Lucas Vázquez hace girar el balón en la punta de sus dedos camino del punto de penalti. Estamos en 2016, en Milán, y Lucas afronta el momento como si se tratase de un entrenamiento. Creo que no entendimos el gesto entonces. Lucas no trataba de rebajar la importancia de la situación. Al contrario, lo que nos decía es que cualquier otra responsabilidad tenía para él la misma importancia que aquella. Pero era más fácil tomárselo como un desplante torero y así lo hicimos.
Otra imagen, esta vez de un entrenamiento. Se encuentra en uno de esos documentales que nos llevan al corazón de nuestras copas de Europa. Lucas está en un rondo y suelta un balonazo contra una valla. Es un gesto feo. Kroos, creo recordar, se lo recrimina. Lucas baja la cabeza, avergonzado. Es un momento de frustración, de rabia. Se recompone como puede y sigue entrenando.
Lucas ha soportado un peso enorme en el Madrid. No ha sido un jugador llamado para los momentos de gloria, para las fotografías que después adornan el túnel del estadio o las habitaciones de los niños. Lucas ha sido un síntoma de los malos momentos. Cuando se echaba mano de él era porque todo lo demás había fallado, para poner un parche con el que tirar mientras el titular se recuperaba o para defender un resultado ajustado, muchas veces en una posición que no era la suya. Pero el equipo lo necesitaba y él era el elegido. Trabajo sucio e imprescindible.
El premio fue convertirlo en un meme. No tiene que ser agradable ver una cuenta en Tuiter que se dedica a poner tu misma foto día tras día. Tampoco ese otro montaje que todos conocemos de “Cafucas”. En ambos casos, junto con cierto reconocimiento, hay un fondo amargo en el que ves que la afición nunca te va a tomar en serio. No lo hicimos. Y fuimos echando a sus espaldas ese peso sin que el jugador se quejase, al menos en público. Los fallos eran todos suyos; las victorias, solo si además nos hacían gracia.
Una imagen más, la penúltima. Estadio Lluís Companys. Lucas recibe un pase aparentemente fácil, pero duda, se gira y el balón se le escapa. La jugada acaba en un gol que supone el adiós definitivo a la Liga. Es el cierre lógico a una temporada nefasta en la que ha jugado con todo en contra. Nunca ha estado tan solo; nunca, tan expuesto. El goteo de errores, semana tras semana, ha venido acompañado de una ola de insultos como pocas veces he visto para un jugador propio. Cosas del anonimato de las redes y del engagement. Más peso para Lucas. Y, de nuevo, ni una queja, ni una protesta. Entrenar y jugar, eso es todo.
Lucas Vázquez, un soldado que sale a cumplir con su deber, toque vencer o morir
Porque, en esencia, la imagen de Milán y la de Barcelona son la misma. La de un profesional que asume la responsabilidad que le toca, la que el equipo necesita. La de un soldado que sale a cumplir con su deber, toque vencer o morir.
El sábado, 80.000 personas se pusieron en pie para aplaudirle cuando se retiró del campo. Fue una ovación larga, cariñosa, un homenaje sin doble sentido, sin memes, sin veneno. Un reconocimiento agradecido a un profesional ejemplar, a un buen madridista, a un buen soldado.
Ojalá sea esta última imagen la que quede en la memoria de todos.
Getty Images
Bien dicho!!
Todo mi cariño, admiración y agradecimiento para Lucas. Uno di noi.
Lucas Vázquez no es el favorito de casi nadie y sin embargo es imprescindible. El otro día yo no lloré menos por él que por Luka y Carletto. Lloré lo mismo.
Se dice que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.
Sabía lo que tenía con Luka y Carletto, así que, esa fue la razón por la cual lloré la misma cantidad de lágrimas por los tres
Lucas, uno de los nuestros. Máximo respeto para él . 4 champions tiene, y hay "madridistas" que se meten con él
Respeto a Lucas Vázquez
Suscribo al 100% todo lo escrito.
Otra imagen:
28 de diciembre de 2024.
El Real Madrid acaba de ganar el título del Mundial de Clubs. Tras haber llevado el brazalete de capitán durante 75 de los 90 minutos de esa final, Lucas es el noveno o décimo jugador de la plantilla en poder alzar el trofeo.
Antes, la copa pasa por las manos de otros tantos jugadores, algunos recién llegados, mientras el segundo jugador más veterano en la plantilla espera paciente y discretamente su turno.
Cuándo vi a Lucas Vázquez dirigirse al punto de penalti con el balón girando sobre su dedo pensé: hemos ganado.
ETERNO LUCAS VÁZQUEZ.
Lucas es un muy buen jugador que nunca fue titular pero es imprescindible en cualquier Madrid para completar y compensar la plantilla, y sobre todo para esos "momentos" para los que algunos titulares no valen; creo que tiene cuerda para más pero está pagando como dice el artículo la excesiva exposición de esta temporada, otro daño colateral de la lesión de Carvajal.
Grande Lucas, eternamente agradecido a todo lo que ha hecho por nuestro Real Madrid. Gracias por todo, Lucas.