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El Real Madrid y Winston Churchill

El Real Madrid y Winston Churchill

Escrito por: Luis Montero Manglano9 marzo, 2023
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Hace muchos siglos, Cartago era el único poder que se enfrentaba a Roma por el dominio del Mediterráneo. Catón el Viejo, militar y político romano, con la intención de que su gobierno no olvidara cuál debía ser su principal preocupación, concluía todos sus discursos ante el senado con la misma coletilla: “Carthago delenda est”: Cartago debe ser destruida.

Ahora que el Fútbol Club Barcelona ha sido acusado por la Fiscalía de cometer “corrupción continuada en el deporte”, lo que me pido el cuerpo es que el Real Madrid emule a Catón el Viejo (idea no tan descabellada en la medida en que a Ancelotti se le está poniendo cara de tribuno de la plebe) y que cada declaración de alguien del club finalice siempre con la misma fórmula. “Barça puniendus est”, o algo parecido. Que en una traducción libre sería algo así como “hay que empaquetar al Barça”

—Míster, ¿cómo ha visto hoy la actuación del equipo?

—Poco precisos en el área, pero muy serios en defensa; y hay que empaquetar al Barça.

—Luka, ¿cómo va lo de tu renovación?

—El club y yo aún no lo hemos hablado, todavía tenemos tiempo; y hay que empaquetar al Barça.

—Florentino, ¿vamos a fichar algo este verano?

—Por supuesto: el conserje de Valdebebas se nos jubila en mayo y tenemos que cubrir su plaza, así que tranquilos; y hay que empaquetar al Barça.

El Madrid del segundo plano

Eso me pide el cuerpo, pero mi mente tira de cinismo y practicidad y opina que a estas alturas ya no merece la pena preocuparse por cosas semejantes. La liga española se muere, es algo que tengo bastante claro. El que uno de sus equipos haya pervertido la competición durante (al menos) veinte años es solo el más aparatoso de sus estertores, el esputo de sangre en el pañuelo después de un acceso de tos.

A mí que la Liga desaparezca me daría pena, pero lo acabaría superando. También desapareció el juego de las cañas, que era una cosa estupenda que causaba furor en la España del Siglo de Oro. En tal deporte dos equipos recreaban una batalla y se enfrentaban a caballo armados con lanzas, pero todo era fingido, no había intención de dañar al adversario, como cuando el Valencia juega en el Camp Nou.

Pienso que al único club español importante que realmente le ha importado el fútbol ha sido al Real Madrid

Cuando te das cuenta de que la mayoría de los jóvenes prefieren la King’s League de Ibai Llanos o cuando descubres que cada vez hay más chavales de Toledo, Baracaldo o Ponferrada que son hinchas del Manchester City, es cuando descubres que la Liga nacional va camino de convertirse en una reliquia. Si a eso le unes la corrupción apenas disimulada e impune, el aldeanismo de la afición, la estafa diaria de la prensa deportiva, la falta de espectacularidad de los partidos y el desprecio olímpico por el interés del aficionado; definitivamente se deduce que la Liga necesita un tiro en la cabeza para acabar con su sufrimiento.

No tengo muy claro cuándo empezó a morirse. Incluso dudo que alguna vez estuviera realmente sana. Puede que el punto de no retorno esté en aquel enloquecido mundo del fútbol español de los 90. La época de los Gil y Gil, los Lopera, los Gaspart, los Ruíz Mateos… Cuando una caterva de sinvergüenzas con gran talento para el populismo descubrieron que podían hacerse ricos gracias al fútbol de clubes.

Jesús Gil jacuzzi

Surgió así una estirpe de directivos encanijados, adictos a la subvención y al pelotazo que, sin embargo, se creían napoleones mientras se les llenaba la boca con el escudo de los clubes a los que expoliaban y salían en televisión rodeados de mama-chichos. Qué época, queridos niños. Haría falta el talento de un Peter Biskind (quien diseccionó de manera divertidísima los excesos del Nuevo Hollywood en su libro “Moteros tranquilos, toros salvajes”) para reflejarla en todo su grotesco esplendor. Ojalá alguien lo haga alguna vez.

De aquel linaje de dineros consanguíneos (y, por lo tanto, una estirpe tarada) surgieron los Villares, Arminios, Negreiras y Tebas del siglo XXI. Si los viejos pecados tienen largas sombras entonces los del fútbol español debieron de ser gordísimos, pues sus tinieblas parecen interminables.

De aquel linaje de dineros consanguíneos (y, por lo tanto, una estirpe tarada) de los 90 surgieron los Villares, Arminios, Negreiras y Tebas del siglo XXI

Pienso que al único club español importante que realmente le ha importado el fútbol ha sido al Real Madrid. El único que siempre comprendió que esto no es solo un deporte, sino también una industria cuyo fin último debe ser, no el de enriquecer a este o aquel sátrapa pueblerino, sino empoderar a los clubes y, de ese modo, generar espectáculo y prosperidad futura. Lo entendió Bernabéu cuando levantó el estadio de Chamartín, lo entendió Florentino cuando comenzó a fichar galácticos (pero siempre con un ojo puesto en el balance de gastos e ingresos) y lo entiende ahora cuando se parte la cara por la Superliga Europea.

Presentación Benzema Florentino

Hace unos días, la agente de Erling Haaland decía que cualquier futbolista querría fichar por el Real Madrid a pesar de que juega en una “competición débil” porque es el equipo de las Champions. Esto me llena de inquietud porque me pregunto qué pasará cuando el Real Madrid deje de ganar Champions regularmente (cosa que tendrá que ocurrir nos guste o no, porque lo normal en cualquier torneo es que pierdas más veces de las que ganas). ¿Qué pasará, insisto, cuando llegue el momento en que el único atractivo para atraer grandes jugadores y patrocinadores sea una “competición débil”? ¿Querrá un Jude Bellingham cualquiera fichar en esta Liga para que un tal Maffeo le parta el tobillo mientras la grada le llama “mono” sin que ninguna de ambas acciones tenga consecuencias, o preferirá irse a Inglaterra a enfrentarse a Erling Haaland en una competición donde, aún con sus carencias, todavía se mantiene un respeto elemental por el aficionado y el juego?

¿Querrá un Bellingham cualquiera fichar en esta Liga para que un tal Maffeo le parta el tobillo mientras la grada le llama “mono” sin que ninguna de ambas acciones tenga consecuencias, o preferirá irse a Inglaterra a enfrentarse a Erling Haaland en una competición donde todavía se mantiene un respeto elemental por el aficionado y el juego?

Si llega un punto en que esta Liga muerta se convierte en un lastre para Real Madrid, creo que lo más lógico sería soltarlo antes de que nos hunda en su mediocridad. Es por esto que una competición paneuropea se me antoja más necesaria que nunca.

El Madrid ha ido a la guerra por la Superliga con dos compañeros de viaje de dudosa virtud. Por un lado está la Juve de los Agnelli y por otro el Barça de los Negreira. Comprendo al madridista que opina que el Madrid debería librarse de semejantes aliados, pero creo que tal vez haya que reflexionar tales extremos con mucha sangre fría.

Esta lucha que lidera el Real Madrid por relanzar el fútbol como deporte espectáculo es, probablemente, la más importante que haya emprendido el club en sus 121 años de historia. Pienso, con la mano en el corazón, que su supervivencia a largo plazo depende del éxito de una futura competición paneuropea gestionada únicamente por los clubes que la organizan.

Cuando uno va a la guerra no siempre puede escoger a sus aliados. Si Winston Churchill se enfrentó contra los nazis con la ayuda de Stalin no veo motivo por el cual el Madrid tenga que renunciar a la alianza con el Barça o la Juve en aras de un bien mayor.

Si Winston Churchill se enfrentó contra los nazis con la ayuda de Stalin no veo motivo por el cual el Madrid tenga que renunciar a la alianza con el Barça o la Juve en aras de un bien mayor

Churchill, por cierto, habría entendido bastante bien al Real Madrid. El Butragueño portavoz le habría recordado a su colega del gabinete de guerra Clement Atlee, a quien describió como “un cordero con piel de cordero”. A Churchill, Medina Cantalejo lloriqueando por la virtud del colectivo arbitral le habría hecho pensar inmediatamente en lord Halifax (“sus virtudes han hecho más daño al mundo que los vicios de cientos de personas”), la cortedad de miras de los directivos de los clubes españoles le habría resultado paralela a la de Neville Chamberlain (“contempla los asuntos extranjeros como si lo hiciera desde el extremo de un desagüe”), en Javier Tebas vería un trasunto del secretario de estado americano John Foster Dulles (“único caso de un elefante que lleva a cuestas su propia cacharrería”), en Rubiales habría visto también algo de Clement Atlee (“es un hombre enormemente modesto, pero es que tiene muchas razones para serlo”), en muchos ciudadanos periodistas españoles habría encontrado paralelismos con sus ministro de sanidad Aneurin Bevan (“no se me ocurre a nadie mejor para inaugurar nuestro Servicio Nacional de Salud Psiquiátrica que una persona que debería figurar entre sus primeros pacientes”) y seguramente de un Xavi Hernández habría tenido una opinión similar a la que manifestaba sobre el ministro de hacienda Richard Stafford Cripps (“tiene todas las virtudes que detesto y ninguno de los vicios que admiro”).

Winston Churchill

Cuando Alemania declaró la guerra a la URSS, Churchill dijo: “Si Hitler invade el infierno, estoy en la obligación de hablar favorablemente del diablo en la Cámara de los Comunes”. Al Real Madrid yo no le pido que hable favorablemente del diablo, solo que llegue a hasta el final de una lucha justa sin importar en compañía de quién.

Recordemos lo que proclamó el viejo Winston en su discurso más famoso: “we shall never surrender!” Lo que traducido del inglés sería algo así como “Hasta el final, ¡vamos, Real!”. Aunque sea junto al Barça y la Juventus de Turín. Siempre será mejor que morir asfixiados de virtud en la Liga de Javier Tebas.

 

Getty Images.

Luis Montero Manglano
Novelista. Editor. Profesor de Historia del Arte.

3 comentarios en: El Real Madrid y Winston Churchill

  1. Viendo el fútbol que vimos ayer entre Bayern y PSG
    Yo y muchos aficionados se preguntarán: AQUE FUTBOL JUEGAN LOS NUESTROS SI ES QUE LO QUE PRACTICAN EN ESTA DEPAUPERADA LIGA SE PUEDE CALIFICAR ASI

  2. La alianza con el FC Negreira en la Superliga implica mirar a otro lado de sus corruptelas,ojo, que eso no es plato a digerir para todos los madridistas.

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