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Entrenadores del Real Madrid (IV): Quincoces

Entrenadores del Real Madrid (IV): Quincoces

Escrito por: Alberto Cosín31 diciembre, 2024
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La primera Copa tras la guerra

 

Leyenda blanca en el terreno de juego, Jacinto Quincoces empezó su carrera como técnico poco después de colgar las botas. Unos años más tarde, tras dirigir al Real Zaragoza y a la selección española, regresó a casa para entrenar al Real Madrid después de la marcha de Ramón Encinas. Se unía así a la lista de antiguos jugadores del cuadro merengue que también habían entrenado al primer equipo, junto a Juanito Cárcer, Pepe Berraondo y los interinos Bernabéu, Pedro Peris y Hernández Coronado.

El vasco había nacido en Baracaldo el 17 de julio de 1905. Su bagaje como jugador madridista había sido extraordinario consiguiendo en ocho temporadas un total de nueve títulos: las Ligas del 32 y 33, las Copas del 34 y el 36 y cinco torneos Mancomunados. En cuanto a estadísticas individuales, militó durante ocho temporadas en las que jugó 208 encuentros oficiales, 47 amistosos y anotó dos goles, uno en Copa frente al Deportivo en 1932 y otro en un Mancomunado contra el Atlético de Madrid en 1933.

Jacinto Quincoces

Jacinto Quincoces

Quincoces regresó a la casa blanca a principios del mes de julio de 1945 para sustituir a Moncho Encinas. Dejó su cargo en la selección española, declinó otras ofertas y se embarcó en el club de su vida firmando para la temporada 1945-46. Su retorno a la capital fue un secreto bien guardado por parte de la junta directiva y el presidente Santiago Bernabéu que anunciaron al entrenador por sorpresa.

Llegada de Quincoces en 1945

Llegada de Quincoces en 1945

Así lo contó MARCA: “El aceptar el Madrid los servicios de Jacinto Quincoces lleva consigo indudables ventajas para ambos. El Madrid precisaba de un hombre que sintiera cariño por los colores del histórico conjunto madrileño y nadie como el antiguo jugador, que tanta gloria consiguió en la zaga blanca para trabajar con mayor afán por el engrandecimiento del su club. En esto aventajaba al resto de los ofrecimientos, y el Madrid, conocedor de los deseos expuestos por Quincoces, le ofreció el cargo. El contrato lleva un año de validez y las ventajas dadas por el entrenador han de ser en cuenta por los dirigentes blancos para futuras temporadas, en que el nuevo terreno y los éxitos que logre en su cometido, influirán para recompensarle como merezca a su debido tiempo. Este es el pensamiento de entrenador y directiva que han de laborar por el engrandecimiento del Madrid resolviendo conjuntamente cuantas dificultades se presenten en la temporada”.

Jacinto Quincoces

Jacinto Quincoces

El entrenador vasco, todavía en Vitoria, habló para el periódico deportivo manifestando que “el Real Madrid me presentó la oportunidad y ya he aceptado con satisfacción. Estoy encantado. El entrenar al Real Madrid puede entusiasmar a cualquiera, y más a mí, que siento por el club de Chamartín un gran afecto y mis mejores simpatías”. Respecto a los objetivos de la temporada explicó que “con los elementos que sean, procuraré conjuntar el mejor once posible y trabajaré con gran entusiasmo para conseguir para el Real Madrid los mayores éxitos, conquistando algún campeonato. Claro que lo peor es que todos piensan igual. Ahí está el problema. Sin embargo, procuraré solucionarlo satisfactoriamente”.

Junto al técnico se refuerza al equipo con calma y sin apuestas por fichajes caros. Se producen, entre otras, las llegadas del portero Marín y Juanete del Real Murcia, Simonet del RCD Mallorca, Terán del Córdoba y Pont del Atlético Baleares. Además, vuelve Belmar tras una cesión en el Sabadell. Las bajas más destacadas son las de Azcárate, que se marcha al Real Zaragoza; Cuca, al Ceuta y Roig, Francisco Muñoz y Pelayo Martín, al Córdoba.

Quincoces y su táctica

Quincoces y su táctica

Quincoces con Ipiña

Quincoces con Ipiña

“Se espera mucho y bueno de Quincoces como entrenador, porque tiene fama de hombre activo e infatigable en la difícil tarea diaria de preparación, siendo igualmente afable en el trato con los elementos a sus órdenes”, afirma el Libro de Oro del Real Madrid. Con la plantilla vigente el vasco tiene claro su plan y construye el conjunto desde la zaga. Forma un tridente defensivo con Bañón, Clemente y Corona, y sujeta al equipo con la gran línea de medios formada por Moleiro, Ipiña y Huete. En la zona ofensiva tiene dudas y ese hándicap se verá aumentado durante la temporada, lo que hace que el equipo no llegue a competir completamente la Liga en el tramo final. Muchas pruebas y dudas con Elices y Alsúa por la banda diestra y en la zona de los interiores con Canal, Barinaga, Rafa, Elzo, Belmar y el mexicano Borbolla, que fue un fichaje mediático e inesperado que no cuajó. Con el paso de las jornadas, la delantera se acabó por concretar principalmente con Elices, Barinaga, Pruden, Belmar y Vidal.

Quincoces y Barinaga

Quincoces y Barinaga

Quincoces junto a Zamora en un Atlético Aviación-Real Madrid

Quincoces junto a Zamora en un Atlético Aviación-Real Madrid

La pretemporada dejó un buen sabor de boca, sobre todo por el triunfo en la Copa José Luis del Valle ante el eterno rival madrileño, el Atlético Aviación. En la primera vuelta liguera el equipo funcionó debido a la gran solidez y eficacia defensiva. No encajaban muchos goles y eso daba la oportunidad de puntuar en los partidos. Sin embargo, la falta de pólvora arriba y las continuas lesiones hicieron perder algunos puntos previstos, sobre todo en casa. El juego del equipo mostraba homogeneidad en sus hombres, compenetración entre línea y línea, preparación física y juego de altura en determinados encuentros. El mejor tramo del curso fue el ecuador, cuando terminaron en lo alto de la tabla empatados a puntos con el Barça. Pero a partir de ese momento el cuadro madridista se cayó y perdió todas las opciones de hacerse con la Liga.

Quincoces con Querejeta en el banquillo

Quincoces con Querejeta en el banquillo

Quincoces tuvo que recomponer muchas veces el once por las ausencias debido a problemas físicos de sus hombres. Una sola victoria en las siguientes diez jornadas provocó que el Real Madrid se fuese hasta el quinto puesto de la clasificación. La derrota en Barcelona frente a los azulgranas en la jornada 22 confirmó que las opciones ligueras se esfumaban, pese a que se terminó con tres triunfos en los últimos cuatro partidos. En la jornada 26, el Real Madrid se midió al Celta de Vigo en el que fue el último choque de la historia del viejo Chamartín en la competición doméstica. Pruden, que aquella noche hizo un triplete, logró el último gol liguero para los blancos. Finalizada la Liga, los merengues terminaron cuartos a cinco puntos del Sevilla, que se hizo con el título. El meta Bañón fue uno de los mejores de la temporada y con 30 goles encajados se convirtió en el arquero menos goleado.

Pruden contra el Celta en el último partido de Liga

Pruden contra el Celta en el último partido de Liga

La Copa se presentaba como la opción para salvar la temporada. El título continuaba gozando del mayor prestigio en el panorama futbolístico y en el club lo valoraban de forma especial porque se cumplían diez años desde la última conquista tras aquella famosa final de Mestalla en 1936 ante el F.C. Barcelona. Las dos primeras rondas fueron un paseo donde los blancos se deshicieron de gran facilidad en primer lugar del Racing de Ferrol y luego del Ceuta. En cuartos, el Alcoyano opuso más resistencia, sobre todo en feudo, donde sacó un empate. En la vuelta, los tantos de Barinaga y Pruden dieron el pase al Real Madrid en lo que sería el último partido oficial de los blancos en su vetusto estadio. Al igual que en la Liga, el delantero Pruden fue el encargado de perforar por última vez las mallas. En semifinales, el equipo de Quincoces tuvo enfrente al Oviedo de Meana. La línea del cuadro merengue era ascendente y se mostraron superiores en toda la eliminatoria. En la ciudad asturiana obtuvieron una victoria por la mínima que refrendaron en el Metropolitano ante 55.000 espectadores con un triunfo por 3-1.

Quincoces salta al campo en la final de Montjuic

Quincoces salta al campo en la final de Montjuic

En la final, el Real Madrid se midió al Valencia en Montjuic el 9 de junio. Un cuadro che repleto de enormes jugadores, con Cubells como técnico y en el ataque con figuras como Epi, Asensi, Mundo, Igoa y Gorostiza. Algunos analistas y personajes del fútbol daban como favoritos a los valencianistas, pero en la capital se tenía claro que, si paraban a los extremos che, el Real Madrid ganaría en opciones de llevarse la final. El Valencia llegaba con rabia y revancha porque los dos años anteriores habían sido derrotados en la final por el Athletic Club.

En la previa, Quincoces declaró en MARCA: “Partido feo. Es difícil de pronosticar. Pero no pierdo la confianza en ellos. Físicamente terminan la temporada en inmejorables condiciones, lo que me da base para sentir esperanzas. Ya se sabe que una final está a merced de la fortuna. Las posibilidades del Madrid son inmensas. Hoy ha logrado alcanzar la forma que mantuvo en la primera vuelta de la Liga. La línea media, por veteranía y juego, supera a la valenciana, y Clemente, en su mejor momento, es otro gran factor influyente en nuestras aspiraciones. Si el Madrid juega como es norma en él, los noventa minutos, los de Mestalla habrán de trabajar mucho para conquistar el título”.

Real Madrid campeón de Copa 1946

En las gradas, los blancos estuvieron apoyados por numerosos aficionados y simpatizantes que viajaron a Barcelona por carretera, vía férrea y aire. Los valencianistas eran mayoría y recibieron a su equipo con la correspondiente pólvora y una gran ovación. El técnico vasco apostó por su equipo de gala formado por Bañón; Clemente, Corona; Moleiro, Ipiña, Huete; Alsúa, Barinaga, Pruden, Belmar y Elices. El plan de juego merengue pasaba por sus interiores Barinaga y Belmar, que se encontraban en su plenitud. Ellos tomaron la iniciativa y el Real Madrid se fue imponiendo. Barinaga hizo un soberbio tanto y el equipo de Quincoces comenzó a sentar cátedra con su buen juego. Fruto del dominio el ariete Pruden de cabeza a la salida de un córner firmó el segundo. Nada más comenzar el segundo tiempo el delantero salmantino en una brillante jugada individual logró el tercero, el segundo de su cuenta, y finiquitó la final. Quincoces, entonces, replegó sus líneas y especuló con el resultado. Gorostiza, de penalti, marcó el gol del honor che y el Real Madrid con la victoria por 3-1 volvió a ser campeón copero una década más tarde.

Celebración de los jugadores tras ganar la final de Copa de 1946

Celebración de los jugadores tras ganar la final de Copa de 1946

Quincoces aupado a hombros en la final de Valencia

En los vestuarios el técnico madridista se mostró muy feliz: “Este momento de ahora compensa todas las amarguras de la temporada. Afortunadamente en la Copa no ha habida tanta desgracia ni tantas lesiones. Desde luego hemos merecido la victoria. Lo mismo por juego, que por entusiasmo, que por decisión. Yo siempre tuve fe en ella”. A continuación, comparó la sensación de ganar como jugador y como entrenador: “Indiscutiblemente, como jugador. Se sufre menos, porque la intervención personal en el juego distrae los nervios. De entrenador se juega un poco por todos y se sufre mucho por todos”.

Jacinto Quincoces en el banquillo

Jacinto Quincoces en el banquillo

El viaje de vuelta lo hizo el equipo en el tren acompañados con cientos de entusiastas aficionados. En la capital, el recibimiento en los andenes de la estación del Mediodía fue realmente apoteósico. Ovaciones, vítores, gritos y los jugadores, como los toreros, haciendo su salida a hombros. Muchos minutos los llevó conseguir llegar al autobús con destino la sede social del club en el frontón Fiesta Alegre. Allí los discursos y la exhibición del relumbrante trofeo pusieron el fin de fiesta. Unos días más tarde, se produjo la recepción en el Ayuntamiento de Madrid con el alcalde, el Sr. José Moreno Torres, recibiendo la copa de manos del capitán merengue Ipiña. El trofeo se quedó en depósito en las vitrinas municipales con la esperanza de que continuase en las mismas en años posteriores.

Mural Real Madrid campeón Copa 1946

Mural Real Madrid campeón Copa 1946

Pese al éxito de la Copa, el presidente Santiago Bernabéu decidió prescindir para la siguiente campaña de los servicios de Quincoces como entrenador y lo desplazó a la secretaría técnica. En un primer momento se pensó en Antonio Bonet, pero finalmente el que aterrizó para el banquillo fue Baltasar Albéniz. La principal razón del presidente blanco para apartar a Quincoces fue que creía que todavía existían en la plantilla muchos jugadores que habían sido compañeros del vasco en su etapa como futbolista y eso le restaba autoridad ante el grupo. El baracaldés ejerció como ojeador y secretario técnico entre 1946 y 1947 y fue en este periodo cuando culminó el fichaje de Luis Molowny con aquel famoso viaje en avión a Las Palmas mientras que su homólogo culé, Ricardo Cabot, lo realizó en barco.

Quincoces tuvo poco después una breve segunda etapa como DT merengue. De cara a la temporada 1947-48, en un giro de los acontecimientos dentro del club blanco, volvió a tomar los mandos. Albéniz figuraba como entrenador, pero el vasco con su cargo de delegado de fútbol estaba por encima y era la persona que decidía los equipos y orientaba y dirigía a los jugadores. El experimento no salió demasiado bien y solo duró cuatro meses. El comienzo en la Liga fue horrible, con solo una victoria en los primeros seis partidos. En las siguientes jornadas el panorama no resultó más alentador con tres triunfos y cinco derrotas. A principios del mes de enero de 1948, el Nástic de Tarragona asaltó Chamartín ganando por 1-3 y fue el golpe final para Quincoces. El malestar entre los aficionados y los socios y un ambiente enrarecido dentro del club precipitó la decisión. Le sustituyó de forma interina Albéniz hasta que llegase unas semanas más tarde el inglés Mr. Keeping.

Marcha de Quincoces del Real Madrid en 1948

Marcha de Quincoces del Real Madrid en 1948

Después de dejar definitivamente el conjunto merengue, Quincoces prosiguió su carrera como técnico, que desarrolló principalmente en el Valencia en dos etapas, una que duró seis campañas y otra con dos temporadas a finales de los 50. En la capital del Turia volvió a saborear las mieles del éxito y conquistó dos Copas y una Copa Eva Duarte. También pasó brevemente un curso en el Atlético de Madrid y otros dos en el Real Zaragoza tras su experiencia por la ciudad maña a comienzos de los años 40.

 

Fotografías: archivo Alberto Cosín.

 

Capítulos anteriores:

 

1.- Entrenadores del Real Madrid: Mr. Firth

2.- Entrenadores del Real Madrid (II): Kinké

3.- Entrenadores del Real Madrid (III): Berraondo

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Apasionado del balompié, me hubiese gustado ver en directo a las figuras de los años 30, 40 y 50. Gato y madridista, en mi primera visita al Santiago Bernabéu pude contemplar a Diego Armando Maradona.

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3 comentarios en: Entrenadores del Real Madrid (IV): Quincoces

  1. Interesante columna que habla del Real Madrid de los 40, esa época tan sombría como esperanzadora, y no deja de ser sorprendente como alguien puede pasar de estar de seleccionador a fichar por el Madrid sin que sea objeto de escarnio y odio tanto él como sobre todo el Real Madrid por tal hecho, en 2018 la situación sería bien distinta.

  2. Muchas felicidades D. Alberto. Que en el 2025 guce Vd. de buena salud para seguir deleitándonos de artículos y series como la que ahora periódicamente nos regala.

    FELIZ 2025

    HALA MADRID Y NADA MAS

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Lamine Yamal es muy joven.

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En el hecho de que @AthosDumasE llame a la que muchos llaman "Selección Nacional" la "selección de la @rfef" encontraréis pistas de por qué no la apoya.

La explicación completa, aquí

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Tal día como hoy, pero de 1962, Amancio rubricaba su contrato como jugador del Real Madrid.

@albertocosin no estaba allí, pero te va a hacer sentir que tú sí estabas.

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