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Laporta y el calendario

Laporta y el calendario

Escrito por: Fred Gwynne15 febrero, 2021
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La idea de la reunión con los otros dos candidatos a la presidencia partió de Joan Laporta.

Había que actuar.

Se sirvió un whisky, abrió su portátil y se puso a escribir:

 

Estimados compañeros, la delicada situación económica que atravesamos exige (si no queremos acabar convertidos en el nuevo juguete de cualquier jeque) unidad y determinación. Esperar hasta las elecciones, más el consiguiente plazo legal necesario que establecen los estatutos para poder gestionar el Club, es un lujo que no nos podemos permitir.

Con este espíritu, el de la colaboración por un bien común, y después de un exhaustivo análisis de la situación económica, he ideado un plan urgente de actuación que me gustaría exponeros mañana mismo a las 12 de la mañana en las oficinas del Club.

Atentamente

Joan Laporta.

 

Sí, tenía un plan, un plan audaz y moderno. La suerte siempre le había sonreído y esta vez el deseado golpe de efecto, el que estaba convencido de que iba a cambiar la precaria situación del club, lo había encontrado —como casi siempre suceden los milagros— de casualidad, al llevar su coche para cambiar el aceite al taller mecánico de la familia de su cuñado. Allí, colgada en la pared junto con media docena más de ajados y descoloridos calendarios —mudos testigos que habían aguantado el paso del tiempo con tanta dignidad como turgencia— estaba ella, Samantha Fox, con mirada pícara y un transparente corpiño que, desde 1989, comprimía sus redondeces para deleite de varias generaciones de trabajadores del taller.

Samantha Fox

Fue ver el calendario y la idea tomó, nunca mejor dicho, cuerpo. No le gustaba vanagloriarse en exceso, pero aquel plan era Més que un plan. Se sirvió otro whisky, le dio un buen trago y abrió su chorbagenda. Había que celebrarlo…

Víctor Font y Toni Freixa llegaron a la reunión con dos minutos de diferencia. Laporta, junto con Carles Tusquets, el presidente de la gestora del Barcelona al que también había invitado por dar oficialidad a su plan, ya les estaban esperando.

—Pasad, pasad, estáis en vuestra casa. ¿Queréis tomar algo? He traído un par de botellas de champagne.

—No, gracias, preferimos, si a Toni le parece bien, ir al grano —contestó Font secamente.

Laporta captó, a pesar de que la noche había sido larga y una ligera resaca le embotaba la cabeza, la frialdad de la respuesta. Si sacaba el plan adelante el más beneficiado sería él, estaba convencido de que iba a ganar los comicios. Tenía que seducirlos y ahí, en ese terreno, en el de la seducción, se movía como pez en el agua.

—Estimados rivales y, sin embargo, amigos, hoy no os habla Joan Laporta, os habla alguien preocupado única y exclusivamente por el futuro de nuestro club. Desgraciadamente para nuestros intereses, el generalísimo Franco no podrá salvarnos de la ruina por tercera vez, tendremos que ser nosotros mismos los que arreglemos este desaguisado. Pensad que si no actuamos hoy mismo, y cuando digo hoy es hoy, es posible que el nuevo presidente, sea el que sea, se encuentre a su llegada a la presidencia a un jeque con turbante en su despacho. La situación es crítica, diles, diles, cómo es de crítica la situación, Carles.

Desgraciadamente para nuestros intereses, el generalísimo Franco no podrá salvarnos de la ruina por tercera vez, tendremos que ser nosotros mismos los que arreglemos este desaguisado

—Estamos tiesos, a dos velas —dijo Tusquets pasando repetidamente los dedos índice y corazón a ambos lados de la nariz—. Es tal el número de acreedores que hacen cola a las puertas de nuestras oficinas que hemos tenido que instalar un turnomatic. Hay presidentes de equipos, periodistas, representantes, los de hacienda, técnicos de fotocopiadoras, rusos, vacas, canteranos y, lo que más me preocupa, unos tipos muy raros, de Calabria, con canana, escopetas y una jaula llena de canarios… La cola da cuatro vueltas a la manzana. Varios han optado por montar una tienda de campaña y pasan aquí los días, Otros, con Setién de cabecilla, amenazan con quemarse a lo bonzo. Hasta Jordi Alba aparece disfrazado de pizzero preguntando que qué hay de lo suyo. Incluso los de Chumino Democràtic y María Lapie...

Vale, vale, es suficiente, creo que ha quedado claro. Iré al grano, amigos. ¿Sabéis esos calendarios solidarios que hacen, por ejemplo, los bomberos, rodeados de fuego, desnudos, en actitud juguetona, con sus mangueras, el casco o los extintores tapándoles sus partes y sujetando en sus manos un tierno gatito al que acaban de salvar? Pues he pensado que nosotros vamos a hacer lo mismo.

Es tal el número de acreedores que hacen cola a las puertas de nuestras oficinas que hemos tenido que instalar un turnomatic

—¿Hemos venido hasta aquí para hablar de calendarios? ¿Esa es tu gran idea para salvar el club? —refunfuñó Freixa.

—Sí, un calendario, pero no olvides lo más importante: so-li-da-rio. ¿A qué es una idea excelente?

—¿Solidario? ¡Lo que nos faltaba! ¿Con quién? —replicó Freixa.

—Con nosotros, Toni, tranquilo, va a ser un calendario solidario con el Barcelona y con nuestra desesperada situación económica. En lugar de sacar bonos, vamos a sacar calendarios, se venderán como rosquillas, es posible que para cuando uno de nosotros llegue a la Presidencia, tengamos una gran cantidad de millones a nuestra disposición.

—Joan…

—Dime, Carles.

—Estamos en febrero.

—¿Y?

—Pues eso, que este tipo de calendarios se venden en Navidad.

—Eso no es ningún problema, al contrario. ¿Alguno de vosotros ha visto alguna vez un calendario de diez meses? Ese será nuestro mejor marketing, un calendario así solo se edita una vez en la vida, todo el mundo querrá uno.

—Pues me estás convenciendo, Joan, no me parece tan mala idea —reconoció Víctor Font—, podemos buscar actores o actrices internacionales que sean del Barcelona y colaboren desinteresadamente. Precisamente María Lapie…

En lugar de sacar bonos, vamos a sacar calendarios, se venderán como rosquillas, es posible que para cuando uno de nosotros llegue a la Presidencia, tengamos una gran cantidad de millones a nuestra disposición

—No, no, un momento, creo que no me habéis entendido. Los modelos van a ser los propios jugadores, esa será nuestra mayor baza, no me digáis que no es genial: Piqué, en marzo, con sus morritos, desnudo en medio del Nou Camp y con un balón con el escudo del Barcelona tapando sus vergüenzas; Busquets, en abril, primavera, tirado en la hierba, rodeado de flores y guiñando un ojito; Umtiti, en junio, en la playa de la Barceloneta, con un silbato y unas cartulinas rojas y amarillas como única vestimenta; Jordi Alba, en julio, calor, sudor, vestido solo con una barretina y bien apretadito contra un poste de la portería, como si fuese una barra americana…

—¿Y Messi? Si queremos que el calendario triunfe necesitamos a Messi —dijo Tusquest ya convencido de la viabilidad del plan.

—Para Messi hemos dejado lo mejor, será la portada del calendario. Se va a tapar con el burofax, será un guiño al aficionado.

—Adelante con ello —dijo Víctor Font, que todavía albergaba la esperanza de ganar las elecciones.

—A mí me parece una soberana estupidez —replicó Freixa.

—A ver, no tenemos tiempo que perder, votemos —zanjó Laporta, sabedor de su victoria—. ¿Quién está a favor de la propuesta del calendario?

Dos días más tarde, en el Camp Nou, Laporta expuso su plan a Messi, Piqué, Jordi Alba, Umtiti, Griezmann, Ter Stegen, Dembelé y Busquets, los ocho jugadores elegidos para el calendario. La perspectiva de seguir sin cobrar, y lo que aún era peor, la posibilidad real, alimentada por los atrasos en sus nóminas, de no cobrar nunca, los animó a posar para el calendario.

Laporta, al que muchos de ellos ya conocían de su anterior etapa, ante la falta de liquidez del club, se ofreció para hacer de fotógrafo. Se sentía plenamente capacitado para sacar lo mejor de cada jugador.

—Lo vamos a hacer hoy mismo, chicos, no podemos perder más tiempo. Messi hará la portada y el mes de diciembre, el resto un mes cada uno. Voy a empezar con Piqué, los demás podéis esperar en los vestuarios, os iré llamando.

Para Messi hemos dejado lo mejor, será la portada del calendario. Se va a tapar con el burofax, será un guiño al aficionado

—Joan…

—Dime, Carles.

—Las vacas, que han venido.

—¿Qué vacas?

—Las de Setién, que dicen que aquí, en el césped, ellas son las que mejor lucen, y que si las sacas en el calendario nos perdonarán la deuda.

—¿También debemos pasta a las vacas?

—Sí…

—Vale, diles que pasten un rato en el córner, que luego me ocupo de ellas.

No tenía ni idea de lo que iba a hacer con las vacas pero ya se le ocurriría algo para excusarse. Necesitaba ganar tiempo y hacer su trabajo. Se centró.

Laporta fotógrafo

—A ver, Piqué, quítate la ropa y colócate ahí… sí, ahí, justo en el círculo central… vale… bien, ahora coge el balón con las dos manos y tápate… mírame… así, así, bien… la cámara te quiere, un poco más, vale, sedúceme… ponme morritos, más, más, tensa los músculos…

—Joan.

—Diiiiiiiiiime.

—Sor Lucia, que ha venido Sor Lucia, con el Arzobispo.

—¿Y?

—Pues eso, que también quieren salir en el calendario.

—¡Pero cómo va a salir el Arzobispo en el calendario!

—Dice que le haría mucha ilusión salir en diciembre, por lo del nacimiento de Jesús, la Navidad, ya sabes, pero vestido, eso sí, con una mitra azulgrana y un báculo pastoral.

—Vaaaaale, diles que esperen, que se junten con las vacas y hagan tiempo. Y Carles, por favor, no me molestes más, estoy trabajando.

—¿Dónde estábamos? Ah, sí, sigamos, venga Piqué, retomamos… bien, muy bien… ¿A quién se van a comer esos morritos?

A ver, Piqué, quítate la ropa y colócate ahí… sí, ahí, justo en el círculo central… vale… bien, ahora coge el balón con las dos manos y tápate…

—Ya casi está, media docena de fotos más y lo tenemos, haz el gesto de la manita… no, hombre, no, solo con una mano, no te das cuenta de que si sueltas las dos se te ve la cho…

—Joan….

—¡¿QUÉ COLLONS VOLS ARA?!

—Tenemos problemas, Joan, han entrado los rusos y los italianos, han destrozado el control de seguridad.

—¿Qué rusos?

—Nosotrrrrrros, señorrrrr Laporta —dijo uno de los cuatro armarios roperos que acababan de aparecer de la nada. Hemos veniiiido a hablaaar de lo nuestrrrro.

E anche dei nostri —añadió uno de los dos italianos que los acompañaban.

—¿Y qué es lo suyo? —dijo Laporta tragando saliva y mirando paralizado el tatuaje de la serpiente que rodeaba el cuello de su interlocutor.

—Lo nuestrrrrrrro son dos millones de euros.

Quattro, nel nostro caso sono quattro milioni. O carichiamo o tiriamo fuori il canarino —añadió el italiano señalando la jaula llena de canarios.

—¿Dos y cuatro millones? ¿Solo eso? Nada, nada, estén ustedes tranquilos, en cuanto termine este trabajo me pongo a ello y soluciono este pequeño malentendido, les doy mi palabra. ¿Les importaría esperar allí, donde están las vacas y el Arzobispo?

Dos horas más tarde, Laporta, a pesar de que las continuas interrupciones no habían cesado, ya tenía prácticamente finiquitado el calendario. Solo le faltaba Messi y salir por patas de aquel avispero.

El córner estaba un poco más poblado. A las vacas, los canarios, los italianos, los rusos, el Arzobispo y Sor Lucía, se habían unido varios directores de periódicos deportivos, seis banqueros, un cuñado de Bartomeu que le había prestado, según sus propias palabras, cinco mil euros con un interés del 27% y media plantilla del Barça B.

Rubia y Centella vacas Setién

Para entretener la espera, y animados por Rubia y Centella (dos de las vacas de Setién), se habían puesto a jugar un partidillo usando el campo a lo ancho, para no molestar en la sesión fotográfica. Rubia se nombró capitana de un equipo compuesto por los rusos, los italianos, los canarios y los periodistas, y Centella apostó por el Barcelona B, los banqueros y Sor Lucía. El Arzobispo se ofreció —argumentando que su condición de religioso era una garantía de ecuanimidad— a ser el árbitro. A los diez minutos del encuentro había pitado cuatro penaltis a favor del equipo de Centella y había expulsado a dos rusos y un italiano.

Laporta, mientras tanto, seguía a lo suyo:

—Muy bien Messi, faltas tú, te toca, ¿tienes el burofax a mano?… Vale perfecto, atúsate la barba, así, muy bien, ahora mírame con esos ojitos, conquístame… ¿Quién es el rey de la casa? ¿Quién es nuestro chiquitín? Bien, sigue, sigue, extiende el burofax y tápate. Lo estás bordando, bribón.

Muy bien Messi, faltas tú, te toca, ¿tienes el burofax a mano?… Vale perfecto, atúsate la barba, así, muy bien, ahora mírame con esos ojitos, conquístame…

En ese momento, la mala suerte hizo que un balón dividido cayese, sin que este se diese cuenta, a los pies de Laporta. Rubia y Centella, ofuscadas con el partido y sin ver más allá de sus cuernos, se lanzaron a por aquel balón como dos locomotoras. La embestida, que cogió al expresidente desprevenido, con el ojo en el objetivo de la cámara y absorto en su trabajo de fotógrafo, fue tan potente que lo planchó como si fuese un dibujo animado. Más que Joan Laporta, lo que apareció tendido en el suelo, fino y blanco como un folio, con la cámara hecha añicos a su lado, era El Coyote después de ser aplastado por una apisonadora.

Una semana más tarde, Joan Laporta, recuperándose en su sofá de las múltiples contusiones que le había ocasionado el topetazo, maldecía su mala suerte. De la cámara y la sesión fotográfica no había quedado nada.

Si ganaba iba a ser el presidente más pobre de la historia. Ya se podía olvidar de los fichajes.

Se sirvió un whisky y puso una película en su DVD. Ya la había visto, pero necesitaba poner un poco de humor a sus desventuras. Una hora y media después, viendo la escena final de Full Monty, aquel divertido strip-tease con coreografía que tantos aplausos generaba, una loca idea cruzó por su cabeza…

Y si…

 

Fotografías: Getty Images.

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Soy un hombre hecho a mí mismo. El problema es que me sobraron algunas piezas. SOL O CONTIGO. Persigo playas.

8 comentarios en: Laporta y el calendario

  1. Qué bueno.
    Con ánimo de colaborar en la recuperación económica, sugiero que hagan calendarios solidarios todas las secciones del "mes que un club": la de basket, con Mirotic en portada con dos pelotas de color naranja ACB, la de balonmano, la de futsal, la de hockey sobre patines, la de atletismo, y hasta la de bolos pirenaicos.
    No digo nada de la sección femenina, no vaya a ser mal interpretado.
    Por cierto, Samantha Fox barcelonista, Sabrina Salerno madridista.
    Saludos.

  2. Por Ansu Fati, qué genialidad.
    Reconozco que venía de buen humor después de ver el 1-4 del PSG, pero después de leerlo, ya no tengo una sonrisa, tengo lágrimas y dolors en mi barriga (casi tan cervecera como la de Joan) de la risa.

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