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Un Halloween madridista

Un Halloween madridista

Escrito por: Pablo Rivas31 octubre, 2022
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El otro día, mi novia me sugirió como al descuido que fuese buscando alguna película entretenida para ver juntos en la noche de Halloween. Cualquiera podría pensar que el requerimiento era de naturaleza sencilla, pero de inmediato me invadió una intranquilidad de intensidad similar a la que debió de sentir Lope de Vega ante el encargo de la tal Violante. No exagero un ápice. Se trata de una elección mucho más complicada de lo que parece, habida cuenta de nuestra condición tiquismiquis: a saber, ella tolera difícilmente el terror psicológico mantenido y yo soy un enemigo declarado de la casquería, lo que elimina cualquier tentación gore. Tras un repaso infructuoso de los títulos que componen mi modesta cultura cinéfila, abrí el catálogo de todas esas plataformas audiovisuales que se supone me impiden ahorrar para la entrada de un piso y deambulé con desgana durante horas, como si fuera Messi en una semifinal de Champions. Con idéntico resultado frustrante.

Históricamente al Madrid le ha costado evitar un petardazo de mayor o menor envergadura alrededor de Halloween

Irritado, cerré el portátil y reflexioné acerca de cómo, de un tiempo a esta parte, la noche de Halloween no trae más que problemas. En primer lugar, suele venir acompañada de una de esas recurrentes polémicas plomizas que tan a menudo alimentan de combustible el iracundo motor de las redes sociales. Uno no sabe si puede celebrarla humildemente sin convertirse en un cosmopaleto que frivoliza con la solemne memoria de la Víspera de Todos los Santos. Por otro lado, hay que reconocer que a veces resulta difícil evitar el alzar la ceja ante el impostado entusiasmo de esos simpáticos —no tan— chavalillos, ávidos de encontrar una coartada para lanzar huevos a la puerta de tu casa. Travesura que se puede perdonar con indulgencia cuando se trata de preadolescentes, pero que cuesta más si la edad de la cuadrilla se asemeja a la de la tuna. Todos recordamos a Piqué y a sus adláteres lanzando bombas fétidas hace unos años en la sala de prensa del Getafe; cualquier espíritu noble se sintió impelido a agarrarlos de la pechera para explicarles concienzudamente el origen celta de la festividad de Samhain.

Piqué Halloween Getafe

Tratando de hallar refugio y de despejar la mente de soliloquios estériles, me apresuré a recurrir al comodín de mi otro acompañante vital. Sin embargo, ni siquiera el Madrid puede compensar siempre un estado de turbación: hay momentos en que el cariz del equipo coincide inoportunamente con el del hincha, como esas mujeres cuyas menstruaciones se sincronizan. Quizá debiera haberlo previsto, pues históricamente a los blancos les ha costado evitar un petardazo de mayor o menor envergadura alrededor de este puente: tanto el Alcorcón como el Real Unión de Irún asestaron sus golpes aproximadamente por estas fechas, igual que aquel Mönchengladbach que casi nos envía a la Europa League —algo que a este paso de aquí a poco se conocerá como “hacer un Barça”—. El mismo Girona ya se había erigido en otra ocasión, justo hace cinco años, como un desconcertante enemigo insospechado que, a lomos de algún empujón arbitral, terminó infundiendo el pánico de manera inesperada.

Que te envíen a la Europa League de aquí a poco se conocerá como "hacer un Barça"

Y, tristemente, la coyuntura se repitió: un confiado protagonista que no toma todas las precauciones necesarias debido a una actitud indolente, un peligro súbito que va adquiriendo forma real, una ristra de improperios y advertencias gritadas inútilmente desde el sofá, unas fuerzas del mal que alimentan la amenaza hasta que se acaba descontrolando, una serie de infortunios que provocan que al héroe siempre le salga cruz en cada encrucijada, un último arreón final para intentar lograr la supervivencia y... En fin, todos los ingredientes canónicos de una historia de terror. Los tres pitidos del árbitro me dejaron abatido tras un parapeto improvisado de cojines. Desconsolado, me disponía a apagar el televisor cuando me percaté de que, una vez más, el Real Madrid me estaba ofreciendo generosamente la solución a un arduo contratiempo. Y no pude menos que esbozar una sonrisa irónica.

Acabo de colgar con mi novia, tras informarla de que ya tengo una película para esta noche que cumple todos los requisitos. Ignoro si este recurso encaja más en el truco o en el trato. Lo que sí sé es que el que no se consuela, es porque no quiere.

 

Getty Images.

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Se pasó ocho años @antoniohualde despotricando de Bale porque no hablaba español. Ahora le parece que Bellingham en cambio bien... aunque tampoco habla español.

Sin embargo, creo que le entiendo, aunque no comparta su texto.

Estamos ante un escenario -en fútbol y baloncesto- que puede hacer de 2024 el mejor año deportivo de nuestras vidas.
Concentración, humildad y ¡a por ello!
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