Las mejores firmas madridistas del planeta
Inicio
Opinión
Crónica sentimental de la 12+1

Crónica sentimental de la 12+1

Escrito por: Athos Dumas29 mayo, 2018
VALORA ESTE ARTÍCULO
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas

Como ya escribió en el pasado mes de agosto Nacho Faerna alias N3 (más un texto añadido de su hermano Ángel, N2), la Decimotercera debería de llamarse a todos los efectos 12+1 en homenaje al gran Ángel Nieto. También es bueno recordar el Portanálisis del 4 de agosto de 2017, en el que se pedía y se rogaba “empatar en campeonatos a Ángel Nieto” lo antes posible.

Dicho y hecho. En la siguiente ocasión que pudo, el Real Madrid se alzó con la 12+1 tras una trayectoria espectacular en Copa de Europa, ganando en todos los campos de nuestros rivales (París, Turín y Múnich) y también en la final en el Olímpico de Kiev.

El hecho de lograr este hito, esta tercera Champions consecutiva (y cuarta desde 2014) que ya ha colocado a este Real Madrid como el segundo mejor equipo de clubs de la historia (solo tras el Madrid de 1956-1960), no sólo se ha debido a una serie de componentes puramente deportivos. También ha ocurrido una concatenación de hechos externos que han ayudado, y no en poca medida, a finiquitar esta temporada con el 3-1 al Liverpool FC en Kiev.

El primero sin duda es la existencia en sí de La Galerna: 3 años, 3 Champions. Esto no es opinión, es información, un dicho que a muchos periodistas les gusta repetir una y otra vez, incluso cuando no tienen información. La Galerna cumplió 3 años hace una semana y ha logrado empujar a los hados (definición de hado según la RAE: "En la tradición clásica, fuerza desconocida que obra irresistiblemente sobre los dioses, los hombres y los sucesos") al enésimo triunfo merengue.

En la muy dinámica redacción de La Galerna, nos devanamos los sesos para que todo esté atado (y bien atado) para que en los grandes partidos salga vencedor el Real Madrid. Obviamente, esto no se puede hacer para cada partido, aún menos en partidos menores de Copa del Rey o de Liga. Es para ocasiones muy muy especiales.

Hubo varias conjuras en forma de quedadas previas de varios de los redactores galernautas, ya bien en presentaciones de libros como la del de Rafa Cabeleira hace un par de semanas, otra el martes pasado con 2 de los Faerna (N1 + N3), eruditos excelsos que lo mismo te hablan de Baudelaire que de Robert Aldrich (¡e incluso de que el descubridor de Mari Trini fue el mítico Nicholas Ray!), con el intrépido reportero del Cherengueti Mario de las Heras y con la bella Lucía @yosoyvilulu que se ríe con todos (hasta con mis chistes malos) y a la que solemos insistir, sin gran éxito, para que escriba más a menudo.

El jueves 24 tenía que ser un día grande de conjura galernauta. Quedaban 48 horas para que se jugase la final y, como otras veces, necesitábamos tocar Gento. Como bien se sabe, Don Paco es La Galerna del Cantábrico, y es el principio de esta bendita locura llamada La Galerna. Don Paco aquella tarde se encontraba algo fatigado, pero nos envió sus bendiciones a través de su hijo Paco Junior, con el que nos tomamos unas cervezas nuestro boss, Jesús Bengoechea, Lu y Mario, que repetían convocatoria, nuestra talismán Hechi @DiosaMaracana, el siempre ilustrado Alberto Cosín (no hay forma de dar un dato sin que él lo sepa antes), el gran Manuel Matamoros, pendiente de mil cosas antes del viaje de sus primaveros (como él los llama), y yo mismo.

Don Paco decía que íbamos a ganar fácil (4-1), los demás, incluido Paco Gento Jr., no éramos tan optimistas, pero quien más quien menos apostaba por que la 13 se vendría para Chamartín, no sin sufrir. Paco se fue pronto para casa, así como Hechi y Cosín, pero teníamos otra arma secreta para continuar la velada. Otro Gento, esta vez un Llorente Gento, José Luis, el gran Joe, leyenda olímpica. Se nos unió a ultimísima hora de la noche, nos contó las hazañas bien recientes de los integrantes del deporte de los canastos (estuvo en Belgrado, como no podía ser de otra forma, para ayudar a conquistar la Décima), además de sus acerados (y acertados) comentarios sobre el primitivo y sobrevalorado juego del balompié.

Los astros estaban perfectamente alineados. Además de estos encuentros, estábamos tranquilos ya que Fred Gwynne iba a ver el partido desde una playa de Tarragona, rodeado de sus amuletos, Nacho Faerna tenía preparados sus cabalísticos calcetines rojos, y Kollins tenía listos todos los aperitivos mágicos para la velada del sábado. Ya sólo faltaba el viaje a la capital de Ucrania, con 6 galernos 6 (todo muy taurino en fechas de San Isidro) que iban a estar allí, a saber: Bengoechea, Lucía, Matamoros, Ramón Álvarez de Mon, nuestro corresponsal en Radio Marca, Jorgeneo, siempre preciso en sus análisis, y este modesto mosquetero de la pluma.

No todos viajamos juntos, algunos lo hicieron el viernes por la noche. Por mi parte viajé con mi inseparable Alfonso (muchas Champions ya a nuestras espaldas) y con nuestro amigo Luis, el sábado por la mañana, rumbo a Kiev, en un enorme Jumbo de 400 plazas. Como ya es sabido, en este tipo de viajes se hacen amistades inesperadas, en esta ocasión tuve el privilegio de conocer a la maravillosa concejala de Trujillo, Doña Gema Bernat, madridista acérrima y una mente muy positiva, o a Don Antonio, veterano seguidor y además experto golfista, de Alcalá de Henares.

Aterrizamos en el aeropuerto de Kiev-Borispol con una hora de retraso, ya en plena hora de comer y el autocar nos trasladó a las cercanías de la Fan Zone del Madrid, donde pudimos saludar a buenos amigos como Manuel y José Luis, además de al Vicepresidente Don Eduardo Fernández de Blas, siempre atento, amable y más optimista que ninguno. Ya el estómago se quejaba sin parar, estábamos intentando enlazar con algún galernauta pero entre las deficiencias de Wifi por Kiev y la imposibilidad absoluta de encontrar un taxi, la solución fue coger el metro – pese a que habían tenido amenaza de bomba por la mañana – y acercarnos al centro neurálgico de la capital. De camino, un abrazo con Ramón, que se dirigía a nuestra Fan Zone.

Comida cerca de la Plaza de la Independencia, en un italiano de nombre “Vapiano” (buen nombre, ya que eran más lentos que el caballo del malo), con mucha gente paseando en la tarde primaveral ucraniana – 24 grados – pero no demasiado ambiente de final todavía. Sí se veía mucho aficionado Red por las terrazas, consumiendo la imbebible – y templada – cerveza local, todos ellos con aspecto atocinado y quizás pensando en la derrota que iban a padecer a cortísimo plazo, mientras que quiero pensar que los aficionados merengues estaban haciendo turismo cultural visitando catedrales y museos, ya que apenas se percibían camisetas blancas por las anchas avenidas de Kiev.

Conseguí contactar por fin con Jesús, todo el rato habíamos estado relativamente cerca unos de otros, y quedamos en vernos en las cercanías del hotel del Real Madrid, el Ópera Kiev, ya que Jesús iba a intervenir en RMTV, en un set cercano al hotel. Allí por fin, tras dar vueltas y más vueltas en taxi – todo el centro estaba cortado al tráfico -, me pude abrazar a Lu (¡sobre todo a Lu!), a Jorge y a Jesús, que estaban velando armas ante la inminente final y tomando plácidamente un café. Tuve la suerte de introducirme en el hotel, superando la prohibición de entrar en él, ya que el gran Chendo avisó a seguridad y nos dejaron entrar para saludarlo a Alfonso y a mí. Muchas gracias por cierto a Sergio, el responsable de seguridad del club, por su amabilidad.

Era ya casi la hora de acabar la siesta, previa a la merienda, y no era cuestión de hacer mucho bullicio en el hotel, así que la visita a Chendo fue breve, nos enseñó su rodilla recién maltrecha tras jugar un partidillo con sus amigos, pero me transmitió muchísima tranquilidad y una absoluta fe en la victoria en la final al darme un fuerte abrazo.

Quedaban aún tres horas para que empezase el partido, así que era el momento de pasear tranquilamente hacia el estadio y de tomar alguna fotografía por el centro de la ciudad. Ya se palpaba más ambiente futbolero, la zona del Champions Festival, al norte del estadio, se veía repleta, y allí además se encontraban las tiendas de productos oficiales de la UEFA. El color rojo predominaba claramente, y además había muchos de los seguidores del Liverpool que estaban sin entrada y buscando revendedores en cada esquina. Como ya apunté en mi relato de la final de 1981  , el Liverpool seguía protagonizando mis peores pesadillas futbolísticas. Mi presencia en Kiev tenía como principal misión exorcizar aquella derrota y borrarla definitivamente de mis recuerdos.

Aproximadamente una hora antes de empezar el encuentro, ya estaba entrando en el estadio. Tuve la suerte de encontrarme con mi amigo Jota Abril, célebre presentador de TV que me invitó a una fiesta organizada por patrocinadores del club, siempre y cuando, lógicamente, la victoria fuese del lado madridista. Jota no tenía ninguna duda de que íbamos a ganar, con lo cual estaba seguro de que tras el partido nos veríamos. También saludé al Director de Baloncesto del Real Madrid, Juan Carlos Sánchez-Lázaro, recién coronado Campeón de Europa en Belgrado, aún dolorido por su lesión casera en un pie, y de los más ilusionados por conseguir un fantástico doblete europeo baloncesto-fútbol.

Sobre la Final, hay que mencionar la floja primera media hora, en la que nos sostuvo principalmente el buen hacer defensivo más un inmenso Luka Modric y un Benzema en pico de forma desde hace un mes (gracias, Deschamps, por no llevarlo a tu selección y preferir seguir “castigándolo” y anteponer al mediocre Giroud antes que a Karim). Y la importancia que tuvo la lesión de Salah. Esa lesión demostró sobre todo la falta de fondo de armario del Liverpool versus el Madrid, que apenas notó la importante baja de Carvajal, ya que fue suplido por otro jugadorazo como Nacho.

Me imagino una zidanina en el descanso, tan clave como la ya histórica de Cardiff, ya que en la reanudación los nuestros fueron claramente a por el partido. Benzema – como bien ha dicho Ramón en Radio Marca -, buscó el fallo de Karius que propició su gol. El equipo se sobrepuso muy pronto al gol a balón parado de Mané y en menos de diez minutos fue capaz de adelantarse de nuevo en el primer balón – o casi - que tocó Bale, recién sustituto de Isco, con una maravillosa chilena para enmarcar.

Jugador por jugador, nuestro equipo era muy superior, pero la camiseta red pesa mucho y Klopp también imprime carácter indomable a sus equipos, con lo que el Liverpool no estaba muerto, de hecho Mané tocó la madera del palo derecho de Keylor en el que fue el último susto de la noche. Ambos equipos estaban pagando el esfuerzo, aunque el balón prácticamente era propiedad blanca, y la BBC hacía estragos en la defensa inglesa. El zurdazo de Bale en el 83’ mató definitivamente a los de la orilla del Mersey, por la distancia que suponía en el marcador y también por el enorme error de Karius. Cristiano intentó hacer su gol pero se le vio toda la noche algo mermado físicamente – posiblemente aún sufría secuelas por la entrada de Piqué de hace 20 días – e incapaz de superar por velocidad a ninguno de los defensas.

Final apoteósico, la 13 o, mejor dicho, 12+1 se iba para Madrid. Aún tuve tiempo de encontrarme en las gradas con Agustín, un leonés que conocí en Abu Dhabi en el último Mundial de Clubes, que me abrazó tras el triunfo y se marchó precipitadamente hacia el aeropuerto ya que el domingo tenía que ver en León el partido entre su Cultural y el Oviedo. Me fui a buscar a los galernautas por la grada y pudimos darnos un enorme abrazo de Decimotercera, con Lucía, Jorge y Jesús (los cuatro hicimos una piña espectacular, un auténtico hug cinematográfico). Bengoechea además me presentó al mítico Richard Dees, quien me pidió mi camiseta de Benzema para hacerse una foto con ella.

Finalmente, Alfonso, Luis y yo, nos acercamos al hotel donde tenía lugar la fiesta prometida por Jota. Jota, gran madridista y mejor persona, no falló, y nos hizo participar de un fiestón de altísimo nivel del que, me van a perdonar, no daré detalles, aparte de que el champagne era francés y el sushi, delicioso. Enorme colofón a apenas 17 horas transcurridas en Kiev, intensas, sin descanso, con muchas esperanzas puestas antes del partido y muchas alegrías y momentos para recordar durante y después de la victoria.

A hard day’s night, eso fue el resumen de la victoria, una canción de unos chicos de Liverpool para espantar definitivamente mis fantasmas de una muy amarga noche, allá por mayo de 1981 en París, contra el mismo rival que el sábado pasado en Kiev.

Y al final pude decir a la Copa, desde las gradas del Olímpico: Get back, vuelve a casa, “Get back to where you once belonged!” Con tus otras 12 hermanitas.

La Galerna lo hizo de nuevo. Un trocito de la Orejona también es nuestro.

19 comentarios en: Crónica sentimental de la 12+1

  1. ¡Qué envidia!....y además envidia de la mala...insana como no puede ser de otra manera jaajajajaj....

    Dicho esto, voy a decir una cosa respecto a la 12+1, que yo a veces la he nombrado así también como homenaje a Ángel Nieto...y es que leí una cosa el otro día a alguien que me hizo pensar, porque yo no había caído, y es que fue el último título que conquistó Nieto...así es que esperemos que a nosotros no nos pase lo mismo...por eso pondré siempre decimotercera para no ofender al número trece y que no nos eche una maldición por convertirlo en un innombrable........jaajajaja.... 😉

    ¡Hala Madrid! y que al año que viene te inviten a otro fiestorro por la misma razón...

    1. * No es que yo no supiera que fue su último mundial....sino que hizo que me fijara que lo del 12+1 como homenaje está bien......pero sólo para eso...pero para nosotros nuestra Champions es la decimotercera...

  2. Me sumo al club de los envidiosos que no pudimos estar allí...

    Por lo que cuentas, había tantos "cracks" sobre el terreno de juego como en la grada...

    Esperaremos ansiosos el documental "En el corazón de la Decimotercera"...

  3. Bonito articulo, se nota buen compañerismo en La Galerna, un valor del que viene careciendo últimamente nuestra sociedad. Gracias por recordárnoslo

  4. Muchas gracias por el certero comentario, JavierO. Nos llevamos muy muy bien, es cierto (aunque a veces discrepamos en asuntos, por supuesto!). Un abrazo

  5. Gracias Galerna, por hacer sentir más vivo nuestro madridismo y llenarlo de buena letra, humor y pasión.
    Para mí un soplo de aire fresco, cada vez que os leo y opino en estos mensajes.
    Larga vida a la Galerna y al mejor club del mundo.
    La prensa catalana, rezuma odio, envidia, bilis y mal perder en todas y cada una de sus frases acerca de la final de Kiev. Es comprensible, porque la distancia se aumenta, y a las 6 en blanco y negro, se suma 7 Champions en color.
    Hala Madrid y nada más.

  6. Hala Madrid!! Qué envidia más mala! Por verlo en directo y luego por ir de parranda!!

    Aunque bien pensado, si estando en una terraza viendo el partido, temblaba como una hoja de los nervios, si voy allí me da un ataque seguro... De hecho no debería ni haber visto la final... Va a acabar con mi salud.

  7. Yo si veo la final lo paso fatal, pero si no la veo y me la estoy imaginando, directamente me da algo! HALA MADRID!!!!!!!!!!!!!!!

    1. A mi me temblaban las rodillas de forma descontrolada... en serio, lo mío no es normal.

      Gracias por su respuesta! Y felicidades!!

  8. "Crónica sentimental", perfecta definición, Sr. Athos, y qué envidia, pero de la sana, no de la que veo que sigue rezumando de todos los antis que pueblan las tertulias y los medios.

    Esta semana estoy en Bogotá y hemos hablado varias veces con los compañeros de aquí, colombianos casi todos, de la final de Champions. Hablan con admiración del Madrid, de su fortaleza como equipo, de cómo aguantaron esa primera media hora, igual que aguantaron al Bayern ("lástima de James", dicen, "iba con el Bayern", reconocen varios) o cómo el equipo se rehízo del mazado del 0-3 frente a la Juventus. Por supuesto comentan el golazo de chilena de Bale, el mejor juego del Madrid y la fortuna (buscada) en los goles de Karim. Absolutamente nadie menciona a los árbitros, ni la inmensa "suerte", ni que haya que sancionar a Sergio Ramos por un lance del juego, ni nada de nada de nada de las chorradas que estoy leyendo estos días en la distancia.

    "Ladran, Sancho, luego cabalgamos", me dijo un amigo tras el partido. Pero como esa frase nunca existió en El Quijote, me remito al poema de Goethe de donde se cree que surge la frase apócrifa: "El eco de sus ladridos nos prueba que cabalgamos". Hacia la decimocuarta, añadiría yo.

    Saludos, y enhorabuena por la crónica y la experiencia vivida.

    1. Por cierto, con "los goles de Karim" me refiero al de semis con el Bayern y al de la final, que comentamos con nuestros colegas colombianos. Con los fallos de Karius recordamos alguna joyita de René Higuita, el inolvidable portero de la selección colombiana hace años.

      1. Grande Karim, yo fui con una camiseta con su nombre. Se le dan bien los porteros germanos (véase Ulreich, Karius, y también Neuer en la semifinal de 2014, partido de ida).

    2. Un placer saber que fuera de España se nos valora y se nos respeta mucho más que aquí. Ya se sabe lo de la envidia patria.... Muchísimas gracias por su texto, amigo mío!

Responder a AthosDumasE Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

homelistpencilcommentstwitterangle-rightspotify linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram