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Cartas de un madridista millennial: de parecidos razonables y simpatías por el diablo

Cartas de un madridista millennial: de parecidos razonables y simpatías por el diablo

Escrito por: Pablo Rivas14 mayo, 2022
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El Liverpool y el Real Madrid son dos clubes que cuentan con más similitudes de las que ellos mismos se imaginan. En los últimos años, sin ir más lejos, basta un vistazo superficial para identificar algunas dificultades compartidas. La más evidente, la identidad de su principal némesis en el campeonato doméstico: el mismo Guardiola que torturó desde el banquillo azulgrana a los madridistas es quien ahora pone contra las cuerdas a los de Klopp. Por otro lado, tanto el Liverpool como el Madrid han representado recientemente estilos contraculturales —y por ello criticados— respecto al tiki-taka del noi de Santpedor. Y, en las agitadas jornadas previas a la finalísima de París, existen similares dudas acerca de si faltarán sendos alfiles que obliguen a desnaturalizar el dibujo táctico sobre el césped. Bien es cierto que las posibles ausencias de Fabinho y Alaba no pueden compararse en trascendencia con las de Ramos o Van Dijk en el cruce de la temporada pasada, mas ambos técnicos coincidirán en que también suponen un quebradero de cabeza. Sea como fuere, no se trata de estas anécdotas comunes, más o menos coyunturales, de lo que quiero hablarte. La semejanza entre las entidades tiene una hondura mucho mayor, y es lo que pretendo resaltar en esta carta.

Liverpool Real Madrid

Para empezar, ambos equipos constituyen el principal exponente de la gloria europea de sus respectivos países. Puede que las trece Copas de Europa del Madrid hagan languidecer cualquier otro logro comparativo —como hace tiempo admitía entre risas el cantante Robbie Williams—, pero resulta indudable que a escala inglesa los seis trofeos continentales que atesora el Pool lo sitúan en un escalafón superior, una suerte de primus inter pares. Prueba de ello es la rebelde sentencia de Alex Ferguson, entrenador del máximo enemigo de los reds, que resumía su principal motivación desde que se sentó en el banquillo del Manchester United: “Mi gran desafío era bajar al Liverpool de su jodido pedestal”.

El Liverpool y el Real Madrid son dos clubes que cuentan con más similitudes de las que ellos mismos se imaginan

La frase alude a otro elemento crucial en la analogía. Tanto el Real Madrid como el Liverpool han tenido que soportar históricamente la acusación de arrogantes y la inquina de sus dos principales adversarios nacionales, durante décadas ensombrecidos por el insoportable brillo de tantos triunfos antojados como inalcanzables. Con otra circunstancia compartida: desde los años noventa han comprobado cómo el crecimiento del United y el Barça llegaba por momentos incluso a cuestionar su hegemonía original. Dirigidos por figuras carismáticas —en el caso británico el caudillo era único; por su parte el FCB ha contado con una dinastía de líderes en la que algún discípulo se mostró hasta capaz de perfeccionar la obra cruyffista original, todo acompañado de la vitamina Messi—, mancunianos y culés han conseguido en treinta años eliminar o reducir la distancia en el terreno doméstico, dejando solo el toque de distinción de la épica europea como única coartada en las eternas discusiones entre aficiones. Si bien con Zidane, Ancelotti y Klopp la tendencia se ha relajado un poco, conviene recordar que en algún instante de especial debilidad el Madrid y el Liverpool juguetearon con el terrible cruce del Rubicón: dejar de ser un club grande para constituir un club histórico. Tú, que tanto amas el estudio de la palabra, sabes perfectamente que aunque el segundo adjetivo pueda sonar virtuoso y solemne, en la semántica del fútbol tiene implicaciones peyorativas. Al grande se le teme; el histórico resulta inofensivo, casi simpático.

Mientras el Liverpool a veces cede a la tentación de lamerse las heridas en la calidez del refugio, el Madrid responde a la dificultad aumentando su voracidad

Hasta aquí las semejanzas, que por otro lado no han servido para establecer especial afinidad entre las aficiones blanca y red. La cruda realidad siempre se impone y, a pesar de toda la disquisición anterior, es probable que a la hora de repartir simpatías pese más en el ánimo de los hinchas de Merseyside el recuerdo de la fortuita e infortunada lesión de Salah en la reciente final que el Madrid les ganó. Dicen que una imagen vale más que mil palabras —un malvado añadiría que sobre todo para un analfabeto—. En cualquier caso, aquella final ilustra muy bien la principal diferencia entre ambos clubes, que se produce a la hora de encarar la adversidad: mientras el Liverpool a veces cede a la tentación de lamerse las heridas en la calidez del refugio —hay que reconocer que un himno tan hermoso como el You’ll never walk alone favorece el comunitarismo—, el Madrid responde a la dificultad aumentando su voracidad. Si el equipo de los Beatles reivindica un poco la esencia destilada en With a little help of my friends, los blancos quedarían emparentados con el estilo de los Stones, e inmediatamente uno pensaría en Sympathy for the devil. Algo que en primera instancia aplaudiría hasta el antimadridismo militante, siempre dispuesto a mentar al diablo cuando se trata del conjunto merengue, sin saber que la canción responde de manera brillante —“stole many a man’s soul and faith”— a los balbuceos con que se desgañitan tras cada polémica arbitral fundada o infundada: al final lo único que el Madrid les ha robado verdaderamente es su alma y esperanza. A base de dolorosísimos goles.

Gol Real Madrid Liverpool

En realidad, la letra de Sympathy for the Devil encaja tan bien con el Dasein madridista —“Please allow me to introduce myself, I’m a man of wealth and taste”— que merecería una misiva exclusiva aparte, pero me temo que ya me estoy alargando. Así que solo me queda desear que, próximamente en París, el Madrid tenga de nuevo la ocasión de tararear la porción más provocadora del estribillo. Aquella de “Pleased to meet you, hope you guess my name, but what’s puzzling you is the nature of my game”.

Cuídate, volveré a escribirte pronto.

Pablo.

3 comentarios en: Cartas de un madridista millennial: de parecidos razonables y simpatías por el diablo

  1. Muy bien por traducir los referencias en inglés todo aclarado me pasa lo mismo que a Roberto Carlos cuando hablaba con Beckham en inglés que este no le entendia pero aqui en la galerna dan por supuesto que todos entendemos el idioma inglés

  2. Ni dinastía de líderes ni guardiolismo sinfónico ni perfeccionamiento cruyffista que valga. Eso es propaganda.Mercancía averiada . Por favor ,a los datos.
    Las opiniones deben estar avaladas por los hechos. Que a mí me guste mucho ver jugar al Betis no me permite decir que sea el mejor equipo de Europa.
    El Barcelona , a nivel internacional , ha tenido un jugador que les ha ganado cuatro Copas de Europa y lo demás, con perdón, son monsergas o morcillas que meten para los que tienen oídos amables y les gustan los cantos celestiales.
    El advenimiento de un jugador descomunal hace que hoy en día el Barcelona tenga cinco Copas de Europa. Sin él, tendría una y no se hablaría del famoso "tiquitaque" ( Koeman lo enterró con tanta gracia que parecía el rubio de Los Morancos ) .
    Messi además no era de la corriente guardiolista. Un equipo dirigido férreamente por un entrenador con una táctica en la que cada jugador era una pieza impecable de un mecanismo inventado por él . Un lugar donde el entrenador era el líder.
    No , en el Barcelona lo importante y sustancial era Messi.. Messi cogía el balón y como Maradona no paraba de regatear hasta verlo en la red. Sacaba las faltas con un arma de precisión telescópica o distraía al equipo rival entero para dejar un pase a un compañero que veía a media
    defensa contraria con el trasero en el verde. Cuando tiraba de lejos los porteros se santiguaban. La afición del Barcelona con Messi sabía que el partido era pan comido. Los jugadores del Barcelona tenían un mandamiento, pasársela a Messi. Cuando se cansó Messi, se estropeó el invento.
    A nivel internacional el Barcelona antes de Messi díganme ustedes quién era. Desde que Messi dejo de ser efectivo , hace ya casi una década, díganme quién es el Barcelona a nivel internacional.
    Han mantenido a Messi durante casi una década a cuerpo de rey, pero Messi se aburría , sufría y Cristiano se llevaba las copas. A Messi le daban balones.
    Una Copa de Europa sin Messi ,ese el balance histórico.
    Eso es bueno de masticar, si se quiere progresar, admitir la realidad. Engañarse no sirve de nada.
    Desde que Guardiola dejo de contar con Messi está en las mismas.Dispone de clubes potentes , holgados presupuestos y elogios varios. No levanta ninguna Copa de Europa , otros clubes ingleses, alemanes o españoles creo que eligen mejores entrenadores, porque aumentan los trofeos europeos en su vitrina. Y con menos presupuesto.
    El Barcelona hoy encara su futuro sin Messi y puede empezar a levantarse. Lo otro ,de veras, miren los continuos partidos de Copa de Europa. Daba pena.

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