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Kovacic: aprendiendo a usar el GPS

Kovacic: aprendiendo a usar el GPS

Escrito por: Soprano355 abril, 2019
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Mateo Kovacic llegó al Real Madrid en verano de 2015 con la misión de contribuir a asegurar el relevo generacional de un centro del campo que, desde el club, se propusieron que fuese el mejor del siguiente lustro. En este sentido, la aportación de Mateo sería fundamental. Su potencial era visible y palpable. Se trataba de un futbolista que generaba impacto tanto en su parcela del campo como en la estructura global de sus equipos, por el dónde y cómo ejercía su influencia.

En parte por su derroche de cualidades de diferente índole - con la confusión que esto puede generar en un jugador por hacer – Mateo jugaba entonces con la inmadurez propia de un chico de 21 años y, para más inri, centrocampista, un hándicap añadido, si tenemos en cuenta la tardía explosión de la mayoría de los mejores en dicha parcela del campo. No obstante, dos años después Kovacic continuaba en el mismo punto de desarrollo futbolístico. La temporada pasada se le pidió un paso adelante que finalmente no se produjo, dejando claro que necesitaba un periodo de aprendizaje que le hiciese crecer.

Por eso salió. Le urgía desarrollarse y acumular minutos con un director técnico que orientase y favoreciese su evolución. Pocos destinos resultaban, a priori, más adecuados que el Chelsea de Maurizio Sarri, un especialista en dibujar hojas de ruta que simplifican el posicionamiento del jugador reduciendo así el margen de error en el mismo. A priori, parecía el lugar propicio para calmar la impaciencia y precipitación que capaban el crecimiento de Kovacic. Y en cierta medida lo está logrando.

El Chelsea, que reparte el ancho con un mediocentro (Jorginho) y dos interiores (Kovacic y Kante), en salida de balón manda al apoyo y recepción del primer pase, al mediocentro y al interior del carril donde esté el esférico, mientras el del perfil opuesto ocupa un escalón superior. Ahí Mateo juega cómodo y sencillo. Sarri ha logrado automatizar cuándo debe descargar y cuándo quedársela para atraer atenciones y que sean sus compañeros quienes encuentren y exploten los espacios que generan estas retenciones.

 

Por otro lado, cuando su equipo logra plantarse en la mitad de la cancha y tienen que progresar hasta zona de finalización y aceleración - con el rival colocado en su campo - el rol de Kovacic se limita a ser el de un mero elemento de apoyo en la circulación, aunque, en base a sus movimientos de arrastre, en compensación de los de sus compañeros, la puede llegar a mejorar.

En este particular, es cuando el Chelsea tiene la posesión donde se ha dado su principal evolución en relación con su etapa madridista: Mateo está sabiendo interpretar cómo, cuándo y por qué moverse en ataque posicional; o lo que es lo mismo, está controlando - por el buen adoctrinamiento de Sarri - sus impulsos de acercamiento obsesivo al poseedor del balón para ofrecerse, entendiendo así la influencia de su movimiento individual en las distintas fases con balón de su equipo, logrando de esta forma favorecerlas.

Pese a ello, su participación, en las fases con balón de su equipo, es posible que esté siendo menos ambiciosa de la que pudiésemos haber imaginado de antemano en este Chelsea. Las razones son variadas. Por un lado, se trata de un jugador que siempre ha tenido un primer toque irregular. A ello contribuye que, excesivas veces, suele intentarlo de un modo poco ortodoxo y recomendable; por ejemplo, abusando del exterior en los balones llovidos en los que tiene que descargar de primeras a un lado. Por otro, si bien es cierto que no entorpece la circulación, tampoco genera valor por sí mismo a través del pase. Sus envíos encuentran al destinatario, pero las manda directamente “al muñeco” - lo que normalmente obliga a su compañero a frenarse si estaba iniciando o continuando un movimiento -, de modo que sus pases no suelen ahorrar esfuerzos al receptor, incluso, en muchas ocasiones se los añade.

Con consecuencias similares, cuando es él quien recibe, le falta saber elegir cuándo continuar la jugada con el balón controlado saliendo en carrera, de forma que alterne esa dinámica con un freno a la acción para clavar al rival y sacar ventaja de su portentosa arrancada. Seguramente ostentar ese físico superior le supone una tentación continua a la hora de escoger, lo que le lleva a la equivocación de querer ponerlo en valor apresuradamente y demasiadas veces. Esta situación se agrava por no disponer de una visión clara de hacia dónde debe salir según lo que demande la jugada, sobre todo por el hecho, terriblemente llamativo, de lo poquísimo que suele mirar a la espalda. Hacerlo es algo fundamental para tener una visión periférica de cómo está ocupado el campo - por compañeros y rivales - y poder elegir qué hacer y por dónde. Y es que Kovacic -que es en esencia puro impulso e improvisación - no tiene aún tan afilada esa dinámica de movimientos necesaria para recibir de espaldas, girarse quitándose la marca y avanzar con el balón, ni tampoco termina de orientarse correctamente para iniciar la conducción sin tener que recurrir a dicha secuencia. Eso sí, pese a no hacerlo, es un buen retenedor bajo presión, capaz incluso desalir de situaciones de inferioridad numérica cuando recibe con acosos a la espalda, pero, por justamente lo anterior: no lleva la jugada, sino que la inercia de la misma es quien lo hace con él.

Una vez el Chelsea pisa la frontal, Mateo se siente más cómodo jugando por detrás de la línea de balón que entre líneas, donde su ya comentada tendencia a moverse innecesariamente según recibe le achica los pocos espacios que suelen concederse en esa zona. Sin embargo, pese a que el Chelsea es un equipo de circulación ligera que acumula pases en campo contrario, juntando así al equipo rival en zonas concretas, Kovacic rara vez cambia el sentido del juego. De hecho, prácticamente se limita a dársela al más cercano. En esto influye su, al menos hasta el momento, insuficiente capacidad de dirección – no termina de leer cuándo debe dejar de jugar en un sector que ya está superpoblado y cambiar al opuesto - y que su rango de pase se ve limitado porque su cambio de orientación lo efectúa defectuosamente: echando el cuerpo demasiado atrás y muy tocado; saliendo así demasiado bombeado y sin tensión, por lo que se le ve salir mucho antes de ejecutarlo y, cuando ya lo ha hecho, concede demasiado tiempo para neutralizarlo. Por estos motivos, se está mostrando bastante conservador en labores de distribución.

En contraste, donde sí está brillando con luz propia cuando su equipo la tiene, como podía preverse, es en transición. La conducción de Kovacic y las transiciones de la Premier League eran dos variables que se sabía que iban a retroalimentarse. Cuando el Chelsea recupera, ya sea cerca de su frontal o del círculo central, Mateo centra su posición y es el principal conductor de la acción, salvo que pueda encontrar a Hazard más arriba con línea de pase abierta en posición ventajosa. Su portentosa zancada, unida a su seguro, preciso y ágil cambio de dirección en máxima velocidad, le permite generar ventajas y también mantenerlas si cuando recibe ya las tiene. Eso sí, su último toque sigue estando desproporcionadamente lejos del resto de la acción, tanto en claridad como en ejecución, y por tanto todavía sigue sin sacarles todo el rédito que debería. Por ello, se limita a “hacer de cartero” como Bugs Bunny en Space Jam. Esto es, a recibirla en una zona y dársela a un compañero, al pie, en otra más adelantada.

Con respecto a cuando su equipo no tiene la pelota, Kovacic aún sigue estando verde. Y este es uno de los aspectos que más debería mejorar para dar el siguiente salto como centrocampista. Algo que se vuelve especialmente preocupante viendo que la Premier League es, probablemente, la liga que más fomenta los impulsos que tiene que controlar y corregir. El croata es un jugador que, cuando le pasa el balón cerca, acude a él irrefrenablemente. Una vez la pelota entra en su radio de acción, suele abandonar su posición y perseguirla. A su vez, le sigue costando también comprender el momento en qué debe cesar la persecución. Estos problemas se agravan por el hecho de ser un jugador que no termina de tapar bien las principales líneas de pase, ya sea desde parado o en movimiento, y por no tener una buena lectura a la hora de obligar a orientar - en base a su posicionamiento - la salida del rival por donde le convenga. Por lo que esta imantación sobre el balón supone una fuente constante de desequilibrios potenciales - al liberar espacios a su espalda - que el rival puede explotar. Más aún si no es acompañado de un reajuste en bloque de su equipo, lo cual termina desequilibrando la estructura colectiva, sobre todo si el origen del desajuste es el centro.

Sin embargo, esta circunstancia no se da tanto porque Sarri sabe bien qué tipo de cabra es Kovacic y a qué monte tira, actuando en consonancia cerrando en defensa posicional con Jorginho y Kanté en la frontal, mientras al croata hace lo propio en banda izquierda. De modo congruente con lo anterior, cuando el rival gana línea de fondo, Kovacic también muestra cierta tendencia a perder las referencias del área y a dejarse arrastrar por la inercia de la jugada llevándole, de esta manera, a hundirse en el área pequeña y a desproteger la frontal.

Pero no en todo es negativo en las fases sin balón. Kovacic, cuando logra llegar a la posición de bloqueo del poseedor, tiene un combo de elasticidad, capacidad de reacción y control del tempo para meter el pie, que le hacen un robador consumado en el 1vs1. Así como que, cuando es eliminado de la jugada, su habilidad para reincorporarse y volver a ganar la posición suele imponerse, lo cual le convierte en alguien muy pegajoso en las marcas individuales. Como consecuencia parece quedar claro que su problema estriba en la elección de cuándo buscar estas jugadas y cómo llegar a ellas, y no tanto en la resolución de las acciones directas de robo.

Asimismo, donde es un elemento de calidad diferencial sin pelota, es como recuperador directo en salida rival, ya sea metiendo el pie al poseedor o ganando el balón dividido. Ahí suele hacer suya la posesión del esférico e inicia su poderosa conducción, que es más efectiva cuando se inicia estando ya en movimiento que cuando la comienza desde parado, salvo que lo haga libre de marca y vea la presión venir de cara.

En síntesis, aún no termina de ser lo que, a mi modo de ver, el Real Madrid 19/20 necesitaría que fuese. De hecho, ni siquiera ha despejado las dudas de si podrá llegar a serlo algún día, pese a que, en lo individual, su temporada esté siendo positiva para su desarrollo. Y es que Mateo Kovacic se fue para ser entrenado por Maurizio Sarri para terminar de dar el paso que debía y que no parecía posible conseguir en el Madrid. Para ello tenía que mejorar muchas cosas que ha conseguido y muchas otras que aún no ha terminado de asumir. Estas mejoras debían lograrse consiguiendo apaciguar las tendencias naturales de quien se sabe superior físicamente y quiere demostrarlo constantemente. Consciente de ello, Sarri le dio ‘un GPS’. Pero Mateo Kovacic todavía está aprendiendo a usarlo.

7 comentarios en: Kovacic: aprendiendo a usar el GPS

  1. Buen artículo. No había visto antes un escrito suyo. No sé si es la idea de La Galerna, pero estaría bien un informe parecido de cada jugador cedido por el Madrid.
    Un saludo.

  2. Madre mía, cuando el año pasado se fue cedido Kovacic pensé que sin duda era el mejor para prescindir de él. Ahora me da lo mismo que hubiese empeorado este año, seguro que vuelve y es la estrella del medio campo.

  3. Muy buen artículo. No soy capaz de hacer un análisis tan profundo del comportamiento en el terreno de algunos jugadores. No siempre puedo descifrar sus movimientos e intenciones. Y sobre todo a Kovacic, que lo tenía bastante fuera del radar este año. Siempre me ha gustado la posición de creador, pues, al ser la que más análisis (a mi parecer) lleva, es la que más se me dificulta, y la que más me atrae, por lo fatal que se me da. Ya puestos, sé que no es a la carta, pero análisis similares sobre otros jugadores del equipo, o jugadores supuestamente en la óptica del equipo, serían bastante útiles, al menos así lo siento yo...
    Me remito a lo mismo que Juan A: es el primer artículo suyo que leo. Espero poder leerlos más a menudo.
    Saludos.

  4. Mi más sincera enhorabuena al autor.

    Tanto por su análisis como por su redacción o sus conclusiones.

    Simple y llanamente excelente. El tipo de artículo que demandó continuamente y que pocos autores han sido capaces de ofrecer.

    Espero que continues escribiendo así, y que no dejes de ver el fútbol con esos ojos.

  5. Ha sido un exhaustivo informe del jugador que a mí parecer la posición de interior en el Chelsea no le favorece cuando el equipo contrario se encuentra totalmente colocado defensivamente, sin embargo, cuando ha jugado en la posición de jorginho me parece que lo hace estupendamente ya que tiene la visión completa del terreno de juego, que como mencionas carece en el interior

  6. Muy buen artículo. He visto bastantes partidos del Chelsea con Kovacic y mi impresión es que el croata ha crecido poco. Mas aún, tras 4 años siguiéndole su evolución es pobre. Sigue teniendo unas condicionase innatas tremendas: la arrancada, la velocidad de reacción en defensa..., pero le sigue faltando lectura del juego, rango de pase (no tiene pase en largo, ni en vertical) y elegir mejor cuando correr o parar. De hecho, como no quiere cometer errores se ha convertido en un centrocampista muy plano con el balón. A mi me parece una venta de manual. Enhorabuena a Soprano

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