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Máximo Adriano Ramos, linaje de emperadores

Máximo Adriano Ramos, linaje de emperadores

Escrito por: Antonio Valderrama28 julio, 2020
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Pilar Rubio y Sergio Ramos acaban de tener su cuarto hijo, presentado al mundo al poco de llegar a él en la cuenta de Twitter del capitán del Madrid: Máximo Adriano Ramos Rubio, 3 kilos y 270 gramos, nacido a las siete de la tarde menos dos minutos, una hora estival y taurina. La buena nueva, el milagro de la vida como lo consideraba Dostoyevski, sucede apenas una semana después de que el capitán del Madrid levantara el título de Liga más especial de los cinco que ha ganado de blanco. Es muy curioso, digno de contarse y de admirarse, la habilidad de Ramos y de Pilar Rubio para traer niños al mundo coincidiendo con éxitos memorables del Madrid: es imposible olvidar que su primogénito, Sergio, nació con la Décima, mientras el padre sobrevolaba Europa destruyendo fantasmas a cabezazos. El tercero, Alejandro, vino con el threepeat. Máximo Adriano redondea la fecundidad vital de su padre, que ya tiene tantos cachorros como Copas de Europa; capitán del equipo más importante del mundo y de la selección de su país, miembro destacado de la España tricampeona y, seguramente con poca discusión ya, a sus 34 años, mejor defensa de la Historia del Real, Máximo Adriano también certifica que la de su padre es una vida digna de ser vivida.

Pilar Rubio y Sergio Ramos con su hijo Máximo Adriano

Ha causado revuelo, parece, el nombre elegido. Máximo Adriano. En un mundo en el que no paran de nacer Daenerys, Martinas, Mauros y Álvaros, la rotundidad romana y clásica de Máximo Adriano es una noticia extraordinaria, en todos los sentidos. Una noticia que alegra el alma. De quien tenga una, añadiría, porque como también era inevitable, hubo quien volvió a aprovechar la ocasión para expresar su incapacidad moral para alegrarse con la felicidad ajena. Un vistazo a los nombres de todos sus hijos revela un encantador gusto de la pareja por lo clásico, un sentido de orden patriarcal totalmente revolucionario en estos días en que se sienten temblar los cimientos del mundo que conocimos. Máximo Adriano es una subversión contracultural, pero Sergio, Marco, Alejandro, son todos nombres con poso, nombres que evocan Grecia y Roma, reyes, conquistadores, héroes, senadores, cónsules. Es decir, que evocan el mundo del que procedemos como comunidad, como civilización. Que evocan la raíz. Las raíces son importantes le decía Sor María a Jepp Gambardella en La gran belleza. Con todo lo que la opinión pública se ha reído siempre de Ramos, es como si el Ramos maduro y padre, capitán y patriarca (parafraseando al escritor, cualquiera puede llevar un brazalete igual que cualquiera puede hacer un hijo, pero no cualquiera puede ser padre, ni capitán) hubiera decidido vengarse. Como un torero, templando, mandando, en el campo y fuera, en la vida. En su vida.

Máximo Adriano es una subversión contracultural, pero Sergio, Marco, Alejandro, son todos nombres con poso, nombres que evocan Grecia y Roma, reyes, conquistadores, héroes, senadores, cónsules.

A Ramos lo convirtieron en el tonto oficial de España, en la encarnación del tonto, todos esos broncanitos salidos de un guión a cuatro manos entre Gerardo Tecé y Facu Díaz. Quizá la razón no sea otra que aquella que mencionaba Jabois una vez, que al madridista le rompen tanto la cara porque nunca la quita. Sergio Ramos es un tío que nunca se ha escondido, por eso sale su retrato también en las peores derrotas del Madrid de los últimos tres lustros. Hay que fijarse en eso a la hora de hacer un balance, de evaluar la carrera de un futbolista. Ramos es más madridista que el nombre de Concha Espina y lo fue desde que decidió “hacerle un guiño” a Florentino en mitad de la negociación por su fichaje llegando en traje blanco a una concentración de la Selección. El humor Movistar, sin embargo, que es el humor El Terrat hecho con clones fabricados en Malasaña, la versión cómica para veinteañeros atrapados en el tiempo de la línea oficial del Partido, es decir, del país, marca el tono de la vida pública en España y determina que Ramos es tonto. Por alguna razón Ramos, que es un ejemplo de excelencia en lo suyo, no ha podido jamás deshacerse de ese monigote que lleva pegado a la espalda, por más que no deje de acumular triunfos en su trabajo. No importa que cada año que pase tenga un físico todavía más competitivo para el fútbol de élite, ni que ejerza su carisma como instrumento de liderazgo en el vestuario más difícil del fútbol mundial. No basta que se harte de ganar y de que le mire a la cara a Beckenbaüer en la Historia del juego. No basta que sea la cara con la que una generación de niños no ya madridistas, sino europeos, soñará siempre que se imaginen levantando una orejona.

Sergio Ramos besando la copa de la Liga

Fotografía Getty Images

Y no sólo eso. En los últimos años hemos podido descubrir a un Sergio Ramos mecenas, en el sentido, también en esto, latino, de protector y patrocinador del arte contemporáneo. Hemos podido seguirlo a través de su Instagram en exposiciones, en museos, dentro y fuera de España, aprovechando su tiempo libre para visitar a artistas contemporáneos en sus estudios y para aumentar su colección personal con obras que no ha dejado de enseñar a sus millones de seguidores con esa cosa tan espontánea de la felicidad natural, de la alegría que sale por hacer algo que a uno le gusta o emociona.

Y no sólo eso. En los últimos años hemos podido descubrir a un Sergio Ramos mecenas, en el sentido, también en esto, latino, de protector y patrocinador del arte contemporáneo.

Todo el artificio, en Ramos, parece haberse volcado en ese docudrama suyo de Amazon Prime, que personalmente no he visto, pero del que me han dado las peores referencias. Sin embargo, hasta en eso el afán de Ramos por agradar guarda una chispa de naturalidad, de una cosa infantil por caer bien, chispa que se vuelve relámpago cuando se trata de defender lo suyo, sea material o inmaterial. Ahí están sus vídeos, cuando el golpe catalanista en octubre del 17, señalando la bandera de España de su barrio, o las fotos que se hace cuando hay elecciones, yendo a votar con toda la familia (con toda la plebe, diría un camero). Ahí está subiendo siempre a recoger trofeos con un recuerdo a su amigo Puerta o a Andalucía. El compromiso de Ramos con su condición de personaje público tiene algo de antiguo, algo entrañable que nos habla de otro mundo, de otra España: patriotismo, familia, lealtad, tradición…siempre sale presumiendo de mujer e hijos, pero también de padre, hermanos, haciendo publicidad de lo que hace la familia, ayudando a los suyos, en una palabra. Identificándose con elementos esenciales del folclore de su tierra y sorprendiendo con guiños pop, intercambiándose piropos con estrellas de la lucha libre, incorporando su figura a la imaginería madridista como un Barbarroja o un pirata. ¡El Madrid del Ramos bucanero, heredero directo del Madrid del Beckahm rubio platino, del que también él formó parte!

Sergio Ramos posa junto a la obra del artista Phil Frost que ha adquirido

Además de mecenas de la pintura contemporánea, ha compuesto música, tiene su propio tema, que sacó el día antes de ir a Kiev; el primer verso es para recordar que su primer sueldo fue para la yaya, toda una declaración de intenciones. Da nombre a una yeguada,  la mantiene, invierte en caballos de raza, que le hacen ganar premios alrededor del mundo; no esconde su afición por la tauromaquia (todo lo contrario, es capaz de probar que aquello de que un torero está muy triste detrás del Telón de Acero no tiene que ser verdad, Talavante en Kiev, con el capote y la Orejona, parecía muy feliz) y planea sacar discos con Marc Anthony en cuanto deje el fútbol. Está cerca de la definición de hombre renacentista. Con mucho, podemos decir que Ramos, al menos, ha superado el meme, lo ha trascendido y esto en sí mismo es toda una proeza, pues hay personajes públicos que jamás superan el hecho de convertirse en uno.

Máximo Adriano es una elección nominal que acentúa esa fusión entre la cultura popular y la High Culture que se da en Ramos. Primero por lo de Máximo, que es puro Gladiator, como no se ha tardado en comentar. Pero lo importante está en el otro cognomen, como dice con gracia un tuitero usado erróneamente como praenomen del recién nacido por los Ramos Rubio. El nombre de Adriano, además, es sevillanísimo, está imbricado en la imagen de Itálica y del hijo adoptivo del más sevillano de los emperadores de Roma, Trajano. De Hierro se podría decir que era un Trajano, un tipo realmente duro, un conquistador de los de sangre y fuego. Ramos, que lo sucedió, empezó siendo así hasta que la madurez trajo al hombre pleno, revelada definitivamente en la elección de un nombre para su retoño que es un poema de amor a la Baja Andalucía, la tierra más vieja de España. Máximo Adriano un nombre de absoluto lustre de la Bética, la provincia senatorial por antonomasia, el lar más romano de toda la Hispania. Adriano fue el emperador misterioso, helenófilo, arconte de Atenas, el príncipe del apogeo del mundo romano, el hombre duro pero culto que legó muros, ruinas, que sembró el Mediterráneo de bustos de Antínoo, de arcos, de teatros y que, por encima de todo, erigió el Panteón, el edificio más hermoso de Roma. Hay nombres que por su redondez determinan los pasos de un hombre en el mundo, nombres que avalan, que van delante de uno como escudos blasonados. Máximo Adriano, sin duda, es uno de ellos, ha nacido con un libro de Yourcenar bajo el brazo, por lo que se puede permitir uno el imaginarlo hollando los pasos del padre, algún día, heredando el mismo cuatro de la blanca, un número que desde Fernando Hierro parece reservado para monarcas andaluces.

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Madridista de infantería. Practico el anarcomadridismo en mis horas de esparcimiento. Soy el central al que siempre mandan a rematar melones en los descuentos. En Twitter podrán encontrarme como @fantantonio

12 comentarios en: Máximo Adriano Ramos, linaje de emperadores

  1. Todo lo que tiene que aguantar Sergio Ramos es por envidia (lo mismo le ocurre a Pilar Rubio). A raíz de la foto con su hijo he leído comentarios de tuiteros en los que la bilis y la envidia rezumaban tanto que amagaban con salirse del tuit. Pasó igual en su boda o en publicaciones en las que sale disfrutando de un museo.
    El nombre del niño me parece precioso, eso si, un poco largo y quizá acabe como Maxi o Adri. ¿Y qué? Que le llamen como les de la grandísima gana.
    Añado una cosa más: si el día 7 jugase Ramos, estaría mucho más optimista sobre la eliminatoria con el City.

    1. Pues chica que quieres que te diga, no tenía ninguna fe hace dos meses. Pero según han vuelto todos los gladiadores, los minutos se hacen años por verles campear en Manchester.

      1. Brutal homenaje al capitán. A mi, no me importa reconocer, que he sido muy critico con el y sus despistes defensivos. Ahora, que se va acercando el final de su carrera, y hay que ir haciendo balance, creo que ha sido y es, un jugador histórico. Por palmares y jerarquía, creo que entra sin problemas en el top 10 de jugadores importantes de la historia del Madrid. Y siempre Le agradeceré el minuto 93

  2. muy buen articulo,en verdad Sergio Ramos ha humillado con su performance a todos sus detractores que siempre lo minimizan,que nunca han visto mas alla de su calidad y entrega,de su profesionalidad,a callado bocas y ya es hora de que le den al cesar,lo que es del cesar..o mejor dicho,que el cesar tome,lo que por derecho pertenece al cesar...hala madrid..!!

  3. Excelente artículo y merecido reconocimiento y homenaje a Don Sergio Ramos. Digno heredero de la gloria de Fernando Hierro

  4. Adriano y Trajano fueron emperadores de Roma nacidos en Itálica (Actual Santiponce, a 1 km de camas y 4-5 de Sevilla). Dicho esto, aquí no se llama nadie ni Adriano ni Trajano, solo un perfil como el de Ramos le pondría a su niño un nombre de Emperador Romano....es lo que hay en el futbol, por ello casi todos tenemos esa afinidad con gente como Zidane, con pasado e historia para ir por la vida de neo-emperator, y con talante de persona normal. Su hijo se llama Enzo por Francescoli, fijaros la humildad del ser, ponerle el nombre de otro futbolista cuando Francescoli fue nada al lado de Zidane. Ramos le pone Maximo Demetrio aurelio Berilio tras ver GLADIATOR y creerse Russell Crow...es lo que hay. A los futbolistas solo hay que verlos en el campo, fuera son muy pocos ejemplos de nada. Zidane el mayor.

  5. Para mi un ejemplo valioso en lo personal fue Zidane y Kiko del Atletico, personas que por diferentes motivos renunciaron a alto sueldo poniendo su orgullo como persona al tema monetario. Recuerdo los recibidos como héroes Raul y Casillas no perdonando un euro al Madrid de sus contratos y cobrando aún jugando para otros....

  6. Si un vecino albañil le pusiese a su Hijo Maximo Demetrio Berilio susun corda , pensaríamos es un flipado. Para mi que lo haga un rico o un pobre es lo mismo, sigue siendo una horterada Máxima eso si..

  7. Horterada o no, cada uno le pone el nombre que quiere a su hijo o hija. Solo se podría criticar, qué se yo, ponerle a un niño Pablo si se apellida Mármol, cosas de este tipo. Más por el cachondeíto que el niño iba a tener que sufrir, no por el nombre en sí. El hijo de Ramos acabará llamándose Máximo Ramos Rubio. De lo más normal, ahora que se ven unos nombres raros de narices, como Izán, Liam, Rayan y hasta Kevin Costner de Jesús.

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