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El beso de Rubiales

El beso de Rubiales

Escrito por: John Falstaff23 agosto, 2023
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El beso de Rubiales, ay, el beso de Rubiales. Así en los morros. A la Hermoso, que, una vez campeona del mundo, debió de parecerle al calvo Rubiales ya no hermosa sino ebúrnea y pura, una diosa. El primer beso a las campeonas tenía que dárselo él, tenía que ser Rubiales quien desvirgase ese campeonato del mundo recién estrenado. Una mano en cada mejilla, un gesto rápido, un visto y no visto, un aquí te pillo, aquí te mato, y los labios de la Hermoso hollados para siempre por los morros de Rubiales. El picotazo súbito, preciso y sumarísimo de una serpiente. Un beso de taquígrafo, un dejar constancia en acta para la posteridad sin perder el tiempo en adornos superfluos. Poniendo al mundo de testigo de su hazaña. Rubiales, de Motril al mundo. Toma, Moreno, que decía el muñeco Rockefeller.

Hemos sabido ahora que hubo más Rubiales antes del beso. Cuando marcó Olga Carmona, se llevó la mano a la entrepierna (Rubiales, no Carmona). O sea,  otro "toma, Moreno" de Rubiales a lo Rockefeller, una bendición urbi et orbi genital y pendenciera propia de los modales y el saber estar del personaje. Hemos de celebrar que Rubiales no se dejara intimidar por la presencia a su vera de la Reina de España, y mantuviera una actitud tan presidencial, tan de su presidencia, como llevarse la mano a los dídimos. La misma mano con la que —suponemos— estrecharía la de la Reina poco después.

Rubiales toma, Moreno

O acaso simplemente quería obsequiar a doña Leticia con una imitación del famoso paso de baile de Michael Jackson, probablemente mientras se repetía a sí mismo aquello de "just beat it, beat it/ no one wants to be defeated/ showin´ how funky and strong is your fight/ it doesn´t matter who is wrong or right/ just beat it/ just beat it/ just beat it", que ya sabemos que Rubiales es un luchador y que su hermana le partió las piernas cuando era un bebé y tal y tal. Pero en tal caso habremos de convenir que es el peor imitador de Michael Jackson de la historia.

Hemos de celebrar que Rubiales no se dejara intimidar por la presencia a su vera de la Reina de España, y mantuviera una actitud tan presidencial, tan de su presidencia, como llevarse la mano a los dídimos. La misma mano con la que —suponemos— estrecharía la de la Reina poco después

Ha subido después un vídeo Rubiales adonde quiera que se suban los vídeos, en el que se disculpa, o así, por el beso, ese beso que te robé y que no era mío. Y tengo que confesar que el vídeo me gusta todavía más que el beso. Yo no sé si lo grabó antes o después de irse con los colegas a fumar unos petas y hacerse unas gasolineras con la choni reventando los shorts y el subwoofer reventando los tímpanos, pero esa pinta de cani poligonero con la que se nos hace carne el presidente de la RFEF es de anuncio de Master Card. Asegura varias veces el Rubiales de arrabal (¡pavo real, pavo real, viva la aliteración!), que ellos no le habían dado al asunto "la más mínima importancia".

Rubiales poligonero

A estas alturas, no vamos a esperar de Rubiales un somero conocimiento de la gramática, ni por tanto a afearle ese horrible "más mínimo", pero me pregunto quiénes son "ellos". ¿Tal vez Rubial I y Rubial II, más conocidos conjuntamente como Rubiales? ¿Acaso sus más directos colaboradores, quienes, reunidos de urgencia en un gabinete de crisis, determinaron que la cosa no tenía mayor importancia? ¿O quizás todos los trabajadores de la RFEF respondieron una encuesta interna y urgente como un solo hombre y mujer (esto de un solo hombre y mujer no queda muy bien, pero diré en mi descargo que están pendientes las enseñanzas de alguna Irene Montero sobre la correcta traducción al lenguaje inclusivo de la expresión "como un solo hombre", mientras tanto, hago lo que puedo) con un atronador "pelillos a la mar"?

Celebramos que sólo le haya llevado cinco años darse cuenta de que llevarse la mano a los huevos en el palco presidencial de una final de la Copa del Mundo, y plantarle un beso en los morros a una jugadora de la federación que preside en la ceremonia de la entrega de medallas, son actos que, si bien carecen de la menor (perdón, de la más mínima) importancia, pueden dar lugar a equívocos y malas interpretaciones

Ahora bien, aun siendo esta duda tan mortificante, es de justicia reconocer que la desazón se ve sustancialmente aquietada por la humildad del calvo Rubiales. Afirma Rubiales, sin que le tiemble un solo pelo al hacerlo, que ha aprendido la lección, y que tal vez no sea procedente para todo un presidente de la RFEF dejarse llevar por ciertas expansiones, sobre todo en actos públicos. Enhorabuena, Rubiales. Celebramos como merece que sólo le haya llevado cinco años largos (los que lleva de presidente) darse cuenta de que llevarse la mano a los huevos en actitud de "aquí los tenéis para quien los quiera" en el palco presidencial de una final de la Copa del Mundo, y plantarle un beso en los morros a una jugadora de la federación que preside en la ceremonia de la entrega de medallas, son actos que, si bien carecen de la menor (perdón, de la más mínima) importancia, pueden dar lugar a equívocos y malas interpretaciones. E, incluso, al descrédito de eso que ahora llaman la marca España, que hay mucho mal pensado y envidioso por ahí y uno es de Motril.

Ya sólo falta que dentro de otros cinco años nos explique sus morreos (estos, sí, puramente metafóricos, que sepamos) con Piqué. Me permito sugerirle a nuestro eximio y calvo presidente Rubiales que esa larga reflexión quinquenal la haga desde fuera de la RFEF. Más que nada, para que el opresivo peso de la púrpura no nuble su agudísimo entendimiento, sólo comparable en su finura a la firmeza de su moral.

 

Getty Images.

En el prosaico mundo real me llaman Eduardo Ruiz, pero comprenderán ustedes que con ese nombre no se va a ninguna parte, así que sigan llamándome Falstaff si tienen a bien. Por lo demás, soy un hombre recto, cabal y circunspecto. O sea, un coñazo. Y ahora, si me disculpan, tengo otras cosas que hacer.

5 comentarios en: El beso de Rubiales

  1. Le está bien empleado pero ya fuera de la Federación me gustaría que tirase de la manta y pusiera patas arriba con nombres lo que verdaderamente ha ocurrido con el NEGREIRAZO y que cada palo aguante su vela. De perdidos al mar. Haber si el Sánchez actúa con la misma rapidez. No lo creo pues son
    GENTUZA

  2. Querido Falstaff:

    Para mí es un acierto que enfoques el asunto como lo haces en este artículo. Desde una óptica feminista, que personalmente comparto, el personaje no tiene un pase. Pero desde otras más apegadas a valores de otros tiempos, la verdad es que no lo tiene tampoco. Mi abuela, que tenía poco de feminista pero mucho de persona recta y con alto sentido del decoro, habría dicho que lo que correspondía era que la jugadora le hubiera dado un sopapo a semejante patán. Quiero decir, este es un caso de "transversalidad" entre valores conservadores y progresistas que nos vendría de perlas para relajar un poco el frentismo agobiante en que vivimos: el mínimo común múltiplo entre todos los españoles, opinen lo que opinen de Simone de Beauvoir, debería ser que no queremos a un mandril al frente de la Federación. En cuanto a la relación del tema con el caso Barça-Negreira, encuentro que este incidente ayuda a ver de qué ecosistema estamos hablando: si alguien pensó alguna vez que nos las habíamos con delincuentes de guante blanco (cosa que no a todo el mundo repugna como debería), ya se habrá dado cuenta de que aquí solo hay zarpas con pelucos bien tochos como el que exhibe el chulo en la foto.

    Eso sí, el comentario que me precede me deja como un iluso a mí y a mis deseos de "transversalidad". Por formas y maneras, gramaticales y de las otras, arruina en 5 líneas (sin una sola coma) el modélico artículo que lo precede y motiva. ¡Qué bajón!

    Ah, quizá "como una sola alma" valdría como solución de compromiso, Falstaff. Pero tienes razón, lo del lenguaje inclusivo a estas alturas ya es una murga. ¿Acaso decir que se tiene un "alma atea" no es inocuo y hasta divertido, aunque sea un contrasentido? Una vez más, sobra histeria y falta "transversalidad": debería bastar con mostrar tacto a la hora de expresarse, como a la hora de manifestar "la efusión del momento" en una entrega de medallas.

    Un fuerte abrazo

    1. Querido Ángel, siempre es un placer leerte, aunque nos lo dosifiques con cuentagotas. Sí, el comportamiento de este sujeto no necesita ser juzgado desde la óptica del feminismo, en cualquiera de sus muchos grados y encarnaciones. Basta, efectivamente, con tener una somera noción de las normas de educación, o sea, del respeto que toda persona merece por el hecho de serlo, para sentir repugnancia.

      Habría tenido razón tu abuela con lo del sopapo, y sin duda es lo que le pidió el cuerpo a Jenni Hermoso en ese momento. Pero es que aquí concurre la agravante de abuso de autoridad, y no es fácil armarse del valor necesario para darle al presidente de tu federación, por más garrulo y machista que sea, un soberano y merecidísimo soplamocos delante del mundo entero sin temer las más que probables represalias.

      En fin, menudo gallito de bar de carretera, menudo patán descerebrado, menudo sujeto despreciable.

      Abrazo.

  3. Gracias por la respuesta, Eduardo, no podemos estar más de acuerdo.

    Puntualizo, no para ti sino para los suspicaces, que no le reprochaba a Jenni el no haber optado por el guantazo. Es más, ni siquiera atribuyo su contención a una comprensible falta de valor, sino a la estupefacción y al hecho feliz de que esos gestos, que no dejan de ser lenguaje violento, ya no se estilan salvo en las películas de época. Además, no estoy tan seguro de que el eventual sopapo le hubiera acarreado represalias. Al contrario, ese idioma sí lo habría entendido perfectamente un Rubiales, y le habría cerrado la bochornosa escapatoria inicial de que "desde dentro nosotros (incluida la besada) lo vimos todo normal". No sé, yo creo que un soplamocos delante del mundo entero, como tú dices, no le habría dejado más salida a él y a la Federación que un harakiri en toda regla. De todos modos, me alegro de que no se lo diera, ella hizo gala de un sentido del respeto al momento y a la situación que subraya todavía más el que le faltó a este individuo, aunque nos privara del placer de verle la cara de pasmarote ante tamaño desprecio a sus favores. Me lo imagino rascándose la calva y diciéndose que tiene que preguntar a los jeques cuál es su truco, porque a él no le acaba de salir.

    Abrazos.

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Se pasó ocho años @antoniohualde despotricando de Bale porque no hablaba español. Ahora le parece que Bellingham en cambio bien... aunque tampoco habla español.

Sin embargo, creo que le entiendo, aunque no comparta su texto.

Estamos ante un escenario -en fútbol y baloncesto- que puede hacer de 2024 el mejor año deportivo de nuestras vidas.
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