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Una noche de diciembre

Una noche de diciembre

Escrito por: Mariano Cuesta12 abril, 2023
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La nieve cubría el patio de la casa de mi abuela Emi como un manto blanco y puro. Yo jugaba esa mañana con mi balón Adidas Tango de cuero rojo. En ese momento, no podía imaginar que esa noche de 1984 marcaría mi vida futbolística como aficionado para siempre.

Me abrigué bien y salí a disfrutar de mi pasión futbolera. La nieve crujía bajo mis pies mientras corría de un lado a otro, persiguiendo el balón y esquivando contrincantes belgas imaginarios. Mis mejillas se ponían rojas por el frío, pero mis ojos brillaban de alegría y emoción.

Amancio y Míchel Anderlech

Esa noche, mi familia y yo nos reunimos alrededor del televisor en el acogedor salón de la casa para ver el emocionante partido de fútbol entre el Real Madrid y el Anderlecht. Aunque ya me gustaba el fútbol, esa noche lo cambiaría todo.

El partido comenzó con el Real Madrid marcando tres goles en tan solo 30 minutos. Sanchís, Butragueño y Valdano, con sus goles, hacían posible la remontada y llenaban de esperanza a los aficionados. Pero en el minuto 33, el gol del Anderlecht devolvía la ventaja al equipo belga. Aun así, el Real Madrid no se rindió y antes del descanso Valdano firmó el 4-1.

La emoción crecía con cada gol, y mi corazón latía más rápido. Cuando Butragueño marcó el gol decisivo al comienzo de la segunda parte, supe que mi amor sería eterno por el Real Madrid.

Sanchís Valdano Anderlech Butragueño Anderlech

Desde esa noche, mis recuerdos han estado marcados por el fútbol y por el madridismo. Los momentos compartidos con mi familia, sobre todo con mi padre, porque a mi madre no le gusta el futbol, y el recuerdo de aquella remontada épica en 1984 me han acompañado a lo largo de los años y, cada vez que veo al Real Madrid jugar, vuelvo a sentir la ilusión y la alegría que experimenté aquella noche.

Hoy, con cuarenta y cinco años a mis espaldas, sigo siendo aquel niño que jugaba en el patio nevado y soñaba con emular a sus ídolos. Y aunque el tiempo ha pasado, mi amor por el Real Madrid y la magia del fútbol siguen siendo una parte fundamental de mi vida, llenándola de ilusión y candidez.

Cuando Butragueño marcó el gol decisivo al comienzo de la segunda parte, supe que mi amor sería eterno por el Real Madrid

Aquella noche de 1984 me enseñó que el fútbol es más que un simple juego; es una pasión, una forma de vida, y un vínculo que une a familias y amigos en torno a un sentimiento común. Desde entonces, he compartido con mi equipo las victorias y derrotas, los momentos de gloria y las dificultades, pero siempre con la misma ilusión y amor incondicional que me invadió en aquella noche memorable.

Así, cada vez que el Real Madrid salta al campo, vuelvo a ser aquel niño de siete años, con el corazón lleno de esperanza y sueños, esperando vivir una nueva noche mágica que se sume a los recuerdos imborrables de mi infancia. Porque, en el fondo, todos llevamos un niño dentro, y el fútbol es capaz de despertar esa ilusión y esa magia que nos hace sentir eternamente jóvenes y soñadores.

Aunque el tiempo siga avanzando, siempre quedará en mí la huella de aquella noche en Toledo, cuando mi vida futbolística cambió para siempre gracias al poder del fútbol y al Real Madrid.

Butragueño y Valdano Anderlech

Ahora, casi cuatro décadas después de aquella noche inolvidable, el Real Madrid sigue demostrando su espíritu de lucha y su capacidad para superar adversidades. La temporada pasada en la Champions League fue una prueba más de ello. El equipo se enfrentó a gigantes como el PSG, el Chelsea y el Manchester City en las eliminatorias, y cada uno de esos encuentros nos recordó por qué el Real Madrid es un club de leyenda.

Con goles increíbles de jóvenes talentos como Rodrygo o veteranos como Karim Benzema, el equipo mostró una vez más su capacidad de reinventarse y adaptarse a los desafíos que se le presentaban. Los jugadores lucharon en cada partido con un sacrificio admirable, demostrando que nunca se rinden y que siempre están dispuestos a darlo todo por el escudo del Real Madrid.

La tenacidad y el coraje que mostraron en esas eliminatorias nos hicieron recordar el espíritu de aquella noche de 1984, cuando la garra y la determinación llevaron al equipo a una remontada histórica frente al Anderlecht. Fueron momentos que nos recordaron por qué nos enamoramos del fútbol y del Real Madrid en primer lugar.

Stielike, Valdano, Gallergo Anderlech

En mi corazón, siempre estarán aquellos recuerdos de mi infancia, así como los nuevos momentos emocionantes que el Real Madrid sigue regalándonos cada temporada. Y aunque las generaciones cambian y los nombres en las camisetas se renuevan, el espíritu de lucha, sacrificio y amor por el equipo sigue vivo, uniéndonos a todos en una misma pasión.

Por eso, cada vez que el Real Madrid se enfrenta a un nuevo desafío, como aquellas eliminatorias de Champions League, no puedo evitar sentirme transportado a aquel patio nevado en Toledo, donde mi amor por el equipo y por el fútbol creció infinitamente. Y es esa misma ilusión que el fútbol despierta en nosotros lo que nos hace sentir vivos y nos recuerda que, a pesar de las dificultades, siempre hay que luchar hasta el final.

 

Getty Images.

Mariano
Consultor de Accesibilidad digital y madridista desde chiquitito.

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