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Sabonis: "Yo era alto y nada más"

Sabonis: "Yo era alto y nada más"

Escrito por: Chechu Biriukov19 diciembre, 2022
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Entrevista publicada el 6 de noviembre de 2021 y reflotada el 19 de diciembre de 2022 con motivo del cumpleaños de Arvydas Sabonis.

 

Nunca un jugador joven sorprendió tanto al mundo entero. Por encima de su inmensa estatura, su grandeza como jugador la determinaban su movilidad, su coordinación, su visión de juego y su carisma. Verle en acción era contemplar lo increíble. Arvydas Sabonis jugó de pívot como pudo jugar de base, de tirador o de lo que hubiera querido: su habilidad era proverbial, el don natural y exclusivo de los elegidos, de los que originan ámbitos desconocidos. Aun con sólo una pierna sana, fue capaz de cambiar el baloncesto.

Su mente es privilegiada, lacónica, cortante o afectuosa, siempre penetrante. Una conversación con Sabonis es una experiencia iniciática. Penetrar en un mundo mítico, en un tótem que surgió del comunismo y recayó en los Estados Unidos de América. La suya es una personalidad forjada a partir de privaciones, triunfos, lesiones invalidantes - para cualquiera menos para él – que le presentaron la crudeza de la vida con presteza.

Su voz suena imponente, como su figura, profunda, poderosa, siempre certera y firme. Su seguridad apabulla, aunque no tiene la certeza absoluta. De forma constante se asoman las bromas, la sorna, la contundencia. Y las sentencias, aforismos para enmarcar. No admite el mínimo halago, ni las comparaciones, quizás para no menospreciar a nadie; tal vez como recurso para mantener la cabeza como los pies, anclados a la tierra, a la existencia imprevisible.

Por eso, en la conversación fluyó la hilaridad y brotaron las sonrisas, tanto como siguieron los silencios asombrados, el asentimiento reflexivo. Rendidos a la naturalidad e inteligencia de Arvydas Sabonis, os presentamos el diálogo lo mejor que somos capaces, vibrante, colmado de vida y de historia. Que nos perdone el protagonista, tan grande que no quiere dar crédito a su mito.

Sabonis

 

Muchas gracias por recibirnos. Sé que para ti es una ligera molestia.

No me gustan mucho las entrevistas. Pero siendo tú, Chechu, quien me lo pide…

Lo aprecio mucho, de verdad. Lo más importante, dado que hacía diez años que no nos veíamos: ¿qué tal la familia?

Todos bien. Los hijos son tus grandes proyectos en la vida, y los cuatro proyectos marchan bien. El segundo y tercero de los varones ya están casados, y parece que al primero lo vamos a colocar el año próximo. El segundo, Tautvydas, nos va a hacer abuelos.

¡Hombre! ¡Enhorabuena!

Gracias. Por fin. Lleva cinco años casado. Vive en España, se casó con una chica de aquí. Tautvydas habla en perfecto andaluz, igual que la pequeña, Ausrine. A Domantas, como sabéis, lo tenemos triunfando en la NBA, en Indiana Pacers. Casado también, con una chica americana.

Qué bien. Y entonces ahora casáis al mayor también, que es el único que os faltaba.

Eso es. Zygimantas.

¿Os gusta la chica?

Lo importante es que le guste a él. Pero vamos, sí, a esa edad todas son buenas (contesta con mirada cómplice y sonrisa beatífica). Nos va a quedar soltera, de momento, solo Ausrine, que tiene 24 años, aunque también tiene novio. Baloncestista, por cierto.

Todo queda en casa. Mantienes este precioso piso en España, a pesar de que llevas mucho tiempo viviendo en Lituania, donde hasta hace poco has sido presidente de la Federación de Baloncesto.

Claro. Me encanta España. Me encanta Andalucía. Mira. (Señala con una manaza gigante y semiabierta, el horizonte marítimo desde la terraza). Me escriben por whatsapp mis amigos de Lituania, con un frío que imagínate, y me preguntan dónde estoy o qué hago. Por toda respuesta, les mando una foto mía en bermudas con una copa de vino. (Miradas y risas de complicidad) ¿Cómo no me va a gustar esto? Además, aquí la gente vive muy bien. Todo es muy tranquilo. (Sabas gesticula con frecuencia, expresivo cuando le gusta el asunto o encuentra una respuesta adecuada. Tajante cuando lanza una de muchas sentencias reflexionadas).

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¿Con qué frecuencia vienes a España?

Llevaba cuatro años sin venir.

¿De verdad?

Sí. Entre mis obligaciones en la Federación y el Covid, se me puso imposible. Ahora parece que se supera lo del Covid y me he jubilado. Así que me voy a resarcir y vendré mucho más. Pasaré aquí temporadas mucho más largas. Mi familia también ama España. Mi mujer y mi hija, en particular, están enamoradas de este lugar.

¿Te has jubilado con 57 años?

Bueno, es que como presidente de la Federación de Baloncesto solo puedes cumplir un máximo de dos mandatos.

Pero tú eres una institución en Lituania. No te dejarán jubilarte tan joven. Te querrán nombrar algo. Ministro o qué sé yo.

¿Ministro? (Piensa un segundo. Vuelve a extender el brazo, señalando con la mano el paisaje mediterráneo): Tú dime qué prefieres, ministro o aquí. Tengo 57 y ole ole. A todo hombre le llega el momento de vivir para uno mismo.

Te van a insistir…

Es muy fácil. No coges teléfono y punto (sic). ¿Por qué hago entrevista? Porque cojo teléfono. No quieres hacer algo, no cojas teléfono. Tan sencillo como eso.

¿Y si viene el Real Madrid a ofrecerte un cargo?

(Breve pausa, de nuevo). Lo que quiero es ir al pabellón a ver jugar al Madrid. Todo desde fuera. Me ha llegado el momento de disfrutar.

Hablando del Madrid, ¿qué recuerdas de aquella etapa?

Esos tres años en Madrid fueron los más felices de toda nuestra vida en el extranjero. Puedes preguntarle a Ingrida cuando la veas después. En el club éramos una familia. Por ahí pasaron diferentes entrenadores, no importó, dio igual: el sentimiento de familia permanecía.

¿Qué recuerdas de tu llegada? ¿Te costó adaptarte?

No demasiado, ten en cuenta que llevaba tres años en Valladolid, jugando en el Fórum, y eso me había permitido aprender español. Yo estaba feliz, muy feliz. Entonces la única meta para un jugador profesional europeo era jugar en el Real Madrid. Ahora está el sueño de la NBA, pero por entonces era prácticamente imposible. (Vuelve a mirar el paisaje): Es como aspirar a ver África desde aquí. (Pausa). Bueno, la verdad es que los días sin nubes se puede ver África (Risas).

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Pero entonces casi nadie contemplaba ese sueño transoceánico. Entonces el gran sueño era blanco.

Así es. El Madrid era la gran institución del baloncesto europeo. ¿Quién me iba a decir que acabaría jugando allí? Es más: ¿quién me iba a decir que acabaría abandonando Lituania? Era algo utópico, por la cuestión política. No podíamos siquiera salir del país, como no fuera con nuestros equipos. Podía haber huido, pero no es mi estilo (Sentencia nuestro protagonista con certeza absoluta. Su voz suena rotunda, consistente, con la misma talla que el emisor).

Esos tres años en Madrid fueron los más felices de toda nuestra vida en el extranjero. En el club éramos una familia.

Al final pudiste salir rumbo a España, y el Fórum Filatélico de Valladolid fue la escala hacia el Madrid.

El Fórum hizo una gran apuesta conmigo, porque me había roto dos veces el tendón de Aquiles.

Claro, es que nunca está de más recordar que tu carrera ha sido lo que ha sido a pesar de que has estado muy lastrado por las lesiones durante la mayor parte de ella.

Cuando me ficharon yo creo que estaban muertos de miedo. No les cabía palillo (Junta dos dedazos, índice y pulgar, para indicar la minúscula dimensión de un palillo. Omite elegantemente, nos parece, por dónde no habría cabido nunca dicho palillo). ¿Y si este se lesiona? Pero Gonzalo Gonzalo arriesgó y puso el dinero. Estuve muy bien en Valladolid, me cuidaron estupendamente y no recaí.

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¿Cuáles fueron las principales diferencias que encontraste entre el baloncesto español y el lituano?

(Piensa largamente). Aquí pagaban y allí no. (Risas). Por lo demás es igual. Hay que meter canastas.

Jugaste tres años en el Fórum. Mucha gente se pregunta si no pudiste haber llegado al Madrid antes.

Siempre he firmado contratos de tres años, y los he cumplido. También firmé tres en el Madrid y los cumplí. Y luego tres en Portland y lo mismo, renovando después.

Ya, pero ¿no te preguntabas “¿y estos cuándo van a venir a por mí?”?

No. (Pausa). Lo que sí hacía, cuando jugábamos contra el Madrid, era emplearme de manera especialmente intensa (Y nos mira con la cara de un niño que hace una travesura de la que saldrá victorioso).

(Interviene Joe): Eso lo puedo atestiguar yo, que jugué contra ti estando tú en el Fórum. Siempre nos lo hiciste pasar mal. El caso es que tanto los madridistas como los culés nos preguntábamos si no te íbamos a fichar. Por esas fechas, un día, me encontré con Epi, y tuvimos el siguiente diálogo: “Oye, ¿cómo es que no ficháis a Sabonis?” “Porque somos gilipollas. Y vosotros, ¿por qué no lo ficháis?” Le respondí lo mismo: “Porque somos gilipollas”.

El Barça tenía a Audie Norris. Estaban contentos.

No sé yo, seguro que también suspiraban por ti. El caso es que acabas en el Madrid. Mucha más exigencia que en Valladolid, claro.

Mucha más, pero si hay algo que no me era ajeno es la exigencia. En Lituania nos educaban en la creencia de que quedar segundo es una catástrofe absoluta, un cataclismo. Me inculcaron ese espíritu competitivo desde la niñez. De manera que no me chocó lo más mínimo encontrarme con eso en el Madrid. Me adapté inmediatamente.

Y con enorme éxito. En tres años, una Copa del Rey, dos Ligas ACB y lo más importante: la Euroliga.

Yo sé que para vosotros, los madridistas, era el torneo más importante.

Era una obsesión, como lo es la Champions para el madrididista futbolero.

Claro, y además llevabais catorce años sin traerla a las vitrinas. Pero eso de priorizar unos títulos sobre otros es cosa del deporte del siglo XXI. Nosotros estábamos programados para ir a por todos los títulos con la misma ilusión, para ganar siempre el siguiente partido, fuera de la competición que fuera. (Joe asiente, como si encontrara un aliado en Sabonis para sostener un argumento propio: si ya lo digo yo…)

De acuerdo, pero deja que los madridistas nos regodeemos aún en aquel triunfo porque fue extraordinario. Existe un cierto consenso en que el Madrid no tenía ese año su mejor equipo, y en que eso te da un protagonismo incontestable en aquel logro.

Bah. Teníamos a Joe (Arlauckas), así que estábamos bien. Sí puede ser que el año anterior, que no la ganamos, tuviéramos un equipo algo más fuerte. Todavía me duele aquella semifinal contra el Limoges. 52-62. Defendimos bien pero nos costó un mundo meter puntos, ¡el resultado lo dice todo!

(Habla Joe): Eso me recuerda a uno de esos días en los que nos ganaste con el Fórum. Yo estaba abatido, te me acercaste y me dijiste: “Tranquilo. Hay días en que no entran y no entran. No se puede hacer nada”.

Pues contra el Limoges fue así. Pero al año siguiente, en Zaragoza, fue mágico. El ambiente, lleno de madridistas… Todo ayudó.

Se dice que te podrías haber ido antes a la NBA pero dejaste a Portland tres años esperando porque querías ganar la Euroliga. ¿Es cierto?

Sí.

¿Significa eso que, de haber perdido la Final de Zaragoza, habrías retrasado un año más tu incorporación a Portland?

No. (Risas). Era un tren que tal vez no iba a volver a pasar. No podía, después de tres años, volver a dejarlo ir. Ya tenía 30 años. Si renuevo, ¿quién iba a fichar en la NBA a un tío de 33? Además, el Madrid estaba con problemas financieros importantes y tenía que cuidar de mi familia.

Bueno, no vale la pena pensar en qué habría pasado si no ganamos esa Euroliga, porque el hecho es que la ganamos.

Sí. Y yo sé que para vosotros los madridistas era algo esencial. Así que todo salió bien. Os devolví al sitio que os correspondía y me fui. Todo bien.

(Vuelve a hablar Joe):  Recuerdo muy bien cuando ganasteis el Oro en Seúl (88). La delegación española aún andaba por allí y Chechu y yo nos presentamos en vuestra fiesta, en la villa olímpica, a llevaros caviar (Chechu asiente). Para cuando llegamos, ya os habíais bebido el vodka bueno y solo quedaba un vodka coreano horrible. Yo decía que no quería beber más, pero tú dabas unos golpes en la mesa que hacían saltar todos los vasos de los chupitos, y ordenabas que bebiéramos todos. Cualquiera se negaba. Fue la única melopea de mi vida.

(Largo silencio): No me acuerdo. (Risas desaforadas).

yo sé que para vosotros, los madridistas, la euroliga era algo esencial. Así que todo salió bien. Os devolví al sitio que os correspondía y me fui.

Ese oro de Seúl para la URSS tiene que ser un recuerdo maravilloso, ¿no? Porque además recordemos que oficialmente estabas lesionado. Quién iba a decir que acabarías jugando la Final, tras eliminar nada menos que a USA (82-76), y ganándola.

Yo había pedido a Gomelski que me dejara ir pero como turista. “Oye, déjame que vaya aunque solo sea para ver cómo es por dentro una olimpiada”. Ten en cuenta que en el 80 (Moscú) aún éramos muy jóvenes (mira a Chechu, que asiente), y los mayores solo nos usaban como sparrings prácticamente.

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(Habla Chechu): ¿Recuerdas aquella primera gira que hicimos juntos por Estados Unidos, como juniors, en el 82?

Cómo me voy a olvidar. Era como viajar al cosmos. No parábamos de comer hamburguesas. La hostia. El caso es que en la del 80 éramos muy jóvenes; en el 84 (Los Angeles), la URSS no acudió por la cuestión política y la guerra fría; y en el 88 yo quería estar, aunque oficialmente estaba lesionado, porque el 92 quedaba muy lejos y nunca se sabe. Podía ser mi última oportunidad de ver una olimpiada desde dentro. Me dejaron acompañarlos.

Te habían operado en tu país, ¿no?

Sí, y lo habían hecho bien. El problema en la URSS no eran las operaciones sino las rehabilitaciones, en ese campo habían avanzado poco. Pero yo venía de estar tres meses en USA rehabilitándome, porque Portland ya me había drafteado.

¿Y?

Pues que llego allí como mero acompañante, y me pongo a ayudarles en el entrenamiento. Por entonces, para ejercitar las manos, Gomelski entrenaba a los pívots pasándolos el balón a patadas, como si fuera fútbol. Y me pongo ahí, y exclama Gomelski, alborozado: “¡Pero tú estás de puta madre!” Y el resto es historia. Batimos a Estados Unidos en la semi y a Yugoslavia en la Final.

Fuiste fundamental en ese hito. Como en tantos otros.

Bah. Era alto y nada más. Por entonces la altura era aún más importante. Cogía algún rebote y ya.

¿Es tu momento favorito en una trayectoria deportiva tremenda?

No. Me quedo con Barcelona 92 porque fue la primera vez que participé con Lituania, ya que acabábamos de conseguir la independencia y ser reconocidos. Ese bronce supo a oro. Nadie se esperaba que un país tan joven pudiera llegar tan lejos. Era un éxito inconcebible. Bueno, es que el simple sueño de jugar con mi país, no con la URSS, era una cosa impensable pocos años antes. Fue una cosa única jugar con mi bandera y conseguir metal. Tengo un gran recuerdo del Preolímpico en Badajoz, también.

Estamos hablando de grandes momentos, pero tú lo has tenido que pasar muy mal. Tu rodilla. La doble rotura del tendón de Aquiles. ¿Las lesiones han sido lo peor?

Sí.

¿Llegaste a pensar que no podrías seguir? ¿Que tendrías que dejarlo? Eran lesiones muy graves.

Jamás lo pensé. Pensaba: “joder, otra vez se va a retrasar todo”. Pero nunca que era el fin. Eso ni lo contemplé. Siempre tuve claro que podría con las lesiones. Nunca se me ocurrió arrojar la toalla (Contesta con determinación absoluta).

Aparte de las lesiones, ¿qué otros momentos nefastos destacarías?

Derrotas hubo muchas y dolieron muchísimo. Pero supongo que es especialmente amarga una que coseché con Zalgiris al final mi carrera. Había vuelto de Portland para acabar mi carrera allí, porque es mi casa. Jugábamos contra Maccabi por una plaza en la Final Four del 2004. Teníamos el partido ganado pero, a falta de un segundo, ellos sacan bajo su aro, la meten en largo y anotan el triple para forzar la prórroga, en la cual nos fulminan.

¿Esa derrota precipitó tu retirada definitiva?

Sí. Tenía casi 40 años y me jodió enormemente. Vi que era el final. Me quedé sin ánimos. Había soñado mucho con ganar la Euroliga con el Zalgiris.

Estuviste cerca de ganarla muchos años antes, en aquella Final contra la Cibona (94-82) en el 86, cuando te expulsaron por dar un puñetazo a Nakic.

Algunas veces en mi carrera perdí los nervios, y esta fue una de ellas. Los balcánicos eran unos grandes provocadores (entonces, ya no). Era su estilo. Eran partidos muy calientes. Como pívot estabas mucho más expuesto a ese juego sucio, porque por tu posición no avanzas botando el balón, sino que estás ahí esperando, en la pugna, en el forcejeo. Era complicado mantener la calma. Los yugoslavos sabían cómo sacarte de tus casillas. Su escuela consistía en parte en eso.

Jamás pensé que las lesiones me harían retirarme. Pensé: “joder, otra vez se va a retrasar todo”. Pero nunca que era el fin. Eso ni lo contemplé. Siempre tuve claro que podría con las lesiones. Nunca se me ocurrió arrojar la toalla

¿Qué grandes diferencias ves entre el baloncesto actual y el que se jugaba en tu época?

Antes seguías sobre la pista mientras estuvieras bien. Si no había percances y estabas a buen nivel, no te cambiaban. Ahora la rotación es permanente durante el partido, y te vas al banquillo aunque te estés forrando a meter puntos. Hablan de dosificar y yo de verdad que no lo entiendo muy bien. ¿Para qué llevas veinte años entrenando? ¿Para cansarte ahora jugando veinte minutos?

¿Ves jugar al Madrid actual?

Algunas veces.

¿Qué opinas de Pablo Laso?

¿Cuánto tiempo lleva?

Diez años.

Pues ya está. No hace falta decir más. Al principio le discutían, y luego ha impuesto su filosofía. Cuando pierde critican, pero claro, filosofía no vale para nada si los jugadores no acompañan. Si tienes un gran carro pero los caballos no tiran… Tienen que caballos querer (sic).

Tú como caballo siempre tiraste. ¿Quién fue tu entrenador favorito?

Me llevé bien con todos. Siempre fui respetuoso con ellos, siempre les dejé hacer su trabajo. Fui un jugador disciplinado.

Pero ¿no tienes ningún predilecto?

No quiero quedar mal con los otros. No diré nombres.

¿Qué opinas de Pablo Laso?

¿Cuánto tiempo lleva?

Diez años.

Pues ya está

¿Cuál era el secreto de la estupenda escuela de baloncesto lituana? ¿Buenos entrenadores? ¿Tradición?

Sobre todo, la tradición. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Lituania ya había ganado dos de los tres campeonatos europeos que se celebraron. El primer europeo que ganamos fue en Letonia, que era el anfitrión por haber ganado el anterior, el primero que se celebró, en Suiza. Teníamos buenos jugadores, con el refuerzo incluso de dos que habían jugado en USA, Pranas Lubinas (aka Frank John Lubin) y Mykolas Ruzgys.

Sabonis Sabonis

¿Está ahora la selección lituana atravesando un bache, tras sus extraordinarias actuaciones a comienzos de este siglo?

Fuimos bronce en Sydney 2000 y ganamos el Eurobasket en 2003, y a partir de ahí empieza en efecto un pequeño bache, que yo relaciono sobre todo con la llegada de otros grandes equipos, como la propia España, a su mejor momento.

Ahora que hablas de España, ¿es posible que Gasol y tu hayáis sido los dos jugadores europeos más dominantes de los últimos 35 años?

(Duda, visiblemente molesto por tener que responder a halagos que confiesa odiar): Bueno, Gasol ya sabemos lo que ha sido. Qué hablar de Gasol. Pero las comparaciones no me gustan.

¿Lo tendrías siempre en tu equipo? ¿A qué jugador, actual o reciente, escogerías siempre?

Mira, el año próximo se celebrará el centenario del baloncesto de mi país. En 1922 se jugó el primer partido, que curiosamente fue femenino, después seguirían los hombres. Pues bien, con motivo de esta celebración, en la Federación hemos intentado organizar una encuesta para escoger los 100 mejores jugadores lituanos de la historia. Enseguida nos encontramos con el problema de que la gente solo ha visto jugar a los más recientes, y así no se puede hacer un ranking que sea justo. Con las comparaciones y los rankings siempre sucede eso. Hay otras preguntas…

Y del Madrid de Laso, que dices que ves jugar con alguna frecuencia, ¿serías capaz de decir dos o tres nombres de jugadores que te encanten?

(Vuelve a rezongar). Es que no soy muy bueno recordando nombres y apellidos. (Descojone general ante la evidente trola escapista).

¿Sigues al Madrid de fútbol?

Pues también a veces. Aprovechando que volvía a España después de cuatro años, quedé con un amigo para ver el Clásico. Como en los viejos tiempos. Me pareció un buen partido, sobre todo en el primer tiempo, en el que pasaron muchísimas cosas. Lo que fue malo era la hora del partido. Si comes, no puedes ver bien el fútbol.

Sabas, ¿sabes lo que más sorprende de ti?

No.

Que eres un tío normal.

Ole. Buena vista tienes.

Se nota que provienes de una familia muy estructurada.

Es verdad. Mi padre, muy tranquilito. Mi madre está con cojones. (Risas).

Bravo. Fírmanos la camiseta, por favor.

Voy. ¿Esta de quién es, de (…)? (Pitido censor, risas prepaperitivo).

Y, tal y como estuvimos, seguimos charlando sin cesar durante la comida. De la vida, del baloncesto, de los amigos. De las cosas que se hablan cuando uno está a gusto y tranquilo. Nosotros lo estuvimos, además de sentirnos muy honrados por el recibimiento. Gracias, Sabas, hasta siempre.  

 

Entrevista: Chechu Biriukov, Joe llorente Gento, Jesús Vega, Jesús Bengoechea

 

Sabonis

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Biriukov
Chechu Biriukov. Jugué como escolta en el Real Madrid de Baloncesto y en las selecciones de la URSS y España. He ganado bastantes títulos, míralo en wikipedia. Si estás en Madrid, ven a comer a Biriukov Bistro.

15 comentarios en: Sabonis: "Yo era alto y nada más"

  1. Para mi, superior a Petrova en todo.

    Sin lesiones y marchando a la NBA a los 21 años habria hecho un carreron a lo Olajuwon.

    De joven y flaco fue como Paul Gasol, un poco mejor. Y de veterano pesado fue como el maduro Marc Gasol, también un poco mejor.

    En el Mundial 86 y en Seúl demostró ser mejor que David Robinson.

    Divac hizo buena carrera en la NBA siendo muy inferior.

  2. Deliciosa entrevista, para empezar un Sábado, ¡ Enhorabuena!. yo que estuve en Zaragoza, pegándome con los griegos que tuvieron que intervenir los antidisturbios. ¡Qué recuerdos!

  3. El jugador que marcó mi infancia casi adolescencia, para muchos fue Drazen Petrovic ,del que yo apenas tenia recuerdos de cuando jugó para nosotros.

    Pero el domino abrumador que ejerció Arvydas Sabonis con el Real Madrid si que lo recuerdo bien y no lo olvidaré en la vida.

    La entrevista está bien ,se ve a un sabas ya un poco de vuelta de todo y sin ganas de mirar demasiado al pasado ,porque malos momentos en el Madrid si que vivió.

    Sabonis, Felipe, Llull, Rudy y Luka formarían parte del mejor quinteto de la historia del Real Madrid, de los jugadores que han visto mis ojos.

    1. Me pasa un poco como a ti. De Petrovic apenas recuerdo nada, pero por suerte de Sabas si, y de sus dos ligas ganadas consecutivas, con un 3 -0 en final al Barcelona, con recado de Joe a Salva Diez. Y del año de las dos Copas, del rey ante Joventut y de Europa en Zaragoza.

      En la entrevista se nota su prudencia, su discrecion, sin querer recordar nada negativo, da la sensacion de ser un buen tio y alguien sencillo. Por cierto, ajeno al baloncesto recuerdo cuando Sabonis salio en el programa Inocente, Inocente, de la FORTA como victima de una inocentada de camara oculta que tenia a Antonio Martin como gancho. Recuerdo que se le notaba un tio tranquilo, bonachon y buen tio, acorde a la sensacion que ha transmitido en la entrevista.

  4. Qué grandes recuerdos me ha traído la entrevista. Recuerdo una de las primeras veces que lo vi jugar, en el Torneo de Navidad, cuando se movía con gran agilidad y destrozaba el tablero de los nuestros una y otra vez, hasta que lo hizo literalmente al final del partido. Siempre quedará la duda de hasta dónde habría llegado de no haberse lesionado dos veces el talón de Aquiles, hay quien dice que el pívot más grande de la historia, lo cual ya es mucho decir. El Sabonis post lesión seguía siendo buenísimo, con unos grandes fundamentos y agilidad para un tipo de 2,20, pero era más pesado de movimientos, menos "bailarín" como lo era Olajuwon. Buena mano para tirar, excelente pasador, con gran visión de juego y muy, muy competitivo. Una delicia tenerlo en la cancha. Y además, siempre me pareció buen tipo, aunque me caía aún mejor Chechu Biriukov, con ese humor ruso rápidamente españolizado. Mítica la broma que le gastaron en Inocente, Inocente a las ocho de la mañana, haciéndole creer que tenía que volver a Rusia a alistarse en el ejército. Su reacción no pudo ser más genial.
    Enhorabuena por la entrevista.

  5. Enhorabuena por la entrevista. Lo que habrá disfrutado don Jesús con la compañía , el entorno y -me imagino- la gastronomía. Me extrañaría que estando presentes estos jugadores los platos no estuvieran a su altura. Los hay privilegiados.
    Aquí otro, y salvando las distancias , al que un viejo conocido todavía apoda
    "Josechu" porque le recordaba al base-escolta hispano-ruso, también se ha sentido afortunado por haber podido compartir una buena cena y un par de copas con viejas glorias del baloncesto, entre ellas el fenómeno de Joe Arlauckas. Prefiero no dar más nombres.

  6. Desde México mi infancia fue conocer y ver a Arvidas Sabonis como el gran basquetbolista que podía vencer a los americanos en la NBA. Años soñando con su llegada a esa liga y vaya que dejó gran sabor de boca al hacerlo. Ahora en plena madurez de nuestra generación (49), nada más fresco y agradable que leer una muy buena entrevista a un tipo centrado y admirable pero sobre todo, amado por la comunidad amante del basquetbol. Siempre estará en nuestras mentes y corazones el empuje y liderazgo de Arvidas Sabonis. Gracias y saludos desde México nuevamente!!!

  7. Me ha encantao la entrevista...y como mitomano baloncestistico declarado...lo que habria dao yo por estar en esa charla y por una foto y camiseta firmada!!!felicidades por la entrevista!!!un saludo desde Guarnizo (Cantabria)

  8. Pedazo de jugador.
    De los mejores.
    Es que hay y ha habido pedazo de jugadores. Éste ha sido de los mejores. Es que es imposible saber quién es o ha sido el mejor.
    Yo me acuerdo muy bien de él. En esa época yo estaba enganchado al basket. De ver y de jugar. Me gusta ver más el basket que el fútbol. Pero lo que más me gusta es ver al Madrid de fútbol. Del basket sufro mucho, pero me producen un orgullo inmenso.

  9. Recién enganchado a La Galerna, leo esta entrevista ahora para votar la mejor de 2021. Yo era un pucelano de 14 años socio del Fórum cuando llegó Sabonis, así que imaginad. Sabonis y Homicius, que no vino solo. Me acuerdo de muchas cosas en la cancha, pero curiosamente de lo que más me acuerdo es de verle en la calle. Era impresionante, ese tío de 2,20 caminando por la calle Santiago. Valladolid es una ciudad mediana tirando a pequeña y era habitual ver a los del fútbol y a los del basket por ahí, pero lo de Sabonis te dejaba marcado. Es que en la cancha esta gente no parece tan grande, rodeados como están de otra gente alta. Pero en la calle es otra cosa. Siempre tranquilo y amable, caminando despacio porque los chavales no le dejaban, pero sin perder nunca los nervios. Un tío normal.
    Me quedó la espinita de los cuartos de final de liga 90-91. Habíamos ganado el primer partido en el Palau y era el momento de rematar al Barsa. Aquel año con Sabonis, Corbalán, Tikhonenko, Lalo García... se escapó la oportunidad, no había suficiente banquillo supongo.
    Estupenda entrevista.

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