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Por eso somos el Real Madrid

Por eso somos el Real Madrid

Escrito por: Álvaro de Paz1 mayo, 2022
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Soy el más grande. Me lo decía a mí mismo incluso cuando no sabía que lo era”, Muhammad Ali.

Las primeras ligas ganadas que recuerdo fueron las últimas de la Quinta del Buitre, pero en la vida toda victoria extendida pierde valor; al punto de no celebrar prácticamente el triunfo. Tuvieron que pasar más de 30 años para darme cuenta que nadie más ha vuelto a emularnos. Ni si quiera se han podido acercar a nuestra marca. Ganar cinco ligas seguidas con ese nivel de fútbol, con esa altiva superioridad a día de hoy en una competición como la española es prácticamente una quimera.

Pero llegaron tiempos de infortunio en el reino, nuestros enemigos nos estaban esperando mientras surcábamos el mar para viajar a aquella isla maldita. El lugar donde nuestros peores demonios salieron a la luz. El fin de la Quinta del Buitre fue la jugada en la que Sanchís hace una cesión desde el medio del campo a Buyo y este corre con una gorra absurda bajo el sol y la algarabia del público. Es tarde perdimos una generación de futbolistas única, una época maldita en la que estábamos perdidos.

Las primeras ligas ganadas que recuerdo fueron las últimas de la Quinta del Buitre, pero en la vida toda victoria extendida pierde valor; al punto de no celebrar prácticamente el triunfo. Tuvieron que pasar más de 30 años para darme cuenta que nadie más ha vuelto a emularnos

Séneca proclamaba que no hay viento favorable para el que no sabe dónde va. Los piratas nos robaron dos años consecutivos el tesoro, la perla blanca se perdió en un horizonte más próximo a una tragedia de Eurípides que a un cuento de Disney. Dura realidad a la que nos enfrentábamos en esos primeros compases de los años 90, donde acababan de nacer las retransmisiones de los domingos en Canal Plus. Donde mi yo niño deseaba acabar el infernal curso en aquel riguroso colegio de monjas para ir con mis padres en un coche sin cinturón de seguridad ni aire acondicionado durante más de seis interminables horas rumbo a esa villa castellana donde todos éramos del Real Madrid.

Porque a esa edad y en esa costa de adobe descrita con tanta destreza por Delibes solo importaban tres cosas: no ser culé, tener bicicleta y jugar bien al fútbol, porque no se contemplaba otra opción, porque durante los años 80 no había otra elección. Pero con el florecimiento descontrolado del Cruyffismo, cada verano nacía un nuevo traidor, al punto de empezar a equilibrase la balanza.

Las ligas de Tenerife se convirtieron en mi mayor desgracia personal en una época donde el fútbol ocupaba la única alegría. La cruel manera que tuvieron de ganar la cuarta consecutiva gracias al penalti que no quiso tirar Bebeto (nunca he entendido ese ensañamiento popular con Djukic), un impecable central yugoslavo que enfiló el camino del patíbulo solo, respirando hondamente antes de golpear sin fe y sin fuerza un balón que no era para él, sellando su cáliz eterno que le acompañará siempre, haga lo que haga.

Esa cobarde decisión supuso la cuarta liga consecutiva de aquel equipo de escuela holandesa que jugaba como los ángeles del cielo bajo la batuta de un asombroso jugador danés. El  dream team de Johan Cruyff. Un equipo al que envidié junto al Milan de Arrigo Sacchi.

Ancelotti Milan Maradona

No solo sufría sintiendo cómo me pisaban el estómago cada vez que estos dos clubes ganaban todo y nosotros caíamos funestamente durante dos temporadas seguidas contra equipos como el PSG de Ginola y Valdo, lo que más me dolía era ver cómo ganaban, y sobre todo anhelar tener los extraordinarios jugadores extranjeros con los que contaban en sus filas.

Gullit, Van Basten, Rijkaard, Koeman, Stoickov, Laudrup y Romario. No voy a recordar los nuestros... (y eso que siempre fui un defensor de algunos jugadores de esa época) como el rumano Gica Hagi, el cual reconoció haberse equivocado marchándose al Brescia.

Pero como dice don Rafael Nadal, “No creo que las cosas cambien por si solas, las tienes que hacer cambiar, y yo voy a  hacer lo posible por cambiar”.

Cuando perdemos algo nos encontramos a nosotros. Cada dificultad que superamos en nuestra historia forja un capítulo nuevo de nuestra leyenda blanca. Y eso nos convierte en el club que estábamos destinados a ser. Valdano prometió en una rueda de prensa como entrenador del Tenerife que un día nos devolvería lo que nos quitó; y lo cumplió.

Cuando perdemos algo nos encontramos a nosotros. Cada dificultad que superamos en nuestra historia forja un capítulo nuevo de nuestra leyenda blanca

Una vez aquí, se inventó un equipo con una de esas alineaciones cantadas de memoria durante años, es este uno de los conjuntos de nuestra historia con los que más he disfrutado. Su Real Madrid de diseño romboidal con dos diamantes de 5 y de 10 llamados: Redondo y Laudrup, dos principes de pelo lacio, salidos de un cuento de hadas de Chales Perrault, acompañados de la mejor pareja de ese año en la liga española: Zamorano y Amavisca; los cuales se entendían como los hermanos Derrick. Ambos defenestrados durante ese verano por club y entrenador, dieron un ejemplo de perseverancia y sacrificio.

Laudrup

Decia el jugador de baseball Derek Jeter: “Puede que haya gente con más talento que tú, pero no hay excusas para no trabajar más duro”.

Luego llegaron las dos fastuosas ligas de don Fabio Capello, cada una ganada de una forma diferente y en épocas de una necesidad imperiosa de refundación. La de Schuster con pasillo culé incluida, la de los récords de Mourinho y la del covid.

Y hoy veo a otro italiano con una gorra blanca levantando la número 35, la que acabamos de ganar contra todo y contra todos; como siempre (intrínseco a cada trofeo levantado por esta entidad). Carletto es como la versión cool y cercana de Capello, serían algo así como el poli bueno, poli malo que llaman a tu puerta cuando estás haciendo ruido en casa. Pienso en el buen ambiente que existe en esta plantilla, y  de tanto pensar en estos jugadores que merecidamente ya han escrito un nuevo capítulo en nuestra historia.

Y hoy veo a otro italiano con una gorra blanca levantando la número 35, la que acabamos de ganar contra todo y contra todos; como siempre. Carletto es como la versión cool y cercana de Capello, serían algo así como el poli bueno, poli malo que llaman a tu puerta cuando estás haciendo ruido en casa

Eso me hace volver a echar la vista atrás, y ahí regreso de nuevo a mi pueblo, y veo que soy el niño que está sentado en el bar de la plaza mirando al televisor que está en lo alto del final del bar. Ahí, entre gritos y el sonido de la máquina tragaperras y el futbolin, veo regatear a Michael Laudrup, está haciendo su famosa croqueta antes de asistir al jugador que nunca estuvo desmarcado, para hacer la jugada que no existía, pero que él inventó. Guti arranca desde su propio campo sorteando contrarios sin velocidad, flotando por el verde, sin levantar la cabeza como el soldado que corre solo, un valiente que enfila la muerte sin mirar atrás, como en la película 1917 de Sam Mendes. Un genio que mientras soba la pelota lentamente diseña un balón que sale seco y medido, justo por el medio de un pelotón infranqueable.

Sigo mirando y veo a Vinicius correr por la banda izquierda como un rayo, y a su vez José Emilio Amavisca levanta la cabeza para poner un balón en las alturas, a mitad de área, donde un titán chileno se mantiene en el aire un segundo más que los demás e impacta un testarazo imparable. Míchel, desde la otra banda, sin ni siquiera hacerle falta driblar a nadie, ha puesto una pelota a Hugo, una pelota perfecta a la que solo él sabe llegar, adelantándose a todos con su picardía.

Guti

Militao imperial saca un balón imposible y se la da a Fernando Hierro, que arranca desde su área con la pelota controlada, dando enormes zancadas con sus piernas gigantes, galopando por encima de todo. Buyo ha volado de palo a palo como un gato,  y Courtois acaba de agarrar un balón inverosímil. Iker lanza un contrataque rápido a la banda de Roberto, este se recorre el campo entero para encontrar a Savio, que viendo el desmarque de Raúl le deja solo ante el portero para que se invente un nuevo aguanís, que hace que la pelota llegue lentamente a la línea de gol.

Figo está amagando en su banda, parece no tener salida porque dos mediocentros corpulentos se la están cerrando, pero increíblemente, sin saber nadie cómo, encuentra la forma de poner un esférico reposado a Morientes que remata de cabeza de manera poderosa.

Porque no es tanto conseguir el sueño, sino lograr ser el equipo en el que nos hemos convertido para intentar alcanzarlo

Kroos lleva la batuta del partido como un director de la orquesta de Viena, Gallego ha robado un nuevo balón y Casemiro ha tapado dos disparos que eran goles cantados. Sanchís manda salir a todos de su área, Michel Salgado sube su banda derecha como un toro, Carvajal está pintado de barro tras otro choque con un delantero que le saca cuatro cabezas.

Suker ha controlado un balón medido salido de las botas de Seedorf con la punta de la bota, y picándola luego al primer palo, su amigo Pedja se ha adelantado a los dos centrales para marcar. Robben corre y hace su jugada de siempre de dentro a fuera para dejar solo a Higuaín. Mahamadou Diarra entra a rematar ese córner sacado al primer palo como un trueno. Es la segunda volea de Ruud Van Nistelrooy hoy que golpea en un larguero que está temblando como las piernas de nuestro rival, el Bernabéu parece el coliseo romano.

Celebración gol Séptima

El buitre se ha parado en el área, el público contiene la respiración, decide dejársela a a nuestro líder silencioso de nombre Karim; el cisne blanco. Está bailando ballet en el mirador del área, ha girado sobre si mismo para quedarse solo, pero decide no tirar y cederle el balón de tacón a Jose Antonio Reyes, que ha visto un hueco imposible y acaba de marcar un golazo increíble pegando su disparo al poste desde 40 metros.

Somos campeones de Liga, somos el monstruo mitológico que desata tormentas de sangre, somos el muro, somos el terror que atormenta la imaginación de nuestros rivales, el rayo silencioso que se alza brillante en medio de una noche de lluvia.

Somos el lugar donde no es tan importante conseguir un nuevo titulo, un nuevo récord. Porque no es tanto conseguir el sueño, sino lograr ser el equipo en el que nos hemos convertido para intentar alcanzarlo.

Por eso somos el Real Madrid.

 

Getty Images.

 

Álvaro Paz es guionista y uno de los productores ejecutivos de La Leyenda Blanca, la exitosa serie de Amazon Prime Video sobre el Real Madrid.

6 comentarios en: Por eso somos el Real Madrid

  1. Me gusta el tono general del artículo. Confirma una tendencia que estoy encontrando en los madridistas estos días, y que creo que afortunadamente se va asentando, al menos para mí: Esta liga, o más bien la forma de conseguirla, nos devuelve a 1990. A lo de ganar jornadas antes, y casi por aburrimiento. Si se consolida este "state of mind", querría decir que 30 años de cruyffismo, y canalplusismo-panenkismo habrían terminado (por fin). No hemos terminado con el panenkismo-cruyffismo ni con cuatro copas de Europa de 5. Reconozcámoslo: El culé state of mind sigue siendo dominante, también por causa de circunstancias políticas (me van a regañar por enésima vez) Pero va calando la idea. Poco a poco.

    En el palmarés de las UCL ya conseguimos devolverles al año 2002 (13 a 5 en 2018, 9 a 1 en 2002) Ahí terminó el Messismo-Guardiolismo. Pero eso fue una tendencia de medio plazo. Como dirían los expertos bursátiles, todavía hay que cambiar la tendencia de largo plazo que empezó en 1990 con el Cruyffismo y los Maldinis-Robins-Carlosmartíneces-Villares y demás. Está en nuestra mano. Sería un error histórico no aprovecharlo. Con la llegada de Mbappé (cruzamos dedos), hay que enterrarlos en ligas, devolverles a los años 80. Ya sabemos que o las ganamos con 15 puntos de ventaja, o nos las robarán. No hay más. Solos contra todos. Año 1990, 25-10. Hoy 35-26. Hay que volver a recuperar la ventaja, y no será fácil.

    Abrazos madridistas.

  2. Gran comentario Julio. Efectivamente, la mafia culerdo/panenkita/tinglado se está acercando. Debemos devolverles al lugar al que pertenecen, y ahora, a pesar de que dominan los resortes arbitrales, federativos, de la liga y de los medios, están en la pu.... Ruina. Hay que pasarles por encima, es buen momento

  3. Este portal madridista consigue, no sin antes sorprender, zambullirme en sus artículos y hacer creer en mi mente que ando en una película que encima tiene como protagonista al mejor equipo del mundo.
    Gracias y enhorabuena a cada uno de todos los que hacéis “La galerna; madridismo y sintaxisis”

  4. Tenía bicicleta, jugaba bien al fútbol y, tan necesario como lo anterior en la infancia, no era culé. Quizás a algunos les suene un tanto altanero, pero es la verdad.

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