Las mejores firmas madridistas del planeta

Let it be

Escrito por: Genaro Desailly25 febrero, 2023
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Unos hinchas del Madrid en Liverpool, no sé si de manera improvisada, no sé si antes o después de asistir al partido en Anfield, le han cambiado la letra al Let it be de los Beatles. Allá donde la letra oficial dice Let it be, ellos cantaron Real Madrid. Tanto rima como métrica encajan perfectamente.

La cosa sucedió en el mismísimo The Cavern, la mítica sala de conciertos donde comenzaron a tocar los Fab Four en los primerísimos sesenta y que todo visitante a las orillas del Merry, sea o no beatlemaníaco, debe visitar. En el mismo escenario donde se curtieron John, Paul, Ringo y George hay continuamente actuaciones de homenaje a la banda, y no sabemos si los madridistas allí reunidos advirtieron o no al viejito de la guitarra, que estaba sobre el escenario, que se disponían a alterar las palabras de una de las canciones más emblemáticas del cuarteto scouse.

Como siempre, alguien hizo un vídeo del momento, y la ocurrencia ha triunfado en las redes sociales.

Lo primero que hace uno al ver el vídeo es disfrutar del ingenio ¿improvisado? de las huestes vikingas. No deja de ser un hallazgo y un momento bonito, aunque algún fan de los Beatles pueda afearlo como sacrílego, no digamos un fan de los Beatles que sea del Atleti, si los hubiere que sin duda los hay, pues hay gente que circunscribe el buen gusto a determinadas áreas de la vida.

Lo segundo, ya con pausa, es preguntarse si Let it be es verdaderamente una canción que encaja con el espíritu del madridismo, y la respuesta es que no, dicho sea con el debido reconocimiento a la nueva versión del tema, que no deja de tener su gracia. No deja de tener su gracia pero el Madrid es cualquier cosa menos dejarlo estar. No hay palabras más sabias para susurrar (whisper words of wisdom) que “Real Madrid”, pero si hay algo que no define para nada al Real Madrid es un Let it be. El Madrid es rebeldía, incapacidad para la resignación ante la superioridad del rival y sobre todo ante la derrota, pugna sin fin en pos de la victoria, por imposible que se haya puesto. Si Mourinho hubiera cantado Let it be ante la manifiesta superioridad de aquel Barça que encima estaba arbitralmente dopado (lo sospechamos siempre, lo sabemos hoy), aquellos Messis, Xavis y Guardiolas fraudulentos habrían encadenado una liga tras otra y una Champions tras otra. Si hubiéramos aceptado cristianamente la momentánea superioridad de PSG, Chelsea y City, no habríamos conquistado la Catorce. Somos lo que somos y estamos donde estamos porque nunca, jamás, lo hemos “dejado estar”.

Beatles

Claro que, ahora que menciono al CorrupBarça, caigo de pronto en una faceta del Real Madrid a la que le encaja como un guante el lema Let it be. Me refiero, obviamente, a la comunicación del club, que acaso en contraste con todo lo demás, sí es un Let it be de manual, muy especialmente ahora que se resiste a emitir opinión alguna sobre el mayor escándalo del fútbol español (¿y mundial?) en toda su historia. Este silencio estruendoso tiene lugar a pesar de que la compra del estamento arbitral por parte del Barça durante veinte años ha privado a los blancos de más de una liga que podría haber ganado de no haber existido el fraude. Ante esto, como ante tantas otras afrentas de los rivales, Florentino se sienta al piano como lo haría el mismísimo McCartney y entona: “When I find myself in times of trouble…

Es así. Por citar a otro grande de la música (muero por saber lo que piensa Serrat de esto en que ahora todo el mundo sabe que consiste su Barça), nunca es triste la verdad: lo que no tiene es remedio. El Madrid no va a pronunciarse sobre el BarçaGate porque prefiere dejarlo estar -en esto sí que sí-, y en menos de una semana tendremos a Laporta en el palco como si tal cosa, tras la acostumbrada comida de directivas y entre la máxima cordialidad, es de suponer. Al madridista le cuesta Dios y ayuda aceptar esa escena, no es capaz de dejarlo estar porque le hierve la sangre tras sentirse atracado (ahora sabemos que lo fue, de manera literal) por todos y cada uno de los presidentes culés durante veinte años, como mínimo. Cuesta aceptar la escena, pero va a tener lugar.

Beatles Ed Sullivan

Florentino está más allá. Ha sublimado en arte el defecto de la manifiesta inacción comunicativa, hasta el punto en que no hablar es ya su forma de hablar. No es porque Laporta le convenga para la Superliga. Ni el Barça ni Laporta le convienen ya a nadie para nada, y es imposible que Florentino no lo sepa ya.

No es eso. Es una forma de trascender el fango a través de la cual, en su criterio, el detritus queda todavía más señalado como tal, por puro contraste con la elegancia impoluta de quien está más allá de los trajines prosaicos del compra-árbitros, en otra dimensión, en otra realidad paralela. Puede gustarte o no, pero es lo que hay. En la mente preclara, visionaría, de Florentino, Laporta se cubre más de ignominia cuanto más exquisito sea el trato que se le depare en la T4. Tú me robaste liga tras liga durante veinte años y yo te trato como un príncipe para que secretamente, abochornado, comprendas hasta qué punto no lo eres. Tanto tu institución como tú me parecéis un fraude de tal calibre que ni me tomaré la molestia de levantar el brazo para señalaros con el dedo.

Beatles señalando

Así al menos imagino yo el “Let it be” de Florentino. Es tan inimaginable su silencio en esta situación que ese silencio habla libros, tomos y tomos de denuncia callada. Tú no lo entiendes y yo tampoco. Ni lo entiendo ni lo comparto. Trato apenas de explicarlo.

McCartney ofrecía el alivio de una respuesta final, acaso al final de los tiempos, acaso en un infinito hipotético. “There will be an answer”. No es el caso aquí. El “Let it be” de Florentino no es eventual. Es eterno. Nunca, nunca habrá una respuesta. Primero fueron decenas y decenas de denuestos públicos por parte de cientos de malajes durante lustros. No hubo respuesta. Ahora, después de saber que no tenemos nada que decir sobre un rival que nos ha estafado durante veinte (?) años, birlándonos ligas a la cara, podemos concluir que el silencio será eterno, porque nada más grave puede ya suceder.

 

Getty Images

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Genaro Desailly es poeta.

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«Un Real Madrid-Bayern de Múnich es un monumento a la guerra y a la conquista, a la voluntad de prevalecer y ganar. Un recuerdo imperecedero de que el juego tiene como fin único la victoria, no el disfrute».

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