Hace 20 años estaba en Jordania, de luna de miel… El elemento central del viaje fue la visita a Petra, la impresionante y enigmática ciudad nabatea, inmortalizada en múltiples películas. ¿Quién no recuerda a “Indiana Jones” galopando a todo trapo por el desfiladero?
Bueno, pues al mismo tiempo en el Buesa Arena de Vitoria se decidía la liga de baloncesto en un quinto partido de infarto. Las lunas de miel están fenomenal, pero la cita con ese último partido era ineludible para un buen madridista.
Pese a la diferencia horaria y las dificultades de conexión conseguí un canal de televisión donde poder seguir el partido en árabe…
La eliminatoria había sido igualadísima hasta ese último minuto donde el Tau parecía tomar la ventaja definitiva.
A falta de 39 segundos, el Real Madrid iba abajo 69-61. El comentarista afirma “la liga, prácticamente finiquitada”. Lo normal, vamos… Pero entonces, Michael Gelabale, un francés-caribeño espigado y atlético, decide no rendirse, agita los brazos pidiendo el balón y mete un triple a la desesperada. A partir de ahí se desata la locura. Dos pérdidas absurdas del rival intercaladas con una canasta de Hamilton y un tiro libre de Sonko. Ivanovic se tira de los pelos en el banquillo rival (luego le pasó factura…) y Javier Imbroda no sale de su asombro en la retransmisión. Ese quinteto del TAU estaba integrado prácticamente todos por futuros NBAs (Splitter, Calderón, Luis Scola) rodeados de veteranos incontestables (Pablo Prigioni o Macijauskas). Un equipazo que se deshizo como un azucarillo en apenas un minuto.
Quedan 13 segundos. El Madrid abajo por dos puntos, 69-67. Nuestra estrella de entonces, el dulce Sweet Bullock, en el banquillo por faltas. Saque de fondo. Hamilton detecta a Herreros más o menos liberado y a falta de 8 segundos clava un triple que nos coloca uno por delante. 69-70. Incredulidad en las gradas.
El jolgorio se ha marchitado. El Madrid ha culminado una remontada alucinante, lisérgica… Quedan 6 segundos. Fotsis bloquea a Calderón. Pitido final. En el banquillo del Madrid se desata la locura. Felipe Reyes abraza con tanta fuerza a Alberto Herreros que casi le rompe una costilla…
Y mientras, en un hotel de Jordania también se escuchan gritos de felicidad… Herreros, como Indi, ha ganado la partida con un golpe de mano en el último segundo… su primer tiro en el partido y el último de su carrera para darnos una victoria de esas absolutamente imposibles a las que estamos tan felizmente acostumbrados.
¡Qué gran recuerdo!
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Glorioso
Lo más comparable a eso es la última Euroliga ganada por el Madrid, no iba perdiendo por tanta a falta de tan poco tiempo pero es verdad que casi siempre fué por detrás en el partido y un triple y luego canasta final de Llull fueron épicos.
De Herreros que decir, de los mejores jugadores españoles de la historia, anotador puro que no fué a la NBA (por suerte para el Madrid) no sé si porque no lo acababan de ver en el aspecto físico los yankis o por lo que sea.