Reconozco sin remedio que el FC Barcelona no deja de sorprenderme con esa conducta oscura, manipuladora y enredadora que tanto deploramos quienes aún soñamos con vivir en una sociedad justa y moral.
Tras la dramática derrota ante el Inter de Milán el pasado martes, en el duelo de vuelta de las semifinales de la Champions League —que definiría uno de los finalistas del torneo—, hemos sido testigos de una demostración burda y barata de manipulación comunicacional. Jugadores, directivos y cuerpo técnico blaugranas repitieron, como si fuesen parte de una secta que ha perdido toda capacidad de juicio, discernimiento o autocrítica, que su eliminación del máximo torneo continental se debió a las injustas decisiones —premeditadas, según ellos— del árbitro polaco Szymon Marciniak.
Es absolutamente anonadante, además de indignante, escuchar a Laporta, su séquito y demás representantes del club arremeter contra un arbitraje —e incluso contra un sistema— que, hasta el día de hoy, lo cierto es que más bien los ha beneficiado, permitiéndoles competir con la presencia incontestablemente ilegítima de jugadores determinantes como Raphinha, Lewandowski, Koundé, Olmo... Es aberrante, propio de las más cruentas dictaduras, acusar a otros de lo que uno mismo hace, como medida para generar confusión y frustración en los oponentes o detractores.
Lo más sorprendente, sin embargo, es que el FC Barcelona ha conseguido que tanto periodistas calificados como su masiva afición pasen por alto los desmanes y las trampas de sus dirigentes, amparados por la incompetencia —o la anuencia— de los organismos rectores del fútbol, y más recientemente, hasta de entidades públicas. Y, mientras esto sucede, reaccionan con furia desenfrenada ante una supuesta injusticia arbitral que, al analizarla con objetividad, se desmorona.
Es aberrante, propio de las más cruentas dictaduras, acusar a otros de lo que uno mismo hace, como medida para generar confusión y frustración en los oponentes o detractores
Y es allí donde, con solo citar tres jugadas claras, se desmonta por completo el endeble argumento del club catalán. No queda más que preguntarse cómo logran manipular a periodistas y aficionados, salvo que aceptemos la pobreza moral y racional de muchos de ellos.
A continuación, les comparto esas tres acciones que, de manera clara, tajante y objetiva, echan por tierra las acusaciones del entorno blaugrana:
- El árbitro Marciniak NO pita penalti en la polémica acción de Cubarsí sobre Lautaro. Es el VAR quien lo invita a rectificar la decisión que favorecía al Barça, al mostrarle en las tomas de cámara que el defensor, en su intento de despejar el balón antes de que el atacante del Inter disparara, impacta primero con el pie del delantero, derribándolo, sin tocar la pelota en ningún momento.
- Marciniak SÍ pita penalti en la acción en que Lamine Yamal es derribado por Mkhitaryan al borde del área. Una vez más, el VAR interviene para corregir una decisión que inicialmente beneficiaba al Barça, mostrando que la falta se produce fuera del área.
- El árbitro pita el final del primer tiempo extra justo cuando un jugador del Inter, tras una limpia pared, quedaba solo frente al arquero Szczęsny. Era una jugada que los árbitros suelen permitir finalizar, especialmente si hay una ocasión manifiesta de gol. Y en este caso, Barella tenía un mano a mano clarísimo, además de una alternativa de pase a un compañero sin marca frente al arco.
Estas acciones no admiten discusión, salvo que el análisis esté contaminado por un forofismo recalcitrante. Aun así, vemos a todo un presidente —Laporta— y a su entorno vendiendo la idea de que el árbitro polaco favoreció intencionalmente a los italianos, cuando en los tres casos revisados el VAR lo obligó a revertir decisiones que beneficiaban al propio Barça.
Desde mi punto de vista, con esa acusación vergonzosa, el Barcelona no solo señala al juez de parcializado, sino también de inepto: ¿cómo es que un árbitro supuestamente predispuesto a favorecer al Inter termina cometiendo tres errores, todos en favor del Barcelona, que el VAR tuvo que enmendar?
Muy sinceramente pienso que, al no poder reconocer que fueron eliminados por falta de madurez y oficio —virtudes imprescindibles para competir en un torneo tan exigente como la Champions—, y sabiendo que hacer ese ejercicio implicaría, directa o indirectamente, reconocer el mérito de su acérrimo rival, el Real Madrid, con sus 15 Copas de Europa (seis en los últimos diez años), el Barça opta por lo más fácil: vender un mensaje populista, burdo y demagogo.
Acusan al árbitro, lo linchan mediáticamente, y mientras tanto, el pueblo aplaude. Pan y circo. Así están las cosas en Can Barça.
Getty Images
El circo está compuesto por el director de pista y los payasos. Con esto está dicho todo
Porque me quitan mis comentarios si todos y digo todos van en defensa del Madrid no lo entiendo la verdad...no opinare mas...sólo escribo de que el robalona f.c paga a los arbritos durante décadas para adulterar la competición
Excelente comentario, me parece que lo más importante es que están desviando la atención porque, si no me equivoco, pronto saldrá la sentencia del caso Negreira...
Ceo que todo este asunto debe entenderse dentro de un contexto: cuando estalló el caso de Lance Armstrong el seguimiento del ciclismo en el mundo se desplomó en un 35%. Obviamente con consecuencias demoledoras en patrocinios, ingresos por derechos de retransmisión, etc...
Todo el mundo está confabulado para que no pase lo mismo con el fútbol, ocultando o minimizando el alcance de las fechorías cometidas por el FCBarcelona.
Imaginemos que, de un día para otro, los seguidores e ingresos del fútbol cayeran en un 35%: significaría la quiebra de clubes, de instituciones deportivas (Liga, Federación...), recortes brutales en los medios de comunicación sin audiencia...
En estos momentos nuestro Real Madrid está solo, en defensa de la justicia y la limpieza del fútbol, frente a los intereses de la industria y los de todos los demás. Cuanto antes lo asumamos, mejor podremos afrontar la situación.
Miracle Max fué un médico que en los años 50 era conocido entre la grey farándula jolibudense como el Dr.Bienestar por los resultados que conseguía con sus jeringazos ..
De otra parte en lis 70 hubo en la Pérfida Albion una banda de macarras liderada por LeBrilleux con el guitarrista Wilko J. "ametrallando t" odo lo que tenía delante, se llamaban estos tarambianas Doctor Feelgood ..
Resulta que ambos nombres coinciden con comportamientos chulesco y .sobrenaturales que veo desde hace tiempo en ese mes que un Clú que ta multado en tiempos de UNICEF por saltarse controles antidopaje "sorpresas ?"
Todo muy raro y sospechoso, verdad Carrasquito biciclista?
Siempre
¡¡¡ HALA MADRI ¡¡¡
En este artículo stá lo q son. Muy bueno
Se podría escribir el mismo artículo sobre los abducidos del doble toque.