Vini Boy

Escrito por: Nacho Faerna12 febrero, 2019

“Siempre seré un niño si me tratas con cariño”, cantaba Santiago Auserón en La Bola de Cristal. Y sí, a los niños hay que darles cariño, sin duda; pero no hay que malcriarlos. El peligro siempre existe, porque el cariño tiende a suprimir la crítica, nos pone una venda en los ojos; y hay que tenerlos muy abiertos para evitar que los niños se precipiten al vacío, atrapándolos entre el centeno como fantaseaba Holden Caulfield. Pues bien, a Vinicius Jr. no hay que perderle de vista: primero, porque da gloria verlo; y segundo, para agarrarlo por el pescuezo antes de que se despeñe o lo despeñen.

Ya lo dijo Solari en la rueda de prensa posterior al derbi: “es un niño”. Lo dijo sonriendo paternalmente, pero sin paternalismo. No fue una excusa, ni una prevención; no hay nada malo en que un jugador de dieciocho años sea un niño. Es cierto que algunos son hombres a esa tierna edad, normalmente porque la vida les ha obligado a crecer a puntapiés. A Vini, los puntapiés se los dan los contrarios en el campo, pero no se cuenta de él una infancia de favela y miseria extrema como la de otros compatriotas suyos. Viene de una familia sencilla. Su padre lo llevó con cinco años a una escuela filial del Flamengo en su ciudad natal, San Gonçalo, cerca de Río de Janeiro, donde curiosamente lo inscribieron como lateral izquierdo. Desde entonces ha ido subiendo imparable, de categoría y de posición en el campo.

Perdonad la poca elegancia; voy a citarme a mí mismo. Lo hago para no repetirme, porque ya he hablado de niños aquí antes. En un artículo sobre McManaman que esta misma semana recordaba la cuenta de twitter de La Galerna con motivo del cumpleaños del inglés, explicaba que hay un tipo de jugadores que nunca abandona el patio del colegio, que salta al campo con el fin prioritario de pasárselo bien. Vini pertenece, sin duda, a esa categoría. “Desparpajo” sería la palabra más repetida en los medios y en las redes sociales para describir el juego del jovencísimo gonçalense. Siempre que toca la pelota pasa algo, dicen los comentaristas de la tele. Y es cierto que Vini nunca olvida que de lo que se trata es de meter el balón en la portería contraria; nunca hace un movimiento que no le acerque a ese objetivo. “É um cara que pega a bola e parte para cima”, dijo de él un periodista brasileño después de una actuación destacada en un partido con el Flamengo. “Un tipo que coge la pelota y tira para arriba”; no se puede definir mejor su estilo de juego y su trayectoria: de la defensa al ataque, de las categorías inferiores a la élite mundial. Como no piensa en otra cosa que en brincar, que significa jugar en portugués, con él tenemos la diversión asegurada. Al Bernabéu le chifla. O sea, no le chiflan. Pero todos sabemos que eso puede cambiar en cualquier momento. Y si algo no entiende un niño es que le den un capón por lo mismo que antes le daban un bombón. Los chiflados del Bernabéu, ese sector de la afición más proclive a silbar que a salvar al equipo, cambian de humor con sorprendente facilidad y no se caracterizan por cultivar la paciencia. Cuando a Vini le falla la puntería, todavía no le lanzan reproches. Le miman. Es normal que aún le falte progresar, argumentan comprensivos. Le quieren descarado, atrevido, audaz. Al fin y al cabo, no es más que un niño. Pero ¿por cuánto tiempo? En cualquier momento, a los chiflados se les posa un pájaro en el hombro y mutan en la madre de Tonya Harding. Ocurrirá de este modo: a Vini se le irá fuera un remate en un partido decisivo y los chiflados intercambiarán miradas inyectadas en sangre: “mira lo que ha hecho la cochina de tu hija”, se dirán los unos a los otros escupiendo cáscaras de pipas. Si llega ese día tendremos que rezar como Travis en Taxi Driver para que caiga una lluvia de agua bendita que limpie el estadio de toda la inmundicia que saldrá de los vomitorios, cuyo nombre alcanzará entonces pleno sentido.

Así que démosle cariño a Vini sin exigirle más de la cuenta y sin consentirle caprichos. No depositemos sobre sus hombros más carga de la debida. Dejad que Solari le siente de vez en cuando, que le recuerde que la titularidad no se la han traído los Reyes Magos, sino que es un premio si se termina la cena, recoge los platos y se cepilla la sonrisa antes de irse a la cama. Aprendamos de Karim, que lo ha tomado bajo su protección y le susurra palabras de ánimo en los calentamientos. Si alguien sabe de chiflados, es Benzema. “Talento”, dicen que llama el francés a Vini. Es conocida por todos mi afición a la Biblia, por lo que es imposible que el apodo no me recuerde la parábola que Mateo recoge en su Evangelio: “al que tiene se le dará y abundará”. Vini lleva multiplicando talentos desde que tiene cinco años. No le pidamos tan pronto milagros. Los niños prodigio suelen tener destinos trágicos. Que Vini sea la excepción. Pongamos de nuestra parte para que así sea. Que nunca conozca el llanto y el crujir de dientes que Mateo depara a los que desperdician su talento.

Número Tres

 

 

Nacho Faerna, el tercero de los Faerna, es guionista y novelista. O sea, que le pagan por mentir, pero tuitea gratis en @nachofaerna y @galernafaerna. Se toma muy en serio sus placeres. El Madrid es uno de ellos.

7 comentarios en: Vini Boy

  1. Pues no puedo estar más de acuerdo.... y ojalá que efectivamente nunca conozca el llanto ni el crujir de dientes por desperdiciar su talento....amén....

  2. Qué bendición que Vini se crie futbolísticamente con Benzema y no con Cristiano. El sábado, después de jugar a correr, a driblar, a pasar y a recuperar balones, bajo la tutela del calmado francés, ve ya desde el banquillo al tío Bale, ese señor entre gruñón y reservado salir y hacer eso que a él todavía no le sale, el remate seco y certero, y su sonrisa es la del niño que ve hacer a sus ídolos lo que él quiere hacer de mayor. Sinceramente, no veo a Cr7 encajar en una familia como esa y creo que Vinicius ha ido a caer entre los mejores maestros. Si algún día triunfa en el Madrid creo que honestamente deberíamos sumar parte de su valor a aquellos 100 millones que se criticaron por escasos en la venta del portugués.

  3. Me parto.
    Esa imagen del pipero que muta en la madre de Tonya Harding, o el que escupe las cáscaras de pipas mientras grita “mira lo que ha hecho la cochina de tu hija”, me parecen sublimes.
    Espero que no me pille cerca cuando pase.
    Dicho esto, es labor de Solari preparar a Vini para esas adversidades que llegarán, antes o después.
    Saludos.

  4. Es peligroso encumbrar tanto a un jugador tan joven. Lo hemos visto muchas veces.

    Vinicius tiene muy buena pinta, y sí, ahora mismo se le pueden perdonar esos errores que tiene, esa cabeza alocada (ese tiro en lugar de pase en el Kampf Nou, ese control largo que se le va y que permite a Correa robarle la pelota con falta, sí, pero por un control previo regulerete... La pregunta es, ¿hasta cuando se le pueden permitir esos errores? Es decir, todo futbolista, toda persona tiene derecho a cometer fallos y no comérselo por ello, pero igual que no es lo mismo un fallo de un oficinista escribiendo un documento, que un cirujano dejándose una gasa o un instrumento dentro del enfermo, tampoco es lo mismo fallar en el carrasclás de villabotija que fallar en el Real Madrid. Y si cuando hace maravillas se le ensalza mucho más a ese futbolista que al del pueblo de 3ª división, por tanto, también parece lógico que sea más criticado. Y por tanto, no queda muy claro hasta donde hay que suavizar las críticas.

    Por tanto, y a pesar de que a mi de momento me gusta mucho, y no soy de los que suele brear a los futbolistas, más allá de una crítica razonable por estar fuera de forma, o al entrenador por ponerlos cuando están en fuera de forma, o de nuevo a los futbolistas porque les veo falta de actitud, considero también que se debe ser mesurado, tanto en la crítica al futbolista, como en su halago cuando lo hace bien. Y como digo, aunque Vinicius está dándole una pinta mucho mejor al equipo, y que aporta bastante velocidad, alegría y verticalidad al juego, también le veo las pegas y me preocupa esa dicotomía en su juego. Esperemos que gane la primera a la segunda. Tengamos paciencia y crítiquemos también de forma suave para que mejore esos errores que comete de vez en cuando, equilibrándo un poco la balanza con los aciertos que tiene, que son bastantes tambíen.

  5. Hay que ir con calma con Vini, no hay que olvidar que tiene 18 y a esa edad Messi y Cristiano aún estaban llevándole el agua a sus compañeros de equipo... que si, que saldrán los agoreros de siempre a decir "is qui Imbappi quin diciichi iñis ya is quisi bilin di oro" pero no todo el mundo es el francés del PSG. Llegarán los malos momentos, llegarán los "asensiazos" de Vini y todo el mundo dirá que es Robinho reloaded, y ha de estar preparado para éso, para trabajar duro, apretar dientes y crecerse en la adversidad.

  6. Completamente de acuerdo con el artículo, que creo deberían leer sobre todo a aquellos madridistas cuyo principal interés sea que el Madrid triunfe. Otra cosa son todas aquellas "madres de Tonya" que pueblan las gradas (físicas y virtuales) del Real Madrid.

  7. Estoy de acuerdo con muchos de vosotros y en especial con Tanis.
    La prensa es muy dada a encumbrar a los futbolistas y de la misma manera desplazarlos con virulencia al menor atisbo de errores.
    Tiene Vinicius, una pinta de futbolista espectacular y como dice el artículo sale a jugar con alegría, dando gracias de ser un privilegiado y no gruñendo como otros.
    Tiempo al tiempo, para saber si se queda en jugadorazo o pega el petardazo, tipo Robinho. En eso, influirá mucho su entorno y que tenga la cabeza encima de los hombros.

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