Las mejores firmas madridistas del planeta

Don Vini

Escrito por: Antonio Valderrama2 noviembre, 2021
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Hace un año escribí aquí mismo lo que quería que fuera una expresión de apoyo, más bien un grito en el desierto, a Vinícius Junior. Pasaba por aquellas fechas O ´Menino, como ahora lo llaman en la radio, por uno de sus momentos más difíciles como madridista, lo que ya es decir mucho de un chaval de, entonces, veinte años. No sólo era menospreciado por el mundo del fútbol: su fútbol atolondrado e irregular le granjeaba las chanzas del madridismo, y se sabe que ninguna risa, jamás, duele tanto como la de quien nos quiere. O nos debería querer. Ahora que ya pocos se ríen de un futbolista que empieza a desarrollar a machetazos su talento, no es la hora, sin embargo, de cobrar facturas, sino de acordarse. Porque el brasileño que maravilla liderando al Madrid de Ancelotti desde la raya izquierda del ataque no es más que una muestra de lo que al comenzar su carrera de blanco, en el invierno del 2019, se entrevió que podía ser.

Vinícius

Lo primero que hay que decir de Vinícius Junior es que, en el fútbol contemporáneo, es una rareza extraordinaria. Sus características, su empaque, son de otra época. Agarra la pelota y ya por sus maneras evoca un tiempo pasado que parecía perdido en la noche de la tribu: él es el tipo de jugador con el que los chamanes narraban sus historias, anarquistas de trazo inverosímil capaces de escapar a cualquier atadura táctica y de hacer saltar por los aires todos los cientifismos con los que quieren reducir ahora al fútbol a un mejor logaritmo.

Lo primero que hay que decir de Vinícius Junior es que, en el fútbol contemporáneo, es una rareza extraordinaria. Sus características, su empaque, son de otra época. Agarra la pelota y ya por sus maneras evoca un tiempo pasado que parecía perdido en la noche de la tribu

Me pasó por delante hace poco un vídeo que me llamó la atención. Era del programa El Chiringuito, el mejor show de la televisión española del momento, nada que ver con la «información deportiva», ni siquiera «infotainment»: lo que hace Pedrerol es abiertamente dürum audiovisual para quien tiene cinco euros en el bolsillo, está de resaca y sólo le apetece drogarse el paladar. Sin embargo, es honesto, no como todo lo demás de «la competencia». En El Chiringuito, digo, salió este verano pasado Jorge D´Alessandro diciendo una cosa que provocó la mofa natural de sus contertulios: decía, con ese tono vehemente suyo, que el Madrid, que estaba por fichar a Mbappé, si aguantaba a Vinícius, acertaría. Decía más y lo decía con una expresión muy futbolera: si Florentino «esperaba a que Vinícius cogiera la dinámica». Jota Jordi, que es el representante cómico del barcelonismo en el programa, le rebatía la posibilidad con un argumento que haría llorar de risa a Nassim Taleb: «es imposible que Vinícius meta 15 goles en un año porque ha metido 15 en cuatro años».

Jorge D´Alessandro dijo en El Chiringuito una cosa que provocó la mofa natural de sus contertulios: decía, con ese tono vehemente suyo, que el Madrid, que estaba por fichar a Mbappé, si aguantaba a Vinícius, acertaría

De aquí se sacan muchas cosas. Lo primero es la percepción extratemporal que suele tener el hincha medio del presente continuo que es el fútbol: Vinícius, que debutó con el primer equipo del Madrid en septiembre de 2018 frente al Atlético de Madrid, entrenando Lopetegui, derribó la puerta propiamente hablando unos meses después, con aquel gol de rebote ante el Valladolid que abrió la lata en un partido delicadísimo, ya con Solari en el banquillo. De ese tiempo dilatado, no-tiempo, en realidad, se aprovechan sobre todo los periodistas y opinadores que viven de comentar el fútbol en la radio, en la tele y en la prensa: de todo hace tres, cuatro, cinco años, el pasado es un cajón lleno de cosas donde cabe todo y el futuro, una mañana de sábado en la que siempre hace sol y cualquier cosa parece posible.

Vinícius

Lo segundo es la anécdota estadística: como Vinícius, que apenas tiene 21 años, no había metido 15 goles en dos temporadas y media como futbolista de la primera plantilla del Real Madrid, nunca podría hacerlo, aunque su carrera durase quince años más. El escritor libanés Taleb, que se ha hecho rico teorizando a costa de esta clase de silogismos, diría lo del pavo: como durante los 999 días de la vida de un pavo destinado a ser el festín de Acción de Gracias, la vida lo ha tratado estupendamente, el día 1000, la víspera de Thanksgiving, debería ser otra jornada corriente en la que el agraciado animal disfrutase de comida abundante, cuidados por doquier y una apacible serenidad en el campo. En este caso, la explosión de las habilidades de Vinícius en este primer tramo de la temporada 2021-2022 sería el ejemplo perfecto de lo que se conoce como un cisne negro: un suceso inesperado, imprevisible y de consecuencias devastadoras imposibles de predecir.

Vinícius es el tipo de jugador con el que los chamanes narraban sus historias, anarquistas de trazo inverosímil capaces de escapar a cualquier atadura táctica y de hacer saltar por los aires todos los cientifismos con los que quieren reducir ahora al fútbol a un mejor logaritmo

En sus dos primeras temporadas como jugador del Manchester United, Cristiano Ronaldo jugó 40 y 50 partidos respectivamente entre todas las competiciones. Marcó 6 y 9 goles. La siguiente temporada, esta cifra alcanzó los doce. No fue hasta la cuarta, 2006-2007, con 22 años, cuando rompió su techo: 23. Al año siguiente, en 49 partidos, anotó 42, ganando el Balón de Oro y la Copa de Europa con su club. Lo demás lo conoce todo el mundo.

Ronaldo e Iván Campo

Para juzgar a un futbolista no bastan sólo las cifras. Esto es reducir absurdamente todo lo que es en sí este juego, el menos computarizable de todos por más que la tendencia sea ya irrefrenable y vaya por ese camino. Cristiano Ronaldo, con 19 años y unas estadísticas pobres en cuanto a goles y pases de gol en su primer año con Ferguson, fue la sensación del país anfitrión de la Eurocopa: en un equipo histórico plagado de veteranos galácticos como Figo o Rui Costa, él se echó sobre la espalda la expectación de una nación exhibiendo unas dotes de liderazgo y jefatura que hablaban más sobre su potencial que los vulgares guarismos. Vinícius descolló en un Madrid desmochado por la fuga de su jugador franquicia del que casi todos sus jerarcas dimitieron e, institucionalmente, deprimido, al borde del colapso. Entonces metía goles de rebote, corría a trompicones sobre la línea de cal y atraía rivales como si tuviera un imán: fue la única señal de vida del equipo que venía de ganar tres Copas de Europa seguidas, lo único, con el memorable afán irreductible de Benzema, que dignificó la camiseta blanca en una temporada nefanda.

Para juzgar a un futbolista no bastan sólo las cifras. Esto es reducir absurdamente todo lo que es en sí este juego, el menos computarizable de todos por más que la tendencia sea ya irrefrenable y vaya por ese camino

De ese Vinícius, aparentemente, ya no queda nada. El ansioso muchacho de pies cuadrados que veía doble cuando pisaba el área ahora remata mejor que la Cobra Ilie. Se planta ante el portero y no duda: sabe qué hacer, y cómo. Muestra una frialdad de 9 puro, que era lo que le faltaba para sacarse de dentro las «condiciones bárbaras» que D´Alesandro, ante la risotada general, defendía que tiene. La evolución de Vinícius es la natural en un jugador de su talento. Lo que no era natural era lo de antes: que se le juzgara como a un cristiano desvalido que patalea por su vida ante los leones en el circo romano, y más por su propia gente.

Vinícius

Si algo es Vinícius, además de un portento en desarrollo, es un futbolista diferente. Hay futbolistas tribuneros, futbolistas mentirosos, futbolistas fríos y futbolistas con verdad, con esa verdad flamenca que no se puede esconder ni cuando juegan bien ni cuando juegan mal. Vinícius tuvo siempre esa verdad, por eso se fue llorando el día del Ajax al saber que, roto, su equipo descompuesto se quedaba sin su mejor jugador. Por eso lloraba al marcar en medio de pitadas vergonzosas, al sentir que le debía algo a una grada que lo miraba con altanería pantocrática y luego hacía memes de él. En un fútbol condensado, convertido en un juego de volantes e interiores, Vinícius es un extremo de los de antes que se ha disciplinado con el tiempo, ajustando la música que lleva dentro a las exigencias de la élite a la que está llamada a gobernar. Sobre todo, cuando agarra la bola uno siente que van a pasar cosas, que es lo más importante en un espectáculo decadente y en vías de renovación. Cosas nuevas, cosas diferentes. A la velocidad y al músculo, que en suma son las características de lo que triunfa en Europa hoy (¿qué es el Chelsea de Tuchel aparte de eso?) Vinícius le suma algo viejo y atemporal que nos conecta con el pasado: Garrincha, Best, lo que no se espera, la gambeta, que es el arte en perpetuo peligro de extinción, el quiebro, lo que no se puede prever y, sin embargo, mueve a los niños de todo el mundo a emular cuando lo ven en televisión. Todo eso era ya aquel chaval nervioso y machacado por la opinión pública que sentía arder la llama dentro de sí. Como en aquella canción de Lolita, entonces se reían de Vinícius, hoy lo llaman Don Vini.

 

Fotografías Imago.

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Madridista de infantería. Practico el anarcomadridismo en mis horas de esparcimiento. Soy el central al que siempre mandan a rematar melones en los descuentos. En Twitter podrán encontrarme como @fantantonio

9 comentarios en: Don Vini

  1. Glorioso artículo, Don Antonio, como a los que nos tiene acostumbrados.
    Destacable la comparación con los primeros años de Cristiano, tanto en cifras como en lo relativo al ascendente moral sobre el equipo. Muy poca gente lo mencionaba.
    Vini es un crack.
    ¡Un abrazo enorme a todos, galernautas!

  2. Yo soy de los que le puso a parir, no me escondo.
    Dicho esto, es una pena que no tengamos una banda derecha potable, porque a Vini ya le están cubriendo 3 jugadores contrarios en los últimos partidos. Con un extremo derecho bueno los volveríamos locos.

    Aprovecho para reclamar algo que cualquier entrenador debería ver: Asensio debe jugar por el centro, ya sea de 9 como de falso 9. Se va a ir del Madrid fracasando y lo vamos a ver hartarse a meter goles en otro equipo jugando por el centro.

    En fin.

  3. Pues yo confío en Rodrigo en la otra banda,se parece bastante a Vini así que jugando más partidos puede llegar a lo mismo que su compatriota.

  4. Se inventa un relato que no tiene asidero con la realidad y ello sorprende al personal, no puede ser de otro modo. Es decir, se inventa una noticia donde no hay nada para crear expectación y se debate durante horas,se adorna con nuevos artículos , emiten su opinión los supuestos entendidos en la materia.Durante el tiempo que la mentira aguante será utilizada como una barra de plastilina.
    Cuando ya la falacia no aguanta más tiempo , una noticia artificial no llega a ningún puerto y la gente se cansa, entonces se crea una nueva noticia que consiste en desmentir lo que se había sacado de la chistera sin base alguna. A veces el mismo medio que había inventado el chisme es el que frena en seco.
    Es a diario . Pongamos que hablamos de Ramos. "El PSG está pensando en quitarse de encima a Ramos para no pagar el dinero pactado en su contrato con el club" , más o menos.
    Cuándo ya la supuesta noticia no tiene más recorrido se desmiente tajantemente, casi ofendiéndose ." El PSG tiene clarísimo que no se plantea despedir al central de ningunísima manera" y se quedan tan panchos.
    Con Vinicius esto ya no es a diario, es al minuto. No hay un jugador actualmente en la competición española que despierte tanta expectación positiva.
    Es del Real Madrid, éste puede ser un blanco perfecto. Además muchos periodistas se jugaban el bigote a la hora de apostar contra la pericia para el fútbol de Vinicius.
    ¿ Cómo salir del embrollo ? Vamos a exagerar la expectación y convertir a Vinicius en una caricatura grotesca . Apunten y fuego.
    Es fácil , pongamos algunos ejemplos.
    " Hay palmeros que reivindican el Balón de Oro para Vinicius "
    " Vinicius mete ahora goles porque le han puesto veinte personas que le enseñan a jugar al fútbol"
    " Menos mal que se fue Zidane "
    " Zidane no confiaba en Vinicius "( sólo jugó treinta y cinco partidos de Liga ,el curso anterior).
    "Vinicius necesita tres años metiendo goles para que le tomemos en serio".
    " Vinicius quiere arruinar al Real Madrid ".
    "Vinicius es un problema ,hay figuras que cobran mucho y por su culpa no pueden lucirse".
    " Vinicius celebra los goles de un modo que no nos gusta ".
    " Vinicius provoca"
    " Vinicius es del Barcelona como Adán y Eva".
    " Si el Real Madrid quiere comprar a Fulano, tendrá que pagar un dineral y un Vinicius ".
    " Vinicius regatea ,Ansu las mete".
    "Menudo lío , quieren fichar a Mengano y entonces qué van a hacer con Vinicius".
    Así hasta el infinito. Veremos qué inventan mañana.

    1. Perfecto!
      Yo es que ya no puedo con los comentarios mentirosos que se publican sobre Zidane. En 20 años será reconocido por lo grande que fue, ya no solo para el Madrid... para el fútbol mundial.

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