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Villalonga: el primer maestro

Villalonga: el primer maestro

Escrito por: Antonio Valderrama1 febrero, 2022
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Este último parón de selecciones nacionales me ha hecho pensar en los entrenadores más importantes que se han sentado en el banquillo del Madrid a lo largo de su historia, los que más han influido en el camino que ha llevado al Real a la cima del mundo. También pensé en los tipos que, como los hermanos Padrós en la parcela organizativa, dejaron una huella profunda en el destino del fútbol en España a partir de su propia labor en el Real Madrid. La muerte de Gento me ha ayudado a volver los ojos otra vez hacia el gran Madrid del que formó parte, el equipo al que la historia conoce como “el Madrid de Di Stéfano” de una forma algo injusta, ciertamente. Pues como le oí el otro día decir a José Luis Garci en la Fundación March, una película jamás puede ser presentada al mundo como la obra de una única persona, al resultar el compendio del esfuerzo y del talento de un montón de extraordinarios individuos competentes y sabios. La película del Madrid de Di Stéfano no podría entenderse por supuesto sin Gento, ni Puskás, ni Raymond Kopa o sin Héctor Rial. Naturalmente tampoco sin Miguel Muñoz ni sin Santiago Bernabéu. Pero tampoco podría hacerse nadie idea cabal de los éxitos de un grupo de hombres que cambió el destino del Madrid y del fútbol sin la participación de don José Villalonga Llorente.

Villalonga y Di Stéfano

Villalonga es uno de los grandes olvidados de la leyenda no sólo madridista sino del fútbol español. Su vida tiene una particularidad extraordinaria: ganó la primera Copa de Europa del Madrid, luego ganó el primer título europeo del Atlético de Madrid y después ganó el primer título de la historia de la Selección española de fútbol. Su historia recuerda a la de Vicente Del Bosque y a la de Zidane. Comparte con ellos, y con Miguel Muñoz, el podio de los más importantes sters de la Casa Blanca: dos Copas de Europa, dos Ligas y dos Copas Latinas en sólo 105 partidos oficiales, a 17 partidos y medio por trofeo. Zidane va detrás en eficacia y Del Bosque, en llevar a España a lo más alto en fútbol de selecciones. Es curioso que todos los entrenadores que han ganado algo con la Selección han sido o instituciones en el Madrid o ilustres en la historia del Atlético con vinculación madridista en su pasado. Es el mayor desmentido del supuesto linaje vascocatalán del fútbol español: la centralidad no es que esté en Madrid, sino que está en el Real Madrid, nervio de lo mejor que ha dado España con una pelota de por medio.

Villalonga ganó la primera Copa de Europa del Madrid, luego ganó el primer título europeo del Atlético de Madrid y después ganó el primer título de la historia de la Selección española de fútbol

Villalonga es una de esas figuras poliédricas que fascinan especialmente en una época de hiperespecialización como la nuestra. Cuando firmó su primer contrato con el Madrid en 1951, en calidad de preparador físico de las categorías inferiores, era profesor de educación física en la Escuela Central de Gimnasia de la Academia de Infantería de Toledo, donde se había licenciado como teniente. Al finchar por el Madrid tenía el grado de capitán. Había hecho la guerra como voluntario falangista, alistándose con diecisiete años. La acabó como alférez provisional y su vida siguió vinculada a la carrera militar y a la docencia hasta que Bernabéu le ofreció formar parte del cuadro técnico del club. Su experiencia de corto se reducía a una época de portero juvenil en la cantera del Córdoba, el equipo de su ciudad, vocación cortada en seco por el golpe de los generales en julio de 1936.

Real Madrid 1954

El Madrid llevaba veinte años sin ganar una Liga. Acababa de estrenar el Nuevo Chamartín, la culminación de todo el esfuerzo de reconstrucción material y social del club tras la catástrofe de la Guerra Civil. Para Bernabéu llegaba la hora de propulsarse hacia la cresta de la ola del fútbol nacional e internacional. Eso pasaba por fichar a los mejores futbolistas y, desde luego, también por renovar la dirección deportiva con métodos nuevos, con cosas que se hacían fuera y que empezaban a hacerse también en España. En 1952 Ipiña, la mayor leyenda del Madrid en su primer medio siglo de vida, se hace cargo del banquillo. Ipiña era el jugador que más veces había jugado de blanco, una década larga de postguerra, y el capitán por antonomasia. Lo primero que hizo fue sugerir a Bernabéu que incorporara al organigrama del club a un erudito de la preparación física que conocía en Toledo. Villalonga pertenecía a la primera generación de especialistas españoles en el campo de la formación que habían salido de la escuela militar de Toledo, pionera en la enseñanza de un concepto nuevo de instrucción deportiva. Esta Escuela fue fundada en los años 20, que no en vano fueron los del boom en España de los deportes al aire libre, colectivos, principalmente del fútbol. Convergían los principios krausistas del Instituto Libre de Enseñanza, que se llevó a los muchachos al campo a correr por primera vez en la historia, y el desarrollo de las nuevas tendencias de ocio urbano relacionadas con el hombre-masa y la clase media. Se empezaba a hacer deporte como pasatiempo, como mejora sustancial de la calidad de vida de los urbanitas acomodados y, también, como negocio.

Su historia recuerda a la de Vicente Del Bosque y a la de Zidane. Comparte con ellos, y con Miguel Muñoz, el podio de los más importantes sters de la Casa Blanca

Villalonga tenía claro que en el fútbol el talento debía ir acompañado de la superioridad física. Su trabajo consistiría en maximizar la potencia de los jugadores del Madrid. Tras su primera temporada como el Pintus del Madrid de Ipiña, la leyenda da un paso atrás y el club firma a Enrique Fernández, el entrenador uruguayo que acababa de conseguir para el Barcelona las dos últimas Ligas disputadas, de manera consecutiva. Ese es el año en el que aterrizan Di Stéfano y Gento en Chamartín. Fernández conquista con ellos, con Joseíto, Muñoz, Molowny y Zárraga, entre otros, la primera Liga del Madrid en 21 años. Pero Fernández abandona el club antes de la siguiente Navidad. Es entonces cuando el capitán Villalonga, que tenía el carnet de entrenador de fútbol profesional desde 1949, coge los mandos.

Villalonga España campeona Europa 1964

Que se convirtiera en el entrenador del Madrid tuvo algo de fortuito, de carambola mística. Hay muchas cosas en la historia del Madrid que parecen obedecer a un patrón sobrehumano, a azares difíciles de explicar racionalmente. En eso también su caso es calcado al de Del Bosque y al de Zidane: de repente falla el plan A y la junta directiva tira de lo primero que hay a mano en una situación de crisis. Era el hombre indicado, en el momento oportuno. Fueron dos años y cuatro meses que cambiaron la historia del fútbol mundial. Villalonga prioriza lo físico sabiendo que dispone de un potosí de virtuosismo en un plantel irrepetible: la ambición es controlarlo todo, el fútbol total, que no nace con Rinus Michel, sino con Di Stéfano dirigiendo el juego desde la posición del 5. Su Madrid gana la Liga del 55 y al año siguiente participa en la primera edición del torneo que habían impulsado Bernabéu y cuatro periodistas de L´Equipe contra el criterio de la burocracia del fútbol europeo, que no tuvo más cojones que plegarse ante la evidencia de que estaba naciendo un mundo nuevo. Lo demás es historia. Villalonga conduce a su equipo a los dos primeros títulos de la mejor competición de clubes jamás imaginada y lo pone en la senda del liderazgo en España y en Europa.

Villalonga prioriza lo físico sabiendo que dispone de un potosí de virtuosismo en un plantel irrepetible: la ambición es controlarlo todo, el fútbol total, que no nace con Rinus Michel, sino con Di Stéfano dirigiendo el juego desde la posición del 5

Villalonga dejó un récord que no fue igualado hasta 2017, cuando Zidane también ganó su segunda Copa de Europa en su segunda temporada como entrenador profesional. Tenía fama de discreto, de prudente y de buen pastor de hombres. Se puede ubicar en él el inicio de la estirpe de entrenadores favorita del Madrid, los hombres que saben seducir a otros hombres: Del Bosque, Zidane, Ancelotti, gente que de una manera u otra, cada uno en su estilo, conoce a los jugadores y les saca su mejor rendimiento con métodos poco agresivos, hombres con entendimiento de la naturaleza humana. De él también se decía que más allá de hacer correr a sus jugadores, no tenía ni idea de dirigir un equipo de fútbol. Su marcha del Madrid, después de la final contra la Fiorentina, también tuvo algo de torería zidanesca. Hay quien dice que tuvo discrepancias salariales con Santiago Bernabéu y hay quien afirma que prefirió marcharse a la Academia Militar de Zaragoza y obtener por fin los galones de comandante de infantería del Ejército de Tierra. La cosa fue que Villalonga dejó libre el banquillo del campeón de Europa, donde pasó a sentarse el entrenador argentino de uno de los equipos más poderosos de Francia por entonces, el Niza. Luis Carniglia ganaría otras dos Copas de Europa y su sustituto, Muñoz, otras dos, pero esa es otra historia. Villalonga volvió de Zaragoza como comandante y dispuesto a entrenar a las categorías inferiores de la Selección española, por «hacerles el favor a unos amigos» accede a ser el secretario técnico del Atlético de Madrid. Aquí empieza la segunda parte de su curioso periplo, pues con el Atlético gana tres títulos en tres años, dos de ellos contra el Madrid y otro, el europeo, la Recopa de Europa, contra la misma Fiorentina a la que le ganó la Copa de Europa de 1957 en su último partido al frente del Real Madrid.

Villalonga conduce a su equipo a los dos primeros títulos de la mejor competición de clubes jamás imaginada y lo pone en la senda del liderazgo en España y en Europa

Ese mismo año, 1962, se hace cargo de la Selección. España venía de hacer el ridículo en Chile y afrontaba la necesidad de una renovación generacional. El comandante Villalonga purgó al equipo que fue al Mundial entre grandes polémicas periodísticas, pero metió a España en la primera final de su historia. El escenario y el rival parecían hechos a medida del carácter del niño que se había alistado con diecisiete años en Córdoba para «luchar contra el comunismo»: la Unión Soviética, primera campeona de Europa por naciones, y el Santiago Bernabéu, con Franco en el palco de autoridades. Villalonga ganó para España un título que no se volvería a conseguir hasta 2008, con otro ilustre entrenador atlético de origen madridista sentado en el banquillo del equipo nacional. Entrenó hasta el Mundial de Inglaterra y luego dirigió la Escuela Nacional de Entrenadores hasta que, con 53 años, murió de un infarto.

 

Getty Images.

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Madridista de infantería. Practico el anarcomadridismo en mis horas de esparcimiento. Soy el central al que siempre mandan a rematar melones en los descuentos. En Twitter podrán encontrarme como @fantantonio

4 comentarios en: Villalonga: el primer maestro

  1. Buenos días, reconozco que lo desconocía casi todo, sobre el Sr. Villalonga, por lo cual el placer de leerle ha sido doble, por un lado he conocido a nuestro entrenador en las primeras copas de Europa, que no es cosa baladi y dos que la sola lectura de sus artículos, es de por si amena y divertida, independientemente del tema, ojala publicase una sección diaria en La Galerna, hay días que entro sólo para ver si D. Antonio ha mandado algo.
    Saludos blancos y morados

  2. Muchas gracias Antonio, muy ameno y clarificador artículo. Es bueno hacer justicia con los hombres que han forjado la maravillosa historia blanca, que he vivido primero como contrincante deportivo(era un niño de Peñarol) y ahora siendo (como usted) un anarcomadridista que vive y lucha allende los mares contra las huestes anti madridistas . Hala Madrid, por siempre!!!!!

  3. Sí , aquí alguien muy identificado con la práctica del anarcomadridismo. En una página web de baloncesto , dirigida por un manifiesto antimadridista, llegué a participar con el usuario de Anarcomadridista.
    Boicot a los medios antimadridistas. No hay que alimentarlos.

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