"Ver la luz al final del túnel" es una metáfora que significa el final de una situación difícil, larga o de sufrimiento, y la llegada de una esperanza, solución o tiempos mejores.
Simboliza el fin de la oscuridad, la adversidad o la incertidumbre, indicando que algo positivo está por ocurrir. Leyendo con calma la definición, es lo único a lo que agarrarse como aficionado del Real Madrid, esa luz que llegó a deslumbrar hace mes y medio al aficionado madridista y que sin embargo ahora tiene que hacer un esfuerzo para lograr llegar a verla.
No creo que los de Xabi Alonso se fuesen muy contentos de Vitoria, más allá de que sí, se consiguieron los tres puntos, algo que no deja de ser lo más importante para la clasificación liguera. Sin embargo, se volvió a ver a un equipo que como te pille con pocas horas de sueño, te va a hacer sudar la gota gorda en una batalla cuerpo a cuerpo contra tus párpados. Un poco lo mostrado ya en encuentros anteriores: empiezan bien en el sentido de controlar el juego, que no de disfrutarlo, y luego con el transcurso de los minutos empiezan a dar sensación de que ojalá los partidos no durasen noventa minutos. El problema es que duran noventa minutos.
Lo que más le puede frustrar al madridista viniendo de dónde venía —y no me estoy yendo al último año de Ancelotti, me refiero a este mismo Real Madrid de Xabi Alonso desde el Mundial de Clubes hasta el día del Valencia, más o menos— es que el equipo haya pasado de tener esa luz muy cerquita, tocándola con los dedos, a que tras cada partido esté dando pasos para alejarse de ella. Es imposible dar una razón lógica a todo esto si has visto desde el primer partido hasta el último que ha dado lugar en Mendizorroza del proyecto post-Ancelotti, imposible. Podremos añadir al debate el asunto de las bajas por lesión y el de los arbitrajes, pero, seamos serios, no justifica este cambio.
En el fútbol hay que chocar con el rival, ganar en los duelos, ir al suelo, repetir esfuerzos, jugar a primeros toques, tener la intención de robar en campo contrario, ocupar espacios y desmarcarse para que no todo sea al pie, es decir, no estar quietos. Sin movilidad es muy difícil hacer daño a nadie, al menos en la élite, supongo que para jugar frente al Talavera el miércoles hasta te da para conseguir una goleada. Que falta fútbol es un hecho, hasta aquí puedes asumir que es una cuestión de tiempo que los mecanismos rotos puedan volver a enlazarse, pero al menos de momento, pon todo lo demás para que la espera se nos haga un poco más corta. Quiero decir, que vale, el chef se ha quedado sin sal, en estos instantes todo lo que se cocine hasta volver a tenerla no va a conseguir estar en su plenitud de sabor, ahora, usemos todos los ingredientes que sí tenemos, no le quites también otros tres o cuatro, porque el plato va a estar infumable.
Lo que más le puede frustrar al madridista viniendo de dónde venía, es que el equipo haya pasado de tener esa luz muy cerquita, tocándola con los dedos, a que tras cada partido esté dando pasos para alejarse de ella
Lo que necesita cuanto antes Xabi Alonso es que sus jugadores no parezca que elijan los partidos, que yo no sé si lo parece o es que directamente lo hacen, algo que en cualquier caso no estaría consensuado con él, evidentemente. Si te pones a ver el comienzo de los duelos frente al Alavés y al Manchester City hasta el gol, te vuelves loco recordando el encuentro contra al Celta, o un tramo considerable del partido en Vitoria, porque las cosas que dependen única y exclusivamente de los jugadores no hay bajas ni arbitrajes que te lo impidan hacer.
Contaba Siro López durante su etapa como jefe de prensa del Deportivo de la Coruña una anécdota que creo que es muy adecuada en relación a la situación actual que está viviendo el Real Madrid. Un día, en un partido en Oviedo, Javier Irureta se tiró desde el minuto uno al noventa gritando desde el banquillo a su equipo que por favor presionasen alto, dando mucha importancia a mantener la línea. En resumidas cuentas, que no se hundieran bajo ningún concepto. El equipo, sin embargo, fue poco a poco cayendo, lo que como consecuencia llevó a ver en la prensa a la mañana siguiente definir a Javier Irureta como un entrenador “defensivo”, cuando él desde la banda se dejó la voz en querer hacer un plan de partido completamente distinto. ¿De quién es la culpa? Pues un poco de todos, como en todo.
La idea de partido con la que sale ayer el Real Madrid es la correcta, quizás se le pueda achacar algo más de profundidad en algunos momentos, pero el equipo gobernaba en todos los factores del juego. De hecho, se pone por delante en el marcador de forma completamente merecida, gracias a un buen pase de Jude Bellingham, jugador del que necesita su mejor versión el Real Madrid como el comer, y a una definición excelsa de Kylian Mbappé, que por cierto ya está a tres goles del récord de Cristiano Ronaldo en un año natural. Pues bien, tras el gol, el Real Madrid pierde gran parte de lo mostrado hasta entonces, sin un motivo aparente ni bajo la justificación de “nos falta tal pieza”, porque estaban los mismos que habían hecho una actuación más que correcta en los primeros treinta minutos.
Me cansa muchísimo leer constantemente que el Real Madrid no ha sabido (o no ha querido) fichar un reemplazo natural de Toni Kroos, es decir, situarlo como el motivo principal que le lleva a vivir el camino de amargura en el que se encuentra durante el último año y medio el equipo. Siendo verdad que será una baja importante toda la vida, que no nos cuenten más historias respecto a este tema. Todos hemos visto al Real Madrid dominar y jugar muy bien sin el alemán, vamos a superar de una vez esa crisis, e ir más allá. Que sí, que le haría muy bien este perfil en el medio, si de esto se está dando cuenta hasta el chaval de siete años que está ahora empezando a entender sobre fútbol, pero no lo puede justificar todo. Como tampoco lo deben hacer los arbitrajes, teniendo claro y meridiano que el estamento arbitral español es el que tiene el nivel más bajo de las cinco grandes ligas europeas. Por desgracia.
En lo que estamos todos de acuerdo es que la única forma de calmar las aguas es hacerlo con victorias, y al menos esto sí lo consiguió alcanzar el equipo de Xabi Alonso en Álava, algo que ayudará bastante a entrenar con más tranquilidad de cara a los dos partidos que le quedan por jugar al Real Madrid antes de finalizar el 2025. Primero, el duelo de Copa, frente al CF Talavera el miércoles a las 21:00h. Segundo, el sábado, delante de su afición, en el Bernabéu, esta vez contra el Sevilla de Matías Almeyda, a la misma hora. Bien sabe Xabi Alonso, conocedor de la casa en momentos buenos y no tan buenos como jugador, que sólo ganando ambos encuentros podrá disfrutar de las campanadas siendo el entrenador del Real Madrid, y de pelear así por los títulos en el año 2026, empezando por la Supercopa de España, trofeo que se disputará en Arabia Saudí (del 7 al 11 de enero) frente al Atlético de Madrid en semifinales. Luego, de ganar, el rival de la final saldrá del equipo vencedor del duelo entre el Fútbol Club Barcelona y el Athletic Club de Bilbao. Hay que ir acercándose a la luz para no verlo todo tan oscuro.
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Por qué solo ganando al Talavera y al Sevilla podrá disfrutar Alonso de seguir entrenando al Madrid? Vamos a seguir con esa cantinela toda la temporada?7
Así es ,ya es vomitivo lo de la coletilla de hasta el próximo partido ,gana tiempo ,pende de un hilo etc,da arcadas todo este acoso