El crack

Escrito por: Nacho Faerna1 mayo, 2019

Hasta hace unos años, el crack se refería al de la Bolsa de 1929, a la cocaína en forma de piedra o al título de una magnífica película de Garci. Ahora se usa también la onomatopeya para denominar a un deportista de extraordinaria calidad (la Real Academia lo recoge en su diccionario) y, por extensión, a cualquiera que destaque de manera superlativa en lo que sea que haga. A mí esta última me parece una acepción desafortunadísima. No puedo evitarlo; cuando oigo que un futbolista es un crack me lo imagino con la tibia tronchada, llorando tirado en el césped. Pienso en huesos de cristal, en Samuel L. Jackson sentado en su silla de ruedas, en Prosinečki. Nunca uso el palabro y me molesta que me lo apliquen para elogiarme. Reacciono como si me hubieran insultado. Yo no quiero ser un crack. Yo aspiro a ser de una pieza.

Mi padre, a instancias de mi madre, hacía verdaderos esfuerzos para no soltar palabras malsonantes delante de sus hijos. La cosa se complicaba, lógicamente, cuando iba conduciendo. Mis hermanos y yo le oíamos maldecir al volante de aquel Renault 12 ranchera color vainilla con expresiones que parecían sacadas de zarzuelas o de obras de Jardiel, siendo las más recurrentes “galán de la pantalla” (en su boca adquiría un tono despreciativo absolutamente incomparable) y, mi favorita, “el gachó del arpa”. Durante años rastreé el origen de este particular gachó, voz de origen caló que ha caído lamentablemente en desuso, y que en femenino es gachí. ¿De dónde saldría ese tipo con un arpa? En mi imaginario infantil tenía dos referencias visuales que se correspondían muy bien con el matiz de ridiculez e impertinencia que transmitían los individuos a los que mi padre atribuía el epíteto: Harpo Marx y Asurancetúrix, el bardo de la célebre aldea gala. Ambos daban la tabarra con sus arpas y nuestro progenitor disfrutaba muchísimo con las películas de los hermanos del primero y con los tebeos del segundo. Sin embargo, no creía que la locución fuera invención de mi padre; como decía antes, sus fuentes lexicográficas había que buscarlas en Jardiel o en el habla popular. El dichoso gachó del arpa volvió a cruzarse en mi camino cuando leí “La tesis de Nancy” de Ramón J. Sender, en donde mencionaba uno al que “le zumbaba el pandero”. Pero fue en un texto del filólogo Alonso Zamora Vicente donde por fin encontré el origen de esa expresión y de otra que yo desconocía, “el francés de la mona”. Aludían, según el académico de la Lengua, “a músicos callejeros, italiano el arpista, francés el hombre que, con bombo, platillos y un acordeón, y un mono diminuto al hombro, (...) tocaban por las esquinas, cantaban cuplés o cancioncillas alusivas a personajes y sucedidos cercanos”. La popularidad de ambas expresiones decreció a mediados de los años treinta, antes del inicio de la guerra civil.

 

 

En aquel entonces, y aún en mi infancia y adolescencia, a lo que ahora llaman cracks se los llamaba fenómenos. La palabra podía usarse como sustantivo, como adjetivo y hasta como adverbio. “Lo pasamos fenómeno”, se decía. Eran los tiempos en los que la gente todavía silbaba por la calle cuando estaba contenta. Actualmente sólo se silba para expresar disgusto. Otra forma de elogiar la calidad de alguien, de resonancias taurinas, era llamarle “figura”, preferentemente saltándose la concordancia de género con el artículo indeterminado: “ése es un figura”. Las posibilidades no se agotaban ahí. Artista, monstruo (a secas y sagrados, como las vacas, cuando alcanzan la categoría de intocables), hacha, portento… Había muchas maneras de ensalzar a quien sobresalía, y todas más evocadoras y elocuentes que ese monosílabo rupestre, el crack.

Desde estas páginas reivindicamos la sintaxis, pero yo también abogo por la recuperación de un vocabulario que adorne a nuestros jugadores y los perfume. ¿Modric? Un portento organizando el juego. ¿Vinicius? Un figura encarando el área. ¿Benzema? Un artista del balón. Y pensando ya en la próxima temporada, deshagámonos del galán de la pantalla y del gachó del arpa (que cada cual asigne sus candidatos), aprovechemos que no tenemos ningún francés de la mona, porque todos los nuestros, con Zidane a la cabeza, son irreductibles, y volvamos a encontrar la senda de la gloria que perdimos hace tan poco.

Eso sí, presidente, no se olvide de fichar un par de fenómenos.

 Nümero Tres

Nacho Faerna, el tercero de los Faerna, es guionista y novelista. O sea, que le pagan por mentir, pero tuitea gratis en @nachofaerna y @galernafaerna. Se toma muy en serio sus placeres. El Madrid es uno de ellos.

7 comentarios en: El crack

  1. Me parece que mi padre hubiera llamado en sus tiempos a ese tipo que nos falta "el manú de la cobai", un tipo que corte el bacalao y mueva a todos con solo una mirada. Y sí, ya me gustaría a mí saber quién era aquél famoso manú al que se refería mi barriobajero y campechano progenitor.

  2. Aplaudo con fervor el artículo, por forma y por contenido.

    Si es imperativo cuidar la sintaxis, como esqueleto del discurso, que le da forma, armazón y consistencia, no está de más ocuparse del vocabulario, que le aporta precisión, matices y belleza.

    Estamos perdiendo riqueza expresiva, sin que haya una organización que dé la alarma, un Greenpeace del idioma que alerte del empobrecimiento ecológico.

  3. Hoy me he despertado a las cuatro de la mañana en forma de pesadilla. El fvarsa ganaba otro triplete. No me he podido sentir peor.
    En la vida se pueden tomar decisiones y equivocarse. Pero el real madrid decidio no hacer nada el verano pasado y el varsa que tienen los ojos en sangre despues de nuestras ultimas champions lo han aprovechado.
    Todo lo,que no sea un tridente hazard/karim/mbappe o salah mas vinicius, brahim, rodrigo y jovic me decepcionaria y mucho.
    Del centro del campo kovacic, van beek y pogba in. Y en defensa me conformo con hermoso y mendy.
    O eso, o veo otro triplete el año que viene.

    1. Ya que hablamos de sintaxis procedamos a llamar triplete a lo que de verdad lo es, es decir, tres champions seguidas. Creo que le queda mucha tarea al enano hormonado para conseguir eso, y que conste que no seré yo quien diga que no puede lograrlo sobre todo sin tener que competir apenas en liga y copa. Pero démosle valor a lo que de verdad lo tiene y que encima poseemos: nadie ganó jamás dos champions seguidas y nosotros lo hicimos tres veces. Pues entonces ahora el término del género bobo triplete se debe aplicar solo a eso. Me voy a comer ahora primer plato, segundo y postre, y no lo puedo denominar triplete, ja, ja. Saludos.

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