Para mi querido padre, fallecido hace hoy 6 años.
Mi bautismo futbolístico fue en los años 70, tengo recuerdo de algunas ligas con participaciones de equipos como el Castellón, el Sabadell, el Córdoba o el Burgos. Incluso algún vago recuerdo del Pontevedra en Primera, con su mítico estadio de Pasarón. En aquellos años, uno de mis pasatiempos favoritos era ir al quiosco de la Plaza de Roma (hoy Manuel Becerra) con mi padre. El quiosco por aquél entonces era un lugar mágico como pocos: era allí donde se vendían los cromos de fútbol, pero no sólo. Todos los jueves por la tarde (no teníamos clase esa tarde en el Liceo Francés) tocaba visitar el quiosco y era un gran momento de algarabía para los pequeños de las familias: era el día en que se ponían a la venta todas las revistas semanales de Editorial Bruguera para niños, a saber las clásicas Pulgarcito (feudo de Mortadelo y Filemón) y Tío Vivo (sede de Pepe Gotera y Otilio), pero también las menos recordadas Din Dan (con Rompetechos y Anacleto de figuras estelares) y DDT (liderado por El botones Sacarino y Las hermanas Gilda).
He vuelto a pasar por delante de dicho quiosco y he recordado que hace años, lustros, que no he vuelto a comprar absolutamente nada en dichos establecimientos. Ya no fumo, con lo cual ni siquiera compro un triste paquete de cigarrillos. Y, por supuesto, nada de prensa impresa, lo último fueron los dominicales de los diarios generalistas. Mucho antes de eso dejé un buen día, hace casi 10 años, de adquirir prensa deportiva, ni Marca ni mucho menos el As, diarios sin rumbo desde hace tiempo y, adicionalmente, con dejes claramente anti-madridistas y con colaboradores que tengo en nula estima, por ser generoso. Es un claro contraste con lo que pasaba en aquellos tiempos de los 70, cuando se devoraban en casa todos los diarios, incluido el vespertino Informaciones, o la mítica Hoja del Lunes, día en el que no se publicaban el resto de diarios de información general.
hace casi 10 años dejé de adquirir prensa deportiva
Tiempos de tebeos (además de los nacionales, los francófonos Tintín, Michel Tanguy o Astérix), de televisión única, con las inolvidables Novelas nocturnas (con Sancho Gracia interpretando a D’Artagnan o Pepe Martín al enigmático Conde de Montecristo), de interminables tardes de fin de semana en el Retiro y de fútbol, que suponía para mí el paraíso que rompía cada dos semanas la rutina de tantas horas en familia los domingos.
Incluso antes de ir por primera vez al Estadio Santiago Bernabéu, tengo un recuerdo de haber asistido, creo que en 1970, a un partido del por entonces filial del Real Madrid, el Plus Ultra –antecesor del Castilla-, en el viejo velódromo de la Ciudad Lineal, sito en la calle Arturo Soria. Fui con mi padre en tranvía, en la línea 70 (Plaza de Castilla – San Blas), para ver un amistoso que recuerdo perfectamente entre el Plus Ultra y un equipo amateur belga, compuesto por empleados de Sabena, la compañía aérea pública de Bélgica (que desapareció por bancarrota años después).
Luego ya empezó mi estreno en el Bernabéu, aquella liga 1971-72, de la que conservo el álbum completo de cromos, que estoy repasando ahora mismo, con un once merengue que me sabía de carrerilla, García Remón; Verdugo, Benito, Touriño; Pirri, Zoco; Amancio, Grosso, Santillana, Velázquez y Aguilar. Una combinación de los yeyés del 66 con jóvenes promesas como los cántabros Aguilar y el Puma Santillana, y con la defensa totalmente remodelada respecto a los vencedores de la Sexta Copa de Europa. Además del once titular, suplentes de calidad como el veterano Pedro de Felipe, Rafa Marañón, José Antonio Grande, el argentino Eduardo Anzarda y el guardameta Miguel Ángel. En su momento no lo valoré, pero aquella liga se ganó gracias a la victoria del Córdoba ante el Barcelona en el viejo estadio de El Arcángel, con un penalti que le hicieron a Manolín Cuesta y que transformó Fermín, jugador que curiosamente se había formado en el Plus Ultra y que más tarde acabaría su carrera en el Rayo Vallecano.
Precisamente guardo en mi memoria el Real Madrid – CD Sabadell de aquella temporada, en el mes de octubre, como el primer partido oficial al que asistí como espectador, de la mano de mi padre, en el fondo norte y de pie, y que acabó con un 2-0 fruto de un doblete de Ico Aguilar. El equipo arlequinado del Vallés siempre me llamó la atención por su indumentaria propia de la Commedia dell’Arte, con su sobrio arquero Irazusta y con el mítico defensa uruguayo Pini, de frente amplia y entradas pronunciadas, y cuyo cromo tardé más que ningún otro en conseguir para completar mi colección.
Conservo el ejemplar del As Color de aquella semana. As Color era la revista de más calidad que se hacía en España sobre fútbol (mucho antes de que apareciera Don Balón -en 1975- y que aventajaba al semanario gráfico de Marca, que se publicaba cada martes y que salía a la luz pública en blanco y negro).
Eran grandes tiempos para los quioscos de prensa, auténticos países imaginarios de Oz en donde los niños encontrábamos la magia de nuestros héroes de dibujos (13 rue del Percebe, La familia Cebolleta, Pepe el Hincha, Joe Marmota el vago de Minesota…), el As Color, los cromos e incluso a veces las figuritas de nuestros ídolos ciclistas Merckx, Ocaña, Thévenet y mi gran favorito, el elegante líder del equipo Salvarani, Felice Gimondi. Por desgracia, ya siempre evito dichos puestos de venta que solo me hacen pensar en la amargura de ciertos periodistas pseudo-imparciales (y que viven de su escasa información, opinando sin criterio) y en la venta de fascículos por entregas y de colecciones de tazas de porcelana que nadie logra nunca completar.
Grande, Dumas,
Me has transportado al pasado en un relato lleno de realidad y de bonitos recuerdos. Como tu, yo tambien perdi a mi padre hace ya casi 15 años; él fue el "culpable" también de mi madridismo, cuando me llevó por primera vez a nuestro glorioso Santiago Bernabeu a ver un partido contra el Ajax de Cruif.
Enhorabuena!
Sigue deleitándonos con tus artículos.
Gracias