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Tarjetas blancas

Tarjetas blancas

Escrito por: Antonio Valderrama5 diciembre, 2023
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Hace unos días la International Board presentó sus propuestas para cambiar las reglas del fútbol en los próximos años. Es graciosa la manera en que Infantino, el sheik de la FIFA, las introdujo. Dijo que “quieren cambiar el comportamiento de los jugadores”. “Hay que luchar contra la pérdida de tiempo. Hemos visto que en este último Mundial se añadía mucho tiempo por este motivo”, cuando el mundo entero, lo que vio en realidad, fue la prostitución más infame del antaño campeonato de fútbol más importante del mundo, pervertido por el dinero de una teocracia islámica.

Habría que hablar también de los descuentos infinitos, cuyo origen está más bien en las reglas provisionales que se introdujeron cuando el COVID y que terminaron, como pasa siempre con estas cosas, quedándose, como por ejemplo las “ventanas” de cambios infinitas, que permiten que un equipo acabe el partido con la mitad de los futbolistas del once titular y que por lo tanto añaden medio minuto de media al alargue, sin contar con los goles u otras circunstancias que puedan producirse. Infantino está convencido de que la pérdida de tiempo efectivo de juego afecta a la calidad del espectáculo, que lo perjudica, sin saber, pobre hombre cegado por el oro ensangrentado del petróleo, que al espectáculo lo está matando la corrupción.

Infantino está convencido de que la pérdida de tiempo efectivo de juego afecta a la calidad del espectáculo, que lo perjudica, sin saber, pobre hombre cegado por el oro ensangrentado del petróleo, que al espectáculo lo está matando la corrupción

Al hilo de esto el Comité Federal Arbitral de la Federación Francesa de Fútbol ha propuesto la implantación, en la Ligue 1, de la tarjeta blanca: una expulsión temporal de diez o quince minutos que evite “el desequilibrio completo de un equipo” cuando a uno de sus futbolistas se le enseña la tarjeta roja. Pues esto “también perjudica el espectáculo”. La tarjeta blanca tendría también connotaciones morales o pedagógicas, pues según el presidente del Comité francés “la filosofía de las exclusiones temporales es que un castigo instantáneo puede ejercer una influencia positiva significativa e inmediata en el comportamiento del jugador infractor y, por tanto, en su equipo”.

Maffeo Vinícius

También se sugiere, por ejemplo, que sólo pueda protestar el capitán cuando el árbitro decide alguna cosa, y más allá de la putada que esto puede suponer para el modus operandi clásico de los equipos de Guardiola, algo así sería quitarle al fútbol esa cosa arrabalera y de clan que siempre tuvo y que tan importante es en esos momentos psicológicamente definitivos como son las finales o los últimos momentos de las grandes eliminatorias.

Ahora los campos de fútbol también van a ser colegios, pero todo eso me lleva a otros razonamientos. El fútbol como tal va a desaparecer en menos de diez años, esto no es nuevo ni es que se me haya ocurrido a mí. Todo lo que viene pasando en los últimos tiempos en la industria de este deporte conduce a pensarlo. Pero quizá la preocupación de los magnates del fútbol por “el espectáculo” sea un intento, consciente o no, de soslayar la podredumbre monstruosa en la que han sumido este juego antaño refugio de las clases populares de Occidente y hoy convertido en una zafia mercadería para los niños grandes con dinero de la periferia del mundo civilizado.

Nos entretienen con descuentos que parecen prórrogas y con tarjetas blancas como en el balonmano y detrás de tanta espantapajería se llevan el juego al golfo pérsico, amenazan con finales de la Copa de Europa en Dubai y programan copas del mundo en varios continentes a la vez para mayor gloria de proveedores, sponsors y demás mercaderes que han hecho del templo su zoco al por mayor

Todo lo que se decide va encaminado a desnaturalizar cada vez más el fútbol, a homologarlo con el baloncesto, con deportes del entertainment americano que sean digeribles para los públicos globales para los que el fútbol, un producto absolutamente europeo en fondo y forma, no está concebido. O no lo estuvo. Nos entretienen con descuentos que parecen prórrogas y con tarjetas blancas como en el balonmano y detrás de tanta espantapajería se llevan el juego al golfo pérsico, amenazan con finales de la Copa de Europa en Dubai y programan copas del mundo en varios continentes a la vez para mayor gloria de proveedores, sponsors y demás mercaderes que han hecho del templo su zoco al por mayor.

Infantino

Piqué dice que en cinco años ni Madrid ni Barcelona competirán por entrar en Europa, arrasados por la gran ola plutocrática que se está llevando el negocio hacia Manchester, Newcastle, París… Lo que no dice Piqué es que él ha desarrollado su carrera profesional en una de las organizaciones implicadas en la venta y muerte del fútbol, implicada hasta las trancas. Piqué, como Infantino y la Federación Francesa, condenan las consecuencias y obvian las causas, pero a toda esa porquería hipócrita ya estamos acostumbrados.

Piqué, como Infantino y la Federación Francesa, condenan las consecuencias y obvian las causas, pero a toda esa porquería hipócrita ya estamos acostumbrados

No obstante, también se han producido en las últimas horas acontecimientos correlacionados que traen más esperanzas. En Grecia, por ejemplo, el Olympiakos, tras sentirse estafado en el último partido de liga, sacó el comunicado de prensa con el que soñamos muchos madridistas desde hace lustros. "El fútbol griego está dirigido por una organización criminal. Un grupo de personas que operan bajo los estándares de la mafia y tienen el único propósito de exterminar al Olympiacos”, proclamó el club más importante de Grecia.

¿Qué madridista no firmaría esas palabras, en relación con la liga española y las autoridades federativas patrias? “El Estado”, dice el Olympiakos, “y las autoridades judiciales, que en el pasado habían mostrado un especial celo por la supuesta depuración del fútbol, ordenando incluso la vigilancia de los teléfonos de la mitad de los jugadores, hoy se muestran completamente indiferentes”.

Allí los desmanes arbitrales todavía implican disturbios y violencia, dentro y fuera de los estadios, cosa en absoluto deseable pero que en todo caso tiene que ver con las peculiaridades locales. Aquí en España no es que el amaño sistemático de la competición provoque ninguna clase de altercado, más bien lo contrario, la abulia es completa, sobre todo a niveles institucionales. Y al final, todo se va instilando, desde las alturas hasta la plebe, que si ve que los grandes no reclaman, se pregunta: ¿qué podemos hacer nosotros?

Pero entre tanto cinismo acciones como las del Olympiakos tienen un indudable poder catártico. Al menos remueven las cosas. Por ejemplo, a mí, que vivo muy lejos de Grecia, me ha hecho preguntarme hoy qué es lo que estará pasando allí. ¿Se imaginan lo que causaría un comunicado de esta clase del Madrid denunciando la corrupción del fútbol español y la connivencia en ello de los poderes del Estado?

¿Se imaginan lo que causaría un comunicado como el de Olympiakos del Madrid denunciando la corrupción del fútbol español y la connivencia en ello de los poderes del Estado?

Aquí, como todo es silencio y pose, hasta es inevitable preguntarse si en el acuerdo de Gobierno entre el PSOE y Junts no irá metida la remodelación del Camp Nou y el enterramiento de cualquier culpa judicial del Barcelona en el Negreirazo. ¡Cuando no hay información es cuando surge la especulación! Que es una especie de arma que tiene el pobre para imaginarse la manera el que el poderoso se hace con los resortes del mundo. Aquí los prebostes de la prensa hacen suya la campaña contra el pirateo de la patronal sin abrir un debate legítimo sobre la oportunidad ética de cobrarle un dineral a alguien por un espectáculo amañado, que no se arregla ni con fair play financiero ni tarjetas blancas. Pero eso sería pedirle peras al olmo y tratar a meros libelistas como si fueran periodistas. ¿Acaso está hecho el tigre para comer acelgas?

Mientras no se denuncie de manera prístina y con un altavoz mundial la mierda en la que nada el fútbol español, por no decir el internacional, todo lo demás sería como darle aspirinas a alguien a quien le han corneado en la femoral. El domingo las gradas de Montjuic estaban medio vacías y eso que jugaban el Barcelona y el Atlético de Madrid, antaño el segundo gran partido de la liga. El interés se pierde cuando se violenta el pacto de suspensión de la credulidad y cada vez más aficionados son conscientes de estar asistiendo a un simulacro. ¿Pero quién será nuestro Olympiakos?

 

Getty Images.

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Madridista de infantería. Practico el anarcomadridismo en mis horas de esparcimiento. Soy el central al que siempre mandan a rematar melones en los descuentos. En Twitter podrán encontrarme como @fantantonio

8 comentarios en: Tarjetas blancas

  1. ¿Se imaginan lo que causaría un comunicado de esta clase del Madrid denunciando la corrupción del fútbol español y la connivencia en ello de los poderes del Estado?

    Buenos días, le admiro a usted por lo bien que escribe, algunos de sus artículos en La Galerna, son antológicos, para la historia, pero hoy se lo digo con todo el respeto se ha columpiado usted de mala manera, lo mejor es que se siente a esperar, porque el cansancio le va a vencer
    Saludos blancos

    1. !Ay! Hace años que hemos llegado a ese punto final. No es furgol , es wrestling.

      Hoy juega el Real Madrid contra el Olympiakos en Grecia. No coment sobre el arbitraje.

      1. Me devano los sesos y no consigo llegar a entender cómo van a conseguir los culégiados perjudicar, a la vez, a los dos equipos. Supongo que se decidirán por perjudicar, sobre todo, al Madrid, as usual.

  2. No creo que sea necesario tocar las reglas, sobre todo porque cada vez que se cambian se complica todo, sin ir más lejos vean lo que ha pasado con las manos. Era muy sencilla la regla cuando solo era sancionable la mano intencionada.
    Sólo se debe hacer cumplir el reglamento. Ejemplo claro es lo de las asistencias médicas y que el jugador salga del campo para no perder tiempo. Se aplica mal. El jugador debería salir y ser asistido fuera, y después volver al campo, mientras tanto el juego sigue. Esto se hace todo mal, se deja entrar a las asistencias, le atienden, pierden tiempo, luego se van fuera con el jugador e inmediatamente pide entrar otra vez, es un sinsentido. Y no hablemos del jugador que se queda en el suelo hasta que se para el juego, viene el árbitro e inmediatamente se levanta. Absurdo.

    Quizás, si habría que tener fuera del campo al jugador al jugador lesionado al menos 5 minutos, así se evitaría el cuento que le echan algunos.

  3. A mí me parece bien lo de las exclusiones cuando (por ejemplo) te saquen una segunda amarilla y no una roja directa.
    Lo de jugar a tiempo parado se puede hacer lo que no sé es cuánto tiempo debería ponerse, 30 minutos por tiempo?
    Lo otro es quitar al Var y volver al fútbol de antes, con las mismas reglas desde el fútbol más profesional a la categoría más amateur del país que sea, también me vale y nos dejamos de historias, eso sí, los árbitros en España que no dependan de la RFEF y si pueden ser de Sebastopol, mejor.

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