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El Mundial da la razón a la Superliga

El Mundial da la razón a la Superliga

Escrito por: Antonio Vázquez30 noviembre, 2022
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Renunciar voluntariamente a ver el Mundial cuando te encanta el fútbol y has vivido muchos años de informar sobre él es una experiencia curiosa. No deseo explicar mis razones (eso ya se ha hecho en este medio de forma inmejorable), ni tampoco reclamar una posición de superioridad moral que no me corresponde. El caso es que quiera o no me entero de buena parte de lo que ocurre. Especialmente cuando me asomo a ese contenedor de noticias, opinión y odio (mucho odio) que conocemos como Twitter. Así he podido leer las exageradísimas alabanzas a la selección española y su vertiente barcelonista (solo en las victorias), además de descacharrantes alegatos contrarios a la gestación de la Superliga, usando como principal argumento el espectacular dato de audiencia de un España-Alemania. Es decir, de uno de esos partidos de elite que la nueva competición haría proliferar.

Solo con una competición fuerte, gestionada por quienes de verdad invierten dinero y, a consecuencia, asumen sus riesgos, puede mitigar la corrupción rampante que rezuma cada poro de federaciones nacionales y transnacionales y que deriva en desastres tan aparatosos como el que estamos viviendo

Y es que este Mundial de la ignominia está sirviendo para cargar de evidencias a aquellos que quieren reconstruir por completo la cúspide futbolística mundial. Solo con una competición fuerte, gestionada por quienes de verdad invierten dinero y, a consecuencia, asumen sus riesgos, puede mitigar la corrupción rampante que rezuma cada poro de federaciones nacionales y transnacionales y que deriva en desastres tan aparatosos como el que estamos viviendo. Nadie imagina a la NBA parando en noviembre para que se dispute un Mundobasket. Sin duda alguna, los mejores jugadores no serían liberados para acudir al campeonato (de hecho, hay franquicias que ni lo permiten en verano) porque atentaría contra la competición. Sinceramente, creo que el fútbol de selecciones también agradecerá que haya un contrapeso a una serie de personajes que han demostrado una y mil veces que el presente y el futuro de este deporte tienen para ellos menos importancia que un puñado de oro. Volver a aplicar la lógica en la confección de calendarios o en el diseño de las competiciones, explotar nuevas maneras de llegar al aficionado y mejorar el producto son las razones originarias de la Superliga. Si los que ahora mandan niegan el problema y, por tanto, no quieren solucionarlo, alguien debe asumir esta tarea.

Ceferin

Son los partidos entre los grandes equipos y los que deciden torneos aquellos que aglutinan el espectáculo, y con él las audiencias. Eso es lo que busca la Superliga. Por su parte, la UEFA, la FIFA y las federaciones nacionales transitan justo en la dirección contraria, sumando más y más choques intrascendentes. Añadiendo páginas a los libros para darles una apariencia de más calidad de la que realmente tienen, en lugar de mejorar su contenido. Solo así se explican Mundiales y Eurocopas con cada vez más equipos en sus primeras fases, Champions Leagues incrementando la presencia de conjuntos de federaciones más pequeñas (y de menos nivel), Supercopas y Mundiales de clubes eternos o la incomprensible creación de competiciones como la Liga de las Naciones o la Conference Cup. Se sigue ordeñando sin descanso a una vaca famélica. Y a quien pretende explotarla de otra manera se le tacha de egoísta o directamente de loco.

Existe una organización política que ni arriesga, ni nunca ha arriesgado nada, y que se erige como gestor eterno y universal de los recursos que otros generan

La posible creación de la Superliga se dirime en un tribunal. Se va a sentenciar sobre si la UEFA ejerce una posición de monopolio. Es decir, que todo el debate se reduce a un elemento muy simple e innegable; existe una organización política que ni arriesga, ni nunca ha arriesgado nada, y que se erige como gestor eterno y universal de los recursos que otros generan. El fallo no atenderá a las numerosas razones que cargan en la mochila quienes desean que el fútbol de elite transforme radicalmente sus vetustas estructuras. Que tanto en la concesión, como el desarrollo de este campeonato del Mundo se hayan traspasado todas las líneas imaginables no es más que otra justificación moral. Un simple apoyo narrativo que ayudará a reescribir un relato ya publicado al dictado de aquellos que no quieren que nada cambie para seguir repartiéndose el dinero (aunque esté manchado de sangre) de otros.

Infantino emir Catar

 

Getty Images.

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