Trascurrido el primer bloque de la temporada, los tres partidos de Liga antes del parón de selecciones de septiembre, podemos constatar que algunas cosas siguen igual por el Bernabéu. Una de ellas, quizá la más llamativa o flagrante, es la situación de Vinícius. Porque, no nos engañemos, si el brasileño padece de una suerte de barra libre de la crítica, además de una persecución enfermiza en algunos campos, se debe, en gran medida, a que el cuestionamiento parte de su propia casa.
Analizando las reacciones y opiniones del respetable madridista, podemos encontrar tres tipos de aficionados según su juicio a Vinícius. Por un lado está el entusiasta defensor, aquel que ama su juego y justifica sus aspavientos. En otro grupo se sitúan los admiradores racionales (si este término cabe todavía en el fútbol), que reconociendo y celebrando sus facultades, no dejan de censurar algunos de sus comportamientos. Se reconoce rápido: es el tipo que aplaude cuando Vini golea o hace una gran jugada mientras deja caer un “así, sí”. Y, por último, tenemos a los de la guadaña en cada esquina, a las viejas emboscadas, que llamaremos quintacolumnistas del Bernabéu.
El término, como saben, se atribuye a una supuesta manifestación del general Mola en la que anunció que, además de las cuatro columnas dispuestas por el bando nacional para el asalto a Madrid, existía una quinta que facilitaría su entrada y victoria. Una declaración o rumor fatal para muchos sospechosos de derechistas o no suficientemente impetuosos con la República, pues las denuncias de sus propios vecinos, compañeros, amigos, e incluso familiares, los condenaron a las mayores indecencias vestidas de ‘justicia del pueblo’: las torturas y los paseos.
Si el brasileño padece de una suerte de barra libre de la crítica, además de una persecución enfermiza en algunos campos, se debe, en gran medida, a que el cuestionamiento parte de su propia casa
En la jugada del segundo gol ante el Mallorca, desde que Vinícius agarró la pelota, una parte lo suficientemente sonora del Bernabéu comenzó a hacer de sus dudas un rumor de fondo, cuando no directamente insultos, al ver que el delantero avanzaba sin pasarla. No esperaron al desenlace de la jugada, sino que sin juicio y desde dentro, como perfectos quintacolumnistas, ya se encargan ellos de lanzar piedras contra su propio jugador. Sobra decir, por supuesto, que cuando todo se resolvió en un golazo no desdeñaron el aplauso e incluso algún piropo, no vaya a ser que algún vecino de asiento señalara sus pecados.
Por lo demás, en la competición doméstica siguen vigentes los vicios negreiros. Los tres goles anulados al Madrid contra el equipo bermellón afianzan la idea de que o el fútbol ha cambiado definitivamente (y no precisamente a mejor), o los indicios de perjuicio constante al Madrid ya pueden considerarse como pruebas. O nos creemos que dos muñecos colocados por quién sabe quién muestran un fuera de juego por el pelo de un calvo y que las manos pegadas al cuerpo ahora son punibles, o esto es para comenzar a levantar la voz seriamente antes de que el escándalo sea irreparable. Las palabras de Butragueño tras el partido dejan una pista del sentir del club: “Las decisiones que se han tomado nos generan muchas dudas”. O lo que es lo mismo, empiezan a hartarse. Veremos.
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Primero ,fui socio hasta el 2000 ,dejé de serlo por los personajes tan hediondos que encontraba en asientos vecinos ,gente que se encontraba mejor encontrando pegas a los jugadores ,cuando no insultandolos directamente ,el tiempo idealiza todo pero no eran solo Michel ,o Martín Vázquez y Gutiérrez,recuerdo a un mentecato que tenía detrás que feministas el apellido de Redondo ,la Redonda le llamaba el genio del humor ,le requeri que se lo dijese en la calle y lo de siempre ,está gente es cagona en la vida real y se sienten más denigrando jugadores del Real Madrid, me aburre tener que seguir ,pero esas actitudes fueron las que me quitaron el interés de ir al campo ,en casa no encontraré estos cretinos ,de cuyo madridismo dudo y no poco
Podríamos preguntar ¿Y que se puede hacer? Denunciar, denunciar y denunciar ante todos los organismos que admitan las denuncias. En el caso de Vinicius lo mismo, él que se limite a meter goles y a estudiar estoicismo y la entidad a denunciar todos los casos de racismo que aparecen, tanto en campos como en comentarios.
Y entre esos quintacolumnistas parece que se encuentra algún compañero, leáse Carvajal, que soltó alguna perla sobre él en sus nuevamente "lúcidas" declaraciones durante su convocatoria para la Selección española
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Por desgracia, en el asunto Vinicius, el relato del antimadridismo, va calando también entre algunos madridistas, como pasaba con los Juanito, Hierro, Benzema (en sus primeros años), Gareth Bale y tantos otros. Hay madridistas que compran el relato y lo difunden. Esos que Mourinho llamaba con gran acierto "pseudo madridistas". No distinguen el amigo del enemigo.
Depende de la crítica, a mí Bale lo de hablar o no español me la traía al pairo, luego se lesionaba mucho (no quiero decir que fuera por culpa suya) y los últimos años fueron muy malos, luego lo de la pancarta (Gales, golf, Madrid in that order) debería de haber dado explicaciones aunque la pancarta no saliera de él.
De Benzema los primeros años me sacaba de quicio su indolencia, nada que ver con sus últimos años.
Y de Mourinho que decir, el era el primer falso madridista.
Pues, si opinas eso de Mourinho, entonces ya se ve del pié que cojas.
Con Vinicius hay que ir a muerte en todo el asunto de los insultos (racistas o no racistas) a su persona porque él ha escogido defenderse, y por eso merece en ese sentido todos mis respetos, la mayoría de futbolistas pasan del tema de insultos a su persona (y están en su derecho) pero Vinicius no y tiene todo el derecho a responder.
No se engañen, a Vinicius, los ataques le vienen por ser muy bueno y del Real Madrid.
Todo lo demás es accesorio, con el agravante q él , a veces se calienta tiene el derecho a protestar.