Las mejores firmas madridistas del planeta

Llevaba yo varios días en el hospital, tras un accidente de tráfico, esperando a que me hicieran una RM, o sea una resonancia magnética. Se retrasaba todo debido al puente de la Purísima y también por la huelga de médicos.

La RM no llegaba, y había que armarse de paciencia, ya que, sin ella y sin su resultado, no había forma de conocer los pasos a seguir: operación, rehabilitación, colocación de un corsé. ..

Todo empezó el domingo pasado. Accidente de coche, no muy grave afortunadamente, e ingreso en la UCI para algunas pruebas y un periodo de observación. Ese mismo día, el RM, ezta vez nuestro equipo del alma, también entraba en la UCI a eso de las 11 de la noche, tras un lamentable partido de todos sus componentes, en el regreso a casa tras más de un mes jugando por campos de España, de Inglaterra y de Grecia.

Durante los primeros días tras la catástrofe, el RM tampoco fue objeto de una RM. Por lo tanto, en especial el lunes y el martes, no había pronóstico claro: ¿Había que operar y por tanto desprenderse de Xabi Alonso apenas 6 meses después de su incorporación? ¿Había que tener paciencia y por lo tanto aplicar un tratamiento conservador, es decir, mantener la calma y mantener al tolosarra en su puesto de trabajo? ¿Quizás optar por un corsé para amortiguar el daño causado por un último mes espantoso, tomando alguna medida contra algún/algunos jugadores que no habían dado la talla?

Durante los primeros días tras la catástrofe, el RM tampoco fue objeto de una RM. Por lo tanto, en especial el lunes y el martes, no había pronóstico claro: ¿Había que operar y por tanto desprenderse de Xabi Alonso?

Los días transcurrían y en el hospital no me daban fecha ni hora para mi RM para desesperacion mia, como paciente. El miércoles, nuestro equipo presentó síntomas de mejoría en su partido de Champions, pero lo cierto es que acabó perdiendo mostrando una total ineficacia sobre todo cara a la puerta rival.

Xabi Alonso: más allá del sistema

¿Qué había que hacer? ¿Esperar una vez más a la RM que no llegaba nunca o tirar por la calle de en medio? ¿Despedir a todo el cuerpo técnico, sancionar a todos los jugadores y jugar ante el Alavés con el Castilla de Arbeloa al completo? ¿Tener paciencia como este humilde articulista y confiar en una recuperación, no sólo en actitud, sino también en resultado, en Mendizorroza?

El viernes a mediodía, se me comunicó que, al fin, me iban a hacer la RM. Fueron 45 minutos que parecieron tres horas, ya saben. Ser introducido en una cápsula tipo 2001, con ruidos estridentes, metálicos y poco agradables, mientras se permanece absolutamente inmóvil contando cada uno de unos interminables segundos.

Por la tarde, tocaba esperar al dictamen del médico pero, ¡oh sorpresa!, ya no habian médicos por la tarde. Había que esperar hasta el lunes. Incertidumbre, nueva dosis de autopaciencia, inquietud. ¿Será operación? ¿Será rehabilitación? ¿Habrá colocación de corsé?

Lo sabré el lunes. Pero antes, el domingo a las 9 de la noche, los míos, diezmados por lesiones y por sanciones, saltarán al césped de Mendizorroza y me temo que allí el resultado que logren definirá el porvenir de Xabi. Espero victoria aunque sea con sufrimiento, como aquma de hace bien poco con un gol salvador de Lucas Vázquez cabeceando un saque de esquina con el tiempo de juego casi agonizando.

No deseo en ningún caso operación, o sea, una decisión agresiva. Me vale por tanto una rehabilitación progresiva o como mucho la colocación de un corsé lumbar para mi equipo, y eso solo puede pasar tras obtener los 3 puntos en Vitoria.

Que así sea.

P.D.: Miles de gracias a todo el personal del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid, a las enfermeras, a los auxiliares, a los celadores, a las limpiadoras, al personal médico, ya que me están cuidando con muchas atenciones y con enorme paciencia y cariño.

Buenos días. Laporta compareció ayer a declarar ante la jueza por el llamado Caso Negreira. Aunque el testimonio del presidente culé no ha sido público, sí han trascendido cosas. Como indicio de lo mal (para él) que debió ir su declaración, queda la cara de boxeador sonado con la que salió de la comparecencia.

Sabemos que el abogado del Real Madrid le acosó legítimamente hasta provocar su derrumbe. También sabemos que el abogado de LaLiga solo emitió en cambio una (¡una!) pregunta para cubrir el expediente, lo que prueba de qué lado está la institución. La abogada de la RFEF, por su parte, emitió la friolera de cero (¡cero!) preguntas, lo que constituye una prueba aún más palmaria del grado de implicación en la causa de esta otra institución.

Decimos que el abogado del Real Madrid provocó el derrumbe del testigo y no queremos quitar méritos a la actuación del letrado, pero era fácil que el sujeto se viniera abajo. La solidez de sus argumentos no da para mucho más. Negó conocer a Negreira: un paso adicional de dramatismo cinematográfico podría haberle movido a afirmar que Negreira es “un gran desconocido para él”, lo que habría puesto en bandeja descacharrantes paralelismos políticos. Para no presentar pruebas de los famosos informes de Negreira, se escudó en la supuesta costumbre culé de destruir los informes cada cinco años, lo que suena inverosímil, en particular cuando en aquella dantesca comparecencia de prensa para explicar (?) el caso dijo Laporta que los informes constaban en el interior de unas cajas de cartón que presentó ante los periodistas. Y descargó la responsabilidad por la existencia (?) de dichos informes en la dirección deportiva, a pesar de que un rato antes los exentrenadores Luis Enrique y Valverde negaron haber visto ni por el forro los informes de marras.

Todo siguió el guión de la ópera bufa que se esperaba. Son una farsa tragicómica, de la que Laporta es el máximo exponente, y una farsa que sería fácil tomar a cachondeo de no ser porque conlleva la corrupción de todo el fútbol español durante un mínimo de 17 años, es decir, aquellos de los que hay facturas por pagos a Negreira, sin que a nadie se le escape que esas facturas muy bien podrían no ser más que la punta del iceberg.

RMTV emitió ayer por la tarde un programa especial sobre la declaración de Laporta, programa que no dudaríamos en calificar de histórico. En un momento del mismo, y denunciando la complacencia (cuando no complicidad) de los medios con el tema Negreira, nuestro editor Jesús Bengoechea se apostó una cena con Cristina Gullón y José Antonio Luque a que esto, hoy, no sería el argumento central de los diarios deportivos.

Cuantísimo nos alegramos de que el diario As obligue hoy a Bengoechea a pagar dicha cena.

Bravo por As, y mucho menos que bravo por Marca, que en su afán por proteger a Laporta (siguiendo posiblemente directrices de Tebas) se aviene a llevar el tema a su primera plana, pero observad con qué preponderancia: la de una denigrante “mosca”. El argumento central, claro, es la crisis deportiva del Madrid.

Qué vergüenza, Marca. Qué absoluto y completo oprobio.

La prensa cataculé no tiene el menor pudor en actuar como si la declaración de Laporta, que evidentemente estrecha el cerco judicial sobre la corrupción continuada (juez Aguirre dixit) de la entidad catalana, no hubiera tenido lugar en absoluto.

Pocas cosas denotan mayor pánico que esa completa omisión de los acontecimientos. Soñemos en alto la pesadilla del culerío: la jueza emite una claro veredicto de culpabilidad por corrupción (se nos antoja el único posible), a resultas de lo cual UEFA y FIFA ya no pueden permanecer de perfil. ¿Desposesión de títulos? ¿Descenso por fin a Segunda División, pese a las burdas maniobras para dejar prescribir el delito de cara a la justicia deportiva? ¿Sanción europea?

Sufrid pensándolo, sinvergüenzas. Miserables. Sufrid imaginándolo. En homenaje a la santa ingenuidad de nuestros hijos, con los cuales asistimos durante décadas a un espectáculo que creíamos limpio, mientras vosotros lo manipulabais entre bambalinas, es nuestro deseo prenavideño.

Me importa un carajo la resolución final del proceso penal en el que se investiga al Fútbol Club Barcelona, unos cuantos de sus presidentes y otros altos ejecutivos divinamente conectados con la esfera política. El denominado caso Negreira.

Del proceso mismo, como dije en su orígenes, espero que sufran mucho y ensucie todo lo posible la imagen del club que ensució el fútbol. Todo apunta, ya, a que no lo está siendo tanto como sería justo. Que lo diga Spotify. Porque somos una sociedad lamentable.

Más acá de la verdad judicial, que se establecerá en términos de subsunción o no de las conductas de los investigados en un delito tipificado en el Código Penal —lo que será sin duda una verdad, pero una verdad técnica, no la verdad misma—, cualquier persona en uso de razón concluye que alteran la competición los pagos reservadamente realizados por un competidor a cualquier autoridad perteneciente a la organización arbitral y por ello con cualquier grado de capacidad de influencia en los árbitros, sean estos contemplados como persona individual o colectiva.

(...) una organización obligada, como esencia de la naturaleza de su función, a ser imparcial. En castellano y en catalán, significa no tener interés con ninguna de las partes. Al destruir una nota de su esencia, los árbitros dejaron de ser árbitros

Porque el mero hecho del pago, desde el instante mismo en que se realizó por un competidor y se aceptó por una autoridad o ejecutivo de la organización arbitral, destruyó la apariencia de imparcialidad de una organización obligada, como esencia de la naturaleza de su función, a ser imparcial. En castellano y en catalán, significa no tener interés con ninguna de las partes. Al destruir una nota de su esencia, los árbitros dejaron de ser árbitros.

Del proceso me importan, por lo tanto, solo los hechos (objetivos) probados. Cuánto y cuándo. Me traen sin cuidado el dolo y la culpa. Las alegadas intenciones, los supuestos propósitos, las figuradas finalidades. Los cuentos chinos, en suma, paridos por los publicistas y las coartadas ideadas por los abogados, una vez que, en el fondo del armario de Laporta, apareció, en forma de facturas falsas, el cadáver putrefacto de la competición futbolística española, apuñalado doscientas veintiocho veces por el Fútbol Club Barcelona.

Cualquiera fuera su finalidad, insisto, durante todas y cada una de las temporadas en que mantuvieron su acción concertada, el Fútbol Club Barcelona y el Vicepresidente de la organización arbitral destruyeron de forma irreparable la apariencia de imparcialidad a la que tenían derecho todos los competidores. Y como sabemos todos, y en territorios de la Hispania Citerior sabían al menos desde Julio César, la honradez no vale nada sin su apariencia.

Ahí vaya el proceso penal. Siga su curso. Itaca te brindó tan hermoso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene ya nada que darte[1]. Allá vayan Laporta y sus armarios. Que a los fines de situar la competición española a un lado u otro de la línea que separa lo limpio de lo sucio, nada significan los informes perdidos y hallados o alegadamente destruidos. No habría hecho menos sucio, ni menos destructivo para la integridad de la competición, pagar al vicepresidente de los árbitros para adquirir un informe o para saldar la cuenta de un prostíbulo.

[1] Konstantínos Kavafis

 

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Por la presente queda convocado el VI Certamen de Cuentos Madridistas de Navidad de La Galerna con arreglo a las siguientes BASES:

1.- Los cuentos participantes tendrán por doble temática la Navidad y el Real Madrid y/o el madridismo, no necesariamente en este orden.

2.- La extensión de los cuentos será de un mínimo de 500 palabras y un máximo de 2.500.

3.- El plazo de entrega se abre el 12 de diciembre de 2025 a las 17 horas y se cierra el 23 de diciembre del mismo año a la misma hora.

4.- Los relatos participantes se enviarán al correo madridaxis@gmail.com, indicándose en el apartado Asunto las palabras "Certamen de Cuentos".

5.- La dotación del premio consiste en una camiseta del Real Madrid firmada por un componente actual de la primera plantilla. Asimismo, el cuento ganador se publicará en lagalerna.com el 24 de diciembre de 2025.

6.- La Galerna se reserva el derecho de publicar con anterioridad a dicho momento, y con posterioridad al cierre del plazo de presentación, cualesquiera otras obras presentadas que considere del interés de sus lectores.

7.- El premio podrá declararse desierto.

8.- Cada participante podrá presentar un solo cuento al Certamen.

En lo que podría ser el último mandato de Florentino, el presidente ha estado colocando piezas que ha considerado de alto valor durante sus diferentes etapas, como si estuviese haciendo de su historial un balance y criba, queriendo dejar todo atado antes de su marcha: Scariolo como entrenador en la sección de baloncesto y Chacho en el área deportiva de la misma; José Ángel Sánchez figura por primera vez en casi 25 años como por parte de la junta directiva (lo que le confiere la posibilidad de presidir si se precisase); Xabi Alonso y Arbeloa, (posiblemente, los futbolistas que ha tenido Florentino que más hayan defendido al club dentro y fuera del campo) como entrenadores de primer y segundo equipo, respectivamente… Y es en la figura del vasco en la que, recientemente, se centran opiniones y presuntas informaciones que friccionan con la lógica.

La primera etapa de Florentino se caracterizó por golpes de efecto visualmente rompedores, como traer a Figo (capitán del Barcelona), Zidane (récord de pago por traspaso), Ronaldo (último día de mercado), Beckham (anomalía de la mercadotecnia: aparte de la excelsa calidad del jugador, el citado anteriormente José Ángel Sánchez afirmó que, con el fichaje del inglés, el Madrid había aumentado un 137% sus beneficios de márquetin) … Sin embargo, aunque su segunda etapa comenzó con un verano que recordaba a épocas galácticas, la intención del presidente con los años fue la de asentar un modelo más sostenible y sosegado, no tan caracterizado por las alteraciones, y se ve en lo que concierne a la parcela técnica: en los seis años de la primera etapa de Florentino, hubo hasta seis entrenadores, mientras que en los dieciséis años de la segunda, tan solo siete: uno de ellos Solari, que cogió los mandos de manera interina; y dos de esos siete con dos etapas distintas (Ancelotti y Zidane), lo que reafirma lo anteriormente mencionado respecto a los cambios: se prefiere lo conocido ante el riesgo.

Carletto “el Incomprendido”

Siguiendo ese criterio, no hubiese sido muy descabellado pensar que quizá hubiera sido positivo que continuase Carletto pese a la mala temporada en resultados, ya que, siendo el entrenador más laureado de nuestra historia, se tenía certezas de lo que podía ofrecer. Sin embargo, y como se citó al principio de este escrito, parece que Florentino tiene un plan a trazar antes de su marcha, y en lo que atañe al entrenador, ha escogido la apuesta de Xabi, y parece poco razonable que se vaya a abortar ese proyecto a los pocos meses de iniciarlo, porque no ha venido en las mismas condiciones que Benítez o Lopetegui, sino como una apuesta de futuro más que de presente.

Si no le hicieron caso al entrenador más cercano a los jugadores que haya nacido, y, supuestamente, no se lo hacen ahora a Xabi, con total seguridad no se lo harán al que venga, por lo que parece absurdo que la solución sea cambiar al entrenador, puesto que tampoco es él el problema

Los problemas que se le asignan al técnico vasco son los mismos que tenía Carlo el año pasado: falta de creadores de juego en la medular, lesiones y que, aparentemente, la plantilla no le sigue. Si no le hicieron caso al entrenador más cercano a los jugadores que haya nacido, y, supuestamente, no se lo hacen ahora a Xabi, con total seguridad no se lo harán al que venga, por lo que parece absurdo que la solución sea cambiar al entrenador, puesto que tampoco es él el problema. El de Tolosa, estrenándose en un inédito Mundial de Clubes y sin pretemporada, hasta hoy con un juego de calidad intermitente, y con unos ajustados resultados en competiciones nacionales y europeas, no está terminando de convencer al madridismo en su totalidad, pero ¿y quién sí lo consiguió?

Por poner unos ejemplos: en 2010, al poco de llegar Mourinho, vigente campeón de Europa, se perdió 5-0 en el Camp Nou, y los tres años del portugués fueron clave para los éxitos posteriores; en el primer año de la última etapa de Ancelotti en el club se perdió en fase de grupos de Champions League contra el desconocido Sheriff Tiraspol en el Bernabéu, y esa temporada, el Madrid acabó levantando la Copa de Europa de nuestras vidas. En ambos casos, se hablaba de cesar a los técnicos, y de que había que mirar al palco, aunque el vinagrismo aún no había aprendido a deletrear ‘negligencia’ ni ‘dejación de funciones’.

Pese a que haya veces en que a los aficionados nos cueste entender que ciertas posiciones del campo se dejen en barbecho a la hora de fichar porque queremos plantillas de veinticinco estrellas con puestos doblados, el anteriormente mencionado plan sostenible y sosegado del presidente ha dado los mejores frutos: segunda etapa dorada del club con seis Copas de Europa en una década, balances económicos excelentes y un futuro prometedor. Solo falta que los aficionados apliquemos esa misma idea, y ser conscientes de que esta semilla se riega con paciencia, sin necesidad de echar entrenadores cada quincena y pagarles finiquitos a jugadores por unos malos partidos. Quizás así podamos hasta disfrutar de ser del Madrid.

 

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Buenos días, apreciados galernautas. Esperamos que al recibo del presente os encontréis todo lo bien que permiten estas fechas, y no nos referimos (o no solo) al penoso momento de nuestro equipo. Es ésta época de excesos en la ingesta de sólidos y líquidos, comidas o cenas de empresa, y de latentes o patentes catarros, trancazos, resfriados y gripes. A la espera de la llegada de un cura, cuya presencia este portanalista ha instado merced a su condición de cristiano viejo y de tener una temperatura de 37 grados y medio, os comparto con las fuerzas que me quedan las portadas de las cabeceras de la prensa presuntamente deportiva del día de hoy. Sí, esto también es un sacerdocio. Ruego se excuse cualquier imprecisión o apreciación hiperbólica, pues el delirio febril inherente a mis gravísimas condiciones actuales puede llevar a interpretaciones distantes de la realidad hasta el punto de llegar a poder tomar en serio las portadas de hoy. ¿Dónde estará el Páter?

La fiesta de la insustancialidad podemos comenzarla con las cabeceras cataculés, pues, como si de la depilación con cera se tratase, estas cosas conviene despacharlas rápido y de un tirón. Tanto Sport como el diario del Conde de Godó, Grande de España, coinciden en solazarse en la renovación de Eric García hasta 2031. Unos titulan que es capitán en la sombra, casualmente el mismo lugar donde deberían estar los responsables de pagar 8 millones de euros al vicepresidente de los árbitros durante dos décadas. El segundo diario lo califica de líder. A ver, Eric líder podrían ser Eric Clapton, Eric Johnson, Eric Gales, Eric Idle o Eric Bana. Eric García, aunque buen jugador, dista mucho de llegar al nivel de los otros Erics. ¿O el plural sería Érices? ¿Si fueran varios podríamos hablar de Ericidad? Tantas preguntas y tan pocas respuestas…

Saltemos con las fuerzas que nos queden a lo que el gurú de la perfumada uretra llamó la Central lechera. As, diario prisaico, más empeñado en parecerse a una hoja parroquial que a un periódico serio, nos hace una celebración de la obviedad diciendo que Xabi pende de un hilo. Nadie nos habíamos dado cuenta. Ni siquiera habíamos hablado ni escrito sobre el particular. ¿Seguro que es As y no un ejemplar de las Selecciones del Reader’s Digest?

Por su parte, Marca nos muestra a alguien con aspecto de cantante de reggaeton. El chándal que luce, aunque prenda deportiva, produce reflejos o irisaciones que muy bien podrían indicar el que tejido es ciertopelo. La elección es excelente para estos días en los que lo que apetece es quedarse en casa, amoroso y cómodo a partes iguales.

El personaje en cuestión muestra su lado más pendenciero diciendo que puede pelear con cualquiera. Nos indican por línea interna que el del frontispicio se trata de Julián Álvarez, fenomenal delantero del Atlético de Madrid, con recurrentes referencias al mundo de Spiderman. Ahora vemos sentido a la elección del atavío, los modos del interfecto, sus intenciones pugilísticas y la telaraña que sale en portada, lo que nos lleva a colegir que se ha empleado la sala de trofeos del club en el Metropolitano como improvisado estudio fotográfico.

Pasad un excelente día y… buenos días, Páter. Sin pecado concebida.

(N. del E.: En el día en que Joan Laporta va a declarar por el Caso Negreira, ofrecemos el capítulo correspondiente a ese momento del libro "Anatomía de un negreirato" de nuestro colaborador Rafael Gómez de Parada. En dicho capítulo, Rafa especulaba con el posible desarrollo del diálogo que está teniendo lugar ahora mismo en el llamado mundo real).

 

Puede que no se hubiera dado cuenta hasta la fecha, pero, tras la anterior comparecencia y la carta del Ministerio, el juez Aguilar comenzó a ser consciente de la relevancia de lo que allí se juzgaba. Al menos para muchos más de los que él había considerado inicialmente. Guardó una nueva carta que había recibido esa misma mañana, esta vez sin abrir, en el mismo cajón que cerraba con llave cada vez que abandonaba el despacho.

Miró la sesión del día y resopló. “Bueno, cuanto antes nos lo quitemos de encima, mejor”, pensó. “Además, tras su declaración, solo podemos ir a mejor, cuesta abajo”. De esta manera se “autoanimaba” el hombre que, en confianza de los más cercanos, se definía a sí mismo como “un sexagenario al que cada juicio se le hace más cuesta arriba”.

La rectitud de la que siempre había hecho gala se volvía en su contra cuando encontraba que los abogados, algunos testigos o, incluso, ¡los acusados!, no cumplían con lo que Don Julián Aguilar consideraba “un mínimo exigible”. Como la puntualidad. Por eso torció el gesto cuando llegó a la sala y vio que el presidente del Fútbol Club Barcelona no estaba de pie en su sitio, en el banquillo con el resto de los acusados, justo enfrente de la puerta por la que acababa de entrar. Estaba pensando en qué decir o qué sanción imponerle según se acercaba al estrado, cuando, justo en ese momento, apareció “la estrella invitada del día” mascullando una disculpa ininteligible entre carraspeos guturales.

Llegó a la mesa, abrió el expediente, la libreta en la que (sospechaba que) tendría que escribir varias notas a lo largo de la sesión y levantó la vista. Había más público que asientos disponibles. Podía largar a todos los que se encontraban de pie, pero eso habría dilatado más el inicio y se preveía una sesión ya de por sí prolongada, así que decidió arrancar.

—Se abre la sesión. Reanudamos el juicio con la comparecencia de Don Joan Laporta i Estruch. Acusado, por favor, pase al banco. Letrado de la defensa, por favor, proceda.

Jorge Carlos Scotto se levantó con presteza y se abotonó la americana. Joan Laporta se levantó con torpeza y trató de abotonarse la americana. Solo lo trató. Con un pesado jadeo y un cierto movimiento de balanceo de ambos brazos, tomó asiento. Movió la cabeza hacia ambos lados, y en lo explícito de sus gestos se percibía una especie de “¿qué cojones hago yo aquí?”.

—Señor Laporta —comenzó Scotto—, ya antes de empezar, quiero darle las gracias en público por el ejercicio de transparencia que ha hecho desde que la opinión pública supo de este caso (ante el leve gesto de Laporta, el abogado optó por continuar). Puesto que usted ha sido presidente del Fútbol Club Barcelona durante dos períodos, el primero que nos ocupa en este caso, y el actual, nos gustaría saber a todos los aquí presentes, por si no se ha aclarado suficientemente, qué objeto tenían los pagos a las empresas Dasnil y Nilsad.

—Mire, me alegra mucho estar aquí, porque por fin vamos a poder aclarar lo que ha ocurrido con la contratación de estos servicios y así, de ese modo, podremos limpiar de una vez por todas el nombre del club, un club ejemplar cuyo prestigio ha sido puesto en cuestión por otros de manera torticera y con una voluntad claramente de manipular en su favor.

—Entonces, por favor, ¿los servicios correspondían a…?

—Pues, correspondían a lo normal en estos casos, a lo que todos los clubes hacen de una u otra manera. No hay club en la Primera y me atrevo a decir que en la Segunda División que no tenga contratado un servicio de asesoramiento en materia técnico-arbitral y en el caso del club (se le escapó un hipido), hip, era un servicio que existía de antes, que satisfacía los intereses del equipo técnico de la sección y que, por tanto, se mantuvo.

—Luego se ratifica en que pagaban por la realización de informes.

—Totalmente, en cuanto saltó la noticia, que otros trataron de transformar en escándalo y hablaron de compra de árbitros y falacias similares, nosotros nos pusimos en marcha e, inmediatamente (de nuevo el hipo), hip, encargamos a KPMG un estudio que justificara todas las gestiones realizadas para la contratación de estos servicios. A continuación, presentamos los informes técnico-arbitrales en un ejercicio de transparencia que nos honra. Eran informes muy detallados, de gran calidad, algunos tenían ilustraciones y se pagaron a precio de mercado. A raíz de ese estudio riguroso de la documentación existente, le puedo decir que tenemos el convencimiento de que no hay una sola prueba de compra de árbitros, ni una. Y como no ha habido nunca ánimo de ocultación, recopilamos toda la información disponible de los últimos cinco ejercicios y la mostramos en una rueda de prensa a todos los medios.

—Fueron, concretamente (Scotto sacó una nota de la carpeta), 629 informes y 43 discos con información. Cuatro carpetas de documentación, señores del jurado, cuatro carpetas.

—Así es —respondió Laporta de manera apresurada—. Totalmente transparentes, porque había que atajar de raíz las informaciones ¡totalmente dirigidas por enemigos del club! que dejaban en mal lugar el nombre del Fútbol Club Barcelona. ¡629, hip! 629 informes técnico-arbitrales con el seguimiento de las actuaciones en los partidos del primer equipo y trabajos de scouting, una información transcendente para la buena marcha del equipo, porque, aquí, señores del jurado, periodistas congregados, lo que ha habido es mala fe. Muy mala fe por parte de aquellos que, de manera desleal (Laporta miró hacia Luisa Ramírez), han llegado a conclusiones difamatorias que nada tienen que ver con la realidad.

La abogada del Real Madrid sonreía. Una sonrisa demasiado evidente, por lo que optó por taparse la boca y hacer como si tomara notas.

—Entonces —continuó Scotto—, no hay nada reprochable, ni mucho menos ilícito, según sus palabras, en la contratación de los servicios de estas empresas.

—¡En absoluto! —respondió Laporta visiblemente indignado, tan rojo que optó por desabotonarse el botón superior de la camisa—. Mire, lo que es reprochable es el asedio que está sufriendo esta entidad desde todas las instituciones. No es de recibo que el presidente de LaLiga de Fútbol Profesional, que se declara madridista, presentara una prueba falsa en esta causa. Lo que es indignante, es que un club rival se haya personado en esta causa con el único afán de manchar el nombre de la entidad. Mire usted, miren ustedes, señores (levantó el dedo índice de manera amenazadora), lo que no puede ser es que un club que fue considerado por todos como “el equipo del Régimen”, que durante setenta años ha tenido socios, exjugadores e, incluso, exdirectivos, en la presidencia del Comité Técnico de Árbitros, nos acuse ahora de controlar, influir o manejar el arbitraje, y no estamos dispuestos.

Luisa Ramírez iba a protestar con el argumento de que en este juicio solo había dos clubes, uno que estaba en el banquillo y siendo juzgado y el otro, admitido como perjudicado, pero pensó que el declarante era el típico bocazas al que le convendría hacer caso a aquello de “cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra”, y, por tanto, era preferible que no callara bajo ningún concepto. Scotto entendió que Laporta se metía en una guerra que no les convenía, así que optó por reconducir la declaración.

—Volvamos entonces al asunto de la contratación de los informes. ¿Se contrata a Enríquez Negreira por considerar que se obtiene una información relevante para el equipo técnico del club?

—En realidad, el prestador de los servicios contratados era, mayoritariamente, el señor Javier Enríquez Romero, hip, que era una persona contrastada para la realización de estos informes.

—¿Y qué tiene que decir a los que consideran que se pagó para influir en el arbitraje?

—Pues que eso es directamente imposible. Lo sabe usted y lo saben todos los aquí presentes: el señor Enríquez Negreira no tenía ninguna influencia en el arbitraje. Por tanto, es absurdo pensar que se pagaba para poder controlar de alguna manera el comité. El artículo 29 del Reglamento de la Federación Española de Fútbol, hip, demuestra que no tenía competencia para ello. Voy a decirlo una vez más: el Barcelona no ha realizado nunca ninguna actuación que tuviera como finalidad alterar la competición.

Cada vez que hablaba, Laporta acompañaba sus palabras con movimientos del brazo derecho con la mano entrecerrada, como si golpeara con un mazo invisible. Si lo que pretendía era mostrar convicción, tanto aspaviento, sin embargo, denotaba su nerviosismo.

—¿Tiene algo que responder a las informaciones respecto al pago por la “neutralidad” de la competición?

—El propio informe que la Agencia Tributaria envía a la Fiscalía reconoce que no se ha podido demostrar que se influyera en la competición, y en cuanto a la palabra “neutralidad”, no es algo que diga ningún informe, sino que es el propio Enríquez Negreira quien afirma que quizás, solo quizás y según sus percepciones, se le pagaba por conseguir la neutralidad en la competición. Pero voy a repetirlo una vez más porque así ha quedado contrastado: Enríquez Negreira no tenía ninguna capacidad de alterar los resultados deportivos y tampoco tenía la capacidad para designar árbitros.

—Muy bien, señor Laporta —concluyó Scotto con una moderada sonrisa—, ahora que tiene un micrófono a su disposición y una audiencia que le escucha, ¿hay algo más que quiera decir a los aquí presentes?

—Sí, una cosa más. A raíz de estas informaciones interesadas, algunas personas han difamado el buen nombre del “clup” y eso es algo que yo, como “president” de esta “entitat”, no puedo consentir, así que interpusimos más de veinte querellas contra periodistas y aficionados que calumniaron al Fútbol Club Barcelona (con el dedo índice apuntó hacia la sala). Lo saben todos ustedes: no vamos a consentir que se nos difame.

—Hace usted bien, señor Laporta —recalcó Scotto—. No haré más preguntas, señoría.

Scotto volvió a su lugar, donde le felicitó su ayudante, y el fiscal Jaime Estuardo se puso en pie tras la indicación del juez.

—Señor Laporta —comenzó Estuardo de manera pomposa—. Don Joan Laporta. Jan para algunos, el Joker para otros. Tiene usted todo mi reconocimiento como…

—Gracias —se apresuró Laporta, aunque con una ligera desconfianza.

—…como artista de la verdad a medias. O como propagador de “solo” la parte que le interesa y no la globalidad.

Ante la mirada de perplejidad de Laporta, Estuardo continuó:

—¿Considera usted que “inmediatamente” es un período de dos meses y dos días?

—¿Cómo dice?

—Ha dicho usted que se puso a disposición de las investigaciones “inmediatamente” y colaboró para aportar claridad a la situación, y lo que es cierto y verdad es que el caso Negreira salta a la prensa el 15 de febrero de 2023 y usted comparece por primera vez para hablar del caso ¡el 17 de abril! Es decir, dos meses y dos días en los que permaneció en silencio, sin “ánimo de ocultación”, según usted, pero sin aportar una sola luz a las escandalosas noticias que se iban conociendo.

—Bueno, consideramos que era necesario, por una mera estrategia legal, aclarar primero qué había ocurrido y posteriormente, con toda la información ya en nuestro poder, explicarla a los medios.

—Claro, claro. Me interesa esa cronología de hechos, así que, si no le importa, vamos a darle un repaso. Usted es elegido presidente del Barcelona en marzo de 2021. Si me confundo en algo, por favor, le ruego que nos lo haga saber.

Laporta asintió con la cabeza.

—En febrero de 2021, es decir, un mes antes, y dos años antes de que el caso Negreira apareciera en los medios de comunicación, el club ya es conocedor de la investigación de la Agencia Tributaria a las empresas Dasnil, Nilsad y Tresep, que fue la intermediaria escogida para ocultar el destino final de los fondos. Voy a leer un correo del Jefe de Administración del club en el que envía un Excel con el detalle de todos los pagos y unas facturas a modo de ejemplo. En ese email, el mismo responsable indica sobre el contrato: “ya os indicaba en el borrador escrito que no hay. No sé si preferís decirlo explícitamente o hacernos el loco”. Aquí tiene el recorte del diario El Mundo en el que apareció publicado:

Laporta respiraba con su dificultoso jadeo habitual, pero calló. Miraba fijamente al fiscal.

—¿Podría aclararnos qué quiere decir “hacernos el loco”?

—No, no puedo —contestó el presidente del Barça mientras enseñaba las palmas de las manos—, hip, yo no estaba entonces en el club.

—De acuerdo, pero sigamos entonces con la cronología —prosiguió Estuardo—. Accede a la presidencia y el club envía la información a la Agencia Tributaria con la esperanza, sin duda, de que esto no fuera más allá. Su siguiente movimiento es entrar a formar parte de la Junta Directiva de la Federación Española de Fútbol, ¿es así?

—Fui elegido, sí, en marzo de 2021, es normal que un club de la categoría del nuestro entre en la directiva del máximo organismo del fútbol español.

—Me parece bien, aquí está el nombramiento: 30 de marzo de 2021, con Luis Rubiales como presidente (enseñó un documento a la sala). Sus siguientes pasos van encaminados a modificar el Código Ético de la Federación Española, concretamente, se anula el apartado referido a las sanciones y desaparece el artículo 11, en el que se recogía la no prescripción de los delitos por corrupción en el ámbito deportivo. Curioso, ¿no?

—¡Protesto! —interrumpió Scotto—. El letrado deja caer alegremente sus conjeturas sin una sola prueba, meras insinuaciones sin ninguna evidencia. El cambio de Código Ético fue un trabajo de toda la directiva de la Federación, aprobado por unanimidad de todos los presentes. ¡Que parece que lo escribieran desde el club!

—Letrado —el juez Aguilar conminó al fiscal con la mirada—, si tiene alguna prueba que incrimine al acusado, por favor, muéstrela, pero no divague.

—De acuerdo, señoría. En cualquier caso, la anulación de la no prescripción de los actos de corrupción en el deporte resultó más que conveniente para los intereses del Fútbol Club Barcelona. Y quería llamarle la atención por las fechas: junio de 2021. Una coincidencia más, ¿no le parece?

—Letrado… —recriminó el juez.

Laporta enarcó las cejas, pero se mantuvo callado.

—Bien, sigamos con la cronología de los hechos y con la “transparencia” mostrada en su caso. Abril de 2022, la Agencia Tributaria remite el “caso Negreira” a la Fiscalía al encontrar indicios de criminalidad. Permítame que lo llame así, “caso Negreira”, porque “Barçagate” ya estaba pillado. Abril de 2022, repito. Tuvieron un año entero para preparar documentación o para destruir la existente que pudiera comprometerlos, o para montar al menos una coartada. En cualquier caso, todo se acelera a raíz de que se conoce el caso en febrero de 2023 y, sobre todo, después de que el árbitro Xavier Estrada Fernández presentara la querella en el juzgado número 1 de Barcelona. En total, dos años desde que el club es conocedor de la investigación, tuvieron tiempo más que suficiente para aclarar su participación en el caso, sobre todo, si, como usted afirma con vehemencia, era su intención colaborar, no hay pruebas incriminatorias y no hay nada.

—Colaboramos con la justicia y dimos todo tipo de aclaraciones en rueda de prensa.

—Sí, ahora vamos con ello —contestó el fiscal—. En abril de 2023, es decir, nos situamos ya en dos años y dos meses después de que el club reciba los primeros requerimientos de información por parte de la Agencia Tributaria. Es entonces cuando usted acude a una rueda de prensa en la que solo es capaz de justificar los millonarios pagos con una serie de informes bastante pobres e imprecisos…

—Eran informes técnico-arbitrales de gran calidad, como ya le he dicho —se apresuró Laporta.

—…, ¡pero eran unos informes del hijo! ¡Ni uno solo de las empresas del señor Enríquez Negreira! Trató de justificar los pagos de más de medio millón de euros anuales con los informes del hijo, facturados a través de Soccercam, propiedad de Enríquez Romero. ¡Los asesoramientos del señor Enríquez Negreira eran verbales o inexistentes!

—Protesto, señoría —intervino Scotto—, el fiscal pone nuevamente en cuestión las respuestas de mi cliente.

—No ha lugar, continúe —respondió Aguilar.

—Hicimos un ejercicio de transparencia, mostramos toda la documentación existente, incluso varios CDs, y nos pusimos a disposición de la justicia para aclarar todos los hechos.

—Sí, ahora vamos con la intervención de la justicia, pero, por favor, no me hable de los CDs, que entre los aportados se colaron unos vídeos promocionales del monasterio de Montserrat, un documental de hienas y algún vídeo personal que nos gustaría borrar de la memoria a los que lo vimos.

Se escaparon algunas risas en los bancos habilitados para la prensa.

—Ha dicho usted que se pagaba también por informes de scouting, de seguimiento de jugadores que pudieran interesar al club. ¿Por qué decide duplicar y posteriormente cuadruplicar los pagos a las empresas investigadas en la causa?

—Bueno, como eran informes por hacer seguimiento de partidos, en aquellos años… hip, pues hubo más partidos. Estuvo la Champions, con más rondas, la Copa Confederaciones

—¡La Copa Confederaciones, cómo no! —Estuardo se carcajeó de manera aparatosa e incluso dio un par de palmadas—. ¿Explicó usted alguna vez a sus socios que abonaban quinientos, seiscientos mil euros anuales a un señor por hacer informes de la Copa Confederaciones?

Laporta hizo el mismo gesto que haría un fumador sorprendido en un sitio prohibido mientras trata de tragarse el humo.

—¿Puede indicarnos qué capacitación tenía el señor Enríquez Negreira para desempeñar esa labor de “ojeador” de futuros talentos, esos valiosos informes de la Copa Confederaciones?

—No, los informes los hacía su hijo, que había trabajado ya con Luis Aragonés, con el Valencia y la selección española y tenía notables conocimientos del tema.

—Luego volvemos al hecho irrefutable de que se pagaba a Javier Enríquez Romero por la elaboración de informes, y seguimos sin coartada para saber por qué se pagaba a su padre, con el agravante de que, durante ese largo período, su padre ejercía como vicepresidente del colectivo arbitral.

—Lo he explicado antes —se defendió Laporta—, Enríquez Negreira no tenía ninguna capacidad para designar colegiados para ningún partido, ni para ascenderlos o descenderlos, ni mucho menos para comprar árbitros. Se han pasado meses, años, investigando y no han encontrado nada, lo que demuestra que no tienen una sola prueba. ¡Todo esto se tenía que haber archivado hace tiempo!

—Bueno, señor Laporta, esa es su estrategia de defensa y me parece legítima. Nos ha hablado del artículo 29 del Reglamento de la Federación como un argumento a su favor, cuando precisamente habla de las competencias del Comité Técnico de Árbitros para evaluar a los mismos, proponer los ascensos a internacional, designar a los informadores, etcétera, y aquí se han mostrado actas firmadas por Enríquez Negreira, testimonios de árbitros en activo y retirados que reconocen exactamente eso: su influencia sobre las valoraciones de sus actuaciones, sobre sus promociones o descensos o la designación de equipos arbitrales.

Un nuevo hipido del presidente interrumpió el discurso del fiscal.

—Nadie aquí ha hablado de compra de árbitros, sí de influencia en el colectivo. Pero, ya que menciona el tiempo transcurrido y los nulos avances en la investigación, le voy a llamar la atención sobre otro hecho que quizás le ayude a explicar esos meses en los que tanto se demoró la causa.

Joan Laporta acomodó sus posaderas sobre el asiento, se le apreciaba cierta incomodidad.

—Debido a la denuncia del señor Estrada Fernández, la instrucción de la denuncia recae en la jueza Silvia López Mejías, que (se dirigió al jurado), ¿saben qué fue lo primero que hizo, miembros del jurado? No la admitió por un supuesto defecto de forma.

Algunos miembros del jurado se miraron con extrañeza.

—Fue cuando la Fiscalía interpuso la denuncia cuando no le quedó más remedio que ponerse a trabajar. En otras palabras, a investigar. Se perdieron diez días más, y luego otro par de semanas mientras la jueza se entrevistaba con la Guardia Civil. Durante meses, la jueza no ordenó ningún registro en la sede del Fútbol Club Barcelona, lo que pudo contribuir a la destrucción de pruebas. No se hicieron más que meras comprobaciones burocráticas, no tomó ninguna declaración relevante a ningún implicado, no resolvió ni uno solo de los escritos en los que se solicitaban la práctica de pruebas y se llevaron los plazos al límite, quizás, para justificar que no había nada. Como usted dice.

—Es que no había nada —contestó Laporta.

—Ya. El caso es que, finalmente, la jueza Silvia López Mejías puso en riesgo la propia investigación al notificar a los medios el auto de prórroga del secreto del sumario, un auto en el que figuraban las diligencias que se estaban practicando en secreto. ¿De verdad que no le llama la atención la actuación de la jueza?

Laporta puso cara de póker, o de “jóker” Laporta, como era conocido por algunos.

—Finalmente, la jueza se justificó, dijo que había sido un desliz y dejó la causa alegando exceso de trabajo, que, ya le digo yo por los resultados de esta investigación, serían de otra causa. Perdimos casi otro año entero. Solo cuando cayó en manos del juez Aguirre logramos avanzar, averiguar más datos, se practicaron las diligencias, aparecieron las pruebas y se tomaron los testimonios pertinentes.

—Con la venia, señoría —interrumpió Scotto—, nos gustaría entender adónde pretende llegar el fiscal.

—Sí, eso mismo me preguntaba yo —confesó el juez Aguilar—. Conozco a la magistrada desde hace años y me tiene intrigado. Señor fiscal, ¿podemos saber si sus divagaciones nos llevan a algún lado?

—Cómo no —respondió Estuardo—, la jueza contribuyó a que se frenara la investigación desde el primer instante, quién sabe si por intereses particulares relacionados con el club.

—¿Está lanzando una acusación contra una compañera de profesión? Señor fiscal, hay algunas líneas rojas que no voy a permitir que se sobrepasen.

—Señor juez, el marido de la jueza que frenó la investigación y que permitió la posible destrucción de pruebas es un proveedor del Fútbol Club Barcelona.

“Oooooh”, se oyó en la sala. Los jurados números 2 y 7 se miraron entre sí. El número 4 movió la cabeza a ambos lados. El 9 dejó de morder el cordón de la sudadera y abrió la boca como haciendo una “o”. Estuardo no quiso que lo interrumpieran y sacó una serie de documentos de su carpeta.

—Ignasi Pietx, propietario de Artyplan, empresa de reprografía que trabaja con el Fútbol Club Barcelona desde 2003. ¿Lo conoce usted, señor Laporta?

—Es posible, pero no estoy seguro, trabajamos con muchos proveedores —respondió con vaguedad.

—Aquí le dejo una foto en la que aparecen juntos, por si le ayuda a recordar (sacó una foto y se la puso en la barrera que los separaba). Se anuncia en la propia web del club y fue la empresa que hizo la famosa lona gigante que usted encargó para poner junto al estadio Santiago Bernabéu. ¿La recuerda?

—“Ganas de volver a veros”, decía el lema —sonrió Laporta—, una gran idea.

—¿”Ganas de volver a veros”? ¿A quién? ¿A Ignasi Pietx? ¿A su mujer, la jueza?

—¡Protesto!

—Se admite —indicó rápidamente el juez—. Señor fiscal, haga el favor de ahorrarse sus insinuaciones. No se tendrá en consideración esta última frase y le apercibo de amonestación.

—Disculpe, señoría, tiene usted razón. La jueza tenía que haber declarado su incompatibilidad para esta causa por un evidente conflicto de intereses, pero no lo hizo. Solo pretendíamos desmontar la coartada del acusado sobre su diligencia para aclarar las informaciones referidas a este escándalo. No pretendo cargar el juicio sobre la jueza de instrucción, sino sobre la dilación del proceso, que es a lo que aludió el señor Laporta en su rueda de prensa para afirmar que no habían encontrado nada en meses y que procedía el archivo de la causa.

—Disculpas aceptadas, mas le advierto que no toleraré ciertas actitudes —respondió el juez—. Prosiga con su interrogatorio o concluya ya, por favor.

—Concluyo con una última aclaración al señor Laporta, si bien, en su calidad de abogado, aunque no ejerciente, debería conocer. El delito de corrupción en el ámbito deportivo es un delito de mera actividad (extrajo un legajo de documentos de otra carpeta y lo depositó frente al acusado). Audiencia de Navarra, abril de 2020: el delito se consuma con el simple ofrecimiento o solicitud, y ni siquiera es necesario que se produzca el resultado deportivo pactado. ¿Le suena?

Laporta balbuceó algo poco inteligible.

—Caso Osasuna. Quedaron acreditados los pagos por parte de los directivos del club navarro para influir en los resultados de las jornadas 37 y 38 del campeonato 2013-14. La propia sentencia indica que es indiferente si se produjeron los efectos deseados o no por el pagador, pues se incurre en el delito simplemente con “las conductas que tengan por finalidad predeterminar o alterar deliberada y fraudulentamente el resultado de una prueba, encuentro o competición deportiva profesional”. ¿Algo que alegar?

—Pagamos por informes arbitrales, hip, como he repetido aquí varias veces, nada más —contestó Laporta visiblemente enojado.

—Claro, a precios de mercado, también lo ha dicho —le cuestionó Estuardo con rapidez—. Ustedes pagaron veinte veces más caro al señor Enríquez Negreira que el resto de los clubes de la Primera División a sus asesores, pero debemos entender que eso entra en el concepto “precios de mercado”.

Estuardo recogió el legajo con la sentencia del “caso Osasuna” y se dirigió al jurado:

—Señoras, señores, les remito al artículo 286 bis, apartado 4º del Código Penal, que es al que se acoge la sentencia que acabo de comentar. Indica que se castigará la conducta vinculada a la corrupción en los negocios y que será aplicable “a los directivos, administradores, empleados o colaboradores de una entidad deportiva, cualquiera que sea la forma jurídica de ésta” (se giró levemente hacia el banquillo de los acusados), y no solo eso, miembros del jurado, sino, además, “así como a los deportistas, árbitros o jueces” que hayan incurrido en las conductas aquí comentadas.

Dejó que corrieran unos segundos de silencio y, con la pomposidad que lo caracterizaba, concluyó:

—No haré más preguntas, señoría.

Se le veía contento, animado, tanto que, en un exceso de engreimiento, guiñó un ojo a la abogada del Real Madrid según se cruzaron en la sala. Luisa le contestó con un mohín de cierto pasotismo, el mismo gesto que había repetido cientos de veces a compañeros de carrera que la miraban de modo altanero. No había terminado de llegar al banco en el que estaba Joan Laporta, cuando este se le adelantó:

—Que el Real Madrid esté personado en este procedimiento me parece un ejercicio de cinismo sin precedentes y no lo aceptamos.

Hizo el amago de levantarse, pero lo frenó el juez de manera rauda:

—Siéntese, señor Laporta, usted no lo aceptará, pero sí lo ha hecho el juzgado, que es a quien corresponde, así que haga el favor de sentarse y si no quiere contestar a la contraparte, no lo haga, pero tendrá que permanecer en su sitio hasta que la letrada finalice el interrogatorio.

Laporta refunfuñó algo en una lengua que ni los orcos comprenderían, salvo un “intolerapla” que es entendió perfectamente. Se cruzó de brazos en posición de crío “ahora no respiro”.

—Gracias, señoría —comenzó Luisa Ramírez, que había presenciado impertérrita este pequeño rifirrafe—. Señor Laporta, ha dicho usted que el club al que represento era “el equipo del Régimen”, así como que lleva setenta años manejando el Comité Técnico de Árbitros y, aunque no sea una cuestión de esta causa, son acusaciones que no puedo dejar pasar por alto.

—Señoría —le interrumpió el juez—, no hemos venido aquí a presenciar un debate sobre fútbol o filias políticas de los clubes, le ruego que se centre en las cuestiones referidas al caso.

—Sí, no se preocupe, señor juez, solo voy a dejar una copia al acusado y otra, que pretendemos añadir al expediente, del Informe Cosín sobre los supuestos socios y directivos del Real Madrid que dirigían el Comité Técnico de Árbitros.

—Sea, pero no perdamos más tiempo, por favor —respondió mientras miraba con poco interés el Informe que la letrada acababa de dejar en su mesa.

—Sí, aquí lo dejo, solo queríamos dejar constancia de la facilidad del acusado para propagar bulos sin ninguna base. En cuanto a lo de “el equipo del Régimen”, creo que el señor Laporta ya fue puesto en evidencia con un vídeo del propio Real Madrid que superó los cien millones de visualizaciones, un vídeo que hizo que la mayor parte del mundo del fútbol entendiera el relato victimista que el club al que representan los acusados lleva décadas expandiendo por el mundo. Con éxito, debo reconocerles.

La cara de Laporta se parecía a la del niño de Astérix en Hispania, aquel que, de tanto contener la respiración, se ponía como un tomate.

—Letrada, por favor, céntrese en el caso que nos ocupa —insistió el juez.

—Sí, procedo. Señor Laporta, no sé si querrá contestarme, pero voy a dejarle varias preguntas aquí, por si le apetece responder alguna: ¿de verdad cree que el caso debía archivarse por falta de pruebas? ¿De verdad quiere que nos creamos que pagaban “a precios de mercado” inflados veinte veces, a través de empresas interpuestas, por unos informes verbales sobre árbitros? ¿De verdad cree que el acusado Enríquez Negreira era la persona adecuada para realizar esos supuestos informes, a la par que ejercía de vicepresidente de los árbitros?

Laporta se mordía la lengua, pero miró a su abogado y este, con el dedo índice en la boca, le animaba a que se mantuviera callado. Luisa Ramírez se dio la vuelta y percibió el gesto, pero sabía que Laporta era de mecha corta, así que incidió en las preguntas.

—¿De verdad cree que las anomalías estadísticas aquí contadas no tienen una correlación con los pagos al señor Enríquez Negreira? ¿De verdad quiere hacernos creer que en el hecho de premiar a los árbitros que se equivocaban a favor de su club y de castigar a los que erraban a favor del Madrid no influían los pagos a las empresas de Negreira? ¿Cuando dijo que “la competición está adulterada”… de verdad se refería al Real Madrid, o el ejercicio de cinismo era el suyo al decir que se sentían perjudicados?

Laporta no podía más. De seguir así de contenido se le iban a escapar varias ventosidades.

—¿No será que se sentía usted estafado por haber pagado durante dos décadas y no haber obtenido el cien por cien de los títulos en juego?

Scotto se movía el índice sobre los labios, pero Laporta no pudo aguantar más:

—Nos hemos sentido perjudicados durante muchos años, así ha sido toda la vida. Y el Real Madrid ha sido el equipo más favorecido por los árbitros. Ustedes, su club, hip, han jugado muy sucio contra nosotros, y también con los árbitros, con los vídeos de Real Madrid TV. Eso sí es intentar influir en la competición.

—Bueno, ustedes tienen 8,4 millones de euros en pagos para ser favorecidos en la competición, y nuestro club, una cadena de televisión para denunciar dichos errores. ¿Empate, pues? —contestó Luisa con chulería.

—Sepa usted que, en plena época Negreira, como ustedes lo llaman, hip, nosotros perdimos una Liga en la última jornada por un error arbitral. Un error claro y manifiesto.

—Me alegro de que sea usted quien saca a colación este tema —respondió la abogada—. Supongo que se refiere a la temporada 2013-14, cuando Mateu Lahoz anula un gol a Messi que les hubiera supuesto alzarse con el título, ¿no?

Laporta asintió con la cabeza.

—Me alegra porque la temporada 2013-14 fue precisamente uno de los mayores exponentes de la era Negreira. El equipo más perjudicado en aquella Liga no fue el suyo, que fue mantenido hasta la última jornada, sino el Real Madrid.

Laporta comenzó a gruñir y hacer aspavientos, así que la abogada continuó:

—Primera vuelta, Barcelona-Real Madrid en el Camp Nou. Con 1-0 a favor de su equipo, el colegiado Undiano Mallenco deja sin señalar dos claros penaltis de Mascherano, ¡dos!

—Protesto, señoría —interrumpió Scotto—, ¿de verdad vamos a hablar de fútbol aquí?

El juez iba a darle la razón, pero se adelantó la abogada:

—Señoría, no vengo a hablar de aquellos errores, sino de lo que sucedió a continuación.

—En ese caso puede continuar, pero le ruego que no convierta esto en un chirincirco mediático de esos que tanto detesto.

—No lo haré, señor juez (se volvió hacia Laporta) ¿Cómo recompensó el Comité Técnico de Árbitros al señor Undiano Mallenco tras sus errores? ¡Pues concediéndole nuevamente el Real Madrid-Barça de la segunda vuelta! Enríquez Negreira estaba eufórico ¡y no se le ocurrió a nadie mejor en todo el estamento que a quien había favorecido al club que le pagaba sus generosos emolumentos!

Laporta echaba humo por las orejas.

—¿Y qué hizo Undiano Mallenco en aquel partido? —Luisa quería evitar cualquier interrupción, así que se puso en modo Moto GP para acabar su speach—. Una colección de errores difícilmente superable. Con ventaja para el Real Madrid, expulsó a Sergio Ramos por una falta inexistente y tras un fuera de juego rival, y no contento con ello, se inventó dos penaltis para darle la vuelta al marcador, ¡hizo el trabajo por el que sabía que sería recompensado! Porque así funciona el sistema, está muy bien engrasado. ¿Y dónde está Undiano Mallenco desde que se retiró del arbitraje? Pues junto a Medina Cantalejo y Clos Gómez, en la cúpula del CTA.

Laporta resoplaba indignado.

—¿Y dónde está ahora Mateu Lahoz? —continuó—. Totalmente alejado del Comité, por el que se sintió maltratado. Uno de los pocos árbitros españoles con categoría para pitar una final de Champions y resulta que ha acabado su carrera despotricando de toda la cúpula arbitral. Curioso.

Laporta se agarraba con fuerza a los brazos del asiento. Parecía que iba a arrancarlos de un momento a otro.

—Señor Laporta, el Real Madrid acabó aquella Liga a tres puntos del campeón, el Atlético de Madrid, y más de tres le restó este colegiado al que antes y después recompensarían los señores Sánchez Arminio y Enríquez Negreira.

Laporta inspiró, suspiró, respiró y exhaló profundamente con el ánimo, a buen seguro, de reconducir sus respuestas:

—Mire, el caso Negreira no inquieta en Cataluña, es un tema de Madrid. No hay más que ver de dónde salen todas las informaciones, es un intento claro de desestabilizar a la institución. Como las pruebas falsas presentadas en esta causa por otro ilustre madridista en los órganos de poder, el presidente de LaLiga, Javier Tebas. Así funciona todo.

—Pues no nos lo cuente a nosotros, que hemos interpuesto más de cien demandas a LaLiga y estamos enfrentados al señor Tebas, como sabe todo el mundo —respondió la abogada, que había pasado de la chulería al cabreo—. Cuéntele esas quejas en alguna de las cenas que comparten cuando va a pedirle que abra la mano para que le permita inscribir jugadores saltándose las normas.

La abogada le dio la espalda y se volvió hacia su mesa.

—Saltándose las normas… de nuevo. Como siempre. No haré más preguntas, señoría.

El juez Aguilar se contuvo las risas al ver “los ovarios de la chiquita”. Golpeó con el mazo y cerró la sesión. Un amplio murmullo recorrió la sala y pasó al grado de “griterío” cuando algunos periodistas intentaron acercarse a Joan Laporta. Sin éxito, porque se lo impidió un cordón de seguridad al frente del cual se puso el corpachón de Bull.

Apenas había llegado a su despacho y activado el móvil, cuando el juez Aguilar recibió una llamada. Miró el nombre: “Silvia LM”. Tragó saliva. “¡Glups!”.

 

 

Buenos días. Elige tu propia aventura.

Aventura 1

El Madrid volvió a perder. Sus últimos partidos, si exceptuamos la victoria en San Mamés, consisten en dos derrotas (Celta y City) y tres empates ante equipos muy modestos (Rayo, Elche y Girona). Son registros inaceptables para un club como el Madrid. Es una racha tan negativa que no hay que atender a matices relativos al juego, el nivel de los rivales o los arbitrajes. Son resultados que deben desembocar de manera fulminante en el despido del entrenador, que obviamente no se ha hecho con las riendas del equipo.

Aventura 2

Ayer, ante uno de los mejores equipos de Europa (un City que está lejos del que campeonó en Champions en 2023) el Real Madrid dio una imagen radicalmente distinta a la ofrecida en los malhadados resultados referidos. Leed la crónica de Genaro Desailly en La Galerna. Fue un buen Madrid europeo, aunque perdiera, y ello con siete bajas, entre ellas la de su goleador abrumadoramente mayoritario. Ya sabemos que la cláusula “aunque perdiera”, o la que apunta a los atenuantes de las derrotas, no tiene validez en el Rey de Europa, pero a lo mejor ha llegado la hora de dársela en forma de voto de confianza. La sensación es que el entrenador, por primera vez, está apoyado por la generalidad de los jugadores, que hicieron un esfuerzo muy notable y ofrecieron una buena cara en la hora de un desafío mayúsculo.

La Galerna, con el máximo respeto por otras opciones, elige la aventura 2. También considera que la plantilla agradecería enormemente algunos ajustes en el mercado de invierno, en particular la contratación de un centrocampista. La sensación es que el equipo necesita ir al 120 por cien para rendir, lo que se solucionaría en parte con un mayor número de efectivos en el centro del campo, sobre todo entre tanta lesión.

Caso de decidir el club un relevo de entrenador, debe tener muy clara la posibilidad de una alternativa que sea a la par realista e ilusionante, una capaz de solventar los problemas. ¿Existe? ¿Se sabe cuál es? ¿Ofrece un minino de garantías para solventar el problema de un vestuario que (a la vista está) cumple o no cumple con su obligación en función de cómo se sienta a la hora de comienzo de cada partido?

Pensamos que la respuesta a esto último no está clara. Además, la imagen dada ayer permite albergar la esperanza de que el equipo, más trabajado, puede competir la máxima competición europea, lo que evidencia que también debería hacerse con la liga, pues una cosa va con otra. Por todo esto, La Galerna apuesta por la continuidad de Xabi Alonso.

Y por otra razón más, que vais a comprobar con las portadas del día delante: la prensa española, con especial mención al cada día más antimadridista Marca, está como loca por el cese del tolosarra. Otro motivo más (no el más importante, pero sí el más visceral) para apostar por la continuidad en medio de una temporada que está siendo una montaña rusa (lo sabemos) dolorosísima.

Ánimo con el viacrucis.

-Courtois: NOTABLE. No estuvo pletórico de reflejos en el primer gol citizen, pero tuvo tres intervenciones propias del ángel de la guarda que es.

-Valverde: NOTABLE. Brillante partido como lateral. Quizá algún día acabe de creer que es su mejor posición.

-Carreras: NOTABLE. Uno de los mejores, delante y detrás. Criterio, habilidad e inteligencia, salvo por algunos fallos evitables.

-Rüdiger: SUSPENSO. Quizás el único lunar del equipo. Inseguro, y demasiado confiado en la jugada del penalti.

-Asencio: NOTABLE. Muy solvente y con carácter.

-Tchouaméni: APROBADO ALTO. En su línea.

-Bellingham: APROBADO ALTO. Falló un gol cantado pero no dejó de ofrecerse como un auténtico centrocampista. De menos a más.

-Ceballos: APROBADO. Discreto.

-Gonzalo: NOTABLE. Peleón y entonado hasta que fue sustituido.

-Vinícius: APROBADO. Estuvo algo apagado y fallón.

-Rodrygo: SOBRESALIENTE. El mejor del equipo. Su resurrección es la mejor noticia.

-Güler: APROBADO. No dio lo suficiente como para comenzar la sustitución de un buen Gonzalo.

-Brahim: NOTABLE. Se desfondó y aportó mucho en los minutos que tuvo.

-Endrick: NOTABLE. En su gran remate al larguero estuvo el empate.

-Xabi Alonso: APROBADO. Salvo por el cambio Gonzalo-Güler, que no salió como era esperado, no se le puede culpar de la derrota.

Arbitró el francés Clément Turpin. En el VAR estuvo Jérome Brisard.

No gustó nada el francés con decisiones dispares en jugadas parecidas. También empezó valiente con las amonestaciones y ahí se paró.

El choque comenzó con una falta de Nunes a Vinicius en el 2' que fue fuera del área por poco. A los 10', mostró la primera amarilla a Foden por una entrada a Rodrygo. Luego, hubo faltas más claras como una de Gvardiol a Rodrygo en el 15' y otra de Nico al brasileño en el 17'. Nada. Entre medias, los blancos pidieron una mano de Nunes, pero estaba pegada y no era punible.

La primera jugada polémica llegó en el 35'. Gol de O'Reilly en un córner, pero en las imágenes se ve como Bernardo Silva agarra a Courtois del brazo y no le permite salir. Falta. Nada de eso valía después. En el 42' se produjo un penalti de Rüdiger a Haaland al que agarró y tiró. La segunda acción en la que falló fue dos minutos después cuando no pitó el agarrón de Gvardiol a Asencio en un balón parado. Justo lo que pasó ayer en el Inter - Liverpool. Misma competición, dos baremos diferentes.

En la segunda, el francés se animó con las tarjetas. Enseñó dos por cada bando. A los blancos, a Rodrygo por desplazar un balón y a Carreras por tirar a Savinho que se iba; en los visitantes a O'Reilly por derribar a Valverde y a Bernardo por una entrada dura abajo a Brahim.

Turpin, HORRIBLE.

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