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El Madrid siempre ha sido rock

El Madrid siempre ha sido rock

Escrito por: Nanook The Eskimo19 octubre, 2022
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El patrocinio por parte de Drake, rapero que acumula 50.000 millones de reproducciones en Spotify, de la camiseta del Barcelona en su último enfrentamiento con el Real Madrid me hizo empezar a reflexionar sobre la eterna disyuntiva entre rap y rock.

La música rock adquiere su denominación de apocopar el concepto de rock and roll que definieron Elvis Presley, Little Richard, Carl Perkins o Jerry Lee Lewis y que, conforme a la convención, pareció acuñarse en el inmortal Rock Around The Clock popularizado por Bill Haley and his Comets, si bien es un tema originalmente escrito por Sonny Dae and His Knights. Estamos hablando de 1954, no lo olvidemos.

El rap tiene su origen lejano principalmente en el blues, como todo, el jazz y en la música jamaicana. Sus primeras manifestaciones más contemporáneas las encontramos en las partes habladas de los temas soul y R&B de los 70, especialmente los grabados por intérpretes de voz ronca y grave como Barry White o Isaac Hayes. Si no os suena este último, igual si os digo que es el compositor del tema principal de la serie Shaft u os remito a la película de John Carpenter 1997: Rescate en Nueva York, lo ubicáis mejor. El señor negro que hace el papel de malo malísimo y enemigo de Snake Plissken, es Isaac Hayes. James Brown y su mezcla de canto y grito también tiene mucho que decir en esto, evidentemente.

Isaac Hayes theme from shaft

Eso sí, estos tipos tenían pasajes hablados en canciones ejecutadas por músicos colosales, en muchos casos con ese sonido funky o disco que se adornaba con sonidos orquestales y que se dio en llamar sonido Philadelphia. A medida que fueron pasando los años, se alargaron los pasajes hablados, en los que la inflexión y ritmo de lo recitado sustituía con discutible éxito la falta de melodía. El género se fue popularizando y mucha, muchísima gente quería hacer rap. Ante la imposibilidad de contar con músicos de verdad, y menos del calibre de los ejecutantes en esas obras, nada impedía recitar lo que viniera a la cabeza sobre música previamente grabada y reproducida en un plato de vinilos o en un cassette. Ahí fue cuando el rap llegó a las masas.

Sin entrar en detalles, pues reconozco lo enciclopédico de mi ignorancia sobre el género, el rap conquistó el mundo, primero en colaboraciones con titanes como Michael Jackson, para después hacerlo por derecho propio, llegándose a la maniquea disyuntiva entre rap y rock. Los defensores de este último, entre los que me cuento, sostienen (sostenemos) que el rap no es música, sino que es simplemente otra cosa. En mi caso particular no veo que se requiera especial talento musical para hacer lo que hacía gente tan dispar como 2 Pac Shakur o Biggie Smalls, por citar dos de los más grandes raperos de la historia. Sí reconozco que debían tener un talento o habilidad para lo que hacían, pero no veo hondura musical en su obra, sinceramente. Quizá desde un punto de vista lírico, quizá provocador, quizá social, estos tipos eran lo más grande, pero, perdónenme, musicalmente, no lo veo.

El Real Madrid siempre ha sido rock, con o sin roll. Siempre hemos sido más de épica que de lírica, por mucho que el Nessun Dorma sea una estupenda banda sonora para glosar la gloria del mejor club del mundo

El rap fue creando fenómenos de masas que hacían que tipos de orígenes muy humildes se convirtieran en archimillonarios, mientras que la caída en desgracia del rock en su vertiente más clásica, decadencia que tiene como fecha de comienzo el año de 1991, hizo que las verdaderas estrellas de rock fueran perdiendo audiencia y reduciendo sus ventas de discos y entradas para conciertos de una manera tan inexplicable como alarmante.

A finales de los 90 ocurrió lo que nadie se esperaba: esas dos tendencias musicales, estéticas e incluso sociales, encontraron un punto de encuentro. Las generaciones más jóvenes vieron que la militancia estilística era tan naïf y carente de sentido como nosotros veíamos la batalla entre Beatles y Stones en la generación de nuestros padres, así que comenzaron a fusionar los dos estilos. El rock más potente y pasado de rosca, con guitarras distorsionadas y baterías y bajos contundentes, se mezclaban con letras y líneas de voz, además de estética de ropa deportiva, más propias del rap. Había nacido el Nu Metal. Gente como Limp Bizkit, Papa Roach o Coal Chamber conquistaron el mundo. Korn llevó al paroxismo su peculiarísimo sentido de la melodía a base de usar guitarras de 7 cuerdas y afinarlas lo más bajo posible, recurso este que, bien por necesidad, bien para lograr un determinado efecto, ya hizo Black Sabbath allá por los 70.

Korn

Korn

El Nu Metal pasó, los chándales también, pero menos, desafortunadamente. La brecha entre los géneros se volvió a abrir y las nuevas generaciones, esas acostumbradas a que la música no tenga otro soporte físico que su teléfono ven a ambas como vestigios del pasado, si bien parecen más identificados con el rap que con el rock por mucho que las ventas de videojuegos como Guitar Hero o Rock Band hayan sido enormes. Parece que a los chicos jóvenes no les interesa tocar un instrumento, sino que lo que les divierte es jugar a tocar un instrumento.

Tengo que justificar la presencia de este escrito en la Galerna, y esta explicación es muy sencilla. El Real Madrid siempre ha sido rock, con o sin roll. Siempre hemos sido más de épica que de lírica, por mucho que el Nessun Dorma sea una estupenda banda sonora para glosar la gloria del mejor club del mundo. El próximo gran entrenador del Real Madrid, don Xabi Alonso, ya lo dijo en su momento: el Madrid es rock and roll.

Rap is like scissors, it always loses to rock.

 

Getty Images.

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Se pasó ocho años @antoniohualde despotricando de Bale porque no hablaba español. Ahora le parece que Bellingham en cambio bien... aunque tampoco habla español.

Sin embargo, creo que le entiendo, aunque no comparta su texto.

Estamos ante un escenario -en fútbol y baloncesto- que puede hacer de 2024 el mejor año deportivo de nuestras vidas.
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