneos alemanes y sin entrenador para el año que viene.

Cuando yo era pequeño y el Madrid se enfrentaba al Bayern en la Copa de Europa veía con envidia en los telediarios cómo en Munich se posponían las celebraciones de las copas y de las ligas hasta los partidos con el Madrid mientras que aquí todo era vodevil, estrambote, portadas del Marca y declaraciones altisonantes. Qué cosa misteriosa es la vida. En este paisaje, no obstante, las figuras volverán a ser las mismas de siempre: once caballeros vestidos de blanco cargando sin pasado ni futuro, colina abajo, contra la fealdad del mundo. Porque, como reza la mirada silenciosa de Nacho, todas las Copas de Europa están siempre por ganar.

 

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Pongámonos en situación: final del partido en Montilivi. Girona-FC Negreilona, 4-2. Sorpasso en la segunda plaza del campeonato y alirón del Real Madrid. Todo en uno. Nos vamos a la sala de prensa gerundense y parece nuestro querido Jardinero Mayor. El gran Xavi Hernández, cariacontecido, taciturno, triste y lloroso, que diría la estudiantina. Un periodista le pregunta que qué tendría que hacer para mejorar la situación y contesta que deben competir mejor, que los cuatro partidos contra los dos que están por encima los tenían controlados, que han sido superiores y que merecían ganarlos pero que han perdido los cuatro. Y se ha quedado tan ancho.

Xavi Hernández en Girona

Hagamos un pequeño repaso por orden cronológico. Barcelona-Real Madrid, 1-2, Barcelona-Girona, 2-4, Real Madrid-Barcelona, 3-2, Girona-Barcelona, 4-2. Esto es, el Barcelona ha marcado 7 goles y le han cascado 13, pero han sido superiores y no merecieron perder. No es que diga que no merecían perder tal o cual partido, es que no merecieron perder los cuatro. Así, con un par, sin rubor, sin esconderse debajo de la mesa al decirlo. Estoy convencido de que se lo cree de verdad, que lo que verdaderamente piensa es eso, que no debían haber perdido ninguno de los cuatro partidos, aunque les hayan metido 13 goles entre los cuatro. Efectivamente, esto merece un replanteamiento del fútbol en particular y del deporte en general. Veamos.

El Barcelona ha perdido los cuatro partidos que ha disputado frente a Real Madrid y Girona. Ha marcado 7 goles y le han cascado 13, pero han sido superiores y no merecieron perder

Lo primero que hay que hacer es cambiar las reglas. La International Board (IFAB) debe proclamar y regular el nuevo concepto del deporte del balompié en estos términos: El fútbol es un deporte en el que juegan dos equipos de once personas, en el que hay que jugar la pelota con los pies y en el que obtiene el triunfo el equipo que mejor juega, a juicio de Xavi Hernández, independientemente de los goles que se marquen. Eso es, que gane el que mejor juegue, no el que marque más goles. ¿Qué más da si entra o no la pelotita en la portería rival si no se juega bien? ¿Qué importancia tiene perforar la meta del contrario si no se tiene controlado el partido? Pues eso, que gane el que mejor juegue según el criterio, por supuesto, del gran Xavi Hernández. A falta de negreirato, negreiras y negreiriles, es lo mejor. Directamente que gane quien el técnico del FC Negreilona decida cada partido en función de la belleza del juego y del control del encuentro. Así no fallan, desde luego.

Xavi Hernández

Pero no nos quedemos en la simpleza del fútbol, por favor. Todos los reguladores de los deportes mundiales deberían hacer lo mismo. No debe ganar el que llegue antes a la meta en una carrera, sino el atleta que mejor estilo demuestre sobre la pista. ¿Qué es eso de meter más puntos en un partido de baloncesto? De eso nada, monada, debe ganar el equipo que mejor haga los mates o en el que el base haga las más bellas asistencias, por favor. Nada de meter la bola en menos golpes, el que se lleve el Masters de Augusta debe ser el golfista que mejor swing demuestre en el campo. Vuelvo al atletismo, ¿que un atleta salta 2,38 al primer intento? Nada, debe ganar la medalla de oro el que ha saltado 2,28 pero con un Fosbury flop de ensueño. En waterpolo mismo, debe ganar el equipo que mejor nade, faltaría más. Y así hasta la eternidad, así hasta la excelencia. El deporte debe ser estética, no resultados. El deporte debe ser control, no goles ni puntos ni marcas. El deporte debe ser técnica pura, no ganar partidos ni ejecutar con precisión. El deporte debe ser exactamente lo que don Xavier Hernández diga que debe ser, faltaría más.

El deporte debe ser exactamente lo que don Xavier Hernández diga que debe ser, faltaría más

Las declaraciones que nos regala el de Tarrasa un día sí y otro también son dignas de estudio por los mejores gabinetes psicológicos del mundo. Son, verdaderamente, un canto a la absurdez o a la absurdidad, como elijan ustedes. Cada vez que se sienta en la silla de la rueda de prensa saca algo de la chistera que causa la hilaridad del espectador medianamente normal. Eso sí, de cara a los suyos son magníficas, porque les consuela, les reconforta y les permite dormir con felicidad. Pero no olvidemos la pura, simple y dura realidad: al FC Negreilona, esta temporada, le han metido 13 goles en los cuatro partidos más importantes de la liga, perdiendo los cuatro. Ha sido eliminado de la Copa de España recibiendo otros cuatro goles en el Botxo, El Real Madrid le cascó otros cuatro en al final de la Supercopa de España allá en Arabia y el PSG le metió otros cuatro en su propia casa para mandarles al carrer en Copa de Europa. Pero eso sí, queridos lectores, han controlado los partidos, han jugado mejor y no merecían perder. Por eso, porque es una verdadera obscenidad perder todas las competiciones por cuatro goles o más, porque no se puede consentir tamaño ridículo, porque el fracaso de la temporada es estrepitoso, toca cambiar las reglas para contentar a Xavi, a Laporta y a la afición culé. Ya están tardando.

 

Getty Images.

El 6 de mayo de 2024 se cumplen 90 años de la consecución de la sexta Copa de la historia del club blanco. Una Copa heroica y épica por parte del Madrid F.C., que tuvo que enfrentarse a varios y grandes obstáculos para su conquista. Por entonces, el torneo del KO todavía era la competición de mayor importancia en el fútbol nacional. La Liga llevaba pocos años en funcionamiento y, aunque el crecimiento era evidente, al ganador de la Copa se le otorgaba mayor consideración, no en vano su denominación genérica e histórica es el Campeonato de España.

El 6 de mayo de 2024 se cumplen 90 años de la consecución de la sexta Copa de la historia del club blanco. Una Copa heroica y épica por parte del Madrid F.C., que tuvo que enfrentarse a varios y grandes obstáculos para su conquista

El cuadro madridista se sacaba así varias espinas. La primera, el romper una sequía de más de tres lustros sin alzar la Copa, ya que la última hasta entonces la consiguieron en 1917. La segunda, volver a ganar una final copera tras caer en las cinco anteriores: 1918 y 1924 ante el Real Unión, 1929 contra el RCD Español y 1930 y 1933 frente al Athletic. Y la tercera, encauzar un curso 1933-34 complicado porque empezaron la temporada como vigentes campeones de Liga, pero no lograron el tercer título seguido después de ser superados en la tabla por el Athletic en la segunda vuelta. Las aguas no bajaron tranquilas por Chamartín en distintos momentos de la campaña y en el mes de diciembre de 1933 se prescindió del técnico inglés Mr. Firth, que fue sustituido por Paco Bru.

Paco Bru

Tres semanas después de concluir la Liga los blancos iniciaron la Copa con una primera eliminatoria ante Osasuna. Los rojillos militaban en la categoría de plata y no habían culminado el ascenso al finalizar en quinta posición en la clasificación, pero llegaban en un buen momento tras eliminar en dieciseisavos al Athletic de Madrid, recién ascendido a Primera. Como futbolistas más destacados tenían en sus filas a los hermanos Bienzobas, Paco y Cuqui, y al gran ariete Julián Vergara.

Osasuna-Madrid en San Juan

Osasuna - Madrid en San Juan

La ida fue en el campo de San Juan el 25 de marzo y la expectación en Pamplona fue enorme, con proclamas en la prensa como “el domingo se verá Pamplona como en los grandes días de San Fermín”. El conjunto madridista no estaba confiado pese a ser un cuadro de inferior categoría y viajó con casi todos sus ases a Pamplona. Paco Bru alineó prácticamente el once de gala, salvo la inclusión de Bonet y Blázquez (en lugar de Lazcano que pidió no jugar ante su exequipo) con pocos minutos en la Liga.

Zamora y Quincoces paran a Vergara en San Juan

Zamora y Quincoces paran a Vergara en San Juan

Al césped saltaron los Zamora, Ciriaco, Quincoces, Emilín, Olivares y los hermanos Regueiro. Con un estadio a reventar, con muchos aficionados llegados de toda Navarra y con récord de recaudación, la victoria fue blanca por 0-3. Según la crónica de ‘La voz de Navarra’ el Madrid “venció fácilmente a Osasuna” destacando “el primer cuarto de hora espléndido” de los hombres de Bru. Todos estuvieron a “gran altura” excepto Bonet y los tantos los materializaron Leoncito, Emilín y Luis Regueiro.

La vuelta se celebró en Chamartín el 1 de abril y fue un mero trámite. El once blanco solo contó con los cambios de Valle por Leoncito y Samitier por Luis Regueiro, y el resultado fue un contundente 5-1. Las crónicas se mostraron bastante críticas con la actuación del portero de origen argentino Oyaga, al que culpabilizaron de varios tantos. Samitier y Blázquez lograron un doblete y Eugenio hizo el quinto. El tanto del honor rojillo fue de Urrizalqui. La noticia destacada para la prensa fue el acierto de Samitier llegando a titular AS que fue “un domingo de resurrección” para el delantero catalán.

Despeje del portero Oyaga de Osasuna en Chamartín

Despeje del portero Oyaga de Osasuna en Chamartín

La siguiente ronda deparó la madre de todos los partidos en la época: Madrid FC - Athletic Club. Los dos mejores clubes del país frente a frente y la final anticipada del torneo para los medios y muchos aficionados. Unos cuartos de final que pasarían a los anales de la Copa.

La ida fue en Chamartín el día 8 de abril. El Athletic, optimista, viajó con todo a excepción de su arquero Blasco, por lo que Ispizua ocuparía el marco. El resto del equipo, una constelación de enormes futbolistas: Cilaurren, Muguerza, Gorostiza, Iraragorri, Chirri II, Lafuente, Bata... Paco Bru tenía clara la estrategia y era calcar el rendimiento de dos meses antes cuando doblegaron a los vascos con facilidad en la Liga por 3-0. Para ello alinearía a su once de gala con Samitier y Luis Regueiro juntos como interiores. En la previa lo que más se hablaba en la prensa es del tiempo y que la lluvia beneficiaría al estilo de los bilbaínos.

Real Madrid-Athletic en Chamartín

Madrid-Athletic en Chamartín

Zamora en Chamartín frente al Athletic

Zamora en Chamartín frente al Athletic

El partido se jugó a las 16:15h de la tarde y acabó en tablas. En la crónica de AS se detalló que el Athletic cambió su táctica y Patricio Caicedo planteó un equipo más conservador con tres delanteros y cinco medios ante la “mejor defensa de España”. El Madrid “utilizó un fútbol abierto, ingenio, procurando dar brillantez y amplitud, variándolo como si el partido fuese una exhibición de habilidad”. El Athletic “cerró a piedra y palo el suyo, colocando a Iraragorri y Aguirrezabala tan atrás que, en ocasiones, más se aproximaban a los dos zagueros que a la línea delantera”. En uno de los pocos acercamientos visitantes, Bata superó a Zamora y en la segunda mitad Olivares consiguió la igualada. Con 1-1 se jugaría la vuelta en Bilbao el día 15 de abril.

Marcador de Chamartín Madrid-Athletic

Marcador en Chamartín en la ida del Madrid-Athletic

La localía del Athletic y el gran resultado obtenido en Chamartín otorgaban el cartel de favorito a los vizcaínos. La expectación en la ciudad fue espectacular y se produjeron colas larguísimas en la sede social del club para conseguir una entrada. El Athletic continuaba sin contar con Blasco y en el once entró como novedad Gerardo. Mientras que el Madrid sufrió las bajas tras la ida de Valle y Olivares, que fueron sustituidos por Bonet e Hilario, con lo que Samitier actuaría de nueve. También descansó Lazcano para que entrase Emilín.

Athletic-Madrid en San Mamés

Athletic-Madrid en San Mamés

Ciriaco en San Mamés

Ciriaco en San Mamés

En el periódico Excelsius el titular del duelo fue “en los últimos instantes de un partido emocionantísimo el Athletic logra marcar el tanto del empate”. Además, se hacían eco de la meteorología porque el calor extremo fue “malo para el Athletic”. Mientras que AS se mostraba muy crítico con la incapacidad del Athletic y con el árbitro, Vilalta, que impidió el triunfo madridista al anularle un segundo gol inexplicable a Emilín cerca del descanso. Por entonces, mandaban los blancos gracias al gol de Hilario. En la segunda parte el Madrid acusó la fatiga y a tres minutos de que finalizase el choque Muguerza empató con un disparo que equivocó a Zamora. Un gol que llegó cuando el público empezaba a marcharse de San Mamés. Los que se quedaron terminaron por invadir el campo entusiasmados para abrazar a los jugadores, lo que provocó que los guardias de Asalto de la República tuvieran que cargar.

Empate en San Mamés

Empate en San Mamés

El semifinalista se decidiría en un desempate con sede en Barcelona tres días más tarde. El encuentro se disputaría en Casa Rabia, el nombre por el que entonces se conocía a Sarriá. Las alineaciones de ambos conjuntos fueron prácticamente idénticas a las de San Mamés, con la excepción de la inclusión de un medio en el Athletic, Garizurieta por Gerardo, y un par de cambios en los madrileños, Gurruchaga por Leoncito y Lazcano por Emilín. El conjunto blanco estuvo contra las cuerdas en la primera mitad al ir perdiendo por 2-0 (Lafuente y Bata) con un Athletic que “jugó espléndidamente”, según recogió Excelsius. En la segunda mitad los vascos se replegaron a la defensiva y el “juego práctico de Samitier” y un Hilario “extraordinario” permitieron la igualada merengue con un doblete del interior canario. Se disputó una prórroga de 30 minutos que no aclaró nada y se concretó disputar otro desempate 48 horas más tarde en el mismo escenario.

Capitanes Madrid y Athletic en Sarriá

Capitanes del Madrid y Athletic en Sarriá

Primer desempate en Sarriá

Primer desempate en Sarriá

Paco Bru, en la previa, habló con el diario Ahora y el primero que preguntó fue el técnico: “¿Qué se dice en Madrid?”, a lo que el periodista respondió que “la gente está loca con el equipo y los jugadores. Ayer no se ha vivido más que para el partido, y Madrid entero ha estado pendiente de la retransmisión del radio-reportaje de la batalla”. A continuación, el entrenador blanco desgranó el sentir de la plantilla: “Usted sabe que yo llevo muchos años ya de fútbol. Pues bien; no se ha visto nunca un caso de entusiasmo y de espíritu deportivo como el que ahora ofrecen todos los jugadores del Madrid, sin excepción. Algo admirable”. También confesó que había jugadores tocados pero que sacaría el “mejor producto”.

Athletic-Madrid en Casa Rabia

Desempate entre Athletic Club y Madrid FC

Por fin, al cuarto partido entre ambos conjuntos fue la vencida y se pudo conocer al semifinalista copero. Samitier, que era duda por no estar al cien por cien, fue de la partida y su papel resultó vital. En el Athletic debutaron en la eliminatoria el exmadridista Urquizu por Castellanos en defensa, Petreñas por Garizurieta en la media, y Uribe, otro jugador con pasado merengue, por Chirri II en la delantera. El juego blanco fue catalogado por Heraldo de Madrid como “magnífico” y decantó la balanza ya en la primera parte con dos tantos de Hilario. En la segunda mitad, el cuadro blanco no se echó atrás, sino que siguió presionando y buscando atacar. Así, a poco del final, y con el Athletic muy volcado, Samitier firmó el 3-0 definitivo. El público catalán salió entusiasmado y “ovacionó a los vencedores, sin dejar de alentar con simpatía todas las reacciones que se operaban en el bando vencido y de aplausos con respeto y con admiración”, según se leyó en las páginas de AS. El mismo medio detalló que fue una eliminatoria de Copa que “batió récords de la emoción”. El Athletic Club, el rey de Copas y campeón de las cuatro últimas ediciones había caído.

Zamora alegre por el pase a la final

Zamora alegre por el pase a la final

En semifinales, el rival blanco sería el Betis que se deshizo del Barça. Además, la ida era en Sevilla solo dos días después de la contienda contra el Athletic. La directiva merengue solicitó el aplazamiento del encuentro de manera infructuosa porque el cuadro bético no transigió con el cambio y la Federación cerró en ese momento el caso. El cansancio y el agotamiento era considerable en las huestes blancas. El apretadísimo calendario los había exprimido en una época en la que los transportes no eran tan rápidos, cómodos y eficaces. En solo una semana iban a disputar cuatro encuentros en tres ciudades diferentes: el día 15, en Bilbao; el 18 y el 20, en Barcelona; y el 22, en Sevilla. En total se recorrerían más de 2.150 kilómetros en los viajes de Madrid a Bilbao, de Bilbao a Barcelona y de la Ciudad Condal a Sevilla, con correspondencia en la estación del Mediodía para cambiar de tren y subir al rápido de Andalucía, llegando de noche a la capital hispalense. Todos los partidos lejos de su feudo, con ambientes complicados y actuaciones arbitrales en algunos casos deficientes.

Pese a todos los grandes inconvenientes y a la fatiga acumulada en el equipo, el Madrid FC era para la prensa manifiestamente favorito para plantarse en la final. Sin embargo, el cuadro bético había eliminado al Barça, lo que suponía un aviso para los blancos, y era una escuadra en crecimiento que al año siguiente haría historia ganando la Liga. Su columna vertebral estaba formada por Urquiaga en portería, Aedo y Areso en defensa, Lecue, futuro jugador madridista, en la media, y Unamuno en ataque.

Betis-Madrid en el campo del Patronato de Sevilla

Betis-Madrid en el campo del Patronato de Sevilla

El campo de El Patronato presentó un aspecto espectacular y los aficionados verdiblancos tenían esperanzas de conseguir un buen resultado dados los antecedentes y las circunstancias en las que llegó el Madrid al partido. Paco Bru apenas hizo cambios salvo la entrada de Gurruchaga por Leoncito. Además, también pudo jugar Quincoces, que tenía una lesión en un ojo producida en la eliminatoria contra el Athletic, y que no viajó con el equipo el tren sino que lo hizo horas después en avión.

En el campo no hubo color y los madridistas lograron la victoria con suficiencia. Pese al “hándicap que representaba jugar cuatro partidos en una semana, el Madrid derrotó al Betis”, fue el titular del periódico La Época. En el Heraldo de Madrid se hicieron eco de la “magnífica actuación del Madrid en Sevilla” venciendo por dos a cero. En La Vida Deportiva se definió el triunfo merengue como “brillante”. Mientras que en AS con ese resultado veían a los blancos al 70% en la final. El Madrid realizó de nuevo un “fútbol espléndido, seguro; juego de equipo, al que contribuyeron todos, sin que menguara nadie”, según la crónica del medio deportivo. Lazcano y Eugenio fueron los autores de los goles en la segunda mitad de un conjunto que se “halla en forma. Alguien ha realizado el milagro de mantener en buen estado a los jugadores, única condición necesaria para triunfar, puesto que el Madrid, a través de esta y la otra temporada, tiene demostrado suficientemente que posee una cantidad y una calidad de fútbol que pocos equipos igualan y ninguno supera”, concluyó AS.

Betis-Madrid en el campo del Patronato de Sevilla

Betis-Madrid en el campo del Patronato de Sevilla

A la vuelta de Sevilla, en la estación madrileña del Mediodía, toda la expedición madridista recibió el calor de 5.000 hinchas que invadieron los andenes en una escena inédita hasta la fecha. Los jugadores sintieron el impresionante apoyo de sus aficionados, que les brindaron la bienvenida tras más de una semana fuera de casa y después de cuatro partidos y muchos viajes en sus piernas.

Restaba jugar el segundo partido en casa, en Chamartín, siete días más tarde, con lo que por fin tendrían tiempo para descansar y preparar con pausa y serenidad el encuentro. A lo largo de la semana la única duda blanca fue Quincoces, que continuaba con su problema ocular, pero que podría jugar con un vendaje protector. Por tanto, como publicó El Heraldo de Madrid, el “Madrid sacará su equipo heroico”. El rival, el Betis, viajaba con pocas esperanzas, según la prensa.

Madrid-Betis en Chamartín

Madrid-Betis en Chamartín

Luego, en el terreno de juego, las cosas fueron diferentes y se vio a un cuadro verdiblanco con gran brío y entusiasmo que estuvo cerca de dar un susto al Madrid e “invertir el resultado”, según se leyó en AS. Los blancos salieron confiados y sin dar demasiada importancia al choque. Solo el arreón final evitó el triunfo del Betis. En la primera mitad los visitantes se adelantaron por medio de Saro y, tras el descanso, cuando los merengues se dieron cuenta de lo que estaba pasando, comenzaron a carburar. Fue Samitier el que tiró del equipo y con un doblete en quince minutos remontó el partido y metió a los blancos en la gran final. La cuarta en los últimos seis años.

Gol de Samitier frente al Betis en Chamartín

Gol de Samitier frente al Betis en Chamartín

El rival sería, por sorpresa, el Valencia, al que ya daban por eliminado tras empatar en la ida en su casa a dos ante el Oviedo. Sin embargo, en Buenavista dieron buena cuenta del gran equipo asturiano, venciendo por 1-3 en una tarde espléndida de Costa. El choque por el título tuvo como sede Montjuic, un lugar de mal recuerdo para los blancos después de caer recientemente en dos finales allí contra el Athletic Club en 1930 y 1933.

La expedición blanca llegó a Barcelona en tren el día 2 y se concentraron en el hotel del Tibidabo. Ricardo Zamora explicó que el viaje fue “bien; un poco pesado, pero ya estamos acostumbrados a estos ajetreos”. Y respecto a la final comentó que “nos hallamos animados de un espíritu optimista y esperamos vencer. Todos los jugadores se hallan en buenas condiciones y supongo que unos días en esta montaña serán un sedante para los nervios fatigados”. Los merengues tuvieron sesión de entrenamiento en Sarriá, el lugar en el que se clasificaron para semifinales contra el Athletic, y en las horas muertas en el hotel se les pudo fotografiar jugando al dominó, el billar o el tenis de mesa. Desde la capital el club organizó un tren especial a Barcelona para sus aficionados y numerosas peñas oficiales y particulares fletaron autocares. Se esperaba una afluencia cercana a las 3.000 personas.

Concentración del Madrid en Barcelona

Concentración del Madrid en Barcelona

Su adversario por el título, el Valencia, estaba dirigido por un entrenador experto y exitoso en el fútbol español que ya había levantado dos Copas con el Barça y una con el RCD Español: Jack Greenwell. En la plantilla se encontraban internacionales como Pasarín, el defensa Torregaray, los medios Iturraspe y Bertolí, el delantero goleador Vilanova y el protagonista de la vuelta de semifinales Costa. Su motivación e ilusión era enorme, porque se trataba de la primera vez que alcanzaban una final copera y eso también quedó patente en la ciudad del Turia, y numerosísimos aficionados che que se trasladaron a Barcelona por carretera, por raíl y mar, iban a ser mayoría en las gradas del estadio doblando en espectadores a su contrincante.

En la previa de la final, el técnico Greenwell que había tenido a sus órdenes a Samitier y Zamora durante tres temporadas en el FC Barcelona a comienzos de la década de los 20, les remitió la siguiente carta:

“Queridos Ricado y Pepe. Confío en batiros el domingo porque espero que el mejor equipo pierda”.

A esta misiva contestaron con otra los dos jugadores madridistas:

“Querido Jack: si se han de cumplir tus pronósticos, deseamos que nuestro equipo sea el peor”.

Prolegómenos de la final

Prolegómenos de la final

Montjuic en la final de Copa de 1934

Montjuic en la final de Copa de 1934

A las 16:30 horas del 6 de mayo de 1934 saltaron ambos conjuntos junto con el trencilla, el Sr. Vilalta, a un campo de Montjuic con una estampa maravillosa. Las alineaciones eran las de gala con Zamora; Ciriaco, Quincoces; Pedro Regueiro, Bonet, Leoncito; Lazcano, Luis Regueiro, Samitier, Hilario y Eugenio en el conjunto madridista y Cano; Torregaray, Pasarín; Bertolí, Iturraspe, Conde; Torredeflot, Abdón, Vilanova, Costa y Villagrá en los valencianos. El conflicto de los uniformes, al vestir ambos el mismo color blanco, quedó resuelto al sostener el equipo merengue su derecho a vestir el color habitual, por lo que el Valencia adoptó una camiseta roja con un triángulo pectoral con los colores del escudo y pantalón negro.

Final Madrid-Valencia

Final Madrid-Valencia

El encuentro en la primera parte tuvo el dominio blanco con los valencianistas buscando las rápidas contras de su delantera vertical y eléctrica. La gran ocasión de esta mitad fue para Hilario, que envió el cuero al poste, por lo que al descanso se llegó sin goles. En el segundo acto el panorama era similar, con el Madrid teniendo el balón y los che buscando su oportunidad. Esta llegó cuando Quincoces cedió un balón a Zamora y el delantero Vilanova, más rápido que el guardameta madridista, se adelantó y mandó el esférico a la red. El gol envalentonó a los valencianistas, pero el Madrid, con el paso de los minutos, se lanzó con todo al ataque. Primero anularon un gol por fuera de juego a Luis Regueiro y, a continuación, de nuevo Hilario se topó con la madera. Fue el interior canario el que lograría la igualada al marcar a placer en el minuto 71 después de una magnífica combinación con Samitier.

Samitier contra el Valencia

Samitier contra el Valencia

Apenas dos minutos más tarde, otra vez apareció la genialidad de ‘El Mago’ para regatear a dos defensas y ceder el balón a Lazcano, que con un disparo ajustado superó a Cano. Los che no se pudieron reponer de dos mazazos tan duros y la Copa se fue para Madrid. Ricardo Zamora subió al palco de autoridades y allí, de manos del presidente de la Generalitat, Lluis Companys, recibió el trofeo. Fue la Copa de Samitier en su último acto como madridista. Tras un año y medio dejaría el conjunto blanco con otro entorchado bajo el brazo después de la Liga del año anterior y la edición 1933-34 del Campeonato Regional. Decisivo en varios encuentros previos, en la final se mostró como el jugador más determinante, el canalizador del juego blanco y el conductor de los ataques con paciencia y eficacia. Como colofón fabricó una excelente jugada individual para el segundo gol de Lazcano.

Goles de la final

Goles de la final

En las declaraciones tras el partido, la opinión generalizada es que había ganado el mejor equipo. El presidente blanco, Luis Usera, se mostró “muy satisfecho del comportamiento de los jugadores. También quiero que conste mi satisfacción por la acogida que el público catalán ha dispensado a los nuestros y por la ovación con que al terminar el encuentro ha premiado su esfuerzo”. El técnico Bru dijo estar “muy contento. El Madrid no ha jugado verdadero fútbol hasta que se ha visto perdido el partido, y esta es la tercera vez que se repite la historia, pues las otras dos fueron los encuentros del Athletic. Hemos ganado a pesar de Vilalta”. Bernabéu, directivo madridista, explicó que la clave estuvo en la segunda parte con “veinte minutos de buen juego, pero bueno de verdad, y raso, como convenía y como tenía que ser, porque de otro modo íbamos a perder. Hernández Coronado, el secretario técnico, afirmó que “al Madrid le ha bastado veinte minutos para ganar. El resto del partido ha estado algo cohibido por el juego duro del Valencia”. Quincoces estaba exultante: “¡Qué le voy a decir! Que no lo creo todavía. Estoy satisfechísimo del público”. Samitier comentó que “lleno de satisfacción estoy por el resultado, que da por fin el título al Madrid, y por el comportamiento del público. Mis paisanos se han portado bien de verdad y me enorgullece. En cuanto hemos jugado raso no ha habido enemigo”. Mientras que Zamora detalló que “hemos ganado el partido en los diez minutos de juego, que han sido diez minutos que han valido por los noventa. El Madrid ha tardado en compenetrarse debido a una dificultad de acoplamiento de líneas, que en principio no se entendían; pero después ha carburado, y la victoria no se ha hecho esperar”.

Aficionados madridistas en Montjuic

Aficionados madridistas en Montjuic

En las filas valencianistas se asumió la superioridad rival. Para el secretario técnico Luis Colina ganó “el mejor equipo”. Para el capitán Pasarín, “el Madrid es más equipo y encuentro lógico el resultado. Para el extremo Torredeflot, “siento que hayamos perdido, pero me alegro de que se haya demostrado que el Madrid no ha podido vencernos por más de un gol”. Y para el técnico Greenwell, “el Madrid ha tenido diez minutos de suerte y buen juego, y por ello ha ganado.

Zamora recibe la Copa en Montjuic

Zamora recibe la Copa en Montjuic

El equipo blanco regresó a casa el 7 de mayo en el expreso de Barcelona, que cuando entró en la estación del Mediodía fue recibido por un gran gentío de entre 6.000 y 10.000 madridistas, según cálculos de la prensa. Nunca hasta la fecha se había visto un recibimiento tan apoteósico y la guardia de asalto tuvo que controlar a los aficionados para que la comitiva presidida por el alcalde Pedro Rico pudiera dar la bienvenida a los jugadores sin sobresaltos. Cuando los futbolistas bajaron del tren, sonó el himno de Riego y tras las declaraciones institucionales volvió a sonar el himno republicano. A la salida de la estación todos se encaminaron hacia la sede del Madrid FC en el Paseo de Recoletos en un paseo triunfal en el que los jugadores fueron acompañados por la multitud con banderas, carteles y pancartas. Los aficionados entusiastas que habían seguido a los futbolistas requirieron la presencia del capitán Ricardo Zamora, que tuvo que salir a un balcón para mostrar la Copa entre grandes aplausos.

Recibimiento en la estación del Mediodía a los campeones

El día 9 de mayo, los campeones visitaron al alcalde Pedro Rico, que los recibió en el patio de cristales del Ayuntamiento, quedando la Copa depositada en su despacho hasta el día 16, momento que en que se celebraría una solemne recepción. Además, para la festividad de San Isidro, el día 15, la directiva madridista organizó un banquete para la plantilla con una invitación añadida a los redactores deportivos.

Recepción en el ayuntamiento de Madrid

Recepción en el ayuntamiento de Madrid

Celebración

Celebración

Celebración en Chicote

Celebración en Chicote

Fotografías: archivo de Alberto Cosín.

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