El Real Madrid de baloncesto cerró hace apenas unos días el fichaje del angoleño Bruno Fernando, procedente de los Toronto Raptors de la NBA que lo cortaron hace unas semanas. Con esta incorporación el cuadro blanco completa su nómina de jugadores interiores de la plantilla. El hecho relevante es que cuatro de ellos son africanos y el restante, aunque nació en Madrid, tiene sus orígenes familiares también en el mismo continente.
Walter Tavares es de Cabo Verde, el mencionado Bruno Fernando, de Angola, Serge Ibaka nació en la República del Congo, aunque cuenta con pasaporte español y ha sido internacional, Eli John Ndiaye es de Senegal y al igual que Ibaka está nacionalizado y pronto se espera su debut con el equipo dirigido por Sergio Scariolo y, por último, Destiny Usman Garuba, que vino al mundo en Madrid, pero sus padres emigraron desde la ciudad nigeriana de Benin City a mediados los años 90.
África nunca ha sido una potencia baloncestística, sin embargo, ha dado excelentes jugadores como el nigeriano Hakeem Olajuwon, el recientemente fallecido Dikembe Mutombo, que era originario de la República Democrática del Congo, o el célebre sudanés Manute Bol, de 2,29 m, quien causó un enorme impacto en la NBA a finales de la década de los 80 y comienzos de los 90.
Chus Mateo cuenta ahora con un poderío interior extraordinario. Físico, altura, músculo y fuerza en cinco jugadores que pueden avasallar en ataque y abrasar a todos sus rivales del continente en el aspecto defensivo. La versatilidad de varios de ellos hace que puedan jugar tanto en la posición de cuatro como la de cinco, por lo que es probable que se pueda ver en pista diferentes parejas. El único center puro es Tavares, pero hasta Bruno Fernando, que llega como reemplazo de caboverdiano para darle descanso, podría jugar de cuatro en Europa en determinados contextos.
Ibaka también con los años se ha reciclado al cinco, sin embargo, gracias a su gran lanzamiento exterior, con el que está más acertado en las últimas semanas, no es descartable que pueda vivir momentos en pista junto a Tavares o Bruno Fernando. Ndiaye es el ala-pivot más claro de la plantilla y el juego versátil y polivalente de Garuba le permite ser un cinco rápido y móvil o también un cuatro en algunas ocasiones. Con este quinteto de la pintura el Real Madrid da un salto de calidad para los últimos meses de la temporada.
La historia blanca cuenta con otros africanos que precedieron o compartieron pista con los actuales vistiendo la camiseta madridista. Aunque no por nacionalidad, hay que mencionar que Lolo Sainz nació en el continente africano en 1940, concretamente en Tetuán, cuando la ciudad pertenecía al protectorado español de Marruecos.
Después ya hay que trasladarse al siglo XXI para encontrar al siguiente: Cheikh Samb. Senegalés de Dakar, fue un temporero que solo estuvo un mes en el equipo blanco. Perteneció al filial culé, el CB Cornellá, en etapa formativa y después se marchó a la NBA a probar suerte. En septiembre de 2009 ante las escasas oportunidades cruzó el charco de vuelta y firmó por el Real Madrid por las lesiones de los pivots belga y lituano Thomas van den Spiegel y Darjus Lavrinovic respectivamente. Los blancos pensaron en Samb y le dieron una oportunidad porque contaba con un físico espectacular y una altura de 2,16cm. Jugó varios amistosos, como ante Utah Jazz, y el torneo de la Comunidad de Madrid y también unos minutos en la semifinal de la Supercopa ACB contra el Caja Laboral. Una vez recuperado Lavrinovic dejó la casa blanca.
Mucho mayor peso en la plantilla blanca tuvo el tunecino Salah Mejri, que vivió dos etapas como merengue. La primera tras un gran rendimiento en el Obradoiro que le permitió fichar por lo blancos en 2013. Después de dos años en los que consiguió seis títulos (una Euroliga, una Liga, dos Copas del Rey y dos Supercopas de España) emprendió camino a la NBA a los Dallas Mavericks. En 2019 regresó a la capital española para vivir una última campaña que redondeó con otra Copa del Rey para su palmarés.
Las bajas interiores de Trey Thompkins y Andrés Nocioni a principios de la temporada 2015-2016 obligaron a moverse al Real Madrid, que en el mes de diciembre de 2015 fichó al senegalés Maurice Ndour. Su paso por el equipo madridista apenas dejó recuerdo debido a su poco protagonismo. Doce partidos en ACB y seis en la Euroliga fueron su bagaje, aunque se marchó con el título liguero y el de la Copa del Rey celebrada en La Coruña en la que no participó.
En los últimos dos años, la prolífica cantera blanca también ha aportado tres africanos a la primera plantilla. El que tuvo más minutos fue el pivot senegalés Ismaila Diagne, del que se recuerda una gran actuación en la Euroliga del año pasado ante el Barça en el Wizink Center. Chus Mateo le dio minutos por alguna lesión de Tavares y cumplió con nota. Abandonó la entidad en verano para irse a jugar a NCAA con la universidad de Gonzaga.
Además, esta misma campaña también han saltado al parqué con la camiseta blanca el senegalés nacido en Dakar Sidi Gueye, que debutó en ACB en el mes de octubre ante el Girona y el burkinés originario de la capital Ouagadougou Gildas Fernández, que ante las ausencias en Murcia de Andrés Feliz, Usman Garuba, Dzanan Musa, Serge Ibaka y Xavier Rathan-Mayes contó con la oportunidad de Mateo.
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