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Florentino, Laso y Zidane, los líderes de Toynbee

Florentino, Laso y Zidane, los líderes de Toynbee

Escrito por: Federico Garcia "Lurker"3 octubre, 2019
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Algunas personas tiene el don de la concisión: son capaces de expresar las ideas con pocas palabras sin merma de la claridad. Dios les bendiga, por el tiempo que nos ahorran. Arnold J. Toynbee no era uno de ellos: le dio por estudiar la Historia y cuando decidió que ya la conocía suficientemente, reunió sus conclusiones en una obra a la que puso el imaginativo título de “A Study of History” y que apenas ocupa doce tomos, lo que deben de ser como seis o siete mil páginas. No salgan corriendo a comprar su ejemplar, que hay para todos.

Uno pensaría que la venta de un producto así estaría restringida a bibliotecas, instituciones académicas y ricos pretenciosos que buscasen decorar el salón de su casa con los lomos de tal estudio, situados estratégicamente junto a los de la enciclopedia británica. Pues se ve que la generación de nuestros abuelos era más dura que la nuestra, porque Toynbee vendió cientos de miles de ejemplares (ya fuera en la versión completa o en la abreviada), lo que indica que acaso la obra tenga un cierto atractivo.

Por lo que a mí respecta, el interés del estudio de Toynbee estriba en su utilidad para interpretar el pasado y el presente del Real Madrid. Quizá también el futuro.

el interés del estudio de Toynbee estriba en su utilidad para interpretar el pasado y el presente del Real Madrid. Quizá también el futuro.

Defiende el señor Toynbee que una civilización surge cuando un grupo humano sin una historia previa se enfrenta a un problema y consigue darle una respuesta creativa. Ese modelo esquemático explica tanto el nacimiento de la civilización sumeria, la china o la maya como el del propio Real Madrid: cuando un pequeño grupo encabezado por Julián Palacios y los hermanos Padrós funda el club está dando una respuesta creativa ante la situación novedosa que supone el inusitado interés que suscita ese deporte recién llegado de Inglaterra.

Arnold J. Toynbee

Pero una civilización no crece si no es a base de superar un reto tras otro, en un ciclo interminable de desafíos y respuestas (no lo digo yo, es Toynbee quien lo escribe en su mamotreto), y si no es capaz de hacerlo, se estanca y acaba por desaparecer. Así, el club inscrito en el año 1902 no era más que un germen, apenas un brote, que debería superar muchas pruebas para convertirse en lo que ha llegado a ser.

Señala el erudito inglés que el crecimiento de una civilización requiere sucesivas respuestas, siempre creativas, por parte de algunos grupos de personas, a los nuevos problemas que van apareciendo, y esas personas no pueden ser las mismas que dieron réplica a los retos que se habían planteado previamente, sino una nueva minoría innovadora, que no sigue el camino usual, sino que abre nuevas vías. Es inevitable acudir a la figura de Santiago Bernabéu, que en unos tiempos duros, pobres y de horizontes chatos, rompió los esquemas en que se movía su equipo (y los demás), y con osadía de visionario construyó un estadio para el futuro y se embarcó en una competición europea, fuera de los reducidos moldes locales, al tiempo que trajo al equipo a los mejores futbolistas de la época, vinieran de Argentina, de Francia o de donde quiera que vinieran. De esa manera, afrontando un reto tras otro (antes incluso de que se planteara el desafío) proyecta al club hacia un futuro que el propio equipo va construyendo.

Señala el erudito inglés que el crecimiento de una civilización requiere sucesivas respuestas, siempre creativas, por parte de algunos grupos de personas, a los nuevos problemas que van apareciendo

De acuerdo con el paradigma de Toynbee, no es un hombre, sino una minoría audaz y creativa, la que lidera el avance de una civilización, y así, en el caso del Real Madrid no es únicamente el mítico Bernabéu el responsable del desarrollo, sino que lo acompaña una serie de personas llenas de iniciativa y decisión: Alfredo Di Stéfano, el futbolista total, que cambia la manera de jugar y entender este deporte, Raimundo Saporta, siempre al lado de don Santiago, y que diseña y construye una nueva sección, la de básquet, con la que llega incluso a traspasar el telón de acero (por entonces, casi infranqueable), Pedro Ferrándiz, que busca en las universidades americanas el talento que revoluciona el baloncesto aquí, y algunos otros.

Santiago Bernabéu

Cuando falta una minoría creativa que dé nuevas respuestas a las cuestiones nuevas, la civilización se estanca y acaba por desaparecer, después de un tiempo más o menos largo (Toynbee habla de “los tiempos revueltos” y “el interregno”, en que los pueblos andan desorientados y perdidos – “volkerwanderung” es el impresionante término con que lo designa). Ese riesgo se cierne siempre sobre el Real Madrid, como sobre toda gran civilización. Por eso es vital la aparición de minorías renovadas que sigan impulsando el avance y eviten el colapso. No es sencillo reconocer en el momento si ese pelotón spengleriano es el que está guiando la empresa o no, porque no vale la repetición de los esquemas anteriores; de hecho, Toynbee señala el peligro de idolatrar aquello que fue clave en una etapa anterior y es un estorbo en la siguiente, pero de la que cuesta desprenderse. Ese pecado lo hemos cometido muchas veces (y lo hemos pagado caro, podríamos hablar del síndrome de “¡con lo que nos han dado!”) y es un riesgo que siempre corremos, pero del que tenemos que escapar, so pena de que se agoste la creatividad y nos extingamos.

Toynbee señala el peligro de idolatrar aquello que fue clave en una etapa anterior y es un estorbo en la siguiente, pero de la que cuesta desprenderse.

¿Es Florentino el líder de la actual minoría creativa o sólo es un espejismo? ¿Son Laso, Zidane y otros los miembros de ese grupúsculo creativo que mantiene la civilización en marcha y aleja el fantasma de su desaparición? Es imposible saberlo hoy, pero algunas señales invitan al optimismo: la apuesta por prácticas novedosas (hace años, la contratación de primeras figuras; ahora, la de jóvenes brillantes; la importancia de una gestión económica eficaz; la concepción del juego alegre frente a un baloncesto control dominante; la dirección incalificable de un vestuario lleno de talento y de dinamita). El tiempo lo dirá. Si tiene razón Toynbee, nuestra supervivencia depende de la aparición sucesiva de pequeños grupos que sepan enfrentarse con éxito a los problemas que vayan apareciendo y sean capaces de darles respuestas creativas.

Como comprenderán, en varios miles de páginas hay mucho más que lo mencionado en estas líneas y podría interpretarse en clave madridista con toda probabilidad. Pero con lo escrito ya he dado motivos sobrados para la crítica, creo yo, así que mejor lo dejo aquí. Si está en su mano, hagan lo posible por formar parte de esa minoría creativa que mantiene viva y pujante la civilización madridista; y si no está a su alcance ejercer ese liderazgo, no sufran: siempre nos queda el papel (secundario, pero importante) de acompañar a esa minoría siguiendo el camino que marcan (Toynbee habla de “mímesis”, ¡será pedante el tío!).

 

 

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Yo en el siglo me llamaba Dionisio, como todo el mundo. Fue al abrazar la fe madridista y profesar en la orden de los hermanos galernautas, cuando adopté el nombre de Federico García Lurker. Me gusta ver el fútbol en el bar. Sobre todo, los días de partido.

5 comentarios en: Florentino, Laso y Zidane, los líderes de Toynbee

  1. A veces me da vértigo (no sé por qué, porque yo no lo veré) pensar que, probablemente el Real Madrid y el fútbol mismo dejarán de existir en los próximos siglos. No hay razón para pensar que inventos del siglo XX pervivan 500 años después.

  2. Siguiendo el razonamiento del Sr. Toynbee, Zidane no debería haber vuelto.
    Gestionó perfectamente y llevó a la más alta cota un vestuario de estrellas futbolísticas (es decir de egos desmesurados) durante sus primera fase. Por lo que en esos dos años y medio, no se puede objetar en conta de que fuera la persona adecuada.
    Pero en ese mismo tiempo el equipo no realizó ningún cambio en el núcleo de la plantilla. Al final de su estancia en el banquillo, se notaba cierta necesidad acuciante de recambio en el seno del equipo, que quedo más que demostrada en la pasada temporada. Al ser un problema diferente, siguiendo el argumento Toynbee, debe ser realizado por una persona diferente.

  3. No sé qué opinará Elvira Roca Barea de la Historia descrita por este caballero anglosajón, íntimamente ligado al Gobierno Británico...

  4. Mis aplausos al autor, un estupendo artículo. Desconocía el grado de paralelismo de Toynbee y "A Study of History" con el madridismo. Duele ver que parece inevitable desprenderse de aquello que fue clave en una época anterior, pero que resulta un lastre en la presente. Toca reconstruir, renovar, reiniciar, cambiarlo todo para seguir en lo más alto, a la manera de Lampedusa: "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie".

    Reitero mi felicitación al autor, La Galerna en estado puro.

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