Aleksander Ceferin, que está mutando en bombilla de 220 a gran velocidad, ha logrado que la Champions, la competición más emocionante del mundo, sea para los aficionados tan excitante en su primera fase como la sala de espera de una colonoscopia. Por suerte ya ha terminado lo peor del suplicio pelotero, con cotas de indiferencia de los fanáticos nunca antes vistas, y tal vez de ahora en adelante logremos entender algo sobre cómo coño funciona.
Ayer, al ver la primera parte del Real Madrid frente al Brest, me asaltaba un convencimiento: por momentos tenía la seguridad de que los futbolistas tampoco habían entendido si debían ganar ese partido o no, y si finalmente lo hicieron es porque el ADN madridista es como un destino inevitable, en el que tienes que ganar hasta a las chapas. De hecho, algunos goles parecieron llegar inesperadamente, como si no fueran a propósito.
La noche anterior, en las tertulias deportivas, había larguísimos y soporíferos debates sobre a qué equipos les convenía ganar y a qué equipos les convenía dejarse perder. Debates que no llegaban a ningún sitio, porque los supuestos especialistas en la materia, con las nuevas reglas en la mano, tampoco se ponían de acuerdo en las conclusiones, que por cierto eran muy diferentes y cambiaban por completo el desarrollo de la liguilla en función de quién de los contendientes tuviera razón. Un lío cósmico. Brillantísimo, Ceferin. Emoción a toda vela.
Aleksander Ceferin, que está mutando en bombilla de 220 a gran velocidad, ha logrado que la Champions, la competición más emocionante del mundo, sea para los aficionados tan excitante en su primera fase como la sala de espera de una colonoscopia
Solo espero que después de todo, cuando levantemos el próximo trofeo, el tipo que haga el documental tenga la piedad de ahorrarse esta fase previa, cuya emoción futbolística ha estado a la altura de los primeros dos partidos de cualquier edición de la Copa del Rey. En realidad, para terminar de redondear el círculo del aburrimiento, y desalentar definitivamente al espectador, solo les ha faltaba ponerlos un lunes a las ocho de la mañana y con las luces del estadio apagadas.
Por otra parte, también pensaba que, si gente a la que considero notablemente alfabetizada no fue capaz de entender el sistema de la primera fase de la Champions, ni mucho menos de retener sus mil cruces y detallitos estúpidos, es casi seguro que una parte importante de los futbolistas, en condiciones formativas algo más humildes -excepto los nuestros, que son todos unos máquinas, para qué negarlo-, habrán tenido serios problemas para saber qué debían hacer en el campo, jugando ante rivales que ni siquiera sabrían ubicar en un mapa de Europa. No sé, pienso en tipos que se muevan en la esfera intelectual de un Maffeo, sin ir más lejos, y me cuesta mucho creer que puedan saltar al campo entendiendo algo más que lo de partir tibias y tratar de que la bola entre en la portería.
Sea como sea, hoy es el sorteo, los cruces del Real Madrid serán un infierno, y tendremos que enfrentarnos a eliminatorias imposibles, con la enfermería hasta los topes, jugándonos la vida en estadio enemigo, y remontando partidos en los últimos tres minutos. Es decir, después de todo este circo previo, tendremos que ganar también esta maldita Champions que, en esta nueva etapa, ni siquiera Ceferin será capaz de volver aburrida. A lo nuestro.
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Cuándo una competición no es clara y transparente sino un galimatías que muy pocos o ninguno sabe descifrar, la probabilidad de que sea manipulada es de un 99,9%.
En la foto de Ceferino, le quedarían muy bien unos colmillos vampíricos.
Una competición en la que perder un partido sea tu opción más ventajosa en una auténtica basura.
Es ante todo injusta, no puedes poner a todos en un mismo grupo clasificatorio cuando no han jugado contra los mismos rivales, y con los que puedas haber coincidido con otro igual jugaste en casa y fuera de forma contraria a ese otro equipo, los clubes cobraran más dinero que antes y con eso ya aplauden con las orejas creyendo que Ceferino es una hermanita de la caridad cuando la UEFA es un ente que les quita el dinero solo por organizar el torneo, algo que pueden hacer los mismos clubes y encima ganar más dinero sin intermediarios carroñeros.
El formato es una aberración y los argumentos que da la noticia para defenderlo también. El formato anterior ya premiaba la regularidad y era meritócrata. El nuevo formato es asimétrico, ininteligible y únicamente existe para empotrar unos cuantos partidos más en un calendario sobrecargadísimo.
Recuerdo que una vez le tocó al RM el Benfica y repitieron el sorteo para que le tocase otro más potente
el formato bueno es el que casemiro casi le rompe el tobillo a robenn , ni amarilla tenia una , despues a vidal sin tocar a asensio , a la calle ,llegamos a la proroga y 2 goles en f de juego , y el pobre ancelotti ha joderse , de 2014 a 2018 era un formato perfecto , sin var y arbitros de los que le gustan a floren , los que no quitan titulos ,
Ay Claudio, si hablas de esa eliminatoria olvidas el penalti inexistente a favor del Bayern en Munich que lo falló verdad dal y que hubiese supuesto el 2-0, olvidas la expulsión personada al propio Vidal, olvidas que el gol del Bayern en el Bernabéu que fuerza la prórroga lo marca el Bayern en fuera de juego...
Luego es verdad que en la prórroga el árbitro perjudicó claramente al conjunto alemán, pero hasta llegar ahí perjudicó ostensiblemente al Madrid, si hablas de esa eliminatoria dilo todo, no lo que más te interese.
No entiendo nada. Desde luego a mi me ha entretenido esta fase. Mucho mejor que la fase de grupos anterior.
Está claro que ahora empieza lo bueno.