¿Y la de fichar os la sabéis?

Ante el devenir reciente de los resultados del primer equipo, resulta bastante lógico que los aficionados pidamos refuerzos, aunque a veces nos cueste apuntar nombres concretos. En mi caso, creo que no hacen falta demasiados fichajes, pero sí piezas de calidad, sobre todo atacantes. Y también creo que los jugadores con los que no se cuenta (Hazard, Vallejo, Mariano y Odriozola), pero siguen ocupando una ficha, tendrían que dejar de ser el relleno de las convocatorias para que esas posiciones las coparan canteranos con posibilidades reales de aportar en un presente y futuro, y que necesitan probar su valía en el primer equipo. La exigencia es intrínseca al madridismo y, por más que se estén repitiendo argumentos en contra de la confección de la plantilla que ya leímos y escuchamos hace un año, con el feliz desenlace ya conocido, parece una evidencia que el equipo es más corto y menos solvente ahora. Es comprensible cierto enfado por la escasa actividad en el mercado de incorporaciones, aunque recordemos que el pasado verano ya se invirtió mucho (y bien) en Tchouaméni y se contrató a Rüdiger. Y que firmar en invierno suele ser signo de desesperación y nos trae mayoritariamente pésimos recuerdos. En todo caso, la temporada está lejos de haber acabado y apresurarse a hacer balances antes de junio es una osadía tratándose de este equipo.

Creo que no hacen falta demasiados fichajes, pero sí piezas de calidad, sobre todo atacantes

Además, hay una gran diferencia entre considerar que el nivel deportivo del Madrid es mejorable y convertir la cuestión de los fichajes en el tema seminal de todo lo que tenga que ver con el club. Y es esto algo que llevan a gala algunos aficionados que aprovechan cada mínimo resquicio para mostrar su amargura ante la política deportiva del vigente campeón de Europa. Esta malsana obsesión ha llegado a un punto vergonzante cuando hasta un comunicado oficial mostrando las condolencias del Madrid por una tragedia como la que se vive en los últimos días en Siria y Turquía se plaga de respuestas exigiendo refuerzos. No seré yo quien reparta carnets de buenos y malos madridistas, pero no ser capaz de respetar un pésame institucional para reclamar públicamente nuevos cromos me parece un comportamiento reprobable por infantil y ridículo.

Desconozco las razones de que en los últimos años se haya acrecentado el deseo casi compulsivo de ver caras nuevas en todos los equipos. Debe ser una mezcla entre el permanente altavoz de las supuestas (y casi siempre ilusorias) negociaciones que han monetizado medios de comunicación e influencers, las ansias de novedad permanentes y la cultura de la inmediatez. El mercado de fichajes, antes reservado para el verano y, excepcionalmente enero ha colonizado todo el año, convirtiendo el más mínimo rumor sin fundamento en un notición. No deja de sorprenderme que, viviendo el club en la última década uno de los mejores momentos de su historia en cuanto a éxitos deportivos, se reclame que se siga la senda de un rival que no deja de contratar fichajes a costa de mermar su salud económica y sin que esta estrategia haya reportado grandes resultados, especialmente en el plano internacional. Se alaban las firmas de nuevos futbolistas y al tiempo se obvia que la gran mayoría de los mismos se desechan tras un breve puñado de partidos. Es extraño envidiar el éxito en el mercado de fichajes y no la consecución de títulos. Estamos en una especie de mundo al revés en el que el admirado es el que luce el mejor traje en la gala, y no el que se lleva el premio a su casa.

Es extraño envidiar el éxito en el mercado de fichajes y no la consecución de títulos. Estamos en una especie de mundo al revés en el que el admirado es el que luce el mejor traje en la gala, y no el que se lleva el premio a su casa

De cara al futuro, espero que el Real Madrid apuntale con nuevos futbolistas el proyecto deportivo, que estos estén dentro de los parámetros que marcan las posibilidades económicas del club y que se haga una apuesta decidida por el indudable talento que hay en las inferiores. Y también deseo que ciertos aficionados maduren y sepan disociar sus impulsivos deseos de la labor institucional de un club que, por otra parte, se viene gobernando con una excelencia a nivel económico y deportivo difícilmente cuestionable. Por supuesto que la directiva merece ser escrutada y criticada si procede, pero con cierto criterio y seriedad. Algo de lo que carecen el ejército de tuiteros vinagres que han exigido todo tipo de fichajes por cantidades disparatadas de dinero, aunque sus recomendaciones se hayan demostrado mayoritariamente fallidas. Si tengo que escoger entre depositar mi confianza en aquellos que han confeccionado las plantillas de las cinco Champions en ocho campañas y los de ‘¿Y la de fichar os la sabéis?’, lo tengo bastante claro.

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