Durante una batalla el mariscal Foch pidió a uno de sus ayudas de campo lumbre para encenderse el cigarro. Este se acercó con un mechero cuando de pronto: ¡bum!, una bala le reventó la cabeza. El mariscal, sin alterarse un ápice, miró a otro ayudante que estaba cerca:
— A ver si con usted tengo más suerte…
Esta historia ilustra a la perfección que hay trabajos muy poco gratos, como el de ayuda de campo del mariscal Foch, pero que alguien tiene que hacerlos. George Orwell dijo una vez que apostar en las carreras de caballos es un método fiable para ganarse la vida en comparación con el oficio de escritor. Yo soy escritor (más o menos), así que doy fe de que es verdad.
También soy editor, lo cual me convierte en una especie de esquizofrénico laboral, algo así como ser perro y veterinario al mismo tiempo. La malvada multinacional a la que facturo mis horas laborales es Penguin Random House. En España hay dos grandes grupos editoriales, uno es Penguin y el otro es Planeta. Un editor que conozco suele decir que son como el Madrid y el Barça del mundillo, pero nunca especifica cuál de los dos es el merengue y cuál es el culé. Si bien les recuerdo que uno de ellos entrega el Premio Planeta, lo cual puede servir de pista.
Hay trabajos peores que el de editor, pero tampoco se crean que es un chollo. A veces tengo que leer manuscritos espeluznantes. Cuando era más joven trabajé en un McDonald’s, pero todavía hoy de vez en cuando sigo comiendo sus hamburguesas; ahora trabajo como editor y todavía sigo leyendo libros por placer; lo cual indica que debo tener un estómago a prueba de bomba. Ser editor implica que en cualquier momento te puede llegar un manuscrito de, no sé, Pavel Fernández, por ejemplo, y que no solo te lo tienes que leer por narices sino que además debes intentar mejorarlo. Tengo pesadillas con esa posibilidad, porque seguro que Pavel Fernández es de esa clase de escritores que te mandan el manuscrito sin sangrías, con las páginas sin numerar y usando guiones cortos para los diálogos en vez de guiones largos (cosas las tres que me dan mucha grima). O igual te lo manda escrito a boli en un cuaderno de espiral, con tachones y dibujitos en los márgenes. Yo qué sé. Lo único que tengo claro es que no me veo con fuerzas para editar un texto lleno de digresiones sobre el fuera de juego psicológico.
Me gusta mi trabajo en cierta medida, pero también sueño con tener otro mejor. Vázquez Montalbán solía decir que le gustaría ser Secretario General del Partido Comunista para saber si el comunismo funciona de verdad, o bien papa de Roma para saber si Dios existe. A mí lo que me gustaría es ser entrenador del Real Madrid.
Mi aspiración no es nada original. Todo español lleva en su interior un presidente del gobierno y un entrenador de fútbol. Supongo que se debe a ese vicio tan nuestro que es el de pensar que podemos hacer las cosas mejor que cualquier otra persona. El gran pecado nacional no es la envidia, es el “quita, que tú no sabes de esto, ya te explico yo cómo se hace”. Es muy ibérico lo de creer que nuestras capacidades siempre son mejores que las del vecino.
Sin embargo, les aseguro que yo quiero ser entrenador del Real Madrid no porque piense que lo pueda hacer mejor que un Ancelotti, un Xabi Alonso o incluso un Rafa Benítez. No. Yo quiero entrenar al club de Concha Espina para darme el gustazo de salir en rueda de prensa y ponerme a rajar de todo el mundo: de Laporta, de Tebas, del CTA, de la prensa y de la subida de la cuota de autónomos; así, sin filtros ni tapujos: mandar a todos a tomar por saco y quedarme más a gusto que nadie.
Podría hacerlo sin que el club o yo tuviéramos temor alguno a que me sancionen o incluso me retiraran la licencia de por vida, ya que el Real Madrid no perdería demasiado si yo dejara de ser su entrenador, porque yo sería un entrenador espantoso. Pero rajaría muy bien. Y de eso se trata el asunto, a fin de cuentas.
les aseguro que yo quiero ser entrenador del Real Madrid no porque piense que lo pueda hacer mejor que un Ancelotti, un Xabi Alonso o incluso un Rafa Benítez. No. Yo quiero entrenar al club de Concha Espina para darme el gustazo de salir en rueda de prensa y ponerme a rajar de todo el mundo
El Real Madrid necesita un buen rajador en su plantilla, alguien que no sea Xabi Alonso, que bastante tiene con las obligaciones de su cargo como para encima hacer la labor de mamporrero. Dentro de unos días se juega un Madrid-Barça y mucho me temo que hará falta un rajador competente para ese partido. Cuando acabe el partido con el resultado que todos sospechamos, alguien de la plantilla debe salir ante los micrófonos para llamar blanco a lo blanco y negreira a lo negreira sin temor a represalias de la autoridad competente.
Recientemente Thibaut Courtois ha demostrado tener gran habilidad como rajador, denunciando sin ambages todas las trapacerías de nuestro fútbol. Eso está muy bien, pero no podemos quemar a nuestro mejor portero en esas tareas. Lo suyo debe ser parar, no rajar. Lo mejor es eximirle de esa tarea.
Andrey Lunin podría ser, a priori, un rajador de confianza. Imaginen la escena: acaba el partido, se le acerca el alcachofero de El Partidazo buscando titulares y le pregunta: “Lunin, ¿qué te ha parecido la actuación arbitral?”. Entonces el ucraniano le atraviesa con sus ojos de hielo, impasible el gesto, y masculla: “¿Qué te ha parecido a ti?”. El alcachofero se pone a sudar sangre, las piernas le tiemblan y de inmediato debe ser ingresado de urgencia por una crisis de ansiedad que desemboca en posterior profesión de votos como monje capuchino, acosado el resto de su vida por pesadillas recurrentes sobre la mirada de Andrey Lunin. A priori suena bien, pero la labor de un rajador de confianza debe ser la de decir las cosas con claridad, no la de aterrar periodistas. Lunin, por lo tanto, descartado.
El Real Madrid necesita un buen rajador en su plantilla, alguien que no sea Xabi Alonso. Dentro de unos días se juega un Madrid-Barça y mucho me temo que hará falta un rajador competente para ese partido
Arda Güler, que es probablemente el intelecto más afilado de la plantilla desde la marcha de Toni Kroos, podría, por ese motivo, ser un buen rajador. Lo malo es que el periodista de turno le preguntaría sobre (por ejemplo) el caso Negreira, y probablemente Güler le respondería con una larga disertación sobre la ética en los textos de Avicena y Máximo el Confesor, dejando al alcachofero con cara de idiota y sin enterarse de nada. Güler, por tanto, no sirve como rajador. Güler debe filosofar en el campo, estableciendo con los delanteros místicas conexiones que trasciendan la metafísica, como hace últimamente.
Tal vez alguno de ustedes piense que Carvajal sería un rajador fiable, pero ese es un error muy común. Aquí a Carvajal le queremos mucho, pero sufre de un vicio muy característico de los capitanes españoles del Real Madrid: cuando llevan la camiseta del club son rajadores más o menos competentes, pero rajan fatal cuando juegan con la selección española. En ese contexto, se ponen a decir cosas como que los árbitros a veces te dan y a veces te quitan, que su trabajo es muy complicado, que qué bonito es el amor más que nunca en primavera y ese tipo de cosas. Como rajadores, juegan bien en casa, pero muy mal como visitantes. Conviene descartarlos para ese puesto.
Lo mejor sería que en el próximo mercado de invierno Florentino Pérez emprenda el fichaje de un buen rajador. El perfil adecuado sería el de un tipo sin pelos en la lengua y, sobre todo, que no haga ningún roto al equipo cuando se pase la temporada sancionado por decir verdades. Alguien como Mariano, por ejemplo, cuya ausencia en el campo de juego nadie notaría. Lo malo de Mariano es que lo fichas para rajador y en vez de eso se pasa el día haciendo el vago y ensayando peinados raros.
Un rajador no solo debe ser prescindible en los partidos sino también carismático. En ese aspecto, Fabio Coentrao se me antoja muy adecuado. Al Coentrao de la época del primer Ancelotti yo lo fichaba como rajador sin dudarlo, al de hoy en día me lo pensaría un poco mejor. A este Coentrao le preguntas sobre el arbitraje y te responde citando textos de “El Viejo y el Mar” y diciendo no sé qué sobre la procelosa inmensidad de los océanos. Nada, dejémoslo donde está, con sus barcos y melancolías.
Se me ocurre una idea mucho más radical. Llevo dándole vueltas un tiempo y creo que sería el mejor fichaje que el Real Madrid podría hacer para cubrir el puesto de rajador de la plantilla. Tomen nota: Antoine Griezmann.
Creo que sería la mejor opción. Piénsenlo bien: por un lado, no me cabe duda de que Griezmann es en secreto madridista hasta las trancas y, por el otro, tiene el aspecto de alguien que se muere desde hace tiempo por que le den la oportunidad de rajar a base de bien.
Reflexionen sobre el maravilloso torpedo en plena línea de flotación de la Liga española que sería fichar a Griezmann como rajador del Real Madrid. Imaginen a Gonzalo Miró dando la noticia en directo, recreen en su mente la portada de Marca (ANTOINE GRIEZMANN, NUEVO RAJADOR DEL REAL MADRID). Visualicen el próximo post partido contra el Atleti y la escena de Griezmann, vestido de blanco impoluto porque no ha pisado el terreno de juego, rajando a placer ante el micrófono del programa de Manolo Lama sobre Alberola Rojas, los chanchullos del triángulo Tebas-Laporta-Cerezo y los injertos de Simeone. Gloria bendita.
El Real Madrid lleva más de un siglo haciendo avanzar el fútbol. Es hora de dar otro paso hacia el futuro y fichar al primer rajador de la historia, el jugador número 12, la voz del pueblo soberano. Hágase. Antes del domingo, a ser posible.
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Ya está el rajador y cobrando sueldo y todo, Emilio Butragueño, junto con Chendo de los mejores exfutbolistas que se han sabido buscar la vida en el Madrid, volviendo al buitre una vez creo que se le escapó un "carai", solo hace falta pulirlo un poco más.
Totalmente de acuerdo con Vastic.Haber si el buitre dice un "jolin" o un "recórcholis". Por fin los madridistas dormiríamos más tranquilos
Estoy seguro que a Mou no le importaría la labor.
Genial lo del rajador. mas quisiera hacer mención de lo que no se debe repetir en el Real Madrid, me refiero al infiltrado, ese que por razón de antigüedad llega a un puesto que verifica los Principios de Peter, ese corazón tierno que comparte mesa con el enemigo en restaurante ajeno, que raja con voz de amigos o familiar del entrenador y vestuario, esa excepción que no se debe dar en un Real Madrid que por tradición en lugar de capitanes tenía generales. La antigüedad no siempre es un grado.
Imagino que mi comentario estará pendiente de revisión, pero tenía que decirlo, más vale prevenir que curar.
Ya puestos puedes dar nombres, que no estamos en Corea N.
Hay que rajar en el campo, con el balón en las botas
Magnifica idea . Lástima que no se te hubiera ocurrido antes, en los tiempos del gran Thomas Gravesen. Ese sería tan apropiado para el trabajo de rajador como de leñero en el campo. Quizás, podría compaginar ambas ocupaciones ocasionalmente. Si lo sancionaban no se perdía nada. Jajajaja
Es buena idea. Pero no debería ser un jugador. Alguien cercano, pero no un jugador. Courtois tiene dos ventajas: puede ir ensayando mientras va llegando la 16, pero conseguida esta, podría, debería ocupar un puesto en el club con ese rango. Imagínense a un periodista de 1,70m preguntándole por Negreira y Thibaut dando un paso para acercarse un poco más y mirarle desde la estratosfera antes de contestar. Cine.