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Ricardo Gallego: un medio con ADN blanco

Ricardo Gallego: un medio con ADN blanco

Escrito por: Alberto Cosín7 febrero, 2018
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Hoy, 8 de febrero, cumple 59 años Ricardo Gallego, un genuino estilista que vivió las grandes remontadas blancas y apadrinó a la “Quinta del Buitre”.

Nacido en Madrid, se impregnó de madridismo desde bien pequeño al ir al campo de forma asidua con su padre, que era socio. En sus primeros años observando fútbol se fijó en el número 10 del equipo al que trataba de imitar siempre al día siguiente en el colegio: Manuel Velázquez. Gallego, apodado ‘El Soso’ por García Hernández desde su época en el Castilla, fue un jugador inteligente, de gran elegancia, fabulosa técnica con el esférico, magnífica visión de juego, facilidad para llegar al ataque y una asombrosa y mágica pausa. Se podía desempeñar tanto en el centro del campo para dotar al equipo de un juego cerebral, como de líbero, para ordenar, mandar y sacar el balón jugado desde la zaga.

Entró a formar parte del Real Madrid en los infantiles cuando pasó una de las duras pruebas que se realizaban a los chicos en la Ciudad Deportiva. Cada temporada fue ascendiendo de categoría hasta que aterrizó en el Castilla de Juan Santisteban y Juanjo García Santos. En esa época coincidió con algunos futuros compañeros en la primera plantilla como Agustín, García Cortés, Pérez García o Pineda. Un filial célebre por llegar a la final de la Copa del Rey tras deshacerse de ‘primeras’ como el Hércules, el Athletic, la Real Sociedad o el Sporting tras una mágica remontada en el Santiago Bernabéu al imponerse por 4-1 (2-0 en la ida) con un tanto del medio madrileño. En la final se vieron las caras con los mayores, que les derrotaron en la final más blanca de la historia por 6-1.

en la copa del rey 1979/1980, el real madrid derrotó al castilla (6-1) en la gran final

La temporada siguiente, Gallego promocionó a la primera plantilla del club como sucesor de Pirri, y de la mano de Boskov fue directamente al once titular. Jugó prácticamente todo como defensa hasta el mes de marzo, cuando se lesionó del tobillo tras chocar con la valla publicitaria. Por ese motivo se perdió la final de la Copa de Europa contra el Liverpool, aunque viajó a París para apoyar al equipo. Sin embargo, en un entreno previo decidió tocar balón después de quitarse la escayola días antes y el técnico yugoslavo le castigó sin acudir al Parque de los Príncipes.

Su primer entorchado como jugador blanco llegó en la 81-82 cuando el Real Madrid levantó la Copa. Sin embargo, y pese a que se esperaba su actuación, Molowny le dejó fuera del once que se impuso al Sporting en el José Zorrilla de Valladolid por 2-1. Un año después fue el curso de los subcampeonatos, donde el Real Madrid de Di Stéfano no conquistó ningún título, siendo uno de los más dolorosos la Recopa en la que, con Gallego esta vez sí en el césped, se perdió frente al Aberdeen entrenado por Sir Alex Ferguson.

La sequía se prolongó hasta la campaña 84-85 en la que se cosechó la primera Copa de la UEFA y la Copa de la Liga. Gallego ya era uno de los referentes del equipo junto a Miguel Ángel, Camacho o Stielike, que se compenetró a la perfección con la ‘Quinta’, en la que ya destacaban Sanchís, Michel y Butragueño. Fue una Copa de la UEFA histórica por dos remontadas, en octavos ante el Anderlecht y en semifinales contra el Inter de Milán. Ante los belgas se perdió en la ida por 3-0 y en la vuelta se arrolló a los malviblancos por 6-1 para júbilo de los aficionados presentes en el coliseo blanco. En palabras de Gallego fue “su remontada favorita”. Apenas cuatro meses más tarde la historia se repitió contra el cuadro nerazzurri de los Bergomi, Brady, Rummenigge o Altobelli. En el Giuseppe Meazza se cayó por 2-0 y en la vuelta los merengues dieron una exhibición para ganar por 3-0 y acceder a la final, donde se venció al Videoton húngaro. Mientras que el otro trofeo del curso fue la Copa de la Liga, un torneo que no caló demasiado entre los aficionados, pero que se consiguió al derrotar por un global de 4-3 en la final al Atlético de Madrid.

En el año venidero se revalidó el torneo europeo y además Gallego logró su primera Liga. En la Copa de la UEFA tocó un duro escollo en octavos: los alemanes del Borussia Mönchengladbach. En la ida la debacle fue tremenda con un 5-1 para los teutones en el Rheinstadion. Todo parecía decidido menos para una serie de jugadores que ya habían hecho una machada parecida poco antes. En la vuelta el Bernabéu ardió y se consiguió el 4-0 con un último tanto dramático de Santillana. Ese duelo fue probablemente el mejor que disputó Gallego en su etapa madridista, en un choque en el que jugó con inteligencia, se desfondó en la presión y apareció con peligro en el área rival. Más tarde, en semifinales, el Inter volvió a observar incrédulo una remontada merengue con un 5-1 en Madrid tras el 3-1 de Milan. En la final se doblegó al Colonia con un parcial de 5-3 aunque en el choque de ida no actuó Gallego por preferir Molowny a Martín Vázquez para la media. Por su parte, la Liga fue un auténtico paseo desde que se tomó el mando de la clasificación en la jornada 7. Poco a poco se fue distanciando a todos los rivales hasta dejar al F.C. Barcelona, segundo clasificado, a 12 puntos, y al Athletic Club, entrenado por Clemente, a 13.

Sus últimas tres campañas fueron un continuo levantar de títulos ligueros en pleno auge de la ‘Quinta’. Alternando la posición de líbero, sobre todo el año de Schuster, con él de mediocampista, amplió su palmarés con tres Ligas consecutivas y una Copa con el neerlandés Beenhaker en la parcela técnica. Su gran espina, como la de aquella generación de jugadores, fue la Copa de Europa. Gallego estuvo presente en el drama de las semifinales contra el PSV en 1988 jugando 20 minutos en la ida y siendo titular en la vuelta, y también el descalabro del curso posterior en Milán donde el cuadro de Sacchi apabulló a los merengues por 5-0. Su último partido oficial como blanco fue la final de Copa del año 1989, que se alcanzó al vencer al Valladolid y donde el jugador madrileño ejerció de capitán y fue el encargado de recoger el trofeo de manos de S.M. el Rey.

Con 29 años, y en plena pretemporada del curso 89-90, abandonó el club para marcharse al Calcio italiano y firmar con el Udinese, que lo ofreció un gran contrato. En el cuadro friulani estuvo únicamente una temporada, donde coincidió con los argentinos Balbo y Sensini o el italiano Branca. Finalizada la aventura, en la que tuvo problemas para cobrar, regresó a España, a las filas del Rayo Vallecano. Su último gran logro lo consiguió en el curso 91-92 al ascender a Primera con el conjunto madrileño en una plantilla en la que figuraban Wilfred, Cota, García Cortés, Miguel, Pedro Riesco o Argenta. Tras esa gesta decidió colgar las botas con 32 años.

gallego dejó el real madrid a los 29 años y se retiró a los 32

En la selección española tuvo un largo periodo internacional que duró seis años, en los que disputó un total de 42 encuentros y anotó dos goles. Debutó en febrero de 1982 en un amistoso contra Escocia en Valencia. El cuadro español venció por 3-0 y el centrocampista salió en el minuto 54 sustituyendo a Victor Muñoz para cerrar el choque con la tercera diana hispana. A partir de entonces contó con la confianza del seleccionador Santamaría que le incluyó en la convocatoria para el Mundial en verano. En el torneo, por problemas de rodilla, sólo contó con minutos en el duelo ante Irlanda del Norte en otro partido donde la selección decepcionó al caer por la mínima.

Después del Mundial se afianzó en el once respaldado por Miguel Muñoz. Titular en toda la fase de clasificación para la Eurocopa del 84, llegó a la competición en Francia con muchos galones en el equipo. Jugó los cinco partidos en un torneo donde España compitió a gran nivel, pero perdió frente a la anfitriona en Paris en la final por 2-0. Dos años más tarde siguió siendo fijo en los esquemas de Muñoz en el Mundial de México. No estuvo presente en el debut ante Brasil por no entrar en la convocatoria, pero luego sí fue de la partida en los otros dos partidos de la liguilla ante Irlanda del Norte y Argelia que concluyeron con victoria. También cuajó una enorme actuación, como líbero, el día de la goleada frente a Dinamarca, y salió en el once de cuartos frente a Bélgica. Sin embargo, la maldición de cuartos estaba en plena efervescencia y una infausta tanda penaltis apartó a la selección de las semifinales.

Su trayectoria con el equipo nacional se prolongó hasta 1988 y la Eurocopa de Alemania. Allí, el cuadro hispano no pasó de la primera fase, en la que Gallego participó en los choques contra Dinamarca, a la que se derrotó por 2-3, e Italia, donde se cayó por la mínima con un gol de Vialli.

En su vida posterior a los terrenos de juego ha seguido ligado al balompié como asesor de la Secretaría Técnica del Rayo Vallecano, trabajando junto a José Antonio Camacho en la selección china o siendo el Director Adjunto de la cantera del Real Madrid desde 2006 a 2009. Actualmente, es un asiduo comentarista en la cadena Onda Cero y está ligado a la Fundación del Real Madrid.

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Apasionado del balompié, me hubiese gustado ver en directo a las figuras de los años 30, 40 y 50. Gato y madridista, en mi primera visita al Santiago Bernabéu pude contemplar a Diego Armando Maradona.

6 comentarios en: Ricardo Gallego: un medio con ADN blanco

  1. "...y es un asiduo comentarista en la cadena Onda Cero." Que es donde la caga, como la mayoría de ex del RM que se ponen a comentar los partidos del RM y no sé si es porque quieren acercarse más a sus nuevos compañeros de emisora tan supercríticos, exagerados y drásticos que se ponen a nivel y parecen, como tantas y tantas emisoras nos hacen, que narran el partido para los aficionado rivales, deseado que caiga, que tropieza pero si gana, no hay mérito, es suerte o demérito del rival. Tela.

    Mientras en el campo solo está el rival a batir, el enemigo, ése, anida en los medios.

  2. EL soso era increiblemente bueno ponia el ardor guerrero en el equipo entre Camacho, Juanito y Stilike se partia la cara por el equipo contra quien fuera y asi lo pago con la llegada de Tosack

  3. Hola Alberto, como siempre excelente reportaje. Creo que Gallego o Del Bosque hubiesen sido mucho mas utiles en el futbol actual.
    Un saludo

  4. Era muy bueno subiendo la bola y repartiendo juego ya fuera de centrocampista o de líbero, sin embargo ya a finales delos ochenta su fútbol empezaba a ser de otra época, es decir, la pausa de Gallego era excesiva para un fútbol tan físico y tan táctico como el del Milán, que no daba tiempo para pensar. Seguramente hizo de los peores partidos de su carrera ante este equipo.

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