Xavi, peor que Setién

Buenos días, amigos. ¿Cómo estáis? Nosotros un poco menos enfadados que ayer, pero también menos que mañana. Digamos que ayer a estas horas estábamos como Michael Douglas en Un Día de Furia, con el coche abandonado en medio de un atasco y el bate de baseball en la mano, presto para la acción. Hoy estamos a lo sumo como William Hurt en El Turista Accidental: descreídos aún, deprimidos todavía ante el alcance de la mierda que nos rodea, pero vagamente sonrientes porque hemos conocido a Geena Davis.

Geena Davis es, obviamente, la derrota del Barça en casa ante el Girona. Pues eso: una sonrisa, un interés incipiente pero sin alegría de auténtico calado. Una alegría de esa índole podría haber sido, por ejemplo, la noticia del cese y/o la imputación de Clos Gómez, pero no caerá esa breva.

Esta derrota del Barça ante los hombres de Míchel apenas alcanza a suscitarnos un alivio pasajero, epidérmico. La sensación de que el fútbol español flota en un légamo de putrefacción sin fin sigue presente, de manera que los avatares estrictamente deportivos no nos procuran más que una discreta satisfacción eventual.

—Pero oigan, que al Barça le endosó un 2-4, en su propio feudo como decían los antiguos, el otro equipo favorito de Roures. ¡Un poco de alegría, oiga!

Por lo que sea, ser esquilmados durante décadas por la alianza Barça-Negreira, y comprobar que incluso a día de hoy queda patente la corrupción intrínseca a la competición, nos convierte en unos cascarrabias redomados

Qué queréis que os digamos. Sí y no. Por lo que sea, ser esquilmados durante décadas por la alianza Barça-Negreira, y comprobar que incluso a día de hoy queda patente la corrupción intrínseca a la competición, nos convierte en unos cascarrabias redomados. Esta derrota culé habría sido fuente de dicha sin fin cuando éramos inocentes, si es que alguna vez lo fuimos del todo, o al menos cuando nos olíamos que algo feo estaba teniendo lugar ante nuestras mismísimas narices, pero no teníamos las facturas para ratificar nuestro temor.

Ahora todo es distinto. Podéis llamarnos viejos amargados sin que la descalificación nos hiera. El BarçaGate, el NegreiraGate, nos ha arrojado encima una montaña de escepticismo, de experiencia amarga, de sarcasmo espeso. De años. Ya no podemos gozar como antes de cosas como esta.

Bien es verdad que hay cuestiones colaterales que nos infunden una satisfacción que ni queremos ni deseamos aplacar, que ni queremos ni deseamos ocultar tampoco. Xavi, el entrenador que confesó que en el vestuario culé se reían del affaire Negreira (del mismo modo, agregamos nosotros, que a los ladrones protagonistas de La Casa de Papel les entra de vez en cuando la risa ante la magnitud de su latrocinio), está en horas bajas, muy bajas. Tan bajas que a cualquier otro entrenador con menos palabrería tikitakesca y supremacista, menos vinculado por tanto al ADN de la institución que le paga, le habrían costado el puesto. Atención a las estadísticas porque son regocijantes hasta para almas magulladas, zarandeadas y asqueadas como la nuestra.

#DATO Xavi Hernández es el SEGUNDO entrenador del Barcelona con peores números con el Barcelona en los últimos 15 años. Incluso tiene menor % de victorias que Quique Setién (64,00% vs 62,16%). Solo Koeman (58,2%) lo empeora. pic.twitter.com/TxEdemT8Fg

— Fran Martínez (@LaLigaenDirecto) December 10, 2023

Aquí sí nos vais a permitir una sonrisa de íntima aquiescencia. El hecho de que el Jardiner esté en posesión de estadísticas más catastróficas aún que las de Setién nos colma de satisfacción. Podríamos pensar que a estas horas le estarán preparando un finiquito tan eterno (es decir, sin principio ni fin en cuanto al cobro) como lo fue el del técnico santanderino, pero no parece. Esa gente tiene demasiado apego a sus dogmas (y demasiado poco dinero en caja) para permitirse esas alegrías. Se les caería también un elemento propagandístico de primer orden.

Xavi, por lo demás, justificó la derrota porque el Barça está “en construcción”. Xavi puede decir la cosa más desopilante del mundo sin que nadie de su entorno —del cual, increíblemente, él se queja— arquee una ceja. En construcción. Jardiner y además capataz de obra, todo en uno. Magnífico.

La prensa cataculé se muestra tranquila ante la debacle, en parte por las razones ya insinuadas, en parte porque ha tenido lugar ante otro equipo quintaesencialmente representativo del pancatalanismo que nos domina en todas las esferas de la vida, en parte también porque es como señalábamos el otro equipo de Roures, que manda en tantos medios a través de turbias conexiones. Sport se muestra calmo, no enciende alarmas ni activa denuestos.

La portada más interesante de hoy, empero, es la de Mundo Deportivo, que se muestra tan rendido al Girona —conocido popularmente como el City B— que nos da por pensar que el rotativo de Godó, grande de España, podría estar cambiándose de equipo atraído por el oro negro de los Emiratos, que es —sin quitar mérito a la gran campaña de Míchel y sus hombres— quien sustenta las grandes perspectivas futuras del cuadro gerundés.

Nos hace gracia, por lo demás, el comentario en letra pequeña, referente al Girona: “Saca dos puntos al Madrid y 7 a un irregular Barça, ahora cuarto, que peleó con tantos de Lewy y Gündogan”. Es maravilloso, no nos digáis que no. El Barça “PELEÓ”, se nos comunica, como si hubiera que aplaudir el esfuerzo de un modesto velero (el Barça, se conoce) en la batalla naval ante un portaaviones como el Girona. Las interesantísimas concomitancias freudianas en el hecho de que al Madrid le saque el Girona dos puntos (con letra) mientras al Barça le saca 7 (con número) las ponemos en manos de algún psicoanalista que haya en la sala.

Pasad un buen día.