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La Galerna de los Faerna
¿No es club para Ligas?

¿No es club para Ligas?

Escrito por: José María Faerna13 enero, 2018

De color hormiga se ha puesto la Liga. Optimista como soy de natural, advierto que aún queda un partido para acabar la primera vuelta (en realidad dos con el aplazado por el Mundial de Clubs) y me acuerdo de Guillermo el Travieso, de Richmal Crompton, de quien tanto aprendí en mi infancia gracias a aquellos pequeños libros de la Editorial Molino ilustrados por Thomas Henry que mi padre nos regalaba invariablemente en Reyes. El niño Guillermo era una perpetua fuente de caos, aunque no despreciaba el método. En una de sus historias decide reformarse –por poco tiempo, afortunadamente–, pero como las cosas no pueden hacerse de cualquier manera entiende que un cambio semejante debe contarse por días enteros, así que hasta la puesta de sol enhebra todavía unas cuantas tropelías.

Yo espero que la azarosa trayectoria del Madrid esta temporada responda a patrones guillerminos y que, puestos a reformarse, hayan decidido hacerlo con toda solemnidad con el comienzo de la segunda vuelta, visto que el año nuevo no les ha parecido frontera significativa. Lo malo es que eso solo serviría para ganar la Liga contando con la cooperación necesaria y activa –entregada, diría yo– del Barça y de algunos otros, y uno es optimista pero no iluso. Lo bueno es que eso por sí mismo podría ser suficiente para hacerse con la Copa y la Champions, donde nada está perdido aunque ni el rendimiento ni los resultados del equipo hayan sido satisfactorios en ellas. Si eso es así, seguro que todos daremos la temporada por más que buena, pero a estas alturas todo el mundo se pregunta por qué un equipo que ha ganado seis de las ultimas veinte Copas de Europa y tres de las cuatro más recientes solo ha sido capaz de hacerse con seis ligas en lo que va de siglo, y de ellas solo dos de las últimas seis, coincidiendo con su reciente efervescencia europea. Se habla de ello como si fuera una anomalía puntual, un síndrome sobrevenido o una consecuencia unívoca de los enjuagues federativos. Sin embargo, puesto el asunto en perspectiva histórica asoma una hipótesis paradójica tan perturbadora como fascinante: el Madrid es el club español que ha ganado más ligas (33 por 29 del Barça), pero no puede decirse que sea un club predominantemente liguero. Veamos.

Descontadas las dos ligas iniciales de los años treinta, el Madrid se configura como club hegemónico en el mundo en los años cincuenta. Todo empieza con dos títulos ligueros consecutivos en 1953-54 y 1954-55. Este último es el que abre la puerta del primer título europeo en el Parque de los Príncipes frente al Stade de Reims, pero según crece el mito del Madrid pentacampeón baja el pistón liguero. En unos tiempos en que la Copa de Europa solo la jugaban los campeones de Liga, el Madrid solo habilitó esa vía en 1958 y 1959, porque en 1957 y 1960 tuvo que valerse del comodín que permite jugar la competición europea al campeón de la edición anterior. Dicho de un modo más gráfico: de esos cinco años fulgurantes que consagraron al mejor equipo que vieron los tiempos, solo en dos (1957 y 1958) se ganaron a la vez la Liga y la Copa de Europa. El reverso de esa situación, pero con mayor desequilibrio, se produce en las dos décadas siguientes: el Madrid ganó ocho ligas en los sesenta y seis en los setenta, cifras abrumadoras que no esconden la sequía europea de la que emerge solitaria la Sexta de 1965-66. Los dos mejores ciclos ligueros del Madrid se dan a principios de los sesenta y a finales de los ochenta, con cinco títulos seguidos en cada caso que coinciden con un vacío europeo total.

Llama la atención esa descompensación madridista tan atípica y sistemática entre el rendimiento liguero y el europeo. El Barcelona, por ejemplo, ganó la Liga las cinco temporadas en que también ganó la Copa de Europa, lo que parece más razonable: si estás tan bien como para ser el mejor en Europa, lo lógico es que te vaya igualmente bien en el campeonato casero… excepto que seas el Madrid. Cuando el fenómeno es tan constante a lo largo de décadas, en épocas y con plantillas bien distintas, la explicación solo puede ser cultural: el horizonte del Barcelona es superar al Madrid; el del Madrid, ganar la Copa de Europa por encima de todo. Este es un hecho que condiciona el comportamiento de los jugadores, pero también de la afición. Veamos una vez más (debo estos documentos a la generosidad y al inextinguible pozo de erudición de Alberto Cosín).

El 30 de marzo de 1969 el Real Madrid se proclamaba campeón de Liga ganando al Zaragoza por 2-0 en el Bernabéu. Al día siguiente, Marca titulaba así la crónica: “Hubo campeón, pero no fue coronado”. La foto muestra a los jugadores de ambos equipos camino de la caseta con cara de ajo y el pie lo explica: “Había concluido el encuentro, y el Madrid, con su victoria sobre el Zaragoza, se acababa de proclamar virtual campeón de la Liga 1968-1969. Pero no hubo aplausos, ni alegrías, ni alirón. Los jugadores –unos por la derrota y otros por su triunfo sin eco– marchan entristecidos hacia los vestuarios”. A Velázquez, dice el periodista en las entrevistas postpartido, “lo vimos aplaudir por su cuenta al final del partido”, así que se le pregunta a quién iba dirigido el gesto y el diez no se corta: “Al público. Esa frialdad cuando se consigue un campeonato no la entiendo. Estoy de acuerdo en que el partido ha sido malo. Pero la Liga no se ha ganado en este choque. También vale todo cuanto se ha conseguido a lo largo de la temporada. (…) Al final somos campeones, que es lo importante, aunque no vea yo dónde está el júbilo de nuestros partidarios. Están muy acostumbrados a victorias como esta, que se veía venir, y lo han tomado con serenidad. Quiero suponérmelo de ese modo”. El 16 de abril de 1978, la Liga cae en otra victoria gris contra el Cádiz por 1-0 y  al día siguiente Marca insiste: “Frialdad madridista ante el título”. “O es la costumbre –que debe ser eso– o es la sosería del encuentro concluido, que no se ha despegado de los jugadores ni con el jabón de la ducha”, empieza la reseña del postpartido en un vestuario donde nadie da saltos de alegría. “La cara de Isidro llega al suelo. ‘No, si estoy contentísimo. Uno de la cantera, como yo, que consigue el título a la primera oportunidad’”. Santillana le echa la culpa al relax derivado de saber que el título estaba en el zurrón por la derrota del Barça en Gijón, “pero es lógico, porque la tensión de todo el año ha sido enorme”. Juanito abunda: “Lo siento por el público, que no ha disfrutado de buen fútbol, pero es que nos hemos relajado al conocer la derrota del Barcelona”. Stielike se afeita “con cuchilla”. Pirri se queja de los “cuatro jeringazos de novocaína” que ha necesitado para jugar por un esguince de cuello que se ha hecho jugando al tenis. Una bacanal.

Esta es la historia. La Liga en el imaginario madridista es metadona para las épocas de síndrome de abstinencia europeo. Para jugadores y para aficionados. Quienes no vimos levantar una Copa de Europa al Madrid hasta nuestra edad adulta y vivimos nuestro madridismo como una larga espera, a menudo sin esperanza, pero siempre con fe, lo sabemos bien. Reconocer los hechos es el único punto de partida eficaz para enfrentarse a la fatalidad. Yo, con la edad, sigo velando las noches europeas con la misma excitación que en aquellos largos años sin finales, pero cada vez disfruto más de la letra minúscula de los domingos, del mismo modo que un buen aficionado taurino aprende con los años que la grandeza no está solo en las faenas memorables sino también en la lidia oscura que no se presta al lucimiento. La Liga es esa parte de la vida futbolística que no se puede eludir, que te persigue porque hay que disputarla, a diferencia de los torneos eliminatorios, aunque la hayas perdido. El Madrid este año se ha puesto a sí mismo en una de esas coyunturas extremas que desafían su veta épica y salvaje: se lo juega todo a una carta contra un PSG engallado. Aquí les esperamos. Pero en un juego tan poco amigo de la banalidad como el fútbol, todos deberíamos entender que la grandeza estriba tanto en esa cita de ojos inyectados en sangre como en combatir de pie hasta la última jornada una liga perdida. Puede que sin esperanza, pero nunca sin fe. Regaladnos, al menos, el temblor del enemigo.

Número Uno

El mayor de los Faerna es historiador del arte y editor, ocupaciones con las que inauguró la inclinación de esta generación de la familia por las actividades elegantes y poco productivas. Para cargar la suerte, también practica el periodismo especialista en diseño y arquitectura. Su verdadera vocación es la de lateral derecho box to box, que dicen los británicos, pero solo la ejerce en sueños.

15 comentarios en: ¿No es club para Ligas?

  1. Gran artículo, Don José María. Una perspectiva muy interesante sobre la idiosincrasia del Madrid. Explica muchas cosas. Y, como señala al final, no es óbice para intentar cambiar la tendencia y disputar también los fines de semana de liga. Gloriosas las dos últimas frases, por cierto.
    Un saludo a todos, galernautas

  2. Algo parecido, desde el punto de vista de los jugadores, contaba Míchel cuando el Madrid de la Quinta ganó la liga del 89 o el 90. Se ganó fuera del Bernabéu, y cuando volvieron a Madrid, cada uno se fue a su casa. El "cabezón" Ruggeri preguntó muy sorprendido que si nadie pensaba ir a celebrarla y le dijeron que no, que no era "la costumbre" celebrar la liga.

    Parece ser que épocas de dominio liguero que no se culminan con título europeo, se quedan con esa "espinita" (o "espinaza") clavada.

    Un saludo. 🙂

  3. En mi opinión y desde hace unos años ya, este es un equipo de esfuerzos cortos e intensos, pero reacio al esfuerzo diario y continuado. Es por eso que en los últimos tiempos se hayan ganado más copas de Europa que ligas.
    Si tenemos en cuenta que, en el actual formato de la copa de Europa, con cuatro o cinco partidos jugados a tope y una pizca de suerte eres campeón y que en esta competición es donde , para un profesional de élite, se encuentran la fama y el dinero de verdad ,es sencillo y cómodo dejarse ir en las competiciones locales.
    Tampoco es una cosa nueva esta disposición, muchas de las copas de Europa ganadas en tiempos de D. Alfredo se ganaron desde la condición de campeones continentales del año anterior, no como campeón de la liga española. De la copa, del Generalísimo antes y del Rey después, no merece la pena ni hablar. Ganar eso nunca fue propio del Madrid.
    Como bien dice el articulo, la liga es el pan con chorizo de los tiempos en los que no se podía aspirar a jamón de jabugo. La década de los 70 e incluso la quinta del buitre fueron pródigas en ligas, pero aquellos equipos solo eran buenos para andar por casa. En Europa siempre les faltó algo, calidad o carácter, para ser grandes.

    1. Buenas noches, ¿que la Quinta del Buitre tenía equipo solamente para andar por casa? Ese equipo ganó dos UEFAS del modelo antiguo, mucho más potente que el actual, lo jugaban los 2°, 3°, 4° de las ligas más fuertes, que entonces eran más y más equilbradas. La Recopa, en teoría la segunda más importante, en realidad era muy inferior a la UEFA (a veces la jugaban equipos de segunda división). Con este formato vean qué equipos formarían la UEFA actual.
      Por otra parte en la Copa de Europa llegaba a semifinales, sin liguilla y con solo dos extranjeros, no 20 como ahora. Y la de 1987-88 debió caer de nuestro lado por todo. Y nos tocó un equipo que, para mí, ha sido el más perfecto que jamás he visto en un terreno: el Milán de Sacchi. ¿Creen que Induráin habría ganado los 5 Tour si hubiese coincido en competición con Eddy Merck? Eso pasó.
      Aquel Milán tácticamente invencible, tanto que modificaron la ley del fuera de juego. Maldini (el mejor lateral izquierdo de la historia, muy técnico, insuperable), Baresi (un mariscal), Gullit, Rijkaard, Van Basten... enfín.
      No, no es justo decir que era un equipo para andar por casa. Es más, ese Milán hoy sería el puto jefe de todo (que se lo digan al Barsa, ese 4-0 en Atenas, y con un Milán de Campello bastante inferior).

      1. Desde mi punto de vista, la quinta del buitre era un buen equipo de andar por casa y poco más. Las uefas que se ganaron, se ganaron con equipos mezcla de la emergente quinta, todo calidad pero muy escasa de carácter y de veteranos con carácter demostrado pero sin una calidad sobresaliente. De aquella mezcla salió un buen equipo. Cuando esos veteranos dejaron sólos a la quinta pura y dura, todo fue un querer y no poder.

        1. Elija a dos extranjeros de la actual plantilla y el resto fuera. Complete con nacionales. Eso para homogeneizar plantillas.Pero sin contar con eso, veamos:
          Buyo o Navas, Chendo o Carvajal, Varane o Sanchís, Ramos o Tendillo - Maceda, Camacho o Marcelo. La media: Michel, Gordillo, Martín Vázquez, Schuster (o Jankovic, o Gallego, o Valdano), frente a Casemiro, Kroos, Modric, Bale. Delantera: Butragueño, Hugo Sánchez frente a Benzema y CR7.
          ¿Qué 11 elegiría?
          Yo:
          Buyo, Chendo, Sanchís, Maceda, Camacho (Marcelo es una caricatura como defensa), Míchel, Schuster, Modric, Martín Vázquez, Hugo Sánchez, Ronaldo.

          1. Servidor y estando todos en su mejor momento de forma : Buyo, Chendo, Varane, Ramos, Camacho o Gordillo. Casemiro, Kroos, Modric , Bale. Hugo y Cristiano.
            Schuster probablemente haya sido el mejor centrocampista que han visto mis ojos, pero cuando vino al Madrid ya era un jugador menor, después de lesiones y el año que estuvo apartado por el Barça. Michel, Martín vazquez y Butragueño tuvieron mucha fama, también calidad pero muy poquito fisico y caracter menos aún.

        2. La quinta del buitre eran 5 jugadores, no 11, por lo que todo lo que se diga es, simplemente, indemostrable. Yo creo que se echaron a perder, y dejaron de ser aquello a lo que apuntaban. Por eso me hice de Raúl, que con menos calidad que ellos, tenía un hambre voraz, y llegó mucho más lejos que ellos.

  4. Tarde o temprano el farsa nos superará en ligas, como ha ocurrido en muchos paises donde el "pujante" supera al "clásico" (el united al liverpool en Inglaterra por ej.) Al menos confío en que no sucederá en Europa. Veremos!

  5. Wing, tus comentarios son como los de un amigo mío al que quiero mucho pero que, como tú, tiene una idea de fútbol enormemente limitada.

  6. El objetivo del Barcelona es superar en ligas a su cáncer: Real Madrid. El Real Madrid no es el Real Madrid de antes. La realidad es ésa. Ha perdido el orgullo, acabar el partido extasiado, el ponerse el mono de trabajo cuando es el momento y el traje elegante cuando es el toca. No, lo otro fue la etapa gloriosa, no solamente por los títulos sino por la filosofía del club.
    Ahora la filosofía la marcan los jugadores, ellos dirigen de facto el club, y cuando esto no ocurre empiezan los problemas.
    Y otra diferencia es la directiva. La nuestra es una puta mierda en la defensa de nuestros intereses, me revienta ver a Floper sonreír y tragar o escuchar al bienqueda bueno para nada de Butragueño. Miren el Barsa, cada error arbitral que sufren al día siguiente sale el presidente de los árbitros pidiendo perdón y dando un toque público a los árbitros. Y Gaspart, odiar del Madrid, durmiendo en la federación. Joder, si hasta Lluís Bassat dijo en Marca digital que se alivió de no ganar las elecciones a presidente del Barsa para no tratar con gente tan indeseable...Contó que le visitó un pez muy poderoso de la directiva para convercerle de que no se presentase porque no sabía, por ejemplo, "cómo comprar a un árbitro". Aquello los medios los silenciaron y hoy no lo encuentran en internet. Es todo, todo, el reportaje "Real Madrid, la leyenda negra de la gloria blanca", difamando de nosotros y los "hijos de...." de nuestra directiva silenciada, dando por veraz toda la basura que nos echaban. En esto somos como España, la leyenda negra la conduce a sentir vergüenza de nuestros ancestros y a la muerte moral, nosotros algo parecido...al tiempo.

  7. Don José Luis, ha dado usted en el clavo. De esos polvos, estos lodos.
    Esa filosofía bienquedista y buenista se ha instalado en la directiva del jubilado de ACS (siempre la estuvo), en la afición que se siente culpable e incluso vergonzosa por ser del Madrid y esa filosofía ha calado en el césped, siendo un club dirigido por jugadores "mercenarios" asalariados con mejor o peor voluntad pero con nula integración real en el Club.
    En baloncesto, donde el sátrapa no se entromete, las cosas y la imagen son muy diferentes, se juegue bien, mal o regular, nunca se hace el ridículo y con un presupuesto limitado hay que sudar sangre para ganarnos, sin grandes estrellas. Por qué en fútbol no pasa eso? En el palco está la respuesta, en su cobardía e intereses privados antepuestos al Club.

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