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Roberto Carlos: "Sí, es cierto que hablaba con el público cuando jugaba"

Roberto Carlos: "Sí, es cierto que hablaba con el público cuando jugaba"

Escrito por: Jesús Bengoechea21 mayo, 2020
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Roberto Carlos confinado. Pero qué dice usted, oiga. Es como detonar un misil nuclear en el interior de la casa de campo de la abuela y aspirar a que el juego de té siga intacto. Y sin embargo ahí está, al otro lado de esta llamada de skype, con su sonrisa proverbial, tranquilo, rezumante. Tiene cara de oler bien, a after-shave mañanero, a Copas de Europa, a la brisa aletargante que se intuye entra desde el jardín a través de la puerta del fondo. Es Roberto Carlos, el paradigma de lo estratosférico, el favorito de siempre de Jesús Bengoechea y de otros muchos millones de personas. Pero el que está hablando con él ahora mismo es Jesús Bengoechea, también María que se va a incorporar en unos minutos desde Miami. Los demás ya tendréis vuestra oportunidad, disculpad. De momento, un adelanto del placer que ojalá os espere más adelante en la vida. 

 

¿Cómo está viviendo el confinamiento y la lenta desescalada un hombre tan activo y alegre como Roberto Carlos? 

Un poco cansado, porque son ya más de dos meses en esta situación, pero intentas organizar tu vida siendo fiel a unos horarios. Despierto a las niñas a las ocho, desayunamos, y a partir de ahí empieza una rutina.

Es difícil mantener esa autodisciplina, ¿no? No abandonarse. Seguir unos hábitos. 

Sí, pero tienes que hacerlo. Es importante hacer eso y rezar para que esta pandemia acabe pronto y volvamos más fuertes todavía. Pero es triste. Sobre todo cuando has perdido amigos por el camino. 

Hay, como dicen algunos, ¿algo que podamos aprender de todo esto que nos está pasando? 

El mundo estaba demasiado abierto. Todo iba demasiado rápido. Esta pandemia es un desastre, claro, pero el lado positivo es que nos estamos dando cuenta de lo que somos. De nuestra vulnerabilidad. 

Incluso un hombre como tú, que es el paradigma de la felicidad, pasará sin duda por momentos de flaqueza y abatimiento, como todos. 

Procuro mostrarme contento. Estoy siempre jugando con las niñas y riéndome con ellas, pero cuando pones la televisión  y ves cuánta gente hay muriendo en todo el mundo... Cuando ves el problema político... Solo puedes hacerte fuerte en tu propia casa y tratar de ayudar a mucha gente. Estoy ayudando a mucha gente en Brasil, por encima de trescientas familias. Aquí, dentro de casa, tenemos que tener en cuenta que somos una referencia de alegría, de modo que tenemos que intentar estar siempre felices. 

Hablando de tu carácter, tengo una gran curiosidad. Hay gente de La Galerna que dice haberte visto, durante los partidos, hablando con los espectadores de las primeras filas. 

Claro. Lo pasábamos muy bien. Para mí era inevitable, porque por muy pendiente que estés del partido siempre oyes voces que te dicen: “Ataca un poco más”, o lo contrario: “No subas tanto”. Entonces yo intercambiaba pareceres con ellos, les explicaba por qué no subía o por qué sí. 

En plan disertación, entiendo. “Señor con bigote de la tercera fila, comprenda que tengo que estar pendiente del extremo derecho contrario, que es muy rápido”.

Sí, más o menos. (Risas). Tenía muy buena conexión con la grada, y eso en cualquier campo. En Barcelona, en Sevilla, en Zaragoza... 

Pero nunca pediste el teléfono a ninguna espectadora durante el partido. 

No, eso no. Aunque un poco pendiente de eso también estabas. (Risas). 

Dices que en Barcelona también hablabas con los espectadores de la banda. A ti se te quiere mucho, pero en ese campo en concreto igual el señor con bigote de la tercera fila no te daba precisamente instrucciones tácticas... 

Algún insulto ha habido, claro, en cuyo caso yo devolvía una sonrisa al señor en cuestión, y un pulgar hacia arriba. En el Camp Nou, por supuesto, siempre fue muy difícil jugar. 

Ahora que hablas del Camp Nou, ¿qué recuerdas del día del cochinillo? 

Lo veíamos venir. El fichaje de Figo fue el mejor de la historia. Y no lo podían soportar allí. Sabíamos la que se nos venía encima. Ya en el camino al estadio fuimos apedreados. Y luego lo del cochinillo. Lo de la botella de whisky. En el último partido que jugamos ahí, tuvimos que aterrizar en la terminal privada. 

El fichaje de Figo fue el mejor de la historia. Y no lo podían soportar allí. Sabíamos la que se nos venía encima.

Eres un caso único en el fútbol. Sí preguntas por el mejor portero de la historia, unos dirán Buffon, otros Casillas... Si preguntas por el mejor central, unos dirán Baresi, otros Beckenbauer... Pero si preguntas por el mejor lateral izquierdo habrá consenso. 

No lo dirás por mí. El mejor fue Maldini. Nunca me consideré el mejor en mi posición. Nunca. 

Maldini fue un defensa excepcional, pero el haber jugado también como central le resta puntos para competir como mejor lateral izquierdo. Así que no seas modesto...

La gente me tiene un cariño especial por mi lado humano, también. Y tuve la suerte de jugar en grandes equipos, como el Madrid y Brasil, en los que logré mantener una regularidad. Aquel Madrid estaba muy compensado. Todo el mundo cubría los huecos. Míchel, Panucci, nuestros grandes centrales... Atacábamos mucho, pero lo hacíamos confiados en la gran calidad de cobertura que existía. Los entrenadores que he tenido también me ayudaron enormemente, porque establecían un sistema de juego que me daba libertad para atacar y defender cuando quisiera. 

Pero es que eso que cuentas como si tal cosa es algo que también es único en ti. El Madrid amoldó su esquema táctico a su lateral izquierdo. Zidane, que teóricamente jugaba por la izquierda, se metía hacia dentro para dejarte a ti todo el carril. Era una formación asimétrica, y lo era por ti.

Es verdad. El esquema se acomodó a mi juego. Eso es muy difícil que pase en el fútbol de altísimo nivel. Por eso digo que estoy tan agradecido a mis entrenadores. Llegaba un entrenador y decía: “Si tengo a Roberto, que es tan rápido por la izquierda, y nos da un 60 ó 70% de posibilidades de ganar los partidos, no veo por qué tengo que volver al sistema anterior”. Así que yo subía, seguro de las coberturas de mis centrocampistas y mis defensas. Los entrenadores lo entendían así, muchas veces en contra de la opinión de la prensa. Algunos decían que hacía daño en la portería contraria y en la mía. Pero los números les quitan la razón en esa teoría.

Te iba a preguntar por eso también. Se insiste mucho en lo bueno que eras atacando pero tal vez se subestima todo lo que resolvías defensivamente por tu velocidad...

En un partido contra el Betis, estaba enfrente Finidi George, el mejor extremo derecho del mundo en ese momento. Capello me dijo: “Sal ahí y anúlale, demuestra que eres un gran defensa”. Y lo anulé. No solo por el hecho de marcarle bien, sino porque mi presencia le obligaba a él a quedarse atrás, por precaución. Él tenía que defenderme a mí también, con lo cual se autoanulaba. Cuando tuve enfrente, en mi banda, a grandes jugadores como Finidi, Figo o Joaquín, les obligaba a esprintar cada vez que su equipo perdía el balón, porque ahí estaba yo.. De este modo se desgastaban muchísimo. 

Tú dices que no eras el mejor, pero muchos sostienen que el Madrid ha encadenado a lo largo de 24 años a los dos mejores laterales izquierdos de la historia: tú mismo y luego Marcelo. De hecho, hay una temporada y media en la que coincidís. Eso se antoja ya un abuso. 

(Risas). Bueno, yo hice mucho en el equipo, pero él ha logrado más que yo. Y todavía está en activo. Tenemos números muy parecidos. Marcelo tiene muchísima más calidad que yo, pero no tiene la velocidad que yo tenía. En todo caso, como tú dices, son 24 años. Puf. Yo no sé si algún otro club puede presumir de haber tenido dos extranjeros tanto tiempo en el mismo puesto, uno detrás de otro, y ganando tantísimos títulos. Nosotros estamos orgullosos. No sé si el club lo estará. 

Cómo no va a estarlo...

Lo más importante es que yo le enseñé mucho a Marcelo. Pero él también me enseñó a mí muchísimas cosas. 

A pesar de que tú eras el veterano de los dos...

Sí, pero en el año y medio de convivencia que tuvimos en la plantilla dio tiempo para mucho. Siempre se aprende. Yo le veía entrenar y él me traía más alegría todavía. Y yo le pedía opiniones sobre mi juego, valoraba mucho sus aportaciones. No importaba que él fuese más joven que yo, utilicé su calidad y sus consejos para mejorar. Vivimos ese año y medio de manera muy intensa juntos. Adaptación. Ayuda. Entrenamientos. Diversión. 

 

aprendi mucho de marcelo en la temporada y media que coincidimos en el club. Es mucho mejor que yo, pero no tiene mi velocidad.

 

Seguro que sí él estuviera aquí diría que en realidad fue sobre todo él quien aprendió de ti.

Seguro. Y lo hizo. Pero la cosa funcionaba en doble dirección. De verdad. 

Lo que está claro es que, después de 24 años, le habéis dejado una papeleta complicadísima a vuestro sucesor. La afición está mal acostumbrada. Tiene que entender que es virtualmente imposible que, después de los dos mejores, ahora llegue el tercer mejor lateral izquierdo de la historia.

Es un caso parecido al de Cristiano. Dejó un nivel tan alto en el club que es casi imposible seguir sus pasos. Ambos, Marcelo y yo, jugamos siempre al máximo nivel. Que nadie pudiera nunca decir: “este ha dejado de hacer algo que le tocaba hacer”. Pero sí, el público debe prepararse a que el próximo lateral izquierdo va a ser un poco más defensivo. Mendy defiende muy muy bien. Yo estoy muy tranquilo con Mendy ahí. Y sube cuando sabe que tiene que subir. Es muy inteligente. Va mirando el balón y va buscando su momento. En nuestro caso, con Marcelo y conmigo, Fernando Hierro o Ramos estaban ya esperando nuestra subida. Éramos más descarados. Movíamos continuamente el medio campo y la defensa contraria, Marcelo aún lo hace. Mendy sabe aguardar su oportunidad, y es fortísimo en el aspecto defensivo. Muy muy fuerte. Es francés y nosotros brasileños. (Risas). Él tiene su fuerte en la concentración y la seriedad. 

 

Nunca me consideré el mejor en mi posición.

 

Estás tranquilo entonces por el futuro del equipo en el lateral izquierdo.

Mucho. Tenemos a Mendy y a Reguilón, que está cedido en el Sevilla. Cuando no esté Marcelo, podemos estar plenamente tranquilos. Mendy es muy joven. Fíjate que Zizou me dijo hace poco que él piensa que aún está al 40% de lo que puede dar. Hay por tanto un gran futuro en él. 

En estos días de mayo y junio, los madridistas encadenamos muchas celebraciones de Champions. Al pasar por los aniversarios de la Séptima y la Octava, será imposible no acordarse de Lorenzo Sanz. ¿Qué recuerdo tienes de él? 

Me trajo él. Me pagaba las cuentas de los restaurantes. (Risas). Soy padrino de la hija mayor de Míchel Salgado, su yerno, con lo cual en sentido amplio soy parte de la familia. Ha sido una persona excepcional y de una gran valía. No sirve cualquiera para ser presidente del Real Madrid. Y siempre se portó de maravilla con cualquier jugador. Siempre daba un abrazo cuando ganábamos y todo su ánimo cuando perdíamos. 

En sus últimos años tuvo una excelente relación con el club. Para el madridismo creo que fue muy edificante el ver cómo dos de sus presidentes, el actual y otro anterior, tuvieran tan buena relación institucional. 

Es que Florentino también tiene ese lado humano. Eso es lo que le convierte en el mejor presidente del mundo. Es otro fenómeno. En el mundo, la gente no conoce al presidente del país. Conoce al Presidente del Real Madrid. Hace poco estaba con él y le decía: “Caramba, Presidente, eres muy conocido en todo el mundo. ¿Cómo te sientes?” Y él se ríe. Y dice, muerto de risa: “Es que soy el mejor”. A mí me encanta, cuando viajo con el equipo, hablar con él de fútbol. Sabe mucho. 

Hace poco, en una entrevista, volvieron a sacarle a Valdano lo de la falta de un Director Deportivo en el Madrid y replicó. “Claro que el Madrid tiene un director deportivo. Se llama Florentino Pérez”.

(Risas). Y si quisiera podría ser técnico. Y asistente. Y entrenador. Es un fenómeno.

 

su lado humano es lo que hace de florentino el mejor presidente del mundo.

 

¿Y de qué hablas con Florentino? ¿De qué aspectos del fútbol? 

De todo. De sistemas. De entrenadores. Él ha mejorado muchísimo sus conocimientos de fútbol a lo largo de los años a través de la convivencia con los jugadores.

¿Qué jugador con el que has compartido vestuario en el Madrid te supo a poco? ¿Qué compañero tuyo habrías querido que hubiese llegado antes o se hubiese quedado más tiempo? 

El primero que se me ocurre es Samuel Eto’o. Samu podría haber hecho mucho aquí. Se cabreó y se fue al rival. Tomó esa decisión. Yo he entrenado y jugado con él, y sé que si se hubiese quedado aquí habría ganado muchísimos más títulos de los que ganó en Barça o Inter.

Pues allí ganó mucho.

Ya lo sé. Más. 

Ese puede ser un ejemplo de jugador que se fue demasiado pronto. ¿Ronaldo Nazario lo sería de jugador que llegó demasiado tarde? 

No será por mi culpa. Yo le estuve llamando mucho tiempo para que viniera ya. (Risas). 

Hay dos jugadas en tu carrera en las que se discute el papel del azar. Una es el centro de Glasgow. Otra es aquel gol imposible, sin ángulo, de Tenerife. En ambos casos se discute hasta qué punto intentabas eso. La pregunta es: importa? 

Yo lo que te puedo decir es que en el gol de Zizou yo quería ponerla ahí. Sabía que había alguien ahí, aunque no sabía quién era. En cuanto a Tenerife, yo buscaba portería. Quería meter gol.

Pero eso, lo de Tenerife, ¿lo entrenaste alguna vez? 

Qué va. Lo hice ahí por vez primera. Y me salió. El balón cogió un efecto imposible. Fue un golazo. Es el más difícil que he metido en mi vida. Está el de la falta a Francia con Brasil, sí, pero ese, aunque es otro gran gol, es a balón parado. Tiene un poco menos de mérito. Eso sí estaba entrenado. En Tenerife, aunque el partido no era en casa, la gente aplaudía. Fue lo inesperado. 

¿De qué otros goles tuyos tienes un gran recuerdo? 

En el Palmeiras marqué uno desde el centro del campo. 

Y el que le metes al Huelva en el último minuto, en la Liga de las remontadas de Capello, no es también muy especial? 

Sin duda. Es el último gol que marqué con la camiseta del Madrid y, además, fue muy importante para la consecución de ese título. No todo el mundo puede contar, después de tantos años en un club y siendo defensa, que su último gol fue crucial para una Liga. Íbamos 0-2, nos empataron, y remontamos con aquel contragolpe espectacular. Si hubiéramos empatado aquel partido, no habría habido Liga de las remontadas. He tenido la suerte de participar en algunos de los goles más importantes de la Historia del Real Madrid. He participado en todos los goles de las Finales de Champions que he jugado. Creo sinceramente que por eso soy un símbolo del madridismo. Me divertía mucho y esa era la clave. 

 

 

Entrevista: J. Bengoechea, María García-Mella Cid

Fundador y editor de La Galerna (@lagalerna_). Autor de Alada y Riente (Ed. Armaenia), La Forja de la Gloria (con Antonio Escohotado, Ed. Espasa) y Madridismo y Sintaxis (Ed. Roca). @jesusbengoechea

8 comentarios en: Roberto Carlos: "Sí, es cierto que hablaba con el público cuando jugaba"

  1. Para cualquiera que haya jugado al fútbol y no sea un fanático cegado, la posición del cuerpo de Roberto Carlos y la violencia con la que chuta en Tenerife deja a las claras que su intención era meter ese gol. Eso no quita que, de mil de veces que lo intente, 999 se irán al quinto anfiteatro.

  2. Es media verdad pero alucinante que participara en todos los goles de las finales de champions. Salvo error el tercero al Valencia no lo inicia él, todos los demás pase suyo o rechace de tiro o pase suyo. Flipante.

  3. Si me encontrara en el Santiago Bernabéu, a La Reina de Inglaterra, a Rocco Sifreddi o Roberto Carlos, sin duda alguna; mi reverencia iría para El 3 del "Milcopas".
    Saludos tabernienses a todos el madridismo y felicitar a La Galerna por su lustro.

    1. Muy buenos. Y orgullosísimos que estamos los madridistas de su trayectoria deportiva en el Real Madrid. Me da , también, que así se sentirán ellos de lo hecho en las filas blancas.

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