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¿Qué hacer?

¿Qué hacer?

Escrito por: Antonio Valderrama3 octubre, 2023
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En mi último artículo aquí, en La Galerna, me quejaba un poco amargamente de la impunidad con que los malos campan a sus anchas en el fútbol español mientras a los madridistas, abocados a contemplar la competición doméstica con los ojos de la ternera que marcha hacia el matadero, sólo nos quedaba lamentarnos en Internet. En uno de los comentarios alguien se quejó de la queja, con mucho sentido: estaba harto, decía el buen amigo galernauta, de artículos “bellísimos” pero que son poco más que farfolla. Bla, bla, bla, como decía Jep Gambardella al final de La gran belleza, al final del cual todo lo que queda es la muerte. Que era perentorio, decía el comentario, “hacer algo”, que el tiempo de las inútiles palabras había llegado a su fin y que alguien tenía que tomar alguna medida que no fuera pegar la hebra en un artículo. Bien, eso es irrefutable, al amigo lector no puedo ponerle un pero en esto.

Entiendo la frustración. Al Madrid le habían robado la posibilidad de disputar el derby contra el Atlético al final de una mala primera parte y aquello era la guinda a un pastel que unos días más tarde descubrimos, por el auto del juez Joaquín Aguirre, titular del Juzgado Número 1 de Instrucción de Barcelona, que se llama cohecho. Es decir, “delito consistente en sobornar a un juez o a un funcionario en el ejercicio de sus funciones, o en la aceptación del soborno por parte de aquellos”, entendiendo el juez, según jurisprudencia previa del Tribunal Supremo, que a Negreira el Barcelona, en vez de para comprar a árbitros y partidos, como dice Guardiola que él jamás vio (“really, really”, qué listo es), le pagaba durante décadas “en atención al cargo que desempeñaba”.

Guardiola

Un cargo, el de vicepresidente del Comité Técnico Arbitral de la Real Federación Española de Fútbol, público en virtud tanto de la jurisprudencia de Tribunal de Justicia de la Unión Europea como de la actual Ley del Deporte, para quienes las federaciones deportivas son asociaciones privadas que desempeñan funciones públicas por delegación. “La RFEF tiene a efectos penales la condición de entidad jurídico-pública y los directivos de la misma, incluidos los que forman parte de comisiones técnicas, deben ser considerados como funcionarios públicos a efectos penales”, dice el juez. “Se considerará funcionario público a todo aquel que por disposición inmediata de la Ley, por elección, o por nombramiento de autoridad competente participe en el ejercicio de funciones públicas”.

Como consecuencia de esto, el juez ha imputado al Fútbol Club Barcelona, como institución, por cohecho. Cohecho es una palabra muy fea que implica cosas aún más feas. Es una variante del soborno que está relacionada directamente con la venta de la influencia que puede ejercer una autoridad sobre cualquier materia en la que se declare competente. Es, en último término, la peor corrupción de todas, porque es la que pone en almoneda la neutralidad santa del Estado y de sus representantes, y por extensión la fe del currito de a pie en quienes le gobiernan. La palabrita viene del latín confectus, que significa arreglado, compuesto. No hay mucho más que explicar: es el biscotto en toda regla, el pastelazo, la mordidita, el tercermundismo infectando todos los estamentos de la vida pública de una sociedad, hasta degradarla.

El cohecho es, en último término, la peor corrupción de todas, porque es la que pone en almoneda la neutralidad santa del Estado y de sus representantes, y por extensión la fe del currito de a pie en quienes le gobiernan

El lector al que empezaba mi artículo recordando tenía mucha razón. Reclamaba algo más directo, algo firme, una respuesta, del Madrid o de quien fuera. Tiene razón, como digo, por eso yo me he puesto hoy a teclear con la misma idea con la que Lenin escribió aquel panfleto suyo tan célebre precisamente de 1902, el año en que nace el Madrid, “¿Qué hacer?”, un título que parafreaseaba el de la novelita homónima del naródniki (adicto a un movimiento terrorista de naturaleza socialista utópica que mató a varios zares y grandes duques con espectaculares acciones de propaganda por el hecho) Chernishévski. Esta novela, de enorme influencia en los bolcheviques de primera hornada que dieron el golpe en octubre de 1917, planteaba en su título la resolución última de “hacer algo” ante una situación a priori desmesurada y sin solución, como es el caso de lo de Negreira y el Barcelona. Que a pesar de estar ya en vías judiciales, en lo deportivo no tiene consecuencia alguna, ni parece que vaya a tenerla, siquiera profiláctica, ni mucho menos mediática.

Tampoco es que la cosa sea como para vindicar acciones terroristas, o promoverlas, líbrenos Dios, por más que, a veces, la desfachatez llegue a tan alto grado que a uno se le crucen los cables, como a Nacho el otro día, y le tienten ideas sanguinarias. Hay que preservar la actitud pacífica, ante todo, entre otras cosas porque el Madrid, en este asunto, representa lo que está bien en el mundo, aunque dada la naturaleza de nuestra época, la hidalguía universal que el madridismo, reducido al Pedro Ximénez, representa esté tan fuera de onda que pertenezca al lado equivocado de la historia, como hablar en español o no creer en el cambio climático antropogénico.

Pulido Santana en el Girona, 0 - Real Madrid, 3

Otro lector, amablemente, me recordaba que no puedo pedirle a nadie, por muy madridista que sea, que se siente a ver un partido del Madrid en una competición manifiestamente amañada como si tal cosa, por amor al arte, nunca mejor dicho. También tiene razón. A la publicación de la imputación judicial del vigente campeón de liga, sólo el Sevilla, de forma institucional, ha reaccionado poniendo distancia, al menos aparentemente, con el apestado. Los lectores reclamaban, en los comentarios de mi artículo, acciones, quizá del público del Bernabéu, protestas y cosas así, quizá también del Madrid, quien es verdad que ya anunció que se personaría como perjudicado en la causa, aunque sigue sin cortar relaciones con el club imputado y todavía, al menos en teoría, socio de la Superliga.

Sin embargo, como vivimos en el mundo de los gestos y de los tuits, quizá se eche en falta algo más, en el sentido de aquel memorable vídeo que el club lanzó cuando Laporta acusó al Madrid de franquista, algo de agitación y de propaganda, en la que el Fútbol Club Barcelona es organización tan perita que le lleva al Madrid siglos de ventaja. Es normal y hasta lógico que el madridista eche en falta que su club baje al fango y combata el relato en el mismo terreno de juego en que su contrario labra toda su fortuna, su reputación y su grandeza, recordando aquello churchilliano de combatir en las playas, en los parques, en los aeródromos, hasta si hace falta en los retretes.

Los lectores reclamaban, en los comentarios de mi artículo, acciones, quizá del público del Bernabéu, protestas y cosas así, quizá también del Madrid, quien es verdad que ya anunció que se personaría como perjudicado en la causa, aunque sigue sin cortar relaciones con el club imputado

Por eso, retomando a Chernishévski, yo me pregunto, ¿qué hacer? ¿Qué puede hacer un simple madridista de infantería? Reconozco que me dieron ganas de contestarle a los buenos lectores con aquellos versos de Luis Alberto de Cuenca a los que Loquillo puso música en La malcasada: Y yo, ¿qué es lo que pinto en esta historia? ¿Qué quieres que haga yo? ¿Que mate a alguien? ¿Que dé un golpe de estado libertario?

Se nos reprocha escribir, a los que escribimos, porque escribir no vale para nada. ¿Sería mejor callarse? Conste que no lo sé, no tengo ni idea, mi ánimo no es de ofensa, sino de genuina curiosidad. ¿Qué puede hacer alguien que no es ni abonado, ni socio, ni público asiduo del Bernabéu? Puedo ir al próximo partido que se juegue en casa, comprarme una entrada y ponerme a gritar. El Bernabéu sin embargo ya no es el mismo de antes, para lo bueno, que es mucho, pero también para lo malo, que es sin embargo algo. Por ejemplo, una tontería: el otro día nadie silbó a Alaba cuando tocó su primer balón, en el partido contra Las Palmas, tras el dantesco derby que se marcó el amigo austríaco. Lo que quiero decir es que se ha modernizado mucho, se ha dulcificado también, y la criatura veterotestamentaria que habitaba en sus entrañas y que esculpía con dolor y sangre a las leyendas que marcarían a fuego la historia del club, ya no existe: ahora todo es un movimiento joven, dinámico, contemporáneo, de animación, mucho más sano y despolitizado, pero diferente.

Bernabéu

Sigo. Se puede uno dar de baja de las plataformas y cadenas de televisión que siguen dando LaLiga contribuyendo con su monstruosa omisión del deber periodístico a que perviva desacreditada una competición podrida de ponzoña; se puede uno incluso negar a ver los partidos y sólo seguir la Champions, pero en ese caso también convendría entender que la Champions tiene unos patrones tan comprados y corrompidos como los de LaLiga, si no más. En trance de radicalidad absoluta, uno puede hasta dejar de ser madridista. En ese caso no habría nada más que hablar y los avatares del Madrid, de la Liga, de la UEFA y de Negreira lo afectarían tanto como al clima de la Tierra el hecho de que en Europa se cambien las pajitas de plástico por las de cartón.

Por ser honestos, la cuestión, para el aficionado de a pie, es ardua. Se parece a lo que ocurre con la política. El madridista, como sujeto político, por ejemplo, es sospechosísimo siempre, a priori, porque representa esa España ni “plural” ni “diversa” ni políglota contra la que llevan gobernando desde las guerras carlistas. Los supuestos sujetos de soberanía, en España y en Europa, ven como se deciden cosas de gran trascendencia para sus vidas en lugares remotísimos sin contar para nada con sus opiniones. En ese sentido somos como los griegos de las tragedias atenienses antiguas, cuyas vidas se sucedían en un angustioso trajín olímpico en donde ellos ni pinchaban ni cortaban, pero pagaban largamente todas las consecuencias.

Me pregunto, ¿qué hacer? ¿Qué puede hacer un simple madridista de infantería? Reconozco que me dieron ganas de contestarle a los buenos lectores con aquellos versos de Luis Alberto de Cuenca a los que Loquillo puso música en La malcasada: Y yo, ¿qué es lo que pinto en esta historia? ¿Qué quieres que haga yo? ¿Que mate a alguien? ¿Que dé un golpe de estado libertario?

En el caso de la compra sistemática del favor del CTA por parte del Barcelona, al aficionado le han quitado lo más sagrado, que es la fe en la pureza del juego, de un juego por otra parte en donde se anudan sentimientos, lealtades y una parte esencial de su propia identidad que el amaño y la corrupción vuelan por los aires. Lo que se pierde es mucho más importante que lo material y a diferencia de ello no tiene repuesto posible: es como la leche que se derrama de un cántaro que se rompe. Pero como habíamos empezado este artículo con el ánimo de proponer alguna solución, yo quiero igualarme a esos abajofirmantes del centrismo político y articular un breve manifiesto de puntos elementales cuya exigencia sólo es aplicable a nosotros, los aficionados, a título individual, no colectivo:

 

  1. Los madridistas estamos contra la igualdad: víctima y culpable no comparten categoría moral alguna. No sostendremos debates espurios, no participaremos de conversaciones capciosas, no legitimaremos la ambigüedad, la indiferencia y el amparo del fraude.
  2. Nos negamos a contribuir con nuestro dinero a la desamortización y venta del fútbol europeo a los petrodólares del Golfo Pérsico, por lo que no volveremos a comprar camisetas en cuyo pecho se luzca publicidad de compañías vinculadas a Estados teocráticos.
  3. Utilizaremos las redes sociales como plataformas de agitación y de propaganda contra los corruptores sistémicos del sagrado juego de nuestra infancia.
  4. No pagaremos por realizaciones de televisión amañadas y que dan la palabra y la imagen a los enemigos del Madrid. No veremos la tele, no escucharemos la radio, no participaremos en el circo de Internet. Seguiremos a nuestro equipo a través de las vías de insurgencia clandestina que el sacrosanto progreso pone a disposición de los ciudadanos-proveedores de servicio que habitamos la era del globalismo y del turbocapitalismo.
  5. Reclamaremos con amor y con firmeza a nuestro club que asuma una lucha quijotesca contra los poderes fácticos del mal tal y como su historia y su nombre reclaman, sea en artículos en Internet o a voces en el estadio.

 

Más allá de los anecdótico, incluso de la broma, quiero recordar algunas cosas. Hace mucho tiempo, en la era preTuiter, existía un blog hoy todavía vivo, Fans del Madrid, que fue el vivero de casi todo el madridismo underground que, en los años del mourinhismo, se desarrolló con una fuerza extraordinaria en las redes sociales. Esta fuerza logró articularse en numerosas iniciativas que dieron lugar, con el tiempo, a cambios profundos en el seno del mismo Real Madrid, que, movido por el entusiasmo desinteresado de muchos madridistas, aprendió a mirarse de otra manera, a adquirir una suerte de autoconciencia.

En aquel blog de Fans del Madrid cristalizó uno de estos manifiestos, en el verano de 2007, en favor de Fabio Capello. Aquel manifiesto iba dirigido al por entonces indigno presidente del club, Ramón Calderón, y no tuvo ningún eco más allá del foro en el que fue redactado, con pasión e ingenuidad. Quiero decir con esto que, de alguna manera, el madridismo ya ha pasado por batallas semejantes, y si algún resquicio hay para la iniciativa popular, sin duda puede ser trabajado por una afición heterogénea, numerosísima y universal, que ya ha hecho cosas parecidas.

 

Getty Images.

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Madridista de infantería. Practico el anarcomadridismo en mis horas de esparcimiento. Soy el central al que siempre mandan a rematar melones en los descuentos. En Twitter podrán encontrarme como @fantantonio

8 comentarios en: ¿Qué hacer?

  1. Yo fui lector habitual de Fans del Madrid, un gran blog, sin lugar a dudas. Y me da que Arbeloa también se pasaba mucho por allí (en modo voyeur) jeje.

  2. Está claro que en muchas partes de España es casi imposible comunicarse en español,(o castellano) y que el cambio climático antropogénico es un invento de las élites progres.

  3. Pues si no se puede hacer nada para interrumpir un partido de fútbol en el Bernabéu cada 1O minutos hasta que el árbitro suspenda el partido - estimo que hay infinidad de formulas para hacerlo- pues a seguir aguantando está corrupción sistemática llevada a cabo por el equipo de la esquinita y seguir actuando de teloneros para que al final los campeonatos se los lleve el equipo del cohecho
    Un abrazo sufridos madridistas

  4. Muy buen artículo, Antonio, y yo que tenía pensado comprarme la camiseta de ésta temporada que me parece muy bonita y ahora por la publicidad me lo voy a tener que pensar.
    Desde mi punto de vista hay un madridismo compuesto por socios y asistentes asiduos al Bernabéu y luego el resto, son los primeros los que con sus acciones pueden hacer cosas más visibles y en el caso de que sea socio tratar de empujar algo a la directiva (por no decir Floper), si el caso de sobornos a negreira le pasa al Madrid el campo del robalona, la peineta etc estarían con pancartas, cánticos, mosaicos etc etc y ya ni te cuento cuando jugara el Madrid allí y sin embargo ha jugado la farsa en el Bernabéu y unos cánticos de nada creo recordar, de hecho en un partido Madrid-Español fueron los aficionados pericos los que iniciaron los cánticos para luego seguirles los madridistas.
    Debemos reclamar ya a Florentino que rompa relaciones con el Sobornalona aún a riesgo de que se venga abajo la superliga que hace tiempo que está muerta tal y como nació (para un futuro con otras formas puede que pueda resurgir en el sentido de romper con UEFA como hizo la Euroliga de baloncesto).

  5. En realidad, las chicas de la selección han demostrado que se pueden hacer cosas, pero claro, para eso hay que posicionarse y parar. Es decir, si mañana el Real Madrid, siempre contando con sus socios, decide que no vuelve a jugar hasta que Medina Cantalejo y Clos Gomez estén fuera de la RFEF, independientemente del castigo que nos pueda caer, dadas las implicaciones que parece tener el caso Negreira, creo que lo conseguirían. El problema, y lo entiendo, es que Florentino preside la entidad deportiva más importante y prestigiosa del mundo, y cualquier decisión de este calado implica consecuencias. No solo en cuanto a sanciones sino a repercusión mediática, algo que al final se traduce en dinero. Teniendo, como tenemos, a la inmensa mayoría de medios y políticos en contra, me parece demasiado arriesgado. Quizás la mejor decisión es esperar a que el juicio se celebre y todo caiga por su propio peso, aunque entre medias, la competición sigue adulterada, no tanto por el tema arbitral, que también, sino porque el FCB está compitiendo con dinero ficticio, algo que los demás no hacen y algo que les está reportando títulos.

  6. Buff, hay una gran diferencia entre un grupo de mujeres que protestan contra su propia directiva de la selección nacional tachándolos de machistas etc a que el club de fútbol más odiado de España (por parte de la mayoría de aficiones rivales) se niegue a jugar, los demás clubes y aficionados aplaudirian con las orejas por mucha repercusión que tuviera y Tebas iba a hacer como hizo Rubiales ante el chantaje de las 15 encantado de la vida de ir contra su enemigo Florentino.

    1. Es que como dices, las chicas tenían el viento a favor, simplemente con decir un par de palabras mágicas como "machismo " e "igualdad de derechos " ya tenían el 99 % del trabajo hecho.
      El R.Madrid es justo al contrario, cualquier iniciativa que encabece es inmediatamente criticada y desestimada por el resto de clubes, prensa y autoridades deportivas. No hay más que ver lo que está pasando con este tema, equipos que han perdido títulos , descendido de categoría e incluso desaparecido y ninguno levanta la voz, ni la prensa local se queja ni las autoridades autonómicas y municipales , de esos clubes, dicen esta boca es mía
      Esto lo vamos a ver confirmado mañana con la sanción ejemplar a Nacho, cuando no hace tanto hemos visto acciones similares o más graves que han pasado sin siquiera una amarilla.

  7. Si es que no hay que retirarse de la competición. Somos nosotros los que asistimos cada domingo al Bernabéu los que tenemos que impedir que el partido se juegue con normalidad hasta que el SINVERGÜENZA de turno suspenda el partido
    Haber quien es el guapo que controla a 70.000 almas

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"Un Madrid que es, además, el último refugio de la decencia en el océano pestilente del fútbol. En la mirada del viejo despunta por un instante el brillo inconfundible del orgullo".

Precioso. Como todo el texto. Gracias, Eduardo @lagav

¿Es posible olvidarse de los enemigos en la celebración?

No cuando los enemigos han traspasado todas las lineas rojas para evitar lo que ayer ya fue inevitable.

Lo piensa @antoniovv, y nosotros también.

No es por nada, pero no vais a encontrar por ahí celebraciones de la 36 como la que hay liada ahora mismo en nuestra web.

No se dirá que no avisamos.

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