Las mejores firmas madridistas del planeta
Inicio
Opinión
Real McGyver

Real McGyver

Escrito por: Julia Pagano19 julio, 2019
VALORA ESTE ARTÍCULO
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas

No había advertido que el aniversario estaba cerca, cuando el pedido de informes bienal llegó con rigurosa puntualidad:  “A ver qué tienes para contarnos, ¿cómo la ha estado llevando el madridismo por aquellas costas en este tiempo?”. ¡Pero de qué madridismo me hablan! Si pretenden un reporte fidedigno del estado de las cosas en el Río de la Plata, mejor que empiecen preguntando por el antimadridismo, que aquí es lo único que prospera.

Ya ni recordaba que así había comenzado esta aventura. Husmeaba una tarde las redes sociales en procura de alguna pista sobre las alternativas de un partido que jugaba el Real Madrid y, como de costumbre, no televisaba ninguno de los canales que cubre mi suscripción de TV cable; sorteando con la mayor hidalguía de la que soy capaz las consabidas interferencias del troleo culé; cuando, desde los confines de Twitter, acudió en mi rescate el intrépido mosquetero @AthosDumasE asombrado ante mis empeños por resistir los embates y aun conservar algo de temple para soltar algunos caracteres de aliento u opinión.

-No sé cómo haces para soportarlos. A estas alturas, en tu lugar los habría bloqueado a todos.

- Estoy habituada. Forman parte de la diversión.

Se entabló entonces un iluminador diálogo acerca del sacrificado oficio que representa perseverar en el madridismo en esta parte del planeta, dando origen no sólo a una sólida amistad, sino a la que finalmente fuera mi nota debut en estas páginas y salvoconducto para trepar de polizón a bordo de La Galerna.

Algunos lectores quizá conserven recuerdo de aquella compilación de penurias por las que ha de estar dispuesto a someterse todo aquel que, osando desafiar los cánones instituidos, porfíe en la insolencia de reconocerse madridista a uno u otro margen del estuario rioplatense. A dos años de aquella pieza testimonial, me veo en la triste obligación de comunicarles que el cuadro de situación permanece incambiado. Peor aún, al cabo de un considerable periodo de observación y análisis, el caudal de experiencias y datos relevados arrojan una evidencia mucho más conclusiva y por añadidura desoladora.

Es que el cariz que adopta aquí el antimadridismo trasciende la mera portación de camisetas. No hace falta aguzar mucho los sentidos para advertir unos cuantos síntomas inequívocos tras los que se detecta un claro sesgo ideológico. Como si un macabro polit-buró (o polit-culé) actuase desde las sombras dictando patrones de comportamiento meticulosamente digitados según sistemas y mecanismos que evocan aquellos tan boga durante la guerra fría. Como si el modelo de los viejos estados-satélite anteperestroikos se hubiese trasladado, en un conato de internacionalismo très dèmodé, al ámbito de las afinidades deportivas con el propósito de extender urbi et orbi la hegemonía blaugrana.

Que no cunda el pánico. No es que hayamos alcanzado (¿aún?) los extremos de la antigua Rumania, Albania o la ex Yugoslavia; el paisaje por aquí imperante se asemeja más bien al de aquellos pueblos ficticios donde destinaban a McGyver en las primeras temporadas de la serie. Republiquetas indefinidas al otro lado de la cortina de hierro, por cuyas avenidas circulaban personajes de tan prolija como alarmante homogeneidad, mientras en soleadas plazas de floridos canteros y marcial estatuaria, resonaban lejanos los ecos de himnos con acordes vagamente soviéticos. Algo así como una República Democrática de Messilandia.

 

Porque de eso se trata precisamente, de guardar las apariencias, de demostrar que se vive bajo un régimen de sana convivencia, armónica y plural. No hay tanquetas, lubyankas ni kagebeses; no pesan medidas restrictivas ni represivas contra aquel que en uso de sus facultades y albedrío escoja orientar sus preferencias futbolísticas hacia el Real Madrid. Ni falta que hace, pues sencillamente han logrado que no sea considerado como una opción posible.

Una sutil trama de factores urdida por inciertos artesanos ha conseguido gradualmente la anulación de cualquier manifestación de legítimo madridismo mediante los consabidos recursos del silenciamiento y la satanización.

en el río de la plata, han logrado que ser del real madrid no sea considerado como una opción posible.

 

Eso no significa que de ser identificados como tales, los auténticos madridistas nos expongamos al gulag, el linchamiento o la lapidación. Ni que sea tan sencillo identificarse. La oferta de indumentaria oficial que exhiben los escaparates es por demás exigua, usualmente de temporadas pasadas y tallas desmesuradas, y la adquisición de cualquier otra parafernalia distintiva del club, virtualmente imposible excepto para los que puedan afrontar las cargas impositivas y trabas aduaneras que rigen en estas regiones. Raramente te cruzas con alguien ataviado con la casaca merengue, ni una vincha, ni un llavero; y jamás he visto bandera desplegada en ventana o balcón alguno ni siquiera en las fechas más gloriosas.

De darse la eventualidad de topar con alguno por la calle, es conveniente estarse preparado para la decepción y sobre todo desconfiar siempre. Si se diese la conversación, lo más probable es que responda algo del estilo ‘el blanco combina con todo’, ‘me la regaló mi cuñado’ o ‘la tomé por error en el gimnasio’, que en realidad no le gusta el fútbol y ni sabía que pertenecía a un equipo famoso. Ahora, si se declarase hincha, entonces sí hay que alzar la guardia. Lo más seguro es que se trate de un agente encubierto, un quintacolumnista o un infiltrado.

La premisa es que el Real Madrid no tenga cabida en los espacios informativos; ni siquiera durante el período de Solari dedicaron más minutos que los imprescindibles para expresar algunas notas de conmiseración hacia el compatriota que por un destino aciago había ido a parar a tan despreciable puesto. Pocas veces ocurre, pero por una vez, el rechazo dominó sobre el chauvinismo.

Tampoco se trata de un manejo de emociones espontáneas. Si se mira en detalle, se advierte la aplicación de un modelo diseñado con todos los ingredientes de la metodología del lavado de cerebro. No son expresiones azarosas o aisladas de algunos medios o periodistas puntuales, sino que responden a la implementación de una afinada trama multidisciplinaria digna de ser estudiada por la Escuela de Fránkfurt.

A excepción de la liga local, que cuenta con abono y canales diferenciados, la pauta de los medios deportivos establece que como mínimo el 75% del espacio se asigne a la cobertura apologética de la vida y milagros de Messi, hijo devoto, marido amantísimo, padre ejemplar, deportista intachable, ciudadano responsable, ser de luz. Sus goles y hazañas personales desde sus inicios son repetidas ad nauseam por cuanto noticiero, magazine o tertulia disponga de aire. Su efigie luce en portadas y páginas interiores de cuanta plataforma impresa sobreviva a la decadencia de la prensa escrita. Su nombre se pronuncia en una fatídica ecolalia cuantas veces lo permita la capacidad pulmonar de relatores y comentaristas.

Luego resta un 25% para dedicar a otros temas, comprendiendo todo el segmento polideportivo, ligas y selecciones extranjeras, notas históricas, institucionales y de color. Dentro de ese cupo, la premisa es que el Real Madrid quede virtualmente excluido de toda mención y si las circunstancias lo hacen inevitable, que sea en términos despectivos o infamantes.

la pauta de los medios deportivos establece que como mínimo el 75% del espacio se asigne a la cobertura apologética de la vida y milagros de Messi, hijo devoto, marido amantísimo, padre ejemplar, deportista intachable, ciudadano responsable, ser de luz.

Un síntoma llamativo es que cada vez que una figura sale por la razón que fuere de la égida del Real Madrid, vuelve a ganar la simpatía que su pertenencia a la casa blanca le hubiere restado. Durante su repliegue, Zidane recuperó el prestigio y los laureles que se marchitan al contacto de sus posaderas con el banquillo merengue. Los abdominales de Cristiano, abominables signos de arrogancia y motivo de burla mientras se engalanaban con el escudo del Real Madrid, se convirtieron en atributos de disciplina deportiva y responsable entrenamiento desde que los cubre con la camiseta de la Juve. Incluso han reconvertido a su conflictiva pareja en una ‘encantadora novia argentina’.

De resultas, de tanto absorber esta mixtura, el espectador medio queda como Raymond Shaw en El Candidato de Manchuria.

-¿Pero es que no se alza ninguna voz disidente? Algún periodista que se atreva a desafiar el messianismo que nos describes debe haber por ahí… Si hasta aquí El Chiringuito le hace un sitio a Hugo Gatti…

Gatti acá nunca fue tomado en serio, ni como arquero de Boca, cuya melena decolorada concitaba más la atención que sus épicas atajadas, ni menos en su papel actual de voz madridista en el panel de Pedrerol. Dificulto que alguna vez un medio local le conceda un espacio equivalente, no aparece en reportajes ni aniversarios siquiera; a las cansadas, y si no queda más remedio, algún programa levanta algún fragmento particularmente escandaloso que se haya producido en la pantalla de la Mega.

De los atletas que pasaron por el club y devinieron en comunicadores, Quique Wolff padece amnesia temporal en lo que atañe a su pasado madridista, y en el caso de Valdano, ya se sabe, la amnesia es colectiva y permanente.

-¿Y aquel muchacho pelirrojo que entrevistó a CR7 antes de la final en Kiev y hasta le deseó buena suerte? Parecía muy sincero.

Pobre chico, nadie me quita de la cabeza que fue utilizado como instrumento de una fallida jugarreta de sus productores. Con la fama de ‘mufa’ ganada desde el recordado incidente que mantuvo con Luisito Suárez en la zona mixta de Brasil 2014, cuando rehusó contestar a sus preguntas al tiempo que aplicaba una de sus garras charrúas sobre los atributos izquierdos en ademán de conjurar los malos influjos que según su manual de supercherías irradiaba el cabello del reportero; el canal argentino lo eligió adrede como enviado especial con el oculto cometido de secarle la pisada al equipo que se encaminaba a paso firme a su décimotercera orejona y terminó saliéndoles el tiro por la culata.

Ya que aludimos a su fauna autóctona, había prometido referir también sobre la condición del madridismo en el anexo oriental. Contemplando que el Uruguay ha operado desde sus orígenes como un satélite descremado de la Argentina, el panorama de aquel lado mal podría pintar más alentador que en la otra margen del río, sólo que en una versión más palmaria y perezosa propia de la idiosincrasia vernácula. Cunde sin duda un antimadridismo elemental cimentado por la presencia de Suárez en la delantera del Barcelona, pero se trata de un fenómeno, si bien intenso en tanto se nutre indirectamente del aparato de marketing culé, empero más circunstancial. Los uruguayos ya habían demostrado previamente que podían ser sucesivamente fanáticos del Ayax primero y del Liverpool en sintonía con el decurso de los fichajes del compatriota.

Por qué ha sido Suárez el futbolista escogido como ‘embajador’ de la orientalidad, mientras de sus colegas suyos despliegan desempeños y conductas mucho más dignos en equipos extranjeros de primera línea, sólo puede explicarse en términos políticos extradeportivos. Esa suerte de santísima trinidad que se constituyó entre Suárez, el maestro Tabárez y el hoy expresidente Mujica ha sido uno de los vehículos de la propaganda oficialista de aquel país para autopromoverse como un dechado de valores ficticios que quedaron resumidos en el ingenio del publicista de un broker de TV satelital al acuñar el neologismo ‘orgumildad’ que pronto se puso en boca de toda la población; ignoro si repercutió con análoga celeridad en las ventas.

En cuanto a peñas, apenas di con los vestigios de un par de cuentas de Facebook prácticamente inactivas, uno de cuyos administradores respondió tardíamente a mis consultas exponiendo de modo muy compresible las dificultades que comporta llevar adelante un proyecto de ese tipo, con cuanto implica de reuniones, locaciones, cuotas sociales, en una comunidad aquejada por el incremento de  la inseguridad y los costos de vida.

No obstante, tibios intentos de reavivar la llama madridista que alguna vez existió por esas tierras se han detectado en épocas recientes. Un colegio capitalino vinculado a la colectividad española suele rendirle un homenaje anual a Don José Santamaría, que concurre a las aulas a compartir recuerdos y enseñanzas con los pequeños, y en alguna ocasión el Club Nacional de Football ha emulado la iniciativa para con las divisionales inferiores.

El último enero, en un hecho sin precedentes, aprovechando la tradición balnearia de las escuelitas de fútbol playeras, donde los padres depositan a sus párvulos para entregarse a otros placeres estivales, arribaron por vez primera las Clinics de la Fundación Real Madrid a Punta del Este. El emprendimiento, en manos de un grupo de jóvenes inversores uruguayos y un profesor de educación física con autoestima descomunal (en ciertas declaraciones manifestó que su aspiración era dirigir el primer equipo del RM), no obtuvo mayor trascendencia a nivel masivo, atribúyase esto a su elevado costo, a que el club estaba atravesando el mejor de sus períodos deportivos, a que la Barça Academy viene con muchos años de ventaja visitando el Uruguay; cualquiera fuese el motivo, la experiencia quedó restringida a convertirse en una colonia de vacaciones para chicos de familias pudientes. Sólo el tiempo dirá si además habrá contribuido a sembrar la semilla del sentimiento merengue en sus privilegiados participantes.

En cambio, en la margen occidental la suerte de las futuras generaciones ya está echada, como pude constatarlo durante una fugaz etapa en que, por error de los dioses, ejercí la docencia en la carrera de periodismo deportivo de una facultad nacional. Tan pronto los estudiantes atisbaron mi filiación madridista, comenzaron una campaña que comprendía desde andanadas de tuits con el estribillo ‘messi, messi, messi’, hasta amenazas telefónicas, pasando por retorcidos trabajos prácticos en los que valiéndose de argumentos históricos, científicos, teológicos y hasta culinarios si viniere al caso fundamentaban la manida tesis que sostiene que el Real Madrid es la encarnación viva del franquismo. En síntesis, mediante la intervención de los directivos de la institución, los ejemplares alumnos fueron promovidos con honores, mientras se me sugería abandonar voluntariamente el cargo o exponerme a una cesación sumaria. No me costó decidirme a enviarles el telegrama.

Así que aquí me encuentran, de pie y al filme en territorio hostil, desguarnecida y desempleada, luchando por defender el mundo libre con dispositivos armados con barras de chocolate, potes de crema de cutis y bebidas efervescentes, hasta que no quede más que desde Concha Espina envíen refuerzos que vengan en nuestro rescate o en última instancia solicitar asilo político en el Bernabeu.

Foto del avatar
@juliapaga Madridista allende los mares.

9 comentarios en: Real McGyver

    1. Y si abrimos una solicitud en change.org? Nada me complacería más que ese puesto.
      Hasta le diría, luego de eso puedo morir tranquila; pero mejor vivir mucho para ejercerlo.

  1. ¡ Qué gran mujer es usted, Julia !.

    Impresionante el anti-madridismo instalado en Argentina y Uruguay. Me cuadra, con menos detalles y conocimiento al respecto...pero, tenía esa percepción.

    Nunca arroje la toalla, me parece que la habilidad que tiene para explicar sus sentimientos como madridista y el modo de superar semejantes obstáculos solo admiten la opción HASTA EL FINAL VAMOS REAL. Pese a ello, es una auténtica gozada asistir a tal compendio de sarcasmo y humor inteligente. Definitivamente, no da usted el perfil culer.

    Un sentido abrazo,

    (*) Julia, casi empiezo a desear encontrarme un artículo , de su autoría, que me desagrade. Habré de esperar.
    (**) ¿ Lo de "Ayax" (sic) es la versión charrúa? .

    1. Amigo, sus elogios me exceden, pero a qué negarlo, me alimentan con creces.
      Descuente que procuraré no decepcionarlo con entregas regulares. Aunque no me atrevo a garantizar la frecuencia. Soy una escritora muy cansina.
      Le aseguró que en materia futbolística, y no sólo futbolística, este enclave es muy semejante al infierno. Si tuviese la oportunidad de abandonarlo (léase un empleo) no lo dudaría.
      Respecto a sus preguntas, cuando se refiere a lo de Ayax a qué se refiere exactamente?
      Gran abrazo madridista de corazón.
      Julia

      1. Aparecen en el texto, un poco por encima de foto de "mordiskator", las siguientes líneas:
        "... que podían ser sucesivamente fanáticos del Ayax primero y del Liverpool en sintonía con el decurso de los fichajes del compatriota ".

        La causa de ese "Ayax" puede haber sido el corrector o un hermoso lapsus del subconsciente. Acabo de aprender, navegando por Google, que es un mito griego, hijo de Telamón, rey de Salamina, y Peribea. Un valeroso guerrero.

        1. sí, sí, me refiero a los uruguayos que fueron mudando de camiseta a medida que el dentado oriental iba cambiando de club. No Llegaron a ser del Groeningen quizá porque no se enteraron de ese fichaje inicial, o porque no son capaces de pronunciarlo.

  2. Julia, animo. Aunque allí sean pocos, en el mundo somos millones, muchos mas que ellos. Como No dijo el Quijote (pero debió) " Ladran Sancho, señal que cabalgamos". Y al que no le guste, Agua y Ajo

Responder a Julia Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

homelistpencilcommentstwitterangle-rightspotify linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram