Es algo habitual, con todos los entrenadores sucede, pero encuentro mucho alboroto en torno al Real Madrid desde que Xabi Alonso aterrizó en el banquillo. Unas veces para bien y otras para mal. Estamos los que puedo considerar madridistas y los que quiero considerar “jugadoristas”. No me entra en la cabeza que haya gente que trate de justificarlo todo por salvar a su futbolista favorito.
Los resultados están acompañando a Xabi en estos primeros meses como entrenador del equipo con la máxima exigencia del mundo. Cierto es que nos quedamos a las puertas de la final del Mundial de Clubes y en los partidos importantes (Atlético y Liverpool) no hemos dado el callo. Del Metropolitano salimos escaldados y de Anfield simplemente superados. La victoria en el Clásico frente al Barça digamos que fue un partido de luces y sombras.
El empate en Vallecas ha sido la gota que ha colmado el vaso para muchos de nosotros, porque vemos que este Real Madrid está apagándose. El lío de Vinícius y su famoso cambio desencadenaron una situación insostenible entre los defensores de Alonso y los del brasileño, pasando por un Mbappé, inconmensurable, al que le han caído palos por todos los lados siendo Bota de Oro la temporada pasada y acumulando una media de un gol por partido en esta.
Dejemos a un lado los egos y las decisiones técnicas. El Real Madrid es el que permanece, los jugadores y los entrenadores van pasando
Llevo pensándolo y diciéndolo desde que empezó la temporada, pero cada vez es el sentir de más gente que busca soluciones a la situación actual del Real Madrid: en este equipo faltan centrocampistas con mejor tacto de balón. Kroos y Modric, respaldados por Casemiro, dejaron el listón demasiado alto porque además de deleitarnos en cada partido fueron capaces de liderar desde el juego a un grupo de futbolistas que ganaron todos los títulos posibles y nos hicieron muy felices.
Pienso en si podemos estar viviendo una etapa de transición, pero también se hablaba sobre ello cuando la mayor leyenda del Club salió del Real Madrid y yo he visto a Marcelo y Nacho levantar dos Copas de Europa pocos años después de la partida de Cristiano Ronaldo.
Dejemos a un lado los egos y las decisiones técnicas. El Real Madrid es el que permanece, los jugadores y los entrenadores van pasando. Que nunca se nos olvide que lo que nos hace grandes es la unión y, tal y como estamos ahora, no vamos a ninguna parte.
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Buenos días, amigos. Hasta hace poco, distinguíamos entre árbitros españoles y árbitros europeos. Los primeros eran (son) los herederos naturales de Negreira, hijos nefandos de un sistema corrupto tras décadas de pagos del FC Barcelona a su cúpula, pagos que quién sabe si no se seguirán produciendo de un modo u otro a pesar de que Negreira ya no anda por ahí.
Los segundos, los árbitros europeos, nos parecían esencialmente libres de sospecha, en cambio. Pocas cosas más corruptas que la UEFA, sin que Ceferin haya permitido al menos que esa putrefacción se filtre al estamento, nos decíamos. Los colegiados UEFA se equivocan, como todos, pero no se observa una tendencia, un patrón sospechoso.
A lo mejor hay que revisar esta percepción de las cosas a la luz de los últimos arbitrajes que viene gozando el club cliente de Negreira, y muy en particular del que ayer le brindó la victoria de la manera más descarada, escamoteándosela a un Brujas cuya afición, indignada, prorrumpió en gritos de “¡Mafia! ¡Mafia! ¡Mafia!” al término del partido. Puesto en el contexto de la nueva relación de amor Laporta-Ceferin, este nuevo escándalo dispara las sospechas hasta lo más alto del apestómetro.
Corría el tiempo de descuento del Brujas-Barcelona, con 3-3 en el marcador, cuando Szczęsny se hizo en un lío en un saque de puerta, posibilitando el que un delantero del equipo belga le robara impiamente el balón y marcara gol. No hay falta al portero polaco del club cliente de Negreira por ninguna parte, y sin embargo el VAR, de manera estupefaciente, llamó al colegiado inglés Taylor para que acudiese al monitor, cosa que hizo con presteza para anular el tanto.
Inconcebible. O quizá demasiado concebible conociendo los precedentes.
El atacante ni siquiera toca a Szczęsny, que se desparrama sobre el suelo en el más puro estilo Masía pese a ser natural de Varsovia, en el desesperado intento de lograr que el tanto se anule por falta. Le sale bien el ardid para bien de Ceferin, de quien se cuenta que tiene en Eslovenia ambiciones políticas que se ven en riesgo por ciertas informaciones que Laporta tiene sobre él. Los personajes del hampa es lo que tienen: a mucha gente cogida por los cataplines. O quizá es simplemente que hay un Euronegreira en la sombra, maniobrando en favor de los intereses blaugranas.
Para la prensa cataculé, como veis, nada de eso sucedió. Omiten la información al más puro estilo Pravda o televisión norcoreana. Todo es Lamine Yamal, que volvió de su sequía goleadora (que es una sequía eterna, por cuanto entre los indudables méritos técnicos del jugador no se cuenta el aspecto realizador) marcando el gol del empate. De la cosa arbitral, chitón. Por cierto, ya nos han llegado imágenes de estraperlo del geniecillo de los brakets burlándose del público belga, pero como no es brasileño ni viste de blanco se trata de imágenes que no verán la luz en medios de comunicación masivos. Vivimos en una omertà permanente. Ni siquiera en el caso (imposible, por supuesto) de que un club hubiese sobornado a la cúpula arbitral durante varias décadas, hablaría la prensa de este particular.
Marca, cada día más conocida como Marça por el pueblo soberano, que suele tener argumentos de peso para decir las cosas que dice e inventar los sobrenombres que inventa, se rinde también a los pies de Lamine, que para eso el diario dirigido por Gallardo es el máximo representante de la Central Lechera (?) en la piel de toro. “El brujo es Lamine”, titulan, en agudísimo juego de palabras con el nombre de la ciudad donde se obró el atraco. Marca sí menciona el gol anulado a los locales, pero tilda la jugada de “acción al límite” de Szczesny. Suponemos que se refieren al límite entre el teatro amateur y profesional sobre el que tanto escribieron Nicholson, Holdsworrh y Milling.
Y finalizamos con As, que por lo menos tiene la deferencia de indicar, bien es cierto que de manera harto descomprometida, que hubo una “polémica por un gol anulado a Vermant en el descuento”.
En realidad, amigos de As, polémica no hubo ninguna. Para que haya una polémica, ha de haber una discrepancia de pareceres, y todo el mundo sin excepción coincide en que la anulación de ese gol representa un espolio de primera magnitud. La diferencia estriba en cómo enfrentarse a esa verdad incontrovertible de cara a los propios lectores. Así, por ejemplo, Sport y Mundo Deportivo la ignoran, en el entendido de que aquello de lo que no se habla no existe; Marca lo tilda de “jugada al límite”, prodigioso eufemismo; As habla con algún cinismo de “polémica”; y luego está La Galerna, que te cuenta las cosas como son, se sienta en la grada vacía del estadio del Brujas y entona el eco retrospectivo de sus seguidores ayer.
Pasad un buen día.
La Audiencia Provincial de Madrid ha hablado. Y, por una vez, la justicia española no ha pitado en contra del Real Madrid ni ha visto penalti en una sombra del área, no estaba González Fuertes ni Cuadra Fernández al chifle claro. Ha visto lo que todos sabíamos desde el minuto uno: que la UEFA ha ejercido durante décadas un monopolio disfrazado de altruismo, un cortijo suizo con reglamento a medida, en el que Ceferin hace de señor feudal y los clubes son sus vasallos.
El fallo no es un matiz. Es un terremoto jurídico con epicentro en Madrid y réplicas en toda Europa. La sentencia declara que UEFA incurrió en abuso de posición dominante, esto es, que actuó como dueño absoluto del negocio, castigando a quienes se atrevían a cuestionar su autoridad. Traducido del latín judicial al idioma del Bernabéu: Florentino tenía razón, y lo sabíamos todos los que no dependemos de la nómina de Ceferin.
La resolución no convierte automáticamente la Superliga en un torneo oficial ni otorga licencia para empezar mañana, pero sí dinamita la muralla legal que impedía siquiera hablar de ella. Por primera vez, un tribunal ha dicho lo que ningún dirigente se atrevía a pronunciar en público: la UEFA no puede ser juez, parte y verdugo del fútbol europeo.
Abril de 2021. Florentino Pérez fue presentado como el Lucifer del balompié. El hombre que pretendía destruir el fútbol, mercantilizar los sueños y arrebatarle al niño pobre de Moldavia la ilusión de perder 6-0 ante el Bayern.
Los mismos que hoy alaban la sostenibilidad lloraban entonces por la pureza del fútbol, mientras firmaban contratos con casas de apuestas y emisoras cataríes. La prensa, fiel como un perrito de aeropuerto, repitió el argumentario de Nyon: “Florentino quiere el dinero para él”, “quieren acabar con las pequeñas ligas”, “esto es el fin del fútbol que amamos”.
La sentencia declara que UEFA incurrió en abuso de posición dominante. Florentino tenía razón, y lo sabíamos todos los que no dependemos de la nómina de Ceferin
Tres años después, resulta que el fin del fútbol era Ceferin, no Florentino. Que los que decían defender la igualdad han sido condenados por abuso de poder. Que los que pontificaban sobre moralidad eran, en realidad, el oligopolio más rentable de Europa.
La sentencia madrileña no hace sino aplicar el sentido común. La UEFA no puede autorizar o prohibir competiciones según su conveniencia, ni amenazar a clubes y jugadores con expulsiones. No puede ser regulador, juez y beneficiario a la vez.
Hasta ahora lo hacía con naturalidad, como si el fútbol fuera Derecho divino. Ceferin de Papa infalible, rodeado de cardenales federativos y periodistas indulgentes. El que se apartaba del credo era excomulgado. Así cayeron los doce apóstoles de la Superliga: seis ingleses arrepentidos en 24 horas, tres italianos que firmaron y se escondieron, y el Real Madrid, que aguantó el chaparrón con dignidad de mártir. Y mientras todos huían del fuego inquisidor, Florentino se mantuvo en el centro del ring, solo, recibiendo golpes y respondiendo con argumentos.
El club cliente de Negreira ha quedado atrapado en su propio laberinto moral. Después de insinuar que abandonaba la Superliga y de abrazarse con entusiasmo casi litúrgico a Ceferin y Al-Khelaïfi en la ECA —la congregación oficial de los obedientes—, la sentencia lo deja en una posición tan incómoda como incoherente. Mientras el Real Madrid emerge como vencedor jurídico y visionario, ese club del que usted me habla aparece como ese alumno que copió en el examen equivocado. Aplaudió al poder cuando el poder era ilegítimo, y ahora el poder está desnudo. No puede volver del todo a la Superliga sin quedar como oportunista, ni quedarse fuera sin admitir que se equivocó. En resumen: el club investigado por corrupción entre particulares en el ámbito deportivo ha pasado de socio fundador a figurante arrepentido, con la bandera de la independencia colgada del perchero de Nyon.
La Liga de Fútbol Profesional, vulgo La Liga de Tebasqueda como un souvenir de un poder que se creía eterno. Su cruzada personal contra la Superliga —y, por extensión, contra Florentino Pérez y el Real Madrid— se ha convertido en un boomerang jurídico de precisión suiza. El modelo Tebas, basado en el control férreo, la homilía populista, la obediencia de sus propios empleadores y su sumisión al amo europeo, ha quedado desautorizado por los tribunales. El discurso de “salvar el fútbol” se revela como lo que siempre fue: una maniobra para conservar el trono y el micrófono. Ahora, con la sentencia en la mano, la Liga pierde autoridad moral y se asoma a un escenario en el que los clubes podrán mirar más allá de su corral. Tebas, por fin, tendrá que gobernar sin látigo o marcharse, pero los más de cinco millones de euros anuales que trinca, harán difícil la salida.
Aleksander Ceferin, ese abogado esloveno con alma de virrey, se ha comportado como un monarca de opereta. Capaz de presentarse como defensor del pueblo mientras viaja en jet privado para denunciar los excesos del capitalismo futbolístico. Su discurso tiene la coherencia de un comité de ética de la RFEF.
El club cliente de Negreira ha quedado atrapado en su propio laberinto moral. Después de insinuar que abandonaba la Superliga y de abrazarse con entusiasmo casi litúrgico a Ceferin y Al-Khelaïfi en la ECA, la sentencia lo deja en una posición tan incómoda como incoherente
Ceferin encarna el poder que se aferra al sillón. No soporta que nadie cuestione su autoridad, porque sabe que su imperio se basa en un contrato tácito de miedo: “o conmigo o contra mí”. Y lo que ha dicho la Audiencia de Madrid es precisamente eso: que el miedo ya no es ley.
La sentencia no aprueba una Superliga concreta, pero valida su principio fundacional. Y ese principio no es el dinero, sino la libertad, valida el derecho de los clubes a organizar competiciones sin pedir permiso al burócrata de turno.
El Real Madrid no buscaba una revolución de mercado, sino una reforma estructural. La UEFA había convertido el fútbol en un casino donde solo gana la banca. Florentino propuso cambiar las reglas: menos intermediarios, más mérito, más previsión económica y más respeto al espectador ya los clubes, y por eso le declararon la guerra.
Hoy muchos callan. Los mismos que tacharon a Florentino de pirómano del fútbol guardan ahora un silencio reverencial. Los que se reían en tertulias de medianoche ahora ponen cara de “no era para tanto”. Los que llamaban codicia a la Superliga hoy llaman sostenibilidad a los nuevos formatos de la competiciones europeas que se vienen, que curiosamente copiarán las ideas de aquella.
Ceferin ha pasado de villano salvador a funcionario acorralado. Tebas, por su parte, sigue en su eterna cruzada contra el Madrid, declarando cada semana que el club blanco es el mal. Ya lo era cuando defendía la Superliga; ahora lo es por tener razón.
Y la prensa, siempre lista para arrodillarse ante el poder, finge neutralidad mientras busca el próximo argumentario que le dicten desde Zúrich.
Mientras otros insultaban, él litigaba, mientras los opinadores gritaban, él redactaba demandas, mientras los influencers de salón de las redes sociales clamaban por un comunicado diario del club, Florentino trabajaba donde había que hacerlo. Durante tres años, el Real Madrid ha peleado en los tribunales con la paciencia de un ajedrecista, sabiendo que el tiempo y la razón estaban de su lado.
Florentino no es solo un presidente: es una mentalidad. El tipo que ve diez jugadas más. Cuando la UEFA creyó que el escándalo mediático había enterrado la Superliga, él siguió cavando túneles judiciales y ahora, desde un tribunal de la calle Santiago de Compostela, ha hecho temblar los cimientos del fútbol europeo.
El impacto del fallo va más allá del Real Madrid. Cualquier club europeo podrá invocarlo para reclamar independencia. Las ligas nacionales tendrán que replantearse sus relaciones con las federaciones y, sobre todo, se abre la puerta a una reconfiguración de los derechos televisivos y comerciales.
Miles de millones en juego. Contratos, patrocinios, licencias, derechos de imagen. El fútbol europeo, por fin, entra en la era del Derecho y sale del feudo.
Ceferin tratará de vender el desastre como “matiz técnico”. Pero ha perdido su poder absoluto. Y un rey que deja de ser absoluto ya no es rey, es un asesor con ego.
Que haya sido la Audiencia Provincial de Madrid la que haya dado el golpe de martillo es casi poético. En el país donde los árbitros expulsan a Bellingham por respirar, la justicia ha devuelto al fútbol algo de equilibrio.
El fútbol europeo, por fin, entra en la era del Derecho y sale del feudo
Desde Madrid, precisamente desde la ciudad del club que Ceferin quiso humillar en aquella gala del Balón de Oro, llega la jurisprudencia que puede cambiar el mapa del fútbol mundial.
El Real Madrid no solo gana Copas de Europa: también gana causas. Donde otros clubes protestan al árbitro, el Real Madrid va al juez y el juez, esta vez, ha dicho: “Florentino, tenías razón.”
La Superliga no nacerá de la noche a la mañana, habrá negociaciones, formatos nuevos, equilibrios políticos, pero el precedente está ahí, firme. El Real Madrid tiene ahora el aval legal para promover un modelo alternativo y lo más importante, la sartén por el mango para negociar.
Los clubes que antes temían las represalias de Ceferin empezarán a mirar a Florentino como a un faro, no como a un hereje. La historia del fútbol europeo va lenta pero segura, volverá a moverse donde siempre ha estado el futuro: en Chamartín.
No es ironía: es la descripción exacta de los hechos. Florentino Pérez, el presidente que lleva veinte años desafiando dogmas, ha conseguido que la justicia reconozca que el emperador iba desnudo y lo ha hecho sin ruido, sin filtraciones, sin victimismo.
Mientras Ceferin pronunciaba sermones sobre la “unidad del fútbol europeo”, Florentino esperaba la sentencia, mientras sus enemigos soñaban con verlo caer, él estaba ganando otra batalla.
Y lo mejor: lo hace sin celebrar. Porque sabe que el partido aún no ha terminado, pero va ganando, y por goleada moral.
La sentencia no aprueba una Superliga concreta, pero valida su principio fundacional. Y ese principio no es el dinero, sino la libertad, valida el derecho de los clubes a organizar competiciones sin pedir permiso al burócrata de turno
Habrá quien repita que la Superliga era codicia, que Florentino quería el fútbol para él, pero la realidad ha demostrado lo contrario: el único que ha defendido el fútbol de todos ha sido el Real Madrid.
Cuando el poder se vuelve absoluto, solo alguien lo bastante libre se atreve a decir “basta”. El Real Madrid lo ha hecho, ha ganado en el único campo donde no se puede comprar al árbitro: un juzgado.
Y desde ese día, Ceferin duerme peor, porque la Superliga, al final, no era un proyecto, era una advertencia. Y ahora, con la ley en la mano, también es una promesa.
Me despido como siempre. Ser del real Madrid es lo mejor que una persona puede ser en esta vida… ¡Hala Madrid!
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Arbitró Adrián Cordero del comité cántabro. En el VAR estuvo Jesús Trujillo.
En lo disciplinario anduvo fallón y también tuvo algún error en la señalización de las faltas.
Las tarjetas llegaron al final del encuentro. Una para Mbappé por agarrar a Víctor en el 89' y la roja a Bretones por un golpe en la cara a Gonzalo en el descuento. La expulsión por las imágenes repetidas pareció muy rigurosa. Se fueron sin amarilla Boyomo por una clara falta a Vinicius en el 46' en un ataque prometedor, y Moncayola por sujetar a Carreras al principio del choque sin posibilidad de disputar el balón.
En las áreas se reclamaron tres penaltis y señaló uno. Mbappé se marchó de Cruz y el zaguero barrió al ir al suelo al francés. Pena máxima cristalina. Los blancos también lo pidieron en una pugna de Boyomo con Vini al filo del descanso. El central empuja al brasileño, pero no es suficiente para penalti. Tampoco lo era la disputa entre Torró y Militao en el 67'. El centrocampista rojillo se dejó caer.
Cordero, DISCRETO.
El cliente de Negreira es ese personaje que cuando pierde a las cartas tira la mesa, culpa al crupier y exige repetir la mano con las cartas marcadas. Es un club que, desde hace años, transita por el fútbol europeo como quien intenta llegar a casa borracho sin GPS: dando tumbos, sin memoria y convencido de que el que se equivoca es el camino.
La última muesca de esta tragicomedia tiene nombre propio: Mundial de Clubes. Ese torneo que la FIFA ha remodelado y que reúne este año a 32 equipos. Un escaparate internacional, competitivo, lucrativo, exigente. Y ahí, claro, el cliente de Negreira. No por un capricho. No por una mano negra. No por una conspiración judeo-merengue desde las oficinas de Chamartín. No.
El club ese del que usted me habla no jugará el Mundial de Clubes porque no se clasificó. Punto.
Durante el ciclo evaluado por la FIFA —temporadas 2020/21 a 2023/24—, el equipo azulgrana ha tenido un rendimiento europeo propio del Bayer Uerdingen. Dos salidas consecutivas de la fase de grupos de Copa de Europa. Ridículos continentales contra Benfica, PSG, Inter, Bayern, Eintracht, Roma y un Manchester United en chándal, entre otros. Derrotas, excusas y una relación con la Copa de Europa y con la Europa League digna de película de sobremesa: la empiezan con ilusión y la abandonan con una carta de ruptura.
Y claro, sin méritos en el campo, ¿qué se les ocurre? Exacto: pedir por escrito a la FIFA entrar como suplente del León mexicano, que se cayó del cartel. A ver si cuela. A ver si nos invitan. A ver si nos dan mesa sin reserva.
El club ese del que usted me habla no jugará el Mundial de Clubes porque no se clasificó. Punto
El club que presume de ser més que un club pidió entrar por la puerta de atrás. Como quien no ha sido invitado a una boda, pero se presenta con chaqueta prestada y una sonrisa ensayada. Y cuando la FIFA, en un extraño pero reconfortante momento de sensatez, les dijo que no, que ese lugar correspondía al Los Angeles FC, comenzó la operación “restemos valor al torneo”.
De repente, la prensa afín (ese club de fans con sueldo que aplaude sin cesar todo lo que suena a culé y aúpa a los olimpos del balompié a cualquier chaval de La Masía que medio despunta) se subió a la ola del desprecio. Portadas llenas de sarcasmo, tertulianos con la ceja arqueada y frases recicladas como “es un engendro sin sentido”, “está hecho para que gane el Madrid”, “No lo juego los campeones de las mejores ligas” o la joya conceptual: “es un torneo que carga demasiado a los jugadores”.
Claro, claro. Lo carga... pero solo si no está el cliente de Negreira. Porque si la FIFA les hubiera dicho que sí, estaríamos viendo reportajes de Piqué narrando la historia del club desde el Big Bang, vídeos de Laporta con banda sonora de Hans Zimmer y titulares como:
“El Barça vuelve al mundo para reinar”
“Nuestro ADN ya está en Nueva York”
“Lamine, el emperador adolescente”
Pero no. La FIFA dijo “no” y entonces, el relato se volvió esquivo, resentido, patético. Lo que antes querías jugar con entusiasmo ahora lo llamas “torneo sin sentido”. El mismo torneo que pediste, ahora lo desprecias. Y todo el mundo lo ha visto. Hasta los del Escalerilla (qué habrán hecho los pobres…).
Lo que antes querías jugar con entusiasmo ahora lo llamas “torneo sin sentido”. El mismo torneo que pediste, ahora lo desprecias. Y todo el mundo lo ha visto
Pero claro, cuando un club pasa décadas pidiendo respeto y transparencia mientras pagaba más de 8 millones de euros al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros para comprarse literalmente el sistema arbitral completo Y AÚN NO HA PASADO NADA, que no se olvide, cuando no les han desposeído de los títulos fraudulentamente obtenidos, cuando no les han expulsado del fútbol profesional y cuando no han perdido perdón por lo que hicieron, uno entiende que el sentido del ridículo se lo dejaron olvidado en una caja fuerte de la calle Arístides Maillol.
Porque eso también hay que decirlo: cuando el club más investigado de Europa por corrupción arbitral exige entrar en un torneo que no ha merecido, uno ya no sabe si reír o hacer crowdfunding para regalarles vergüenza ajena.
¿Cómo puede un club que ha estado pagando sistemáticamente al número dos de los árbitros durante 17 años pedir un comodín deportivo?
¿Cómo puede un club investigado por corrupción continuada en el deporte, que ha sido incapaz de rendir en Europa durante diez temporadas consecutivas, exigir un hueco entre los mejores clubes del planeta?
La respuesta es simple: porque están acostumbrados a la impunidad más impune y porque el relato les ha hecho creer que todo se puede justificar. Que lo suyo nunca es derrota, sino conspiración. Que no se equivocan, sino que se les ataca. Que los goles en contra no son errores, sino montaje.
Un club que ha convertido el victimismo en táctica, el “y tú más” en argumento, y el bochorno en línea editorial.
Y lo peor es que no lo esconden. Esta semana, mientras el Real Madrid se prepara para debutar en el Mundial de Clubes como quien saca traje nuevo, ellos publican tuits riéndose del torneo, como el niño al que no le han elegido para el equipo de clase y decide patear el balón al río.
Todo esto no sería grave si no fuera tan repetido. Porque el barcelonismo no sólo no aprende, sino que insiste en disfrazar su mediocridad reciente de injusticia universal. Han pasado de la élite europea a la autocompasión digital. De Xavi a X, la red social. De Wembley 92 a “me bloquearon por decir la verdad”.
Mientras el Real Madrid se prepara para debutar en el Mundial de Clubes como quien saca traje nuevo, ellos publican tuits riéndose del torneo, como el niño al que no le han elegido para el equipo de clase y decide patear el balón al río
Y en medio, Negreira. Ese elefante en la habitación que ya no cabe ni en el estadio. Ese agujero moral que han intentado tapar con storytelling, con ofendidismo institucional, con artículos sobre dictaduras imaginarias. Pero ahí sigue. Como una llamada perdida de la UEFA. Como una mancha de grasa que no sale del escudo.
Y ahora, fuera del Mundial de Clubes, quieren que lo demás tampoco brille. Porque si yo no estoy, no vale. Porque si yo no gano, no importa. Porque si yo no juego, que se cancele.
Pero el fútbol, señores, no es TikTok. No se borra lo que no te gusta. No se inventa un filtro para los fracasos.
Y aunque pongáis cara de dignidad ofendida, la realidad es esta: no estáis en el Mundial de Clubes porque no habéis hecho nada para estar. Punto.
Y pedirlo por carta, para luego despreciarlo en redes, no es estrategia.
Es el comportamiento de quien no sabe perder... ni callar.
Les dejo deseando que nuestro equipo comience con éxito su andadura por esta nueva competición y recordándoles que ser del Real Madrid es lo mejor que una persona puede ser en esta vida… ¡Hala Madrid!
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Dejar de formar parte de algo grandioso no debe ser fácil. De hecho, no lo es. Algo así me pasó cuando dejé de vivir en Roma. Pasé allí el tiempo suficiente como para sentirme parte de la ciudad, incluso llegué a ser ciudadano romano. Algo que hace siglos era sinónimo de alcanzar el éxito y la prosperidad. Amo Madrid, pero Roma… es Roma.
Un buen día todo terminó, tocó hacer las maletas y volver a casa. Uno no suele darse cuenta de lo que va a echar de menos las cosas hasta que las pierde. Mi regreso a España coincidió con el éxito de la película La Grande Bellezza. Independientemente de que te guste Sorrentino y el argumento del film, es innegable que la película ofrece un constante disfrute de la enorme belleza de la ciudad. Al final, cuando el director nos hace volar por encima del Tíber, una angustiosa sensación de pérdida se apoderó de mí. De repente, caí en la cuenta de que aquellos atardeceres (y algún amanecer), el omnipresente rumor del agua, la mezcla de olor a helado, queso fundido y al mejor café, los altares improvisados a la Virgen, sus omnipresentes ruinas milenarias, las estatuas parlantes que aún siguen teniendo voz, el imponente barroco, sus leyendas, su caos organizado, el poder del Vaticano, las terrazas del Tíber en verano… todo seguiría sucediendo, aunque yo ya no estuviera allí. Reconozco que era un pensamiento algo arrogante por mi parte. Como si la ciudad me debiera un gesto de despedida. Lo sé, no tenía sentido. Pero me dolió pensar que todo lo vivido, para la ciudad, no significó nada. Y en verdad era así.
Estos pensamientos me vinieron a la mente recientemente al acordarme de Carlo Ancelotti. En estos días de extraña pretemporada adelantada, con nuevo entrenador y carrusel de fichajes pre Mundial de Clubes, se me hacía raro ver que todos los focos apuntaban a Xabi Alonso, a Trent, a Huijsen y, ahora, a Mastantuono. La gente sólo hablaba ya del “nuevo Madrid”. Para rematar, vi a Ancelotti dando órdenes a Vinícius, pero vistiendo la canarinha. Entonces me pregunté: ¿Qué ha pasado? ¿Cómo ha podido suceder todo esto tan rápido? ¿Qué estará pasando por la cabeza del míster?
Al igual que el Imperio romano, el Real Madrid paga a sus héroes con gloria. Carlo Ancelotti la alcanzó y por eso siempre será recordado. Espero que nunca le quepa la menor duda. Ci mancherai, míster
Carlo también dejó Roma hace muchos años, donde fue leyenda como futbolista. Supongo que la experiencia le serviría para aprender cómo son las despedidas de los lugares y entidades emblemáticas. Para mí, Roma es a las ciudades lo que el Real Madrid es al fútbol. Es la capital de todo. El “caput mundi”. Al igual que pasó conmigo, Carlo se fue y toda la ciudad seguiría funcionando, sin detenerse para mandar un “arrivederci” siquiera. Como sucede ahora mismo con el Madrid. Por eso, por si a Ancelotti le estuviera asaltando la sensación de que el Real Madrid ha pasado su página demasiado rápido, yo quisiera decirle que le echaremos de menos. Porque aparte de un gran tipo es el entrenador con más títulos de la historia del club. Que todos los éxitos que seguro llegarán en los próximos meses también serán en parte gracias a él por enseñar a ganar a unos chicos tan jóvenes. Y que cuando lleguen momentos difíciles, en partidos o eliminatorias, pensaremos que todo puede ser posible gracias a esa genial locura que era su Real Madrid.
Al igual que el Imperio romano, el Real Madrid paga a sus héroes con gloria. Carlo Ancelotti la alcanzó y por eso siempre será recordado. Espero que nunca le quepa la menor duda. Ci mancherai, míster.
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En La Galerna hemos decidido analizar los posibles fichajes del Real Madrid desde dos ópticas distintas, ciencia contra arte, probeta versus poema.
Hemos sometido a análisis los mismos nombres para dos analistas de distintas (digamos) tendencias. Nombre por nombre, la materia gris de Alberto Cosín y la materia ¿verde? de Fred Gwynne han emitido sus veredictos de acuerdo a sus criterios, ciertamente disímiles.
De hecho, ambos comenzarán por explicar someramente en qué consisten dichos criterios. Luego, procederemos futbolista por futbolista a la luz de ambas acreditadas lupas.
A la hora de examinar posibles fichajes del Real Madrid, o los jugadores que ya han sido contratados por el club, utilizo criterios subjetivos y personales tras ver diferentes partidos de ellos durante la temporada. Analizo sus cualidades técnicas, su desempeño táctico o sus aptitudes físicas a lo largo de su carreras en los diferentes equipos en los que han jugado.
El “Análisis del buzo de fontanero enfocado al desarrollo deportivo”, conocido en la escuela del conductismo por el Método Gwynne, tiene sus orígenes en “La teoría de la jeta” de Santiago Bernabéu.
Bernabéu creía que para fichar a un jugador eran tan importantes los rasgos de su cara, su fisonomía, como sus habilidades futbolísticas. En esos rasgos residía el carácter, la personalidad, la actitud necesaria para jugar en el mejor equipo del mundo.
He intentado seguir su modelo y, desde el mayor de los respetos, perfeccionarlo con las infinitas posibilidades que nos brinda la tecnología, la IA, el panenkismo y los nuevos tiempos futbolísticos.
Para puntuar (0-10) a un jugador tengo en cuenta (o no) los siguientes parámetros:
Wikipedia: Ahí está todo, simplemente hay que saber interpretarlo. Nombre, fecha de nacimiento, trayectoria, estadísticas. ¿Para qué vas a fichar un delantero si ha marcado 8 goles en las dos últimas temporadas?
Cara: Hay que fijarse en lo que se ve y en lo que no se ve. En algunas ocasiones la primera impresión es la que cuenta, en otras hay que ir más allá. Ver lo que hay detrás de esa sonrisa hierática, de esa expresión bobalicona o de esos ojos de besugo es una cuestión de practica o de mirarse al espejo.
Boca abierta: La boca abierta y los brazos simiescos suelen ir de la mano, son complementarios. Hay que buscar muchas imágenes del fichaje y hacer una media de la abertura de la boca, tanto en esfuerzo como en parado. Más que rasgos fisionómicos son una actitud ante la vida, una forma de ser. Tienen que ver con la adolescencia, con esa época en la que la sangre fluye más por la entrepierna del jugador que por su cerebro, con esos años en los que los brazos llegan hasta las rodillas y la boca, siempre abierta, emite sonidos guturales ininteligibles. Mi mujer, profesora y experta en la evaluación de estos individuos, me suele comentar que estos rasgos se magnifican cuando se ven forzados a responder cualquier pregunta.
—Mikel, ¿puedes despejar la X de la ecuación?
Y Mikel, ahí, en la pizarra, mirando a mi mujer, con cara de acabarse de despertar, los brazos largos como remos y la boca abierta, dice algo como…
—Uhm.
(Nota importante: la adolescencia en algunos jugadores puede sobrepasar los 47 años).
Buzo fontanero: la prueba del buzo del fontanero es como la prueba del nueve, no es definitiva, pero te acercará mucho a la verdad. Antes de fichar a un jugador hay que imaginárselo vestido de fontanero, con su mono azul de arriba abajo, su caja de herramientas colgada al hombro y una llave inglesa, o grifa, en la mano.
Olvídate del uniforme, no visualices al jugador con la indumentaria del Real Madrid. Hacer eso es engañarte a ti mismo, es imbuir al posible fichaje de un aura que todavía no le pertenece.
Tienes una fuga en el baño, has llamado al fontanero, suena el timbre de la puerta, abres y te encuentras a, pongamos, Cubarsi, o a Ábalos, que esto vale también para políticos. No sé, piénsalo. No son jugadores, son fontaneros. Mira su cara, los brazos, el buzo con la leyenda “Desatascos Mercado” a la espalda. ¿Tú les dejarías entrar a tu casa a arreglarte el baño? ¿Son de fiar? Pues eso mismo pasa con los fichajes. Imagina, visualiza y decide. ¿De qué te vas a fiar más, del buzo de fontanero o de ese video panenkita de Amazing Skills, Goals & Assists?
Puntuaciones del 0 al 10.
Un central de gran proyección que ya es realidad es lo que ha fichado el Real Madrid con el hispano-neerlandés. Elegido entre los mejores zagueros de la Premier en un curso en el que no empezó como titular, pero lo acabó consolidado e idolatrado por la afición del Bournemouth. Huijsen es un defensa diestro de origen, pero que terminó por ser ambidiestro a causa de la insistencia de su padre para utilizar la zurda. Puede jugar en los dos perfiles y domina como pocos con balón. Le gusta mucho anticipar, sale de posición con valentía a la disputa y goza de gran lectura del juego. Por arriba, casi roza los dos metros, es un valladar.
Seguramente, el Real Madrid va a tener al mejor defensa con balón desde Fernando Hierro. Incluso un poco por encima de Sergio Ramos. Su capacidad para filtrar balones y superar líneas es magnífica. Tiene también en precisión para cambios de orientación en largo con las dos piernas y ya se le ha visto conseguir asistencias de gol desde la zaga. Una de las posibles dudas es su intensidad. Hay partidos en los que sí la ha demostrado y en otros en los que ha dejado más dudas, como el día del Manchester City, en el que en varias acciones pecó de blando. Es una cualidad clave para ser defensa madridista y triunfar en la casa blanca.
Wikipedia: -2. Que pases por la Juve y la Roma, dos equipos italianos, no te fiche ninguno de los dos, y acabes en el AFC Bournemouth, un club al que nadie ha visto jugar en su vida y solo conoce Alberto Cosín, computa por un -2.
Cara: Me da que con Bernabéu no pasaba el filtro. Dudo. 5
Boca abierta: 7.
Brazos simiescos: 6,2
Buzo fontanero: la factura la va a rellenar correctamente, no te va a soltar, así de sopetón, un “hay que sanear” que te va a dejar con una angina de pecho a punto de caramelo. Huijsen va a ser un trabajador honesto. Eso sí, el baño quedará como un bebedero de patos, exactamente igual que antes de su llegada. Es un completo inútil, tirarás el dinero. Tu cuñado, el quita que tú no sabes, te lo dejaría igual y no te cobraría nada. 4,9.
Nombre: Dean Donny Huijsen Wijsmuller: -5. Nunca, jamás, hay que fichar jugadores holandeses. Especialmente a los del Ajax, esos son los peores. Es este caso, y teniendo en cuenta que ese Wijsmuller puede ser algún antepaso descarriado de Tarzán, le he valorado con un -5. La generosidad nunca está de más. Ser malagueño y no holandés le ha salvado de una quema mucho mayor.
Se llama Dean Donny, ¿cómo coj… vas a ser central del Real Madrid llamándote Dean Donny? parece el nombre de un Donuts o de un nuevo Satisfayer.
¿Has probado el nuevo Dean Donny con sabor a maracuyá?
HUIJSEN "Tarzán" Wijsmuller.
Nota media: 2,22.
Índice corruptor: -1.
TOTAL: 1,22.
VALORACIÓN: VENDER al Mónaco.
El lateral ferrolano ha tenido una progresión impactante en la temporada 2024-25. Pocos podían predecir un futuro como este hace apenas año y medio, cuando estuvo en el Granada y era el suplente habitual de Carlos Neva para Paco López y ‘Cacique’ Medina. Carreras conoce ‘La Fábrica’ y podría volver a vestir de blanco en pocos días. En el Benfica ha demostrado ser un lateral sólido, fuerte, que defiende hacia adelante, mejorando cada vez en este aspecto por su valentía y decisión, sin perder un ápice de proyección ofensiva en sus subidas al ataque. Sobresale también por su conocimiento del juego y sentido táctico al interpretar lo que debe hacer en cada momento por su carril. Fuerte en los duelos, saltó a la palestra en los medios un buen marcaje que le hizo a Lamine Yamal en la Champions League. Tiene un buen manejo y contacto de balón con la pierna izquierda, zancada en carrera y es sutil para poner centros y asistencias. También su altura de 1,86 es un plus para las jugadas aéreas. Además, su versatilidad le permite jugar como carrilero o incluso de central en una línea de 5, como se ha podido ver en varios encuentros con el Benfica.
Tras no cuajar la operación Alphonso Davies, 50 millones por el gallego, tal vez pueda ser un coste algo elevado, pero es un lateral de enorme futuro y que ya tiene experiencia europea. El Real Madrid necesita un jugador con vitola de titular por la banda izquierda y Carreras tiene muchas características para triunfar en el Bernabéu. Ahora solo le faltaría demostrar que no le pesa la camiseta del conjunto blanco. Es una elección del gusto de Xabi Alonso
Wikipedia: evaluación complicada. Me veo obligado a hacer la media para tomar una decisión:
Nombre: Álvaro Fernández Carreras. Bien. 6
Lugar de nacimiento: gallego, de Ferrol. Igual que Franco Mastantuono. 4,6.
Trayectoria: Real Madrid Cadete, crece, Real Madrid Juvenil, crece más, lo ficha el Manchester, lo cede a un equipo inglés que no existe, lo cede al Granada, que sí que existe, lo cede al Benfica, que, además de existir, es el mejor equipo de Portugal. 4,4.
Estadísticas: 44 partidos esta temporada. 3 goles y 5 asistencias. Hay que mejorar. 4,7.
Media wikipedia: 4,9.
Cara: 7. Espabilado.
Boca abierta: ni fu ni fa. Más bien fa. 5,1.
Brazos simiescos: 7,6.
Pelo: 1,4. AY. ¿Ese repeinado de los 80 es un homenaje a Sergio Ramos, a Los Pecos o a Pancho de Verano Azul?
Buzo fontanero: Todavía es novato, su padre, harto de que haya repetido cuarto de la ESO, le ha dicho un “hasta aquí hemos llegado”, le ha plantado el mono de “Fontanería Consuegra” y se lo ha llevado de aprendiz el sábado a las seis de la mañana. Yo le abriría la puerta, va por buen camino, llegará a tener su propio taller: 7.
Nota media: 5,5.
Índice corruptor IA: -0,5.
NOTA FINAL: 5.
El valenciano es otro de los laterales izquierdos que ha sonado como refuerzo madridista. Su principal ventaja es que ha sido el lateral de Xabi Alonso en el Bayer Leverkusen y lo conoce a la perfección. Un lateral internacional y campeón de la Eurocopa con España y con mucha experiencia en Alemania y Portugal. Grimaldo es un lateral ágil, concienzudo tácticamente y con enorme vocación ofensiva. Su golpeo con la izquierda es, sin duda, uno de los mejores del mundo en su posición, rivalizando con el italiano Dimarco. Un futbolista muy regular que con los años también ha mejorado su eficiencia defensiva. Puede jugar tanto en defensa de cuatro, como lo ha hecho en la selección española, como de carrilero. Su corta estatura de 1,71 le pone en una situación parecida en aspecto físico a Fran García.
El debe que puede tener para fichar por los blancos es el combo de precio + edad. En septiembre cumplirá 30 años y su precio de traspaso ronda los 30 millones de euros. Una operación que el cuadro madridista no suele hacer, ya que busca perfiles más jóvenes para amortizar los fichajes. Por calidad y situación del mercado actual en cuanto a los laterales izquierdos, Grimaldo tiene calidad contrastada para jugar en el equipo merengue.
Wikipedia: 7,8. Ha pasado por las categorías inferiores del Valencia y del Barcelona. Militar en el Barcelona, o ser muy culé, contrariamente a lo que la gente cree, es algo positivo. No hay ningún jugador en la historia que haya pasado por los dos clubes y no haya acabado siendo más madridista que Bernabéu. La grandeza les alcanza.
Cara: 6. Te derrite con su mirada. Juraría que me paró en un control y me hizo la prueba de alcoholemia hace unos meses. Bien.
Boca abierta: 5.
Brazos simiescos: 7,1.
Buzo fontanero: 1. Le doy con la puerta en las narices y le denuncio a la Guardia Civil por usar la tijera cortatubos con la tubería del gas.
Total media: 5,38.
Índice corrector: +2.
TOTAL: 7,38.
FICHAR.
El jugador de River es el último producto salido de la inagotable cantera argentina. El Real Madrid lleva más de un año sondeando su fichaje y en las últimas semanas ha vuelto a sonar con fuerza. Parece que el chico solo quiere vestir de blanco y descartaría otras opciones económicas superiores. Mastantuono, actualmente, se desenvuelve volcado a la parte derecha en el ataque millonario, aunque también ha tenido momentos en zonas más interiores. Su mejor cualidad es su calidad técnica y su pierna izquierda. Es un jugador más ágil que veloz, hábil, con despliegue ofensivo, regate en espacios reducidos y de ritmo con la pelota. Recibe y gira bien entre líneas, y posee visión para filtrar balones y dar el último pase al espacio para asistir. Su disparo desde cualquier distancia es fantástico y es un especialista en los tiros libres y sacando todo el balón parado.
Una duda respecto a su fichaje por el Real Madrid es si su perfil puede ser parecido al de Arda Güler y su compatriota Nico Paz. Ahora tiene más vocación ofensiva, pero no es descartable que en Europa y con los años baje su posición a áreas más retrasadas y del mediocampo. También deja interrogantes su acoplamiento a un fútbol más intenso, físico y rápido como es el europeo. Le puede faltar algo de velocidad para jugar tan arriba en el viejo continente, visto su papel actual en Sudamérica, en el que hay más espacios para desarrollar su estilo de juego.
Wikipedia: 9’4. Inmaculada. 17 años y ya titular en River Plate.
Cara: 8,7.
Boca: 8.
Brazos simiescos: 8.
Buzo fontanero: 9.
Nombre: 10. Franco Mastantuono. No perdamos la oportunidad de que nuestros queridos portanalistas gocen de esos juegos de palabras que tanta gloria nos han dado. Mi única pena es que no se apellide también Guruceta. Franco Guruceta Mastantuono sería perfecto. Las insignias de Oro y Brillantes regaladas al caudillo, las recalificaciones del Camp Nou, la Medalla de Oro, la estrecha connivencia entre Franco y el Barcelona tendrá por fin el homenaje tan deseado y merecido.
¡GOL, GOL DE FRANCO AL BARCELONA!
No descarto que más de un culé llore de la emoción.
TOTAL: 8,85.
FICHAR.
Artículo escrito por Alberto Cosín y Fred Gwynne.
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El ser humano aprende a una edad temprana que en la vida todo tiene un final. La fuerza de la costumbre nos educa casi tanto como la inevitable marcha de la vida, ese mecanismo oculto que obedece a las leyes escritas por la naturaleza. Por ello, aunque nos cueste, la despedida del ser querido tiene un ritual en la vida de nuestra tribu. Desde decir adiós a un ser querido hasta la ruptura amorosa, el ser humano convive con la pérdida de forma obligatoria. Hay religiones que dan una explicación o una base teórica para transitar el duelo. En literatura, el subgénero de la elegía ha parido obras inconmensurables que nos educan y conforman. Sin ir más lejos, en nuestra lengua la elegía ha dado frutos universales como las célebres Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique o la archiconocida composición de Miguel Hernández a su amigo Ramón Sijé. Piezas únicas que nos enseñan a transitar por un episodio de la vida que cuesta y sobrecoge.
Inevitablemente, en el deporte tenemos otra oportunidad para aprender a despedirnos de las personas. El fútbol no deja de ser una escuela de vida y cuando asistimos a la despedida de nuestros ídolos, algo de nosotros se apaga con ese adiós. Es el ciclo de la vida, el trago amargo después de tanta dicha. Para los madridistas, ese último capítulo se produjo el pasado sábado. La despedida que todo el madridismo dio a Carlo Ancelotti y a Luka Modric pasará a los anales del club. Todo el Santiago Bernabéu puesto en pie para rendir honores a dos de nuestros héroes más laureados. Millones de espectadores en todo el mundo estuvieron unidos a los hinchas que poblaban las gradas del estadio. Por supuesto, el amor por dos de nuestros hijos predilectos nos une en un destino universal. Así se despide a las leyendas.
Lejos de vivirlo de forma traumática, el club ha sabido dosificar las emociones. Pasadas unas horas se oficializó la llegada de Xabi Alonso. El fichaje del técnico vasco era un secreto a voces, pero ver materializado el deseo en la mismísima realidad siempre alegra a los corazones. El donostiarra llega tras haber logrado el mayor éxito deportivo en la historia del Bayer Leverkusen. A pesar de su corta carrera como entrenador, Alonso suscita el consenso de la crítica y el público. Desde el mourinhista hasta el panenkita, todo el mundo del fútbol respeta a Xabi Alonso.
Siendo el fútbol un mundo tan exacerbado, la llegada de un entrenador que unifique a una masa social es buena cosa. Tanto es así que en los últimos meses me sorprendía ver a propios y extraños esperando a Alonso como quien espera la parusía. Tantos años viendo fútbol y todavía hoy me fascina el entusiasmo natural y sincero. El fútbol debe ser un refugio contra la tormenta, un bastón para caminar. A veces olvidamos que lo más importante para el aficionado es el disfrute. O, al menos, debería serlo.
Siendo el fútbol un mundo tan exacerbado, la llegada de un entrenador que unifique a una masa social es buena cosa
Algo de todo esto vino a decir Xabi Alonso en su presentación como entrenador del Real Madrid. Durante su puesta de largo, Alonso soltó: "Quiero encender a la afición porque así nuestra fuerza será imparable". Más allá de su excelente discurso, esta referencia directa destaca por su propio peso. No me parece baladí que el entrenador de un equipo quiera que sus aficionados se enorgullezcan del mismo. Es un primer paso muy esperanzador.
Y si bien es cierto que Ancelotti ya forma parte de la selección de fútbol de Brasil, con Luka Modric aún tenemos una última cita. El centrocampista croata tiene en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA la ocasión perfecta para una dulce despedida. Si Dios quiere, el último partido de Modric con la camiseta del Real Madrid será el próximo domingo 13 de julio. Marcharse en una final es puro Real Madrid. Pero igual, pase lo que pase, el destino querrá que nuestros caminos se vuelvan a unir. Por eso, admirados Carlo Ancelotti y Luka Modric, nos volveremos a ver.
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-Courtois: NOTABLE. No se le exigieron milagros, pero paró las que había que parar.
-Lucas Vázquez: APROBADO. Sin excesivos problemas por su banda y alguna buena incorporación.
-Fran García: APROBADO ALTO. Firme en defensa y ayudando en la creación.
-Asencio: APROBADO ALTO. Pétreo.
-Alaba: APROBADO. Discreto hasta la lesión.
-Tchouaméni: APROBADO ALTO. Sostuvo bastante bien el equilibrio como centrocampista. También sobrio como central.
-Valverde: APROBADO ALTO. Batallador.
-Güler: NOTABLE. Deslumbrante primer tiempo, más apagado en el segundo.
-Brahim: APROBADO ALTO: De más a menos, como el equipo.
-Vinícius: NOTABLE. El máximo creador de peligro del Madrid hasta que fue reemplazado.
-Endrick: APROBADO ALTO. Dejó grandes muestras de calidad.
-Camavinga: APROBADO. Compensó el atolondramiento que le acompaña durante gran parte de la temporada con alguna incursión meritoria. Rezando por su lesión.
-Ceballos: APROBADO. Discreto.
-Bellingham: SUSPENSO. No entró en juego los minutos que tuvo.
-Rodrygo: SIN CALIFICAR.
-Ancelotti: APROBADO. Planteó un gran primer tiempo, pero el equipo se le desmoronó en el segundo, pese a que pudo ganar.
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Hacía un tiempo que este humilde cronista, bípedo implume, no aparecía por estas páginas de La gloriosa Galerna. Cavilaba apenas un día atrás sobre esta ausencia sobrevenida por causas propias de la vida, mientras me percataba de la cura de humildad implícita, pues ni siquiera el insigne editor, Jesús Bengoechea me reclamaba, mucho menos los lectores, que tampoco uno aspira tanto. Sin embargo, ayer mismo, la ocasión la pintaron calva, de forma sobrevenida, en uno de esos giros ligeros del destino que cuajan en anécdotas que uno recuerda toda la vida.
El responsable indirecto del sucedido fue el citado Bengo, que me cursó una invitación imprevista, aunque mayor relevancia tuvieron los Summers: David, escribidor y cantante de canciones memorables, coreadas y bailadas por media humanidad; y su hijo Dani, tan hábil y sensible con las cuerdas de su guitarra como con las de su garganta. De casta le viene al galgo, de tal palo tal astilla, y honra merece quien a los suyos se parece cabrían como anillo al dedo del momento, pues el retoño del titán nos ofreció su talento en un recital memorable junto a su socio musical, Álvaro de Juana.
En el Búho Real, no podía ser en otro sitio, ese nombre sugerente de la nocturnidad y ese adjetivo que acompaña nuestros anhelos deportivos, bailamos y coreamos clásicos del rock´n roll y saboreamos sus temas propios —como el que titula esta pequeña historia—, ésos que Dani escribe con papel, bolígrafo y guitarra. También cupieron versiones españolas para el regocijo de los presentes que abarrotamos el local, entre otros, el famoso El Imperio contraataca de Los Nikis.
Y aquí, en este momento es donde esta sencilla narración adquirió su enjundia, mínima comparada con la relevancia de los asuntos medulares de la existencia, pero con las coincidencias precisas para llamar la atención de los presentes, básicamente Jesús Bengoechea (al que nombro por tercera vez, y juro que jamás volveré a nombrarle tanto, pues está lejos de merecerlo) y el narrador.
Resultó que Emilio, la voz de los Nikis en los ochenta, subió al escenario para cantar junto a Álvaro y Dani su himno más recordado. Aun con el paso de los años, su timbre resulta inconfundible, estridente para llamar la atención de las conciencias libérrimas. Precisamente, uno de los versos del Imperio refiere la victoria de nuestra selección sobre la de Yugoslavia por “veinte puntos arriba”. No es que uno quiera presumir, que a estas alturas es una conducta que engendra escasos beneficios, pero un servidor pisó la cancha del citado encuentro. Y así se cerró el círculo del relato: madridistas insignes, los Summers; música, clásicos y vigentes; y el abrazo que nunca antes se había producido entre el intérprete de un cantar épico-sarcástico y uno de los guerreros que, vaya a saber usted por qué, terminó junto a sus compañeros en el verso de una canción.
Fotografías Jesús Bengoechea y Getty Images