No por conocida, la anécdota pierde vigencia y garbo. Corría el 25 de abril de 1999, cuando el entrenador del Madrid, por entonces John Benjamin Toshack, soltó uno de sus ingenios tras un pésimo empate en el Helmántico: “Los lunes pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones de siempre”. El galés, que había iniciado su segundo periplo en el club sólo dos meses antes, sería descabalgado en noviembre tras la ocurrencia de los cerdos volando por Chamartín.
Mal augurio, aunque no se puede decir que el actual inquilino del banquillo blanco siguiera la misma filosofía de Toshack en Elche, donde pegó un revolcón al equipo y, presuntamente, también al sistema. Pero el coche sigue sin carburar y ya se están acabando los rincones para esconderse.
Hasta el actual bache de tres partidos sin ganar, sinónimo en el Madrid de jugar a ser faquir sobre un volcán, se vencía aun sin convencer. Incluso dio para un colchón en la competición doméstica. Pero ahora ni una cosa ni la otra y el margen se ha finiquitado. Si el batacazo del Metropolitano se explicó desde la falta de tiempo y acople, la caída en Anfield medio se justificó arguyendo que es escenario donde la derrota es una opción y el insuficiente en Vallecas tuvo el amparo de la dificultad de desenvolverte en una ratonera, ¿qué sucedió ante el conjunto ilicitano, que no es un grande, ni posee un estadio de tronío, ni se encierra tras un fortín?
El coche sigue sin carburar y ya se están acabando los rincones para esconderse
Valdano, como de costumbre, pone el bisturí sobre la herida: “Da la sensación de que el centro del campo piensa lento, no maneja con autoridad los ritmos del encuentro”, analizó en uno de los canales con derechos de los partidos. Y esto, según su criterio, favorece la vulnerabilidad atrás y no contribuye a la fluidez en ataque. En este sentido, no es descabellado concluir que, aunque Güler posee uno de los pies más dotados de la plantilla, alejarlo de Mbappé ha mermado su capacidad e influencia, por lo que, paradójicamente, su mayor problema ha sido el regreso de Bellingham. Los números, como el algodón, no fingen: en la última victoria (frente al Valencia) el equipo recuperó 46 balones en terreno rival, mientras en los tres últimos partidos el promedio es de 23. Además, sólo ha rematado 14 veces en total a puerta en ese mismo tramo mientras la media de los encuentros anteriores era de 10 cada 90 minutos.
Lo visto ante el Barcelona, principal y destacadamente la recuperación del orgullo, el compromiso y la rabia se ha desvanecido. Y eso requiere de un análisis completo y a cara descubierta por parte del entrenador y de los jugadores si se quieren implementar las soluciones adecuadas. Porque nadie parece salvarse de la zozobra, ni el capitán del barco —que en Elche, cuando vinieron mal dadas, se rectificó introduciendo a los damnificados Valverde, Vinícius y Camavinga—, ni los marineros, cuyo compromiso e intensidad comienza a ponerse en cuestión de manera cada vez más intensa y evidente.
Y es que el fútbol tiene estos misterios que a la vez lo convierten en algo extraordinario: te permite ir líder, con 10 victorias de 13, cabalgando una severa crisis de juego e identidad al tiempo que el undécimo en la tabla, con sólo tres triunfos, puede ser el paradigma de todo aquello con lo que hay que cumplir para embellecer este deporte. Pero así es el negocio con la línea entre el funambulista y el suicida más corta del mundo, y Xabi Alonso lo sabe. Como también es consciente de que la frustración pare destituciones, mal del que nadie está exento. Y mucho menos en el banquillo más cotizado y exigente del mundo.
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El Madrid tiene suficientes 'mimbres' como para hacer un buen cesto. Ganar, sobre todo las grandes competiciones (no hablo de ganar la MLN) es difícil en cualquier circunstancia, no solo ahora. El manido tema (tratado por la "prensa que tanto nos quiere", como bien apuntaba Florentino) de una hipotética 'cama' al entrenador es un chiste de proporciones siderales. Quiero que alguien me explique cómo coj*** se hace la 'cama' a un entrenador
No es ningún misterio. Para el Madrid estar sin ganar tres partidos seguidos, caer goleado con el Atleti y jugar mal es sinónimo de crítica. Para el Elche con uno de los presupuestos más bajos de primera es un éxito ir undécimo y jugar bien.
La alusión al misterio es un recurso que hace hincapié en cómo aun líder puedes estar en el abismo. Un saludo.
Hola Salva, pensé que comparabas la situación del Madrid con el Elche, respecto a los sentimientos de crisis y euforia respectivamente, estando tan distantes en liga.
Xabi ni es funambulista ni suicida y ahí está el problema. Cuando uno sabe lo que quiere en el campo se nota y si no se nota lo dice en la sala de prensa para que los aficionados sepamos que la culpa no es suya. Los jugadores no le siguen, cierto, pero él es el jefe y debe demostrarlo.
Que me explique alguien como un jugador puede hacer la 'cama' a un técnico (no hablo de poner sábanas y eso). Eso de hacer la 'cama' es otra de las muchas leyendas urbanas que se inventa la prensa.
De todas formas hoy he visto varias imágenes del partido y aunque yo pongo mucho el foco en el entrenador, hay comportamientos inadmisibles de muchos jugadores.
Sí, el examen ha de ser completo.
El problema que tiene el equipo es que jugando con Bellingham y Guler, más Vini ( o Rodrigo) y Mbappe arriba , se desequilibra y la mayoría de las veces se rompe, en dos. Pero como Bellingham tiene que jugar si o si, pues no veo solución . Lo de siempre, vamos. Bellingham es clave. Y nunca tira del equipo. Otro inglés, otra maldición. Guler no es el centrocampista que necesita el Madrid. Está a años luz de lo que necesitamos.
Claro que sí. El tema de correr, ponerle ganas, concentración, intensidad y acierto es irrelevante, aquí todo se resume en el esquema táctico. Perdona que me descojone... o no me perdones
Pues no te falta razón. Alonso está fallando a la hora de transmitir sus ideas pero la falta de intensidad, no ganar un duelo o perder mil balones no es culpa suya.