Soy un ávido seguidor de las noticias deportivas y, especialmente, procuro leer todo lo que cae en mis manos sobre el Real Madrid. Nada extraordinario pues supongo que vosotros, galernautas, también sois un poco ‘lectodependientes’, con el mismo y simple afán que me mueve a mí: estar informado de forma solvente sobre la actualidad y tener un criterio fundado sobre las cosas que pasan. Sin embargo, el sentimiento que me embarga en los últimos tiempos es justamente el contrario: cada día me siento más desinformado y estoy más confuso… La desinformación imperante, las fake news bien pensadas y mejor ejecutadas o el ‘pim, pam, pum’ de mensajes de todos los actores de este negocio contribuyen con sus mensajes interesados a semejante ceremonia de la confusión.
Toda esa mezcla explosiva queda recogida luego en soportes únicos, bien sean periódicos, bien páginas web, bien redes sociales… donde lo que menos importa son las noticias en su sentido más literal, ni el rigor con que se cuentan; tampoco, el desistimiento en la búsqueda de la verdad objetiva, la transparencia como actitud democrática (por no decir vital), la independencia de los medios y de sus periodistas o el inherente fairplay tan necesario en el mundo del deporte. Parece que todo vale con tal de que la verdad no prevalezca, porque siempre hay alguien con intereses espurios que tratará de que eso no llegue a suceder.
Voy a poner un ejemplo sobre lo que digo. Un ejemplo que conocemos todos. ¿Qué es lo que hay de cierto -a día de hoy- entre las miles de piezas periodísticas relativas a la planificación del Real para esta temporada? Digo bien: miles de impactos de todos los colores y por todos los medios y canales que han contado -y hablan- sobre los fichajes del Real para esta campaña, con decenas y decenas de nombres sobre la mesa, puestos en negro sobre blanco… Y cuando digo ‘decenas’ tampoco exagero ni un ápice.
lo que menos importa son las noticias en su sentido más literal, ni el rigor con que se cuentan.
Estoy teniendo la curiosidad -y la paciencia- de recopilar desde el verano pasado, tras la ‘chamusquina’ del fallido fichaje de Mbappé, los nombres de futbolistas por los que al parecer suspira nuestro club: los que iban a terminar ciclo en sus clubes y llegarían gratis (¿…?), los que se postulan para jugar de blanco o los que alguien quiere colocar… en fin, una lista interminable. Veamos una breve muestra: “Así juega Sesko, el nuevo Haaland que quiere el Madrid”, “El Real Madrid se lanza a por Fofana y ofrece 40 millones más Isco”, “El Madrid quiere hacerse con Tolisso a coste cero en junio 2022”, “El Cruzeiro, nuevo club de Ronaldo, tiene un canterano con potencial para el Madrid: Weverton”, “Matheus Nascimento, la perla de 17 años que sigue el Madrid”, “El Madrid lleva manejando informes desde hace 2 años de Wirtz”, “El Real Madrid mueve ficha por el fichaje de Gravenberch”, “Weslley Patati es la nueva joya del Santos y sueña con jugar en el Madrid”, “El Madrid a Raiola: Gravenberch interesa “mucho más” que Pogba”, “Así es Demiral, el central que habría pedido fichar Ancelotti”, “El descubridor de Julián Álvarez lo tiene claro: “Al Real Madrid o al United”, “El Madrid tras la joven promesa del Brujas- Charles de Ketelaere”, “En Italia aseguran que Kessié será el fichaje sorpresa del Madrid”, “El técnico del Fulham reconoce que Carvalho interesa al Madrid”, “En Estados Unidos ven a Reyna, la siguiente gran joya del Dortmund, fichando por el Madrid”, “Araújo, objetivo del Real Madrid”, “Los futuros cracks que el Real Madrid tiene en su radar”, “El Real Madrid viaja a Mónaco a por Tchouameni”, “Angeliño está en la lista de tres laterales que quiere fichar el Madrid”, “: En Alemania sitúan a Serge Gnabry en la órbita del Real Madrid”, etc, etc.
La lista se queda corta, mucho, porque no cabría en este artículo. Es probable que, al final, alguno acierte. Pero todos sabemos que en verano sólo llegaron Alaba y Camavinga. El jugador austriaco vino como agente libre y la noticia estaba descontada desde meses antes; y en el fichaje del francés, el Club supo aprovechar (a salto de mata) una oportunidad totalmente inesperada. Entonces, ¿qué significa esta ridícula realidad?
En mi opinión, nuestro periodismo deportivo no pasa los mínimos filtros de calidad, rigor y veracidad de las noticias que se publican. Pero eso parece no importar, pues muchos consideran que estamos en un circo y que ‘todo vale’, pues al final nadie se acuerda de tanta ‘intoxicación’. Si nos ceñimos al caso de Mbappé, de cuyo fichaje (¿estamos seguros?) se publican todos los días decenas de piezas informativas… solo podemos un hecho objetivo: todavía no se ha publicado al respecto comunicado oficial alguno por parte de los dos clubes concernidos, ni tampoco del jugador (que está jugando sus bazas, ya que no vive una situación cómoda).
Dando por hecho que finalmente Mbappé llegará, vayamos al caso de Haaland. Cada día que pasa, su fichaje parece estar más en el aire. Pero eso no es óbice para que cada cual publique lo que se le antoje, sin tener probablemente ni una sola fuente solvente. Lo digo con pesar: los periodistas nos lo inventamos casi todo sobre este asunto. Basta que un conocido del jugador o un experto opine desde Alemania que lo ve jugando en el Real Madrid en el futuro, para que eso nos parezca un scoop informativo que va a misa. Sin embargo, cuando un ‘anti’ (que también se lo inventa) dice que Raiola -su representante- desaconseja al noruego que fiche por el Real porque, ‘al lado de Mbappé, nunca podrá ganar el Balón de Oro’, el corifeo de la prensa barcelonista se limita a vociferar el mensaje en todos los medios y canales a su alcance; saben que una delantera con Mbappé, Haaland y Vinicius, dejaría a su Barça relegado a un puesto de segundón durante una década. Pero lo único cierto es que nadie sabe -salvo los directamente interesados- qué es lo que está pasando en este proceso de decisión del ariete’ noruego y no gozan de fuentes solventes con las que poder contrastar la noticia (además, no se olvide, Raiola está internado desde hace tiempo en un hospital, al parecer con una dolencia grave y, sin él, probablemente no se pueda tomar una decisión).
En mi opinión, nuestro periodismo deportivo no pasa los mínimos filtros de calidad, rigor y veracidad de las noticias que se publican. Pero eso parece no importar, pues muchos consideran que estamos en un circo y que todo vale.
¿Por qué se publican en los medios tantos rumores, noticias falsas (e inventadas), o sin contrastar? El primer objetivo es crear confusión, en medio de la cual nada parecerá creíble. Otra de las razones es que los medios tienen que hacerse eco de una exclusiva publicada por sus competidores, salvo riesgo de parecer que están ‘en fuera de juego’ y, por ello, se ven obligados a hacer alguna aportación complementaria… pero ¿qué pasa si esa exclusiva fuera de las inventadas? Otra, muy frecuente: todas las partes implicadas en los fichajes -sí, digo todas- tienen sus propios intereses y lanzan sus mensajes, utilizando para ello a los periodistas que les son más próximos (y de ahí la cantidad de ‘globos sonda’ que se ven publicados cada día). Esta parece ser la forma más seguida por los agentes de jugadores, o por los clubes, o por los propios futbolistas, que no pueden mostrar su protagonismo pero que practican la estrategia del calamar soltando demasiada tinta para ‘tapar’ el territorio de realidad posible…
No somos tan ingenuos como para pensar que las negociaciones sobre un futbolista tienen que ser transparentes; los clubes compiten por llevarse el mejor talento y no van a dar pistas a sus posibles competidores. Pero lo que nos espera de aquí al mercado de verano va a ser una marabunta formidable de noticias falsas, mucha desinformación en estado puro y aún más frustración en los aficionados a quienes les han llenado sus cabezas y corazones de expectativas que después (¡seguro!) no se cumplirán. Así pasa siempre, podrá replicarme cualquier aficionado, pero la responsabilidad de tantas ilusiones frustradas depende en buena medida de esos periodistas que cada día hablan o escriben sobre fichajes inexistentes, sin la mínima sensibilidad necesaria para entender que lo que ellos cuentan afecta emocionalmente a muchas personas.
Alguien podrá decirme que en La Galerna también hacemos un periodismo opinativo y de bufanda, lo cual no niego. Nuestro equipo es el Real Madrid y nuestro color, el blanco. Pero creo que se trata de ejercer desde esta página un periodismo opinativo, respetuoso, desenfadado y bien humorado, donde se escribe de hechos ciertos, sin contribuir a los procesos puramente especulativos o inventados. Todas las opiniones son libres y respetables. Y eso lo defenderé siempre, sea cual sea su ideología. Pero, por favor, trabajemos para hacer un mejor periodismo.
Escribo nada más volver del estreno de La Leyenda Blanca (bueno, y de algún vino posterior a dicho estreno) en plena Gran Vía Madrileña. La eterna ovación registrada en la sala al término de la proyección no es más que el preludio del éxito que a buen seguro acompañará a esta docuserie cuando a partir de hoy mismo pueda empezar a ser vista en su integridad por los suscriptores de la plataforma. Hay talento para llenar varios nuevos bernabéus entre todos los que han sacado adelante este proyecto extraordinario (desde el ideólogo y promotor Íñigo de Carlos hasta el director Hugo Stuven, pasando por el guionista Álvaro de Paz y el resto del equipo), pero hay aquí algo todavía más importante que el talento y que el trabajo duro cuando se trata de hablar del Real Madrid, algo paradójicamente escaso en este tipo de proyectos: madridismo. Es un proyecto hecho desacomplejadamente desde el amor al Madrid para ser consumido por gente que ama al Madrid. Intolerable.
Es un proyecto hecho desacomplejadamente desde el amor al Madrid para ser consumido por gente que ama al Madrid. Intolerable
Yo no imagino lo que tiene que ser el ser Íñigo de Carlos ahora mismo. Ponerte de pie al final para darte la vuelta y recabar los vítores del patio de butacas tiene que ser emocionante, pero si dicho patio de butacas está ocupado por jugadores actuales como Marcelo o exjugadores como Butragueño, Hugo Sánchez, Fernando Sanz, Arbeloa, Gallego, Casillas o Martín Vázquez, la sensación debe flotar entre el éxtasis y el surrealismo. Yo vi a Mijatovic —que en este primer episodio confiesa que la Décima de Ramos le hizo más feliz que SU Séptima— elevar los dos pulgares hacia arriba, mirando a Íñigo. Marcelo me dijo cuánto le había gustado. Y (acaso lo más impactante de todo) Martín Vázquez lloraba a lágrima viva, traicionado por las luces ya encendidas. Este señor, Rafa, es más madridista que todos nosotros juntos, y el espíritu malintencionado que quiera sorprenderse que se sorprenda. Espero que no le importe que lo cuente. Viva la madre que lo parió.
La sensación al término de la proyección es de éxito rotundo. Muchos de los lectores de esta crónica apresurada, mientras le lean, ya habrán visto varios o todos los episodios de esta primera temporada, ya disponible en Amazon Prime, y me aventajarán en horas de metraje leyendablanquista. No por mucho tiempo, no se hagan ilusiones. A mi diestra estaba sentado Jorge Bustos, que emitía risas ahogadas al escuchar a Camacho o al contemplar en pantalla grande una vista panorámica del Estádio da Luz. Yo lo comprendo, son cosas tan icónicas e inconfundibles que te ríes con su simple puesta en común. Son demasiado tuyas para ser de tantos y sin embargo. En el vestíbulo, al final, departía Marcelo con Andrés Amorós, y esa imagen sí que me la llevo puesta y sí que es mía y sí que no es de casi nadie más, como mucho de la fantástica Noelia que los presentó. La felicidad es esto. La felicidad es Noelia presentando a Marcelo a Andrés Amorós, que iba con su simpatiquísimo nieto Luis.
Y yo qué sé qué más. Que dejes de leer esto, que abras Amazon Prime y que la maratón agarre al resto del mundo confesado, en el supuesto de que esperara algo de ti.
Estimado señor Tite:
Espero que al recibo de la presente se encuentre usted perfectamente de salud, al igual que toda su familia, y que se mantenga libre de virus cual culé antes del cambio de protocolo.
El motivo de la presente misiva no es otro que ofrecerle la ayuda desinteresada de un buen aficionado al fútbol como el que le escribe, una persona que se enamoró de la selección brasileña de Zico, Sócrates, Eder y Falcao, y que ha mantenido ese idilio con la canarinha durante las cuatro décadas posteriores. Es tal mi embelesamiento por su equipo, sentimiento que, estoy seguro, comparten millones de aficionados en todo el mundo, que creo mi deber advertirle del error que supone haber convocado a cuatro jugadores sin el nivel necesario para estos trascendentalísimos dos partidos de la selección que usted sabiamente dirige. El primero de ellos ayer, donde no fueron capaces de ganar a Ecuador, seguramente debido al lastre que suponen estos cuatro futbolistas, y el segundo frente a Paraguay el próximo miércoles.
Creo mi deber advertirle del error que supone haber convocado a cuatro jugadores sin el nivel necesario para estos trascendentalísimos dos partidos de la selección que usted sabiamente dirige
Creo modestamente que haría bien en echar un vistazo a la prensa deportiva española, la mejor del mundo, como ellos mismos afirman en onanista proclama, unos medios repletos de profesionales experimentados con altos conocimientos técnicos y tácticos, amén de expertos del Reglamento capaces de interpretar la sutileza y los matices en jugadas calcadas. Es tal su nivel que pueden indicarnos la diferencia entre las polémicas que ocurren con la camiseta blanca y las de sus rivales, para que se haga usted una idea. Pero ese es otro asunto del que no venía a hablarle hoy, sino de lo que la mejor prensa deportiva del mundo mundial y parte del universo conocido ha dicho acerca de cuatro jugadores por usted convocados, jugadores que solo pueden rebajar las prestaciones de su selección.
Según la prensa española, la mejor del mundo, los cuatro madridistas por usted convocados solo pueden rebajar las prestaciones de su selección
Militao: con el central ha habido críticas y bromas desde su presentación en el Real Madrid, pues un vahído ya avisaba de lo que sin duda ofrecería después sobre el terreno de juego. Sepa, señor Tite, que aquí fue llamado por algunos “Mareao”, “Mutilao”, o algo aún más hiriente: “Limitao”. Es tan bajo su nivel que uno de los grandes del periodismo hispano, el Látigo Serrano, dijo de él que “es un jugador indigno de vestir la camiseta del Real Madrid”.
Sepa usted que el ciudadano periodista Miguel Serrano se hace llamar “Látigo” por la velocidad y acierto de sus mandobles, y que reparte con tino debido a su caudal rebosante de sabiduría. Su conocimiento del juego alcanza tal nivel que es capaz de comprender/describir/valorar la calidad de un futbolista en un tiempo inferior al que a la mayoría le lleva gozar del placer del coito:
Señor Tite, por la fama universal de la elástica amarela, por su historia como pentacampeona e inventora del jogo bonito, no puede usted deshonrarla haciendo jugar por más tiempo al “primo brasileño de Umtiti”.
Rodrygo: del joven extremo brasileño se han dicho muchas cosas más bien merecedoras de una granada o una bomba de relojería que de un futbolista: que no termina de explotar. Sepa usted que Rodrygo es “irregular”, “desaparecido”, “invisible” y que “apenas influye en el juego”, lo cual resulta imperdonable en un jugador que costó varios múltiplos de 45 millones de euros, tantos 45 como ventanas de fichajes durante varias temporadas.
El joven jugador no solo no ha devuelto en el terreno los 45 por n ventanas que se pagaron por él, sino que con su convocatoria corre usted el riesgo de hacer que el resto de la plantilla se disperse y despiste, pues bien sabida es la afición de Rodrygo por montar fiestas en momentos clave de la temporada.
Para evitar futuros problemas en la concentración de la canarinha, le sugerimos que incluya a Neymar Jr. en la misma, esté lesionado o no, haya carnavales o cumpleaños de la hermana, y que le conceda el brazalete de capitán, pues pocos como el del PSG saben liderar con el ejemplo.
Casemiro: con Casemiro corre usted un gran riesgo. Según la prensa española, le repito, la mejor del mundo, debería ser expulsado en cada partido y en cada lance del juego. Es más que probable que en Brasil, sin la protección de la que goza en el Real Madrid, la misma que gozaba Sergio Ramos, sea expulsado irremisiblemente a la media hora de partido.
Usted, que es brasileño, y mantiene por tanto una rivalidad histórica con los uruguayos, sabe el modo de proceder de los jugadores del país vecino: cancheros, marrulleros, intensos, sucios en el peor de los casos, si me apura. Si le pregunto por el jugador más sucio de la selección de Uruguay, seguro que me responde que Luis Suárez. Pues bien, sepa usted que a Casemiro le han expulsado el doble de veces que al delantero uruguayo, ¡el doble, no le digo más!
Pero es que además no le va a aportar nada al juego ofensivo, es un lastre en el centro del campo. En España se hacían bromas con su presencia y hasta se le cambiaba el nombre, “Casimiro titulá”, decían de él, “Casimiro titulá”, adónde pretendes ir con tamaño tronco en el medio. El único fútbol que existe, aparte del brasileiro, es el del Barça, y sus profetas son Guardiola y Xavi Hernández, y esa mente preclara que es Xavi dijo que Casemiro no tiene el ADN Barça, no entiende el juego como lo entiende un centrocampista moderno, así que creo que su presencia en el terreno de juego es un lastre para la fluidez, el espacio-tiempo y hasta el equilibrio de la Fuerza.
Otro que sabe mucho de fútbol, el primo de la prima de Monchi, solo fichaba brasileños con ADN culé, como Dani Alves o Adriano, a los que podría usted convocar, especialmente al primero, que mantiene su físico intacto, al igual que su experiencia, no solo teatral. Que con “Casimiro titulá” el Madrid levantara las cuatro primeras Champions en las que el centrocampista jugó no debe llevarle a engaño, puesto que fueron victorias “vergonzantes” debidas a la incomparecencia de los rivales, el mal momento de forma, su gordura o avanzada edad, o el humo asfixiante y selectivo de los Black Eyed Peas. De hecho, el gol marcado ayer por Casemiro frente a Ecuador fue un espejismo, del mismo modo que lo fue el anotado en la referida final del humo asfixiante.
Vinícius Jr.: que no tiene nivel para el Castilla, ni para la Segunda B, que es un problema para el equipo, Ficticius… ¡Hasta le hicieron una canción de cachondeo!: “¿Vinícius pa cuándo?”.
A estas alturas ya lo habrá comprobado usted tras el partido frente a Ecuador, pero considero mi deber de aficionado al jogo aconsejarle que meta a los cuatro jugadores mencionados en el primer avión con destino a Madrid. Quizás crea usted que le hago tal advertencia por mi afición al Real Madrid, mas no es así, debo hacerle saber. Me parece más atinado que usted se lleve a la concentración al brasileño de más calidad que ha pasado por el club madridista en las últimas décadas: el lateral izquierdo Marcelo. Además, lo encontrará fresco tras haber sido sancionado con tres partidos por una agresión inmisericorde al balón.
Atentamente,
Un admirador desinteresado.
Por su calidad, hemos decidido publicar este cuento participante en nuestro II Certamen de Cuentos Madridistas de Navidad. Recordamos que el ganador se dará a conocer el día 24 a las 5 de la tarde.
Era ya la hora de ponerse en marcha. Se acercó hasta el panel donde se mostraban las tareas de la jornada —en invierno el trabajo abundaba— y encontró, después de recorrer con la mirada la línea que discurría hacia la derecha, la que le habían asignado: Manuel Moreno Noguera, 25 de diciembre 1892, Madrid, España, Estadio Santiago Bernabéu, 5 de la tarde.
Se encogió de hombros. Conocía Madrid, había trabajado, sin descanso, destinado en un hospital militar durante prácticamente toda la Guerra Civil, pero de fútbol sabía más bien poco. Empujó la puerta de su taquilla y recogió la entrada que le permitiría el acceso al evento, puro trámite, ya que, por su condición, hubiese podido colarse sin ningún problema en el evento, pero en la Empresa eran exigentes con el protocolo y no les hacía demasiada gracia que este no se cumpliera.
Domingo, 25 de diciembre de 1955, 3:45´ de la tarde.
Copa de Europa de Clubs Campeones, cuartos de final.
F.K. PARTIZAN (Campeón de Yugoslavia)-REAL MADRID CF.
Se dirigió hacia el ropero. Fernando, el encargado, le saludo amablemente.
—¿Qué, a la faena?
—Pues sí —le contestó él.
—Dame los datos, por favor.
—Madrid, Santiago Bernabéu, 25 de diciembre de 1955, cuatro menos cuarto de la tarde —le respondió, mientras le dejaba ver la entrada.
—Bien, veamos…
—Antes que nada, como llevamos ya muchos años trabajando juntos y hay confianza, quería pedirte algo.
—Por supuesto, si está en mi mano…
—¿Recuerdas que hace poco más de un año fui a buscar al mayor de los Barrymore a Los Ángeles? Fue un trabajo sin complicaciones y, en agradecimiento, él se empeñó en regalarme el traje de Clarence, el ángel de “Qué bello es vivir”. Obviamente, por sus connotaciones, no pude rechazarlo. Creo, amigo Fernando, que si hay un día en el que pueda desempolvarlo y lucirlo, ese es hoy
—Estoy de acuerdo. Voy a buscarlo.
Fernando apareció tras breves instantes.
—Aquí lo tienes —y desplegó sobre el mostrador un traje de lana gris, una camisa blanca de algodón, un pajarita morada a topos blancos y un sombrero negro.
—Necesitarás algunos arreglos, Clarence Odbody no tiene, ni de lejos, tu envergadura. Tenemos tiempo. ¿A qué hora piensas bajar?
—Antes del mediodía, quiero pasear por la ciudad antes de ir al partido. Así, aprovecho y me doy una vuelta por la Plaza Mayor.
—Bien, no tengas cuidado, cuando esté, yo te aviso.
—Gracias, mientras tanto haré tiempo repasando la biografía.
Aunque no fue nunca su intención, Manuel se había visto abocado a llegar siempre tarde a los actos más importantes de su vida. Llegó tarde a su nacimiento —todos esperaban su llegada—, pero su hermano gemelo se le adelantó, dejándolo relegado a un segundo plano; a su primer día de escuela, cuando su hermano mayor le engañó como el lobo a Caperucita y lo envió por el bosque; a su boda, cuando un Landaulet, uno de los primeros taxis de la ciudad, que lo llevaba a la iglesia, conducido por un amigo, sufrió una avería. Tampoco llegó a tiempo al nacimiento de ninguno de sus cuatro hijos. Recordaba cómo la gripe española lo había tenido al borde de la muerte cuando nacieron las gemelas y cómo su horario de trabajo le impidió acudir al nacimiento de los otros dos que, curiosamente, habían venido al mundo a las 12 del mediodía, el mismo día, pero con un año de diferencia. A este paso llegaría tarde hasta a la hora de su muerte.
Los inicios, a principios del siglo XX, habían sido duros. Abandonó su pueblo natal después de realizar el servicio militar y se colocó en la villa y corte como aprendiz en una imprenta. Cuando subió de categoría y pudo disponer del dinero suficiente para alquilar una casa, volvió a su pueblo, se casó con su novia de toda la vida y se la trajo con él.
En sueldo, a pesar de ocupar un puesto de cajista bastante bien remunerado, no daba para mucho, por lo que se vio obligado a buscar otro empleo para los fines de semana. Se ocupó de ascensorista, recorriendo diferentes estaciones de metro, según la necesidad.
La guerra le pilló sin avisar. Sus hijos contaban en su inicio con 16, 14 y 12 años respectivamente; él, 42 y su mujer, dos menos. Cuando esta acabó, tuvo la impresión de que en lugar de tres, todos los miembros de su familia, incluido él, habían envejecido diez.
Con el paso del tiempo sus hijos fueron colaborando en el sustento de la economía familiar.
Las gemelas cosían, el hermano mayor trabajaba en una carnicería y al pequeño pudo colocarlo de aprendiz en la imprenta.
A mediados de los 40, la familia había logrado una situación económica, que sin ser excesivamente boyante, le permitió despedirse de su trabajo de ascensorista.
Fue entonces, cuando pudo gozar de la libertad de no tener que trabajar los domingos.
Un sábado, al acabar la jornada laboral semanal, un grupo de colegas de la imprenta, aficionados al fútbol y seguidores del Real Madrid, le propusieron ir a ver jugar al equipo al Nuevo Chamartín. Nunca había sentido el menor interés por el balompié, sí que era cierto que mientras trabajó en el Metro había observado quincenalmente mayor movimiento en la estación, coincidiendo con los partidos del equipo blanco en el Viejo Chamartín, pero su interés no había pasado de preguntar por el resultado, más por un acto de cortesía que otra cosa. Ahí comenzó todo. Empezó a sentir los colores de una forma tan intensa, que hasta él se sentía a veces sorprendido.
Desde aquel día jamás faltó a su cita dominical.
Nevaba suavemente sobre la capital. Hacía frío, pero el abrigo y el sombrero del Clarence le protegían. Como había planeado, se acercó dando un paseo hasta la Plaza Mayor. En el trayecto recordó, con cierto poso de tristeza, su trabajo en el hospital, la muerte de aquellos jóvenes que se rebelaban ante su aciaga suerte. Resultaba imposible convencerles de que no había otra alternativa, de que la suerte, o en este caso la desgracia, estaba echada…
La Plaza Mayor ofrecía una imagen navideña de postal. La gente se arremolinaba en los puestecillos donde, por doquier, asomaban figuritas del Belén y adornos navideños.
No pudo resistirse a la tentación, tomó “prestado” uno de ellos y se lo guardó con disimulo en uno de los bolsillos del abrigo.
El sol le acarició su cara por un breve instante, y por un instante aún más breve, se olvidó de su condición.
Era la hora, debía acercarse al Bernabéu. Ya en sus aledaños sacó la entrada del bolsillo y entró en el Estadio. No tardó en verlo. Se sentó a su lado. Los dos equipos saltaron al terreno, arropados por los cálidos aplausos del respetable. Recordaba, vagamente, haber visitado Belgrado en alguna ocasión.
Lo observó, quedaba todavía más de una hora…
El Madrid se adelantó en el minuto 12 con gol de Castaño, que le cogió el gusto y volvió a batir la meta de Stojanovic 11 minutos después. El público aplaudió a rabiar el tercero, firmado por las botas de Paco Gento en el minuto 36. Para todos los presentes tres goles en la primera parte eran el mejor regalo en un día de Navidad.
Sabía que la hora inexorablemente llegaba. Se le acercó. Él sintió su presencia y, espontáneamente, adivinó cuál era su cometido
—Vienes por mí, lo sé.
—Sí, ha llegado tu hora, pero confía en mí, no tengas miedo
—No tengo miedo, solo quiero terminar de ver este partido. Hoy…
—Hoy es tu cumpleaños, lo sé.
—¿No puedes hacer una excepción? ¿un último regalo? Es Navidad.
Hubiera tenido que negarse, pero no supo muy bien porqué, quizá porque un sentimiento blanco acababa de arraigar fuertemente en su corazón, no lo hizo.
—Está bien, nos quedaremos un poco más…
En el minuto 70’ Di Stéfano daba por finiquitado el encuentro y Manuel Moreno Noguera, el mismo día en el que cumplía 63 años, su vida terrena.
Pedro les franqueó la entrada.
—Llegas tarde, el “Jefe” te va a amonestar.
—No creo, venimos de ver ganar al Madrid 4-0 al Partizan de Belgrado en el Bernabéu.
—Anda, pasad y charlad con San Mamés, que ese siempre está dispuesto. No olvides coger tus alas, te las olvidaste cuando recogiste el traje para emular a Clarence. Y… ¿el amigo..? —preguntó Pedro—, ¿para cuándo las alas?
El ángel metió la mano en el bolsillo del abrigo, sacó la campanilla que se había llevado de la Plaza Mayor y la hizo sonar. Miró a su nuevo colega y le dijo:
La maestra dice que cada vez que suena una campanilla, le dan las alas a un ángel y… es verdad… es verdad… Enhorabuena… Manuel…
Hace unos días leí unas declaraciones del ex seleccionador nacional, Javier Clemente, en las que aseguraba que Pedri, la joven perla del Barcelona, se encuentra en situación de lesionado de larga duración porque no está bien cocinado. Una expresión del técnico vasco, muy a su estilo a menudo tosco, que me gustó por ser rotundamente expresiva. Se refería Clemente, en concreto, a la parte física del problema. Pedri tiene 20 años y todavía no posee un físico maduro. Jugó durante la temporada pasada 71 partidos -nada menos- porque, en su legítima y comprensible ambición de chaval que quiere comerse el mundo, se había animado a competir también con la selección española -después de disputar la liga, la copa y el europeo- en los Juegos Olímpicos. Era su primer año de profesional y esos 71 partidos constituyen un récord absoluto que resultará difícil de igualar o superar. Pero, según daba a entender Clemente, aquel esfuerzo final era a todas luces desaconsejable.
Al inicio de esta temporada, con solo 15 días de descanso estival y sin una pretemporada digna de tal nombre, el chico volvió al tajo, a pleno rendimiento. Su entrenador le necesitaba y comenzó a competir desde el minuto uno. Sin embargo, su hiperactividad le duró poco, pues cayó lesionado nada más regresar, durante el partido frente al Bayern Múnich; tras dos semanas de recuperación, reapareció contra el Benfica, y volvió a lesionarse. Hoy, cuando acaba de recibir el premio Kopa como mejor jugador joven de Europa, está a punto de reaparecer… pero ya se ha perdido casi media temporada…
Este asunto me hizo poner el foco en algunos parecidos de jóvenes (muy jóvenes) que se malogran al no estar bien ‘cocinados’ por unos clubes que invierten en ellos auténticas morteradas de dinero, y que les exigen ser estrellas desde el primer momento. Y me refiero especialmente a esos chavales que cuando llegan -completamente imberbes aún- generan una expectativa inusitada entre sus aficionados, que esperan de ellos (y les exigen) unos milagros futbolísticos imposibles. ¿Nos acordamos, amigo lector, de cómo fue la llegada de Vinicius y de Rodrygo al Real Madrid en 2018? Han cumplido ya tres añitos vestidos de blanco y apenas ahora comenzamos a ver cómo está resultando su ‘guiso’ deportivo. Un ‘guiso’ no exento de muchas y grandes tensiones (entre ellas, y en primer lugar, la de la opinión pública).
Si me planteo una mínima ecuanimidad en este análisis, sería de justicia recordar también que, hasta la temporada pasada, Vinicius era un negado para el juego y más aún para el gol; un auténtico ‘zote’, un delantero cenizo, incapaz de meterle a un gol al arco iris… Nunca comulgué con aquel estado de opinión -que lo hubo- porque sobre todo me parecía injusta aquella presión sobre un chaval que presupones bueno y sano nada más mirarlo a la cara. Para muchos (sus opiniones están publicadas y no hay más que ir al archivo), Rodrygo era a todas luces mejor que él. Y no solo la presión le venía desde fuera (antimadridismo) sino también desde dentro, de la masa social, donde escuché a menudo que a Vinicius había que venderlo a toque de corneta, antes de que se devaluara demasiado; porque nunca iba a llegar a tener por derecho un lugar en aquel equipo histórico (¿y mítico?) que había ganado tres champions consecutivas… ¿Qué piensan o dicen hoy de él esos ‘mequetrefes’?
Quizá se atrevan a ponerme el caso de Raúl, que se comió el mundo a partir de los 17 años. Sí, de acuerdo, pero hay que aceptar que Raúl -uno de los grandes ídolos de la afición blanca- juega con la gran ventaja de que procedía en la cantera, conocía la casa, le arropaba su familia (vivía en Madrid) y nadie le exigía ser el salvador del equipo. En ese ambiente, mucho más amable, despuntó su genio de jugador y maduró su personalidad; y él, que en efecto era un genio, supo aprovechar la confianza recibida y la devolvió con creces.
Pero estos otros chavales vienen a menudo del otro lado del charco. Es probable que hayan tenido infancias difíciles o marcadas por carencias afectivas; hablan en otras lenguas, suelen llegar solos y se alojan en buenas residencias, pero se encuentran solos… ¿No es fácil, así, que se puedan echar a perder? ¿Le importa eso a alguien cuando los critica?
Muchas veces, durante la temporada pasada, pensé en Vinicius. Muchas veces. Tantas patadas contra el Real Madrid en el culo del chaval me hacían sentir lástima. Era como el espectáculo del circo romano, echando a los cristianos a los leones. Y sentí, en no pocas ocasiones, que aquel joven bueno y sano (no hay que mirarlo a la cara), corría un riesgo cierto de malograrse. Presentía que lo siguiente sería leer noticias sobre su última juerga en tal o cual discoteca de moda, su relación amorosa con la modelo de turno o su mala actitud en el terreno de juego. Lo pensaba porque lo más natural es que un chico de 19 años, famoso y millonario, cayera pronto en las garras de una vida disipada (tenemos tantos ejemplos…).
Afortunadamente, me equivoqué de plano. Vinicius se trajo pronto a su familia y a algunos amigos de la infancia, que le dan estabilidad. Lleva una vida razonablemente ordenada y decidió contratar a una agencia (MediaCom) que le aconseja bien y le ayuda a construir una marca personal sólida (que le garantizará el futuro).
Tantas patadas contra el Real Madrid en el culo del chaval me hacían sentir lástima. Era como el espectáculo del circo romano, echando a los cristianos a los leones. Y sentí, en no pocas ocasiones, que aquel joven bueno y sano corría un riesgo cierto de malograrse.
Vinicius está demostrando a quienes nunca confiaron en él que sí se puede aprender y mejorar cada día. Y que los futbolistas -como cualquier persona- se pueden convertir, gracias a su esfuerzo y trabajo diario en “versiones superiores de sí mismos”, como dice mi admirado Axel Torres: “En eso consiste, de hecho, el entrenamiento. Y estos son sus efectos. Vini ha pasado de ser un agitador aturullado que tomaba malas decisiones y finalizaba sus acciones de manera imprecisa a convertirse en un elemento desequilibrante que decide partidos y modifica resultados. Hasta ya empieza a elegir bien con asiduidad. No es nada sencillo dar la vuelta a la tortilla de una manera tan radical y tan vertiginosa”.
¿Cómo se ha operado el milagro en este caso? En primer lugar -y sobre todo- por el propio chaval, que ha sabido relativizar (y superar) la presión social, seguramente con la ayuda de buenos psicólogos; que ha ganado mucho en autoconfianza y que va siendo capaz de sacar todo lo bueno y mucho que lleva dentro, sorprendiendo con nuevos gestos, sorprendentes jugadas, disparos desde fuera del área; que ya mete ‘golazos’ decisivos (más que simples goles); que siente de verdad los colores que viste y que su ‘padre’ deportivo, Carlo Ancelotti, está sabiendo cocinarlo como un gran chef que maneja los tempos en los fogones como nadie. Gracias a su edad, que lo relativiza todo, a su muy dilatada experiencia y a su incuestionable capacidad de perspectiva.
Y en esta pieza me he centrado en Vinicius, pero no me olvido del propio Rodrygo, de Militao, de Camavinga… ni de los chicos que nos llegarán de la cantera (parece que hay varios raúles en ciernes)… ni de los prometedores Mbappé o Haalland (si es que finalmente llegan)… Va a tener mucha tarea el bueno de Ancelotti para sacarles lo mejor a todos estos ‘yogurines’. El chef Carletto está comenzando con ellos su gran tesis doctoral que le haga merecedor de una utópica cuarta estrella Michelín y, de paso, le garantice al Club ocho o diez años de auténtica gloria deportiva. Traigo aquí lo que dijo Vini en una reciente entrevista con Dj Mario: "Siempre fue mi sueño [jugar en el Real]. Todos los niños en Brasil sueñan con jugar aquí, porque hubo muchos brasileños que triunfaron aquí y yo quiero hacer historia como ellos. Trabajamos para ello". ¡Casi nada! Y ojalá se les cumplan sus sueños a todos ellos (y yo también tengo el mío: que los aficionados no tengamos tanta prisa y que aprendamos a manejar con naturalidad los tempos de nuestra propia paciencia).
El otro día el Madrid sacudió las redes con un vídeo del Nuevo Santiago Bernabéu. En él podía verse con mejor detalle lo que va a ser el resultado final. El vídeo es una maravilla y lo ha compartido hasta Magnus Carlsen, insigne madridista, que además es la refutación de esa tontería intelectualoide que desprecia la afición al fútbol por ser plebeya. Se destripa por lo menudo el coloso actualmente en construcción: la disposición de las tribunas, que acerca el Bernabéu a los teatros griegos de la Antigüedad; el césped, que se plegará como una alfombra y se guardará por paneles, uno encima de otro, en el monstruoso hipogeo escondido bajo la superficie sobre la que rodarán pelota y futbolistas; el sistema de irrigación, el tratamiento ultravioleta de la hierba y las distintas «funcionalidades» del nuevo espacio, que podrá albergar simultáneamente un Lakers-Celtics de la NBA y un Nadal-Djokovic de la Copa Davis. El acabado de la obra es un prodigio de utilidad y vanguardia tecnológica: el Bernabéu será un Madison Square Garden, no sólo un simple estadio donde se juegue al fútbol. El toque de distinción, la cubierta de quita y pon, funde por fin las dos dimensiones de la naturaleza de Florentino Pérez. En ese piso superior, ese domo aéreo que nos remite a la liviandad de Brunelleschi y al Panteón de Agripa, el Florentino constructor, magnate de ACS y maestro de obras del mundo entero, se da la mano con el Florentino presidente, prócer de la historia madridista. Un techo que se abre y se cierra a voluntad de un diseño inteligente y que contiene una zona de restauración de 360 grados integrada en el firmamento de la ciudad que hará sentir, literalmente, que el Madrid juega en un campo de estrellas.
El Nuevo Bernabéu es el pasaporte material con el que Florentino pasa el testigo a las generaciones del futuro, y el vídeo, en la línea de las grandes presentaciones audiovisuales que han marcado los veinte años de florentinato, lo deja claro. Es majestad, modernidad y grandilocuencia. Habla al espectador directamente con el lenguaje de los reyes.
Viendo el vídeo me he entusiasmado definitivamente de una idea estética que no me convencía demasiado. La cosa va más allá. El Nuevo Bernabéu es un diseño anacrónico, es decir, va contra el tiempo actual, contra el espíritu de esta época. Sobre todo, va contra el estado anímico y moral de España. Si uno se fija en todos los estadios que se han construido en Europa desde el final de la década de los 90, el «concepto» de todos ellos se ha ido estrechando hasta prácticamente lo clónico: desde las rupturas vanguardistas del Stade de France de París y el Amsterdam Arena hasta los controlcé-controluve del nuevo campo del Tottenham, del Arsenal, del Atlético de Madrid o del Olympique de Marsella. La Eurocopa de Portugal, en 2004, introdujo modelos audaces que luego han sido copiados con menos gracia en otros lugares, como pasó con el Allianz Arena, que puso de moda la iluminación de «la piel» de los estadios: ahora ya se ilumina hasta el Pizjuán al paso del Gran Poder en salida procesional extraordinaria.
El Nuevo Bernabéu es el pasaporte material con el que Florentino pasa el testigo a las generaciones del futuro, y el vídeo, en la línea de las grandes presentaciones audiovisuales que han marcado los veinte años de florentinato, lo deja claro
El Bernabéu rompe con todo eso. Hasta el proyecto presentado por el mismo Bernabéu en los 70, rechazado por Arias Navarro y el último franquismo, apuntaba las líneas maestras de Da Luz, el Emirates o Saint-Dennis. Éste es otra cosa. Como si, al final del gótico, de pronto hubieran levantado en el corazón de la cristiandad una catedral románica compacta, pétrea, completamente cerrada, gruesa y con empaque de mamotreto. El Nuevo Bernabéu es una nave espacial en mitad de La Castellana y en el centro de un mundo que ha olvidado mirar al espacio exterior y se conforma, o anhela, con sobrevivir agarrado a una tablita de madera que flote en un mar lleno de turbulencias.
El Nuevo Bernabéu también conecta, por un lado, con la tradición madridista más genuina, rompiendo, a la vez, con la idea que inspiró la decisión del Madrid, en los años 20, de rebelarse contra el proyecto del consorcio del Stadium Metropolitano, auspiciado por la Corona, e ir por libre: si aquel primer gran recinto deportivo de España fue levantado con el interés de albergar muchos espectáculos de diversa índole, el Madrid guiado entonces por Paragés, apostó por hacerse uno en propiedad y que sólo acogiera fútbol. Hoy, Florentino añade un eslabón más a la cadena del pensamiento de los padres de la patria: un espacio que por sí mismo haga viajar a la gente de todo el mundo hasta España, a ver conciertos, campeonatos de tenis, rugby, fútbol americano, baloncesto, lo que sea. Abrir en La Castellana una ventana al mundo para que el mundo se asome a España y España se oree. Hay una línea muy clara, un linaje de prohombres con un sentido de Estado, que se traza desde los Padrós y llega hasta Florentino. Todos tuvieron muy claro que la viabilidad de una institución libre como es el Madrid pasaba indefectiblemente por la propiedad de su casa. De este modo, Florentino emula el modelo Bernabéu, que era primero un estadio en el que quepa la masa, y luego un equipo que colme la ilusión de esa masa.
En este tiempo que ya se nos está viniendo encima, la masa debe ser atraída hacia el estadio pero no sólo con el cebo del fútbol. Seguramente los límites de esta idea se encuentren en la nueva ley capitalista salvaje que han impuesto los amos del fútbol contemporáneo: hasta dónde puedan estirar los clubes que no son sociedades anónimas deportivas el chicle de los recursos propios es algo que lo dirá el tiempo. El Nuevo Bernabéu me parece la mejor piedra de toque que el mundo tendrá para comprobarlo. Quizá la perspectiva de los ingresos sea algo soviética, en el sentido de que no dejan de ser cábalas sobre el papel: vienen unos años movidos, duros, sobre todo inciertos, en los que muchas cosas tendrán que cambiar para que los estadios de fútbol se sigan llenando. Pero la idea fundamental, el principio rector, está ahí y está muy claro y está en el núcleo de la tradición política madridista.
Hay una línea muy clara, un linaje de prohombres con un sentido de Estado, que se traza desde los Padrós y llega hasta Florentino, quien emula el modelo Bernabéu: primero un estadio en el que quepa la masa, y luego un equipo que colme la ilusión de esa masa
Lo que decía antes del diseño no me parece bizantino. La estética kubrickiana del Nuevo Bernabéu es revolucionaria. Invoca el pasado reciente, tecnificándolo: en eso, en la técnica, en los alardes mecánicos del césped, del subsuelo, de la cúpula, de las gradas, radica la esencia de la innovación, la verdadera vanguardia. Lo demás tiene un aire vintage que gana con el paso del tiempo, por el propio poder del contraste. Es un platillo volante que ha aterrizado en medio de lo que fue, originalmente, el primer ensanche de Madrid. Las grúas fueron el skyline de los años de champán y burbuja inmobiliaria en España, pero hoy sólo se ven en Madrid las grúas de Florentino. Rodean el Nuevo Bernabéu como en aquel lustro memorable de hace dos mil quinientos años debió aparecer Atenas mirada desde lejos, desde el muelle del Pireo: un inmenso castillete de poleas, cuerdas, puntales y andamios escondiendo como un velo el símbolo de un poder en expansión, orgulloso de sí mismo. El Nuevo Bernabéu evoca la Acrópolis, el Coloso de Rodas, el Coliseo o las catedrales góticas, porque en el afán que lo eleva hacia el cielo subyace una concepción del mundo y de la existencia absolutamente ajenas a esta época anodina, temerosa y llena de complejos, para la cual su mero propósito resulta inexplicable. El fútbol se repliega como espectáculo de masas y el Madrid, que es el club que lo ha sublimado como juego y como show, responde haciéndose un rascacielos en la capital de un país en bancarrota. No sólo el Madrid sigue afirmándose como lo único grande y universal que ha parido la España post-1898 sino que tira de la sociedad deprimida como el Empire State tiró de la moral americana en mitad de la Gran Depresión. Se trataba de alcanzar las regiones celestes y de mirar a la cara a Dios, honrándolo en medio de la oscuridad. Es normal que en la Liga de Tebas, en la España de Luis Enrique y en la Madrid de Giles y Cerezos, todo esto suene a ciencia ficción.
Pero, de momento, el Nuevo Bernabéu sigue materializándose desde la fantasía a la realidad. Las grúas son el algodón, y no mienten.
En un partido en el que hasta David Alaba se equivocó varias veces, lo normal hubiera sido tirar por Vinícius o Karim Benzema como 'Man of the match' de esta cuarta jornada de la fase de grupos de la Champions League. Sin embargo, me vais a permitir elegir a Militao y destacar su figura por encima del resto.
Cierto es que Courtois volvió a hacer un par de intervenciones que subrayan su etiqueta de mejor portero del mundo, que Vinicíus dejó dos asistencias en un día gris y Karim Benzema firmó un doblete en la tarde que menos peso tuvo en el juego del equipo. Cierto es, también, que Casemiro ofreció una ligera mejoría, envuelta con un precioso taconazo en el 2-1. El problema es que el grueso del encuentro nos mostró un Real Madrid tibio, sin continuidad, a merced de un rival que estuvo a punto de dar un susto parecido al de la temporada pasada.
Y ahí, en medio del caos, de la inexplicable tormenta desatada en una jornada que se intuía plácida, emergió Militao, que se sobrepuso al mal partido de David Alaba —todos tenemos un mal día de vez en cuando— y se multiplicó para hacer su trabajo y realizar coberturas hacia la banda derecha cuando Dani Carvajal desconectaba y regalaba metros a su espalda.
No fue el encuentro más llamativo ni espectacular de Militao. No fue una de esas tardes que invitan a un recopilatorio con intercepciones, salidas de balón majestuosas y velocidad al corte. Pero sí vimos un Militao con capacidad de liderazgo, regularidad y un saber estar que le vino de perlas al Real Madrid ante un Shakhtar que estuvo muy cerca de amargar la tarde del gol mil —y uno más— del equipo blanco en la Copa de Europa.
La temporada 'Post Sergio Ramos-Varane' no es fácil y tampoco podemos pedir que Militao y Alaba rindan al nivel que el camero y Rapha nos brindaron durante tantos años. Sin embargo, podemos darnos con un canto en los dientes viendo que la sociedad funciona nada más conocerse y que Militao —el menos fuerte sobre el papel— es capaz de sostener al equipo cuando todos los demás parecen dormidos.
Fotografías Imago.
Buenos días. Ayer se nos fue Georgie Dann y hoy al ritmo de su Carnaval, carnaval, le cantamos a Karim: Benzema, Benzema / Benzema, te quiero.
Benzema ayer marcó el gol 1000 en Champions del Real Madrid, primer club en llegar a esa cifra. Además, con una diferencia abrumadora con respecto a sus seguidores: Bayern Múnich 768, Barcelona, 655 y Manchester United 529. La misma ventaja apabullante que el club blanco tiene en trofeos conquistados del torneo.
Benzema no solo marcó el gol 1000 sino también el 1001. Lo de Karim es inhumano, aunque no sabemos si para él será difícil hacer el amor en un Simca 1000. De todos modos no es relevante, porque Karim es el Mercedes-Benz(ema) de los futbolistas.
Benzema es el cuarto goleador histórico de la Champions y del Real Madrid. En Copa de Europa solo tiene por delante a unos tales Cristiano Ronaldo, Messi y Lewandowski, y en el equipo blanco también a Cristiano, a Raúl y a un señor llamado Alfredo Di Stéfano, no sé si os suena. Palabras mayores, tan mayores como las tres palabras más grandes del castellano: jamón, vino y cama.
Benzema suministra el placer del arte a nuestro cerebro desde que Jordi Hurtado hizo la comunión. A lo cual une un compromiso y un madridismo bárbaros que le han llevado a sacrificar literalmente un dedo de la mano por no perjudicar al club que ama. Es casi un compromiso bíblico, de otro tiempo, de los que ya no existen. Karim Benzema merece la Laureada del Real Madrid.
Asimos ahora los periódicos del día para analizar sus portadas.
Sabemos que habitualmente La Galerna es leída con fruición y no es la primera vez que uno de los grandes diarios deportivos abre con un titular que (seguro que por casualidad. Siempre) habíamos elegido nosotros para nuestra crónica, la cual se publica varias horas antes. Hoy es uno de esos días, Marca ha decidido titular «Benzemil y una noches». Curiosamente similar al título de nuestra crónica realizada por Andrés Torres y a lo visto en el Twitter de La Galerna durante la retransmisión del partido. ¿Es La Galerna un pozo de ideas para los principales periódicos deportivos del país?
Marca destaca, como no podía ser de otro modo, a Karim Benzema, que salta sobre su titular con una espinilla semitransparente y se dispone a dar un codazo a la fecha y al precio del diario.
Además de lo obvio; que marcó el gol 1000 del Madrid en Copa de Europa y que volvió a entenderse de maravilla con Vinícius, se resiste a dejar su puyita: «Sus dos tantos salvan de nuevo a un mal Madrid». Aquí la cuestión está en ese «de nuevo», porque sí es cierto que el partido de ayer no fue bueno y dejó sensaciones preocupantes, pero la expresión de Marca sugiere que siempre es así, y eso no es verdad. Y no lo es porque estas mismas expresiones también se le aplicaban al Madrid de antes de ayer que ganó cuatro de cinco Champions.
El Madrid es el club más laureado de la historia siendo a la vez el único que siempre está mal. Algo no cuadra.
As también elige a Benzema para su tapa, pero hoy su función es defender al Atleti: «Mala defensa y mal árbitro» dicen tras el baño que recibieron los colchoneros por parte del Liverpool. Sin analizar si el árbitro estuvo o no acertado, estamos por ver en una portada que califiquen a un árbitro de malo tras perpetrar una de las habituales faenas dantescas al Real Madrid. Se os ve el plumero. Debe de ser un tema de códigos, ¿no?
Vamos ahora con First Dates. Huy, perdón, con Mundo Deportivo.
A juzgar por la cara de nuestro jardinero favorito, «Xavi 41, con ganas, pero no muchas» sería la presentación impresa sobre el corazón pintado en la pared de madera del célebre programa de entretenimiento.
La efusividad que expresa el rostro de Xavi es arrolladora. Se aprecia sin lugar a la más mínima duda que el reto de entrenar a este Barça le apasiona, le dispara la libido (y el dedo pulgar), genera dentro de sí una alegría tan inmensa que brota por cada expresión de su rostro. Pues no, nada de eso. La imagen de Xavi Hernández es la de un tipo al que le acaban de notificar el importe a pagar de plusvalía municipal tras vender (mal) su piso.
Aunque si nos fijamos en el titular, lo que realmente dice es que Xavi tiene ganas de volver a casa, no de entrenar al Barça. Eso nos cuadra más, vivir en un país en el cual no se respetan los derechos humanos ha de ser complicado para la moral de uno mismo. Aunque, ¿Xavi no decía que Catar era maravilloso? Nos estamos liando.
Sport sigue la misma senda que Mundo Deportivo, pero asegura que Xavi ficha hoy y elige una imagen del jardinero fan de Pancho Céspedes en la cual está voceando (no confundir con buceando).
Al comienzo del Portanálisis nos referíamos al triste fallecimiento de Georgie Dann, músico que con su célebre tema El Chiringuito inspiró el nombre del programa de Josep Pedrerol. Y ciertamente, no puede ser más acertado. La letra de la canción representa el espíritu frívolo y provocador del programa: Está el menú del día / Conejo a la francesa / Pechuga a la española / Y almejas a la inglesa o Si sube la marea / Me va de maravilla / La gente se amontona / Y yo les doy morcilla.
En el propio programa homenajearon a Georgie Dann recordando su paso por el mismo. Descanse en paz.
Nosotros nos despedimos bailando y cantado a Karim: Benzema, Benzema / Benzema, te quiero.
Pasad buen día.
Courtois (8)
Una intervención salvadora y milagrosa a un minuto el descanso. Es portero para el Madrid y eso es decir mucho.
Carvajal (5)
Carlo lo dosifica y Carvajal sigue buscando su mejor nivel. Sufrió ante Mudryk.
Alaba (6)
Últimamente opacado por la ferocidad defensiva de su compañero en la zaga. Fue una genialidad, pero llegó un pelín tarde en el gol del Shakhtar.
Militao (8)
Se anticipa y gana siempre. Jerarca.
Mendy (5,5)
Valladar defensivo en su banda, aunque no acaba de mezclar bien con Vinícius. Se jugó un penalti incomprensible.
Casemiro (6)
Cogiendo tono. Taconazo excelso, digno de la mejor escuela brasileira, en el gol de la victoria.
Kroos (6)
En su línea. Das Metronom es imperturbable.
Modric (7)
Mezcló bien con Lucas Vázquez.
Benzema (7)
Lo mejor que podemos decir de Karim es que en un partido poco brillante anotó los dos goles.
Vinicius Jr. (7)
Lo mejor que podemos decir de Vini es que en un partido poco brillante dio los dos goles.
Lucas Vázquez (7)
En su puesto parece mejor todavía. Activo, incisivo.
Nacho (6)
Sólido. Sin problemas.
Jovic (-)
Sin mucho tiempo. Rascó alguna falta. Parece un armario de IKEA.
Ancelotti (5)
Amarrategui Blues que diría el gran Andrés Montes. Agotó sólo dos cambios y envía un mensaje descorazonador a jugadores como Hazard o Asensio, oficialmente por detrás de Lucas Vázquez. Sin alternativas a la CMK se corre el riesgo de fundir a nuestro trio de ases. No sería la primera vez que ocurre.
Fotografías Imago.
Buenos días, amigos. A la voz de “truco o trato”, esta noche hemos llamado a la puerta de Marca, As, Sport y Mundo Deportivo, y no veáis los caramelos que nos han dado. Como no teníamos suficiente, hemos cruzado el Atlántico y nos hemos aproximado a la mansión de ESPN en Bristol (Connecticut), valiéndonos sin duda la pena por cuanto el canal yankee en su versión latinoamericana ha sido quien nos ha dejado el pastelito más sabrosamente nauseabundo.
As nos abrió la puerta disfrazado de croqueta resurrecta o croqueta no-muerta, disfraz de lo más demandado en esta última celebración de Halloween. Aterrador, para ser sinceros. Le preguntamos por su portada pero al principio nos ignoró. Con la mano derecha, hurgó en su esternón macilento y de ahí extrajo, envuelto en pus y sangre, el siguiente caramelo.
Ponedle música de Psicosis y temblad, amigos. ¿Imaginad lo absolutamente pavorosa que sería la posibilidad de que Haaland y Mbappé fichasen por el Barça... si esa posibilidad existiese más allá de la calenturienta imaginación del community manager de la publicación madrileña? Confesad vuestros temores más íntimos, madridistas. Uno, obviamente, es que el Barça -ese gigante financiero que arrasa con todo a su paso merced a sus boyantes arcas, envidia de petroclubes- fiche este verano a Haaland, Mbappé, Salah, Upamecano, Kante y un señor de Murcia. El otro, igualmente probable, y que brinda escalofríos por tu espina dorsal en las noches más negras del monte de las animas, es que el Atleti gane la Champions.
De momento, el Atleti ganó un partido de Liga (3-0 al Betis) y el propio As, henchido de ardor cholista, pero demasiado recatado como para manifestar su alegría por ello, lo disfraza de alegato antiSuperliga llamando Superliga a esto.
Lo que As llama Superliga, cachondeándose así de la otra, de la Superliga de verdad, es lo que arroja los datos de audiencia registrados en la anterior captura de un tuit de La Galerna. Lo que As llama “Superliga” es el proceso a través del cual la popularidad del Real Madrid -y en mucha menor medida la del Barça, y en medida casi inapreciable también la del Atleti- subsidia al resto de clubes a través de los derechos de una televisión que nadie ve cuando quien juega es, precisamente, cualquiera de esos equipos subsidiados que ponen el grito en el cielo cuando alguien pone sobre la mesa una iniciativa destinada a generar algún interés en el espectador, a fin de evitar que las audiencias del fútbol no puedan ni con los Simpsons ni con una serie B stalloniana.
En cualquier caso, el Halloween más lisérgico viene de donde originalmente proviene el Halloween, es decir, del otro lado del charco. Ved lo que parió el community manager de ESPN cuando en Europa estábamos a punto de irnos a la cama. Los que tuvimos la desgracia de verlo ya no pudimos pegar ojo, tal como si los dedos cuchillescos del mismísimo Freddy Krueger hubieran aparecido bajo nuestra cama.
¿Cómo os quedáis, hermanos? Resulta que Vini Jr. sufrió insultos racistas por parte de un cafre culé en el Nou Camp. Resulta también que, como por ensalmo, prácticamente nadie hizo caso del incidente, llegando incluso Movistar a censurar las mismas imágenes que un rato antes había dado en uno de sus programas. Resulta que solo La Galerna y algún otro medio insistieron en la necesidad de denunciar esto y que el Barcelona diera un castigo ejemplar al cafre, a menos que quisiera ser el propio Barcelona quien asumiera sanciones.
Ya nos habíamos acostumbrado a que todo el mundo quisiera correr un tupido velo sobre el incidente, pero este último giro de guion no lo vimos venir. Al fin y al cabo, la capacidad de sorpresa es uno de los elementos esenciales para garantizar el respingo del espectador en el buen cine de terror.
No fue en el Camp Nou, amics, os lo aclara ESPN, nuestro querido amigo de allende los mares. El incidente tuvo lugar en Elche, en realidad, y no fue el día del Clásico sino anteayer. Procede de inmediato que el Elche descubra al agresor y lo sancione con la expulsión del club.
Que le pregunten a David Lynch si el cine de terror no está íntimamente relacionado con el surrealismo. O, desde hoy, a cualquiera de vosotros. Puestos a deformar la realidad de manera perturbadamente obscena, sugerimos el siguiente tuit: "Vinicius, jugador del FC Barcelona, sufrió insultos racistas en el Santiago Bernabéu".
Os dejamos con el resto de portadas. Pasad un buen día.