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Rafael Gordillo: el mito de las medias caídas

Rafael Gordillo: el mito de las medias caídas

Escrito por: Alberto Cosín24 febrero, 2017
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En el verano de 1985 el nuevo presidente blanco Ramón Mendoza fichó a la que se denominaría ‘Quinta de los Machos’. Estaba integrada por tres jugadores: el delantero mexicano Hugo Sánchez, el defensa valenciano Antonio Maceda y un jugador zurdo que jugaba con las medias caídas. Su nombre: Rafa Gordillo. La incorporación del trío fue aplaudida y vitoreada por el público blanco que el día de la presentación del plantel en el mes de julio acudió en masa al Bernabéu hasta ocupar 50.000 localidades.

Nacido el 24 de febrero de 1957 en Almendralejo, al estar su padre desarrollando su carrera futbolística allí, se trasladó con su familia a los pocos meses a Sevilla. Gordillo podía jugar tanto de lateral izquierdo como de centrocampista por la banda siniestra y entre sus virtudes sobresalían la velocidad, una fina zancada, la técnica, el desborde, una elasticidad extraordinaria de su tobillo izquierdo y una calidad maravillosa en el pase y los centros pegado a la cal.

La vida deportiva del extremeño, además de al Real Madrid, siempre estuvo ligada al Real Betis. En el cuadro verdiblanco entró en categoría juvenil y poco a poco fue subiendo peldaños hasta llegar a la primera plantilla y ser uno de sus principales figuras a principios de los 80. La oportunidad de dar el salto al conjunto madridista le llegó con 28 años, “un sueño que se le estaba yendo pero que por fortuna se hizo realidad” en palabras del extremeño el día de su presentación.

Apuesta personal de Mendoza, que pagó 150 millones de pesetas por su traspaso, se hizo con un hueco en el once de Luis Molowny nada más aterrizar. Debutó de forma oficial en la primera jornada de Liga y el destino quiso que fuese en el Villamarín. El Madrid visitó al Betis en un choque que terminó en tablas y con división de opiniones en la grada bética. Ese curso de 1985-1986 los merengues conquistaron la Liga y además revalidaron la Copa de la UEFA.

En la competición europea Gordillo marcó en la ida de dieciseisavos ante el Chernomorets y también en octavos contra el Gladbach en una noche de pesadilla donde se cayó 5-1 y se fue expulsado. Se perdió la gran remontada en el Bernabéu y reapareció en Milán con una derrota de 3-1 ante el Inter. En la vuelta de nuevo el coliseo blanco vivió un partido heroico y los pupilos de Molowny doblegaron a los ‘nerazurri’ por 5-1. Ese duelo fue probablemente el mejor encuentro de Gordillo como blanco. Hizo de cabeza el segundo y todo el duelo fue un tormento para Bergomi que no pudo pararle. Quince días más tarde volvió a anotar con la testa en la ida de la final ante el Colonia que finalizó con un apabullante triunfo por 5-1.

Un año más tarde, pese a la firma de Leo Beenhaker como técnico, continuó siendo parte importante del engranaje blanco. Siempre rendía, jugase de lateral o de centrocampista por la izquierda. Eternamente agradecidos le estuvieron delanteros como Butragueño, Hugo o Valdano a los que sirvió deliciosas asistencias desde la izquierda con sus roscas milimétricas. En una campaña muy larga, tras la inclusión de los play-off en la competición doméstica, el Real Madrid demostró ser el equipo más fuerte. Dominó la fase regular y también la postemporada para superar en la tabla al F.C. Barcelona. Gordillo disputó 36 encuentros y logró un doblete en la visita del Mallorca al estadio capitalino.

La tercera Liga de su palmarés tuvo lugar en el curso 1987-1988. Un año en el que se desplegó un fútbol espectacular, con salida desde atrás limpia del esférico y un juego por banda fantástico en el que Gordillo y Michel destacaron de manera fabulosa. El almendralejense inició la competición con una racha goleadora como pocas en su vida. Consiguió goles en las cuatro primeras jornadas que ayudaron a los triunfos ante el Cádiz en el Carranza, el Real Zaragoza en la Romareda y el Osasuna y el Sporting en el Bernabéu. El alirón se produjo en la jornada 34 frente al Betis al que se ganó por 6-0 y dejó un sentimiento contradictorio a Gordillo, “alegría porque ganar una Liga siempre es importante, pero tristeza por la situación que pasaba el Betis”. Ese año estaba encaminado a ser memorable al ser favorito en la Copa de Europa. Sin embargo y después de dejar en la cuneta a Nápoles, Oporto o Bayern, un sorprendente PSV eliminó a los merengues tras empatar a uno en Madrid y a cero en los Países Bajos. El lateral tras caer comentó “que habían perdido ante el rival más flojo puesto que Nápoles, Oporto o Bayern eran muy superiores al PSV”.

En el curso 1988-1989 los blancos volvieron a obtener un doblete de Liga y Copa nueve años después del logrado en la temporada 1979-1980. Sin competencia en el puesto, Gordillo actuó en 34 partidos y fue vital en una recordada victoria contra el Barça en el Bernabéu. El choque iba a empate a dos cuando en el minuto 81 Paco Llorente puso el esférico en el segundo palo para que Gordillo enviara el balón a las mallas. Ese triunfo resultó básico para una Liga en la que de nuevo se batió a los culés y se logró el alirón en la jornada 36 contra el Español. Gordillo marcó el tercer tanto ante N’Kono en una tarde donde el protagonista fue Michel al marcharse del campo por los pitos recibidos desde la parroquia merengue.

Por su parte, en la Copa el Real Madrid eliminó de manera consecutiva a Elche, Sporting, Celta y Atlético de Madrid antes de plantarse en la final contra el Real Valladolid. El duelo celebrado en el Vicente Calderón trajo consigo uno de las dianas más importantes en la carrera del ‘Gordo’. Apenas se llevaban cinco minutos disputados cuando Gordillo recibió un balón dentro del área y tras picar el cuero con clase superó al yugoslavo Ravnic. El marcador no se movería más y el cuadro de Beenhaker se llevaría la contienda por la mínima para alzar el título copero.

El quinto entorchado liguero seguido de un ciclo glorioso del Real Madrid fue en la campaña 1989-1990. Beenhaker se había marchado y en su lugar se firmó al galés Toshack. El británico colocó a Gordillo como carrilero con toda la banda izquierda para él y el ‘Galgo del Polígono de San Pablo’ se adaptó a las mil maravillas. Seguía siendo un puñal por banda y fue protagonista con sus pases de gol en el récord de los 107 tantos de esa Liga. El club de Chamartín fue netamente superior a todos sus contrincantes y sumó nueve puntos más que el Valencia y once más que el F.C. Barcelona.

En sus dos últimos años como blanco su papel disminuyó considerablemente, aunque en la Liga disputó 12 y 10 partidos respectivamente tras un baile de entrenadores en la casa blanca el en que participaron John Benjamin Toshack, Alfredo Di Stéfano, Ramón Grosso, Radomir Antic o Leo Beenhaker en una segunda etapa.

En el verano de 1992, retornó al Betis que militaba en Segunda División y una temporada más tarde consiguió ascender con los andaluces a la máxima categoría. En Primera disputaría su último curso con 37 años antes de firmar por el Écija donde pondría punto final a su carrera en la división de plata en la campaña 1995-1996.

Con la selección española fue protagonista durante una década en la que vistió la camiseta roja en 75 ocasiones. Se estrenó de la mano de Kubala en 1978 al entrar por Benito en la segunda parte de un amistoso contra Noruega a la que se ganó por 3-0 en Gijón. Dos años más tarde acudió a su primera gran cita internacional, la Eurocopa de Italia. Siendo titular en toda la fase de grupos, España no sumó ninguna victoria y quedó apeada del torneo.

En 1982, ya con Santamaría como seleccionador, entró en la lista para el Mundial de España. Fundamental para el hispano-uruguayo jugó los cinco partidos pero la actuación del anfitrión fue decepcionante en todos los sentidos. Únicamente se venció y con problemas a Yugoslavia en la liguilla inicial para posteriormente caer contra Irlanda del Norte y Alemania y empatar con Inglaterra. Su debut goleador tuvo lugar en la fase de clasificación para la Euro de 1984. La selección hispana visitaba Malta y el electrónico marcaba tablas a dos hasta que Gordillo marcó a Bonello para colocar el 2-3 final. Siete meses después el extremeño fue uno de los baluartes españoles en la histórica victoria precisamente contra los malteses en Sevilla por 12-1, que dio el pase al torneo continental.

En el verano de 1984 disputó su segunda Eurocopa donde esta vez sí la actuación de España fue magnífica. Titular en la fase de grupos en la que se lograron empates frente a Rumania y Portugal y una victoria in extremis ante Alemania, también fue de la partida en la semi contra Dinamarca que se decidió desde los once metros. Pero una sanción en dicho choque le impidió disputar la final, al igual que le ocurrió a Maceda, y el cuadro español sucumbió contra la Francia de Platini por 2-0.

Su segundo Mundial llegó en 1986 en México, donde el protagonismo fue para su peroné. En el segundo partido del torneo se lo fracturó contra Irlanda del Norte y no pudo colaborar con el equipo que pese a su ausencia alcanzó los cuartos de final donde Bélgica les apartó de las semifinales en la tanda de penaltis. Un año más tarde el extremo fue noticia de nuevo en la selección por un esguince de tobillo que trajo una enorme tensión entre el jugador, el seleccionador Miguel Muñoz, la Federación Española de Fútbol y los servicios médicos del Real Madrid. Tras varias idas y venidas, y con José María García dentro de la polémica, se acabó perdiendo el encuentro que disputaron España y Albania en el Benito Villamarín.

El último torneo internacional al que acudió fue la Eurocopa de 1988. Era una época en la que fue elogiado por Gullit que le consideraba “el mejor jugador del viejo continente”. Gordillo salió de inicio en los tres partidos del grupo A, pero al caer contra Alemania en Munich finalizó el periplo de España en la Eurocopa y el suyo con el combinado nacional.

En su vida posterior al balompié ha sido presidente del Real Betis, delegado, presidente de la Fundación del Real Betis, ha formado parte de la secretaría técnica y fue jugador de la Liga Indoor con el cuadro verdiblanco. También regresó al Ecija para trabajar como director deportivo y asesor futbolístico del equipo andaluz.

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Apasionado del balompié, me hubiese gustado ver en directo a las figuras de los años 30, 40 y 50. Gato y madridista, en mi primera visita al Santiago Bernabéu pude contemplar a Diego Armando Maradona.

2 comentarios en: Rafael Gordillo: el mito de las medias caídas

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